Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

5 feb 2013

Hallado un millonario irlandés tras ocho meses desaparecido

Kevin McGeever llevaba escrito en su cara la palabra "ladrón". Su secuestro está lleno de incógnitas.

Kevin McGeever. / YOUTUBE
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Un hombre desorientado, malnutrido, descalzo y con la palabra “ladrón” escrita sobre su frente aparecía hace ya casi una semana en una carretera secundaria en el condado de Leitrim, en Irlanda.
 Se cubría con un plástico y su única posesión era un teléfono móvil, que sostenía con sus manos sucias y sus uñas desmedidamente largas.
 La mujer que lo encontró y lo llevó en su coche hasta una comisaría cercana pensaba que se trataba de un anciano con alzheimer que se había perdido.
 Pero tanto ella como el resto del país se llevaron una sorpresa monumental al descubrir que ese hombre era el multimillonario Kevin McGeever, un promotor inmobiliario de 68 años desaparecido el pasado mayo, como él mismo le dijo a la policía una vez en comisaría
. Pero hasta ahí llega su propio relato.
Una semana después de su aparición, quién secuestró a McGeever, las razones sobre su secuestro y el lugar en el que ha permanecido cautivo hasta que una furgoneta con tres hombres encapuchados le dejó tirado en medio de aquella carretera sigue siendo un misterio que no hace más que alimentar la adicción de la prensa británica por la especulación.
 Oficialmente la policía ha dicho que el estado físico y mental de McGeever, que acumuló una fortuna durante los años del boom inmobiliario que vivió Irlanda y que también se dedicó a la venta de viviendas de lujo en Dubai hasta que le frenó la crisis de 2008, impide aún tener una idea clara de lo que le ocurrió.
 No parece ser capaz de dar un relato coherente sobre sus últimos ocho meses de vida, de los que se recupera en un hospital en la ciudad de Mullingar.
Lejos quedan para él los tiempos en que se paseaba en Porsche, en Ferrari, en Mercedes y en helicóptero, sobre el que llegó a inscribir las iniciales de una de sus empresas, KMM, a través de la que vendía propiedades de lujo en Dubai a ricos británicos e irlandeses y que hoy está siendo investigada por las autoridades judiciales, (algo que ya no sorprende tras destaparse múltiples desfalcos de constructoras e inmobiliarias a lo largo y ancho del planeta).
Según la televisión pública irlandesa RTE él mismo ha dicho que una banda de encapuchados le secuestró el 27 de mayo a punta de pistola y pidió un rescate por su vida, pero él asegura no saber si se llegó a pagar. Despareció mientras estaba en el jardín de su mansión, bautizada por el vecindario como Nirvana, debido a su extravagante exuberancia, poco habitual en la Irlanda rural.
 Valorada en tres millones de euros y cercana a la ciudad de Galway, era, según los vecinos consultados por The Guardian "una de esas mansiones con las puertas siempre cerradas.
Ninguno de nosotros sabía quién era McGeever hasta esta semana porque nunca lo habíamos visto".
A partir de aquí, las informaciones difieren: según el tabloide Daily Mail, McGeever habría dicho que sus secuestradores eran rusos y también miembros del grupo terrorista IRA, y que su cautiverio lo pasó dentro de un container, donde comía un sándwich al día y donde fue torturado a diario
. Les debía dinero y por eso fue secuestrado
. Sin embargo, es el único medio que se atreve a dar semejantes explicaciones sobre los responsables de su secuestro.
 El resto de la prensa, desde The Irish Times a la BBC, pasando por The Independent, se remiten a las declaraciones de la policía, que aún no ha dado ninguna explicación oficial sobre la suerte que ha corrido McGeever durante los pasados meses.
 Sin duda, el caso está lleno de interrogantes, entre ellos, ¿por qué su pareja, Siobhan O'Callahan no denunció la desaparición del multimillonario hasta un mes después de haberse producido? ¿Se ha pagado un rescate para dejarlo en libertad?
Y sobre todo: ¿quién le secuestró y por qué?

