Debido a mi traumática relación con los siervos de Dios durante la infancia y la adolescencia, he procurado el resto de mi vida no tener el menor contacto.
Debido a mi traumática relación con el gremio de los modélicos
siervos de Dios durante la infancia y la adolescencia en un internado
religioso, he procurado el resto de mi vida no tener el menor contacto
con ellos, aunque eso no evite una alergia a perpetuidad ante todo lo
que son y lo que representan.
Imagino, ateniéndome a mi resentido sentimiento, lo que debe ocurrir en el ánimo a los supervivientes del Holocausto cada vez que ven o escuchan algo relacionado con el nazismo. Por ello, me resulta profundamente antipático, o ajeno en el mejor de los casos, siempre desprendiendo olor a naftalina, todo lo que se refiera a la Iglesia católica (en general, a todas las iglesias), pero supongo que su trascendencia en la vida de la mayoría de la gente es enorme, ya que todas las noticias del sufrido mundo llevan una semana concentradas en quién va a ocupar el trono del imperio de Dios en la tierra.
En vista del infatigable machaqueo de los medios de comunicación sobre el tema, deduzco que el número de agnósticos, ateos, o indiferentes ante los designios del Altísimo, debe de ser ínfimo.
Y, por supuesto, importa mucho más la identidad del nuevo Papa que el estrangulamiento económico que está padeciendo la mayoría del personal por culpa de Satanás.
Dios se encargará de arreglar el problema.
Cuentan de su Santidad, (que está a punto de meterse un humano hostión nada más comenzar su divino reinado), que ha leído a Borges (es encomiable que además de poder citar de memoria los textos sagrados, el boss de la Iglesia sepa apreciar la mejor literatura pagana), viajaba en metro, lavaba los pies de los presos (no pillo el lado piadoso de ese fetichismo), que es liberal para ciertas cosas y ortodoxo en las de siempre. Pero lo que más me conmueve es el testimonio de un antiguo amor
. Cuenta esta que tenían ambos 12 años y él le propuso casarse, añadiendo que le regalaría una casita cuando esto ocurriera. Si no aceptaba su oferta, se haría cura.
La negativa de esa cría puede haber condicionado la marcha del universo.
Le pide Bergoglio a sus huestes que combatan la tristeza y el pesimismo que crea el diablo y transmitan su sabiduría a los jóvenes.
Pobre Lucifer. Con la cantidad de hijoputas terrenales que han provocado esa tristeza y pesimismo y le cargan el muerto a él.
Sin comentarios por mi parte sobre la sabiduría curil.
Imagino, ateniéndome a mi resentido sentimiento, lo que debe ocurrir en el ánimo a los supervivientes del Holocausto cada vez que ven o escuchan algo relacionado con el nazismo. Por ello, me resulta profundamente antipático, o ajeno en el mejor de los casos, siempre desprendiendo olor a naftalina, todo lo que se refiera a la Iglesia católica (en general, a todas las iglesias), pero supongo que su trascendencia en la vida de la mayoría de la gente es enorme, ya que todas las noticias del sufrido mundo llevan una semana concentradas en quién va a ocupar el trono del imperio de Dios en la tierra.
En vista del infatigable machaqueo de los medios de comunicación sobre el tema, deduzco que el número de agnósticos, ateos, o indiferentes ante los designios del Altísimo, debe de ser ínfimo.
Y, por supuesto, importa mucho más la identidad del nuevo Papa que el estrangulamiento económico que está padeciendo la mayoría del personal por culpa de Satanás.
Dios se encargará de arreglar el problema.
Cuentan de su Santidad, (que está a punto de meterse un humano hostión nada más comenzar su divino reinado), que ha leído a Borges (es encomiable que además de poder citar de memoria los textos sagrados, el boss de la Iglesia sepa apreciar la mejor literatura pagana), viajaba en metro, lavaba los pies de los presos (no pillo el lado piadoso de ese fetichismo), que es liberal para ciertas cosas y ortodoxo en las de siempre. Pero lo que más me conmueve es el testimonio de un antiguo amor
. Cuenta esta que tenían ambos 12 años y él le propuso casarse, añadiendo que le regalaría una casita cuando esto ocurriera. Si no aceptaba su oferta, se haría cura.
La negativa de esa cría puede haber condicionado la marcha del universo.
Le pide Bergoglio a sus huestes que combatan la tristeza y el pesimismo que crea el diablo y transmitan su sabiduría a los jóvenes.
Pobre Lucifer. Con la cantidad de hijoputas terrenales que han provocado esa tristeza y pesimismo y le cargan el muerto a él.
Sin comentarios por mi parte sobre la sabiduría curil.