Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 ene 2013

Seguro que saben quién es la autora.

REDONDILLAS

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.


Sor Juana Inés de La Cruz

El triste (e irónico) desvarío de desamor de un cineasta


Fotograma de la película 'Mapa', de Elías León Siminiani.

Érase una vez un cortometrajista de reputada carrera, que entró en la vorágine de las series de televisión y acabó desnortado
. En lo profesional y en lo personal
. Érase una vez Elías León Siminiani (Santander, 1971), un cineasta que en 2008 empezó a grabar su vida —“como si el amor pudiese demostrarse a posteriori en vídeos”, dice con sorna su propia voz en off—, sus desvaríos de enamorado, que le llevaron a vagar durante meses por India, a dejar de lado la película, a retomarla y a acabar rematándola a inicios de septiembre de 2010. Mapa, que así se llama el documental autobiográfico, se estrena mañana en cines y es candidato al Goya en su categoría.
Y demuestra un humor socarrón y liberador en el alma de un tipo que en pantalla es capaz de llevarse la contraria con una voz que bautiza como el Otro.
“Todo lo que cuento es 100% real. Aunque ya me he alejado de mí mismo con este personaje... bueno, aún estoy luchando. Me ha ayudado el tiempo, porque han pasado cuatro años desde el inicio.
 Agradezco a las dos productoras que hayan apoyado durante este largo periodo el proyecto”.
 Su Siminiani de Mapa está más cerca de los personajes del actual boom del cómic autobiográfico que del Cercas más reelaborado de Soldados de Salamina.
“Pero el tono de Javier Cercas está muy presente, porque bebe del nuevo periodismo de los sesenta, que adopta diversos aspectos dramatúrgicos para ayudar a la narración”.
 El director saca a su exnovia, explica cómo se va a India tras el rastro de otra chica cuando una canción de Matthew Sweet, Walk out, le enciende el alma.
De paso, un poco de Wong Kar-Wai, de Truffaut, de Hitchcock...
 Referencias para la generación que nació a inicios de los setenta. “Son ganchos que lanzo al público. Porque lo que yo deseo es comunicarme con el espectador, que el filme sea entretenido”. ¿La mayor batalla de Mapa? “Saber dónde situarme”, dice, mencionando los trabajos de Cavalier, Marker o I’m still here, con Joaquin Phoenix.
 “Uno de los grandes peligros era encontrar la frontera entre lo público y lo privado
. La presencia del Otro desarticula los riesgos que se cruzaban en la historia”.
Mapa es, en el fondo, una comedia divertidísima porque todos nos podemos ver retratados en Siminiani, porque es humano enamorarte de alguien que ni es consciente de lo que ha provocado en tu interior. “Ainhoa, mi exnovia, mi amiga, ha sido cómplice absoluta de mi debut en el largo [magistral el momento en que ella le ofrece con inocencia unas moras para comer y él está a punto de derrumbarse llorando].
 En cuanto a Luna [nombre ficticio de la chica por la que va a India], hizo dos veces de filtro
. La última, cuando ya vio la película acabada.
Le impactó lo que había provocado en el protagonista”, cuenta el director, usando la tercera persona para distanciarse.
Elías León Siminiani.
El cineasta tiene una legión de amigos-fans en el cine: Eduardo Chapero-Jackson, Isaki Lacuesta, Andrés Duque, David Pinillos (que califica a Siminiani como “talentazo, el tipo que mejor pilla la verdad, el motor detrás de todos nosotros”) y Daniel Sánchez Arévalo, que aparece en Mapa:
 “Elías es neurótico, despistado, perfeccionista hasta la parálisis, despistado... y encantador”.
El Siminiani presente ha encontrado su carrera en este juego ficción / no ficción con una serie de cortos documentales y con El premio, candidato el año pasado a los Goya, que mezcla verdades y mentiras sobre la candidatura al Goya a la mejor actriz secundaria de Pilar Castro por Gordos.
 “Me gustaría seguir por ahí, por combinar al 50% ficción / no ficción”.
 Y no olvidará dos de los descubrimientos de Mapa: la grabación de las fachadas de edificios racionalistas para no mezclarse con la vida que le rodea en la calle —
“Tengo un proyecto sobre el espacio urbano que irá por ahí”— o el delirio de enfocar a una vaca lejana mientras rehúye a un niño que le pide que le grabe. “El prota va buscando algo sin darse cuenta de que está delante de sus narices. Toda una lección de vida
. La voz lo explica... En realidad, es que ya he incluido de oficio los audiocomentarios cañeros de extras de los DVD”. Como le dice Ainhoa, mientras graba ella al final. “Anda, haz el favor de seguir y cállate ya”. El Otro estaría orgulloso.

Una artista en las antípodas del ballet

La bailarina y creadora belga Lisbeth Gruwez explora las influencias del discurso sobre el movimiento corporal.

La bailarina y creadora belga Lisbeth Gruwez.