 

Hollywood se prepara para los Oscar

Los nominados a los premios de la Academia se reúnen para almorzar, hablar de sus pronósticos y de cómo se preparan para el gran día.

La ya tradicional foto de los nominados a los Oscar. / AFP

El tradicional almuerzo organizado por la Academia de Hollywood reunió ayer madrugada en España- a los nominados al Oscar tres semanas antes de la gran ceremonia del cine, un evento que sigue siendo "importante" incluso para los más experimentados, como Robert De Niro, y que hace que novatos, como Quvenzhané Wallis, se sientan en un cuento de hadas.
"Sigue siendo importante", admitió con su clásico laconismo el veterano intérprete, casi cuatro décadas después de haber conseguido su primera candidatura por The Godfather Part II (El Padrino II).  Ahora aspira a lograr su tercera estatuilla dorada, como mejor actor de reparto por Silver Linings Playbook (El lado bueno de las cosas). "Quería trabajar con (el director) David O. Russell y dije que sí sin pensarlo en cuanto hubo ocasión", reconoció.
Con los ojos repletos de ilusión y también algo temerosos apareció Wallis, quien a sus nueve años es la más joven de la historia en ser nominada al Oscar como mejor actriz principal, por su trabajo en "Beasts of the Southern Wild" (Bestias del sur salvaje). "Estoy contenta, entusiasmada por estar aquí.
 Aunque nunca piensas que algo así vaya a suceder a mi edad", dijo la intérprete desde un atril, subida a una plataforma para poder alcanzar al micrófono, ante el centenar de periodistas que se reunieron en una de las salas del hotel Beverly Hilton, donde tuvo lugar el convite.
La pequeña explicó que sus amigos, para evitar la dificultad de pronunciar su nombre, la llamen simplemente "Kiu". Entre las tablas de uno y la ilusión de la debutante se enmarcan toda clase de emociones, desde las ganas de recorrer la alfombra roja el próximo día 24 en el Teatro Dolby de Hollywood, como admitieron las actrices Jessica Chastain y Jennifer Lawrence, hasta la incredulidad de estar viviendo un momento así, según confesó Ben Affleck
. "Todas las mujeres sueñan con el vestido del día de su boda. Yo siempre he soñado con el que llevaría en los Oscar", comentó Chastain.
"Todo esto parece una carrera, pero yo siento que ya he ganado.
 No quiero descuidar esta sensación. Es importante saborearlo", añadió. Lawrence, su gran rival como mejor actriz, bromeó diciendo que ella llevará sus pantalones de ir a correr, como los que luce en Silver Linings Playbook mientras acosa al personaje de Bradley Cooper.
La actriz se sube al tren de quienes apuestan por disfrutar de la gala sin importar el resultado.
 "Me emborracharé y que me lleven después a la fiesta de Vanity Fair, declaró entre risas.
Ninguna de ellas ha decidido aún qué vestido lucirán el día. Es el caso también de Anne Hathaway, la gran favorita al Oscar como mejor actriz de reparto por Les Misérables.
 "Estuve ocupada con el Super Bowl.
 No podía pensar en vestidos con toda esa comida deliciosa enfrente de mí", sostuvo con su magnética sonrisa, la misma que lucieron Ben Affleck y Bradley Cooper, dos de losgrandes galanes de Hollywood.
 Affleck habló sobre esa percepción existente de que su filme, Argo, está ganando enteros respecto a las posibilidades de cintas como Lincoln o Life of Pi (La vida de Pi), a pesar de que su nombre no figure entre los candidatos como mejor director.
"Los cálculos os los dejo a vosotros.
 Os aseguro que para mí es un honor increíble estar nominado como productor
. Hay nueve cintas nominadas y cualquiera puede ganar. No me preocupo de lo demás. He pasado muchos años viendo la gala desde casa", indicó con su carisma personal.
Affleck dedicó unas palabras también al mexicano José Antonio García, nominado en la categoría de mejor mezcla de sonido. "Gracias a él aprendí palabras nuevas como cabrón. Se pasó todo el rodaje llamándome así. Es un tipo alucinante y tengo una buena amistad con él", reveló.
Por su parte Cooper reconoció que su papel en Silver Linings Playbook puede cambiar su trayectoria en la industria. "Creo que no estuve aquí con The Hangover (Resacón en Las Vegas), así que puede ser", confesó el actor, quien irá con su madre al gran evento.
Ante los micrófonos de la Academia también comparecieron Amy Adams, Christoph Waltz -"le debo a Tarantino más de lo que me gustaría admitir", declaró-, Hugh Jackman, Sally Field, Tim Burton -con el brazo izquierdo en cabestrillo por una caída-, Jackie Weaver -radiante en tono coral a sus 65 años-, Denzel Washington -ardía en deseos de conocer a la pequeña Wallis, según comentó- y Naomi Watts.
La actriz se deshizo en elogios al hablar del director de The Impossile, el español Juan Antonio Bayona. "Tiene como objetivo plasmar la realidad. Lo que ves en la película es exactamente lo que le ocurrió a aquella familia
. A Juan le esperan cosas geniales por delante", afirmó.

 

Ningún hombre es una isla

La colusión de corrupción, crisis y extrema desigualdad puede hacerse estructural.

Hace unos meses, la organización no gubernamental Transparencia Internacional hizo público un estudio titulado Dinero, política y poder. Peligros de la corrupción en Europa, que alineaba en varios puntos a países como España, Grecia, Italia y Portugal.
De ellos se decía que eran casos claros de cómo la ineficacia, los abusos y la corrupción no están suficientemente controlados o sancionados; también consideraba que la relación entre la corrupción y la crisis económica debía dejar de ignorarse.
Los mismos cuatro países vuelven a estar unidos en la clasificación de campeones del desempleo que la semana pasada hizo pública Eurostat, la oficina de estadísticas de la Comisión Europea.
 En la misma había una novedad: por primera vez la tasa de paro griega (26,8%) fue superior en diciembre a la española (26,1%), en un entorno generalizado de caída del empleo en Europa.
No puede haber solo casualidad, sino algún tipo de relación entre los datos del paro y los de la corrupción, que deben analizar los científicos sociales.
 Se trata de lo que los economistas llaman “externalidades”: lo que hace una persona, o un grupo, puede beneficiar o dañar a los demás
. Como dice el poema, ningún hombre es una isla.
 Cuando quienes causan perjuicio a otros no tienen que asumir las consecuencias plenas de sus abusos logran un incentivo inadecuado.
 Las leyes y las instituciones están para proporcionar los incentivos correctos que eviten los daños a los demás, a sus propiedades, a su salud, su educación y a los bienes públicos (como la naturaleza) que disfrutan.
El problema surge cuando fallan las responsabilidades legales y las políticas.
Se trata sobre todo de estas últimas cuando quienes ostentan posiciones de poder dicen estar haciendo lo correcto y perseguir el interés general, aunque sus convicciones sean lo suficientemente maleables como para dejarse convencer por “intereses especiales”.
 Defienden teóricamente el interés general cuando en realidad apoyan numantinamente sus propios intereses.
El triángulo del descontento tiene ahora un tercer vértice, que es la extrema desigualdad en las sociedades. Cuando a la corrupción se le une la crisis económica y la desigualdad la situación se hace explosiva
. El aumento y distribución de las dificultades, después de cinco años, está teniendo consecuencias drásticas sobre el reparto de la renta y la riqueza
. Mientras que los indicadores básicos de desigualdad apenas han cambiado para el promedio de la Unión Europea desde 2007, España está sufriendo un aumento extraordinario de las diferencias económicas entre los hogares
. El nivel de concentración de las rentas de capital es de los mayores en la UE y hay una alta incidencia de las políticas de ajuste sobre todo en las rentas del trabajo de bajos salarios.
Según el catedrático de Economía de la Universidad Rey Juan Calos, Luis Ayala (Las consecuencias de la austeridad, EL PAÍS del 10 de mayo de 2012), hay tres características del caso español que lo hacen único: primera, que el mayor ajuste se está produciendo en las rentas de los hogares con menos recursos. Segunda, que los incrementos transitorios de la pobreza y la desigualdad tienden a convertirse en crónicos a largo plazo, si se tiene en cuenta lo que ha sucedido en anteriores fases recesivas en España.
 Y tercera, que frente al aserto habitual de que el bienestar social se recuperará si lo hacen la actividad económica y el empleo, los datos son contundentes: las estimaciones de la relación entre el ciclo económico y la pobreza muestran una acusada asimetría en la respuesta de esta a las recesiones y a las expansiones, siendo mucho más sensibles a las primeras.
 Por tanto, volver a altas tasas de crecimiento de la economía española no garantiza que los problemas de insuficiencia de ingresos de un segmento importante de la sociedad española vayan a reducirse drásticamente.
Evitar la consolidación de ese triángulo compuesto por crisis económica, corrupción (política y económica) y desigualdad (de oportunidades, rentas, patrimonios y resultados) es cada día más urgente para evitar las explosiones sociales
. Estas tres características negativas de la coyuntura pueden tener efectos intensos y duraderos sobre todo en las expectativas de las generaciones que se hallan actualmente en las fases especialmente vulnerables de su ciclo vital, y en particular sobre los jóvenes, convirtiéndose en estructurales.