Lisbeth comenzó a tomar clases de ballet clásico a los seis años.
 Hoy, a simple vista, está en las antípodas del arte académico.
 En sus palabras es asÍ: “Bailar siguiendo un método ya no basta como ingrediente único de una creación relevante
. La danza contemporánea no puede separarse de la performance.
 Creemos que para conseguir decir lo que necesita ser dicho, uno debe incluir todos los aspectos de lo físico en la ecuación”.
Lisbeth Gruwez es uno de los puntales de la danza belga contemporánea, y ahora presenta en La Casa Encendida de Madrid su último trabajo, It’s going to get worse and worse and worse, my friend
. La pieza, que se estrenó en Bruselas en enero de 2012 y cuenta ya con una extensa gira europea a sus espaldas, es una aproximación al poder de la palabra, a los efectos del discurso sobre quien lo escucha, pero también sobre quien lo genera. Inspirándose en la figura del telepredicador norteamericano de ideología ultraconservadora Jimmy Swaggart y en la gestualidad de dictadores como Adolfo Hitler o Benito Mussolini, la coreógrafa y bailarina belga y el compositor Maarten Van Cauwenberghe unen las posibilidades del verbo (hablado) y el movimiento corporal (danza) en esta pieza que habla “del poder de la palabra y del discurso como arma y herramienta de poder para el que la pronuncia”.
En el desarrollo de esta creación, el discurso sobre el que trabaja la pieza evoluciona y crece en una desesperada crispación: la del que quiere convencer, dejando finalmente al descubierto su verdadera y profunda naturaleza, la violencia.
 Se trata de un juego de relaciones de poder entre la intérprete femenina y la voz masculina
. Es una interpretación de Lisbeth Gruwez que, con su fortísima presencia escénica, atrapa poderosamente desde el principio hasta el final; en una suerte de estudio coreográfico sobre este particular estilo de narración oral. La pieza ha recibido reiterados elogios de la crítica europea. “It’s going to get worse and worse and worse, my friend” fue seleccionada para Het Theaterfestival de 2012 (Holanda) y el jurado opinó que “raramente imagen, movimiento, luz y sonido se refuerzan tan poderosamente.
Una sutil obra maestra que consigue introducirnos en un estado de hechizo”.
Lisbeth Gruwez ha trabajado junto a coreógrafos muy conocidos como Win Vandekeybus, Anne Teresa de Keersmaeker, Jan Lauwers, Sidi Larbi Cherkaoui y Jan Fabre, quien creó para ella el solo Quando l’uomo principale è una dona, representado en más de doscientas ocasiones.
Lisbeth Gruwez en 1991 fue admitida en el Stedelijk Instituut voor Ballet de Amberes, y estudió danza contemporánea en P.A.R.T.S, la escuela dirigida por la coreógrafa Anne Teresa De Keersmaeker. Ha trabajado con la compañía Ultima Vez del cineasta y coreógrafo Win Vandekeybus (Pasolini Project of Heaven and Hell) y con nombres de la danza contemporánea internacional como Iztock Kova (Away From Sleeping Dogs.), Jan Fabre (As Long As the World Needs a Warrior’s Soul, Je suis sang,Quando l’uomo principale è una dona), Jan Lauwers (Images of Affection), Grace Ellen Barkey (Few Things, Cry Me a River) y Sidi Larbi Cherkaoui (Foi); también Lisbeth ha protagonizado la película Lost Persons Area por la que fue nominada como Mejor Actriz en los Premios de Cine Flamenco y en 2009 coreografíó e interpretó junto a Juliette Lewis un videoclip para la banda de la actriz, Juliette & the Licks.

 

Pioneras de la aventura literaria

La Biblioteca Nacional evoca a las escritoras que rompieron barreras en su época.

Sor Juana Inés de la Cruz.

Teresa de Ávila también tenía fe en la franqueza. En el arranque del libro Camino de perfección, que escribió para sus monjas, las carmelitas a las que había descalzado y embridado por la senda de la austeridad (a Angela Merkel le gustaría: una mujer del sur con espíritu del norte), confiesa su profundo cansancio:
“Pocas cosas que me ha mandado la obediencia se me han hecho tan dificultosas como escribir ahora cosas de oración”.
La religiosa tenía la cabeza colonizada por un ruido tormentoso desde hacía tres meses y sentía “flaqueza”. Aquella confesión dirigida a sus monjas puede leerla cualquiera que acuda a la exposición El despertar de la escritura femenina en lengua castellana, que la Biblioteca Nacional (BNE) dedica a las aventureras de la pluma en siglos poco propicios para las incursiones literarias si no nacías hombre y que estará abierta hasta el 21 de abril.
Las cosas han cambiado.
 Aunque no demasiado rápido.
 La propia institución que acoge a las autoras fue un prolongado coto vedado a las mujeres.
 “La Biblioteca tiene una tradición muy machista. Felipe V solo dejaba entrar a varones y hasta 1837 no se abrió a las visitas femeninas y limitada a los sábados”, contó ayer a modo de contricción histórica la directora de la BNE, Glòria Pérez