 

Nuestro querido yo Vicente Verdú

No somos nada sin los demás.
 Somos buenos o malos, odiados o queridos, simpáticos o antipáticos gracias a los juicios emitidos por los otros.
Porque los otros, a fin de cuentas, en el balance definitivo, no son otra cosa que productores de la identidad de mi yo.
¿Cómo no sentir, pues, interés por lo que opinan, hacen, prefieren y desprecian los prójimos?
 El querer saber sobre los demás no es una forma de cotilleo, sino realmente una exploración básica y alimenticia sobre el ello freudiano en donde nos cotejamos y perfilamos como definidos personajes del ego.
 Este ego que resulta ser, en consecuencia, una producción de los egos interrelacionados de los demás puesto que no somos sino en comandita.
 No nos hallamos, pues, como tales sino en consecuencia social.
Durante unos 400 años o más la intimidad fue una completa quimera.
 Los habitantes de un domicilio dormían arracimados, padres e hijos, parientes y caminantes del lugar.
 La modernidad, que inauguró el sentido del ciudadano, individuo (indivisible), fue estableciendo una frontera entre el interior privado, reino del yo, y el espacio público, reino de todas las cosas.
La cosa pública pertenecía, en efecto, al teórico reino de la claridad mientras la intimidad se correspondía con las impenetrables sombras del hogar, desde el comedor a la alcoba.
Antes de este tiempo, los reyes y reinas se apareaban por primera vez ante una concurrencia de nobles, eclesiásticos o no, y morían, hasta los principios del siglo XX, en presencia de un coro de allegados y una algarabía de plañideras.
El sexo, tan taimado, se hizo público solo en el último tercio del siglo XX pero, a cambio, la muerte fue pasando a la clandestinidad de las herméticas residencias de ancianos, las celadas camas de los hospitales y los encastillados tanatorios del extrarradio.
 El deseo de saber sobre la vida de los otros fue circunscribiéndose, en el mejor de los casos, a los parientes y allegados. Pero ni eso.
 La intimidad alcanzó el valor de un tesoro máximo que no se podía revelar.
De ahí que, como marca la ley de la oferta y la demanda, creciera su valor mercantil y vivencial.
Viviendo como vivimos en enjambre, el secreto ha pasado a convertirse en el mayor caudal doméstico.
 Pero no saber de los otros y sus historias personales es igual a perder el sustento fundamental del propio yo.
 No se trata, pues, de perversión el interés por el secreto o los secretos existenciales de los demás sino la manifestación de un hambre biológica por llegar a ser yo.
 Una necesidad tan primaria, en suma, como la de existir identitariamente entre el embrollo de lo que somos y lo que no somos en contraste con los percances y el carácter de nuestro querido yo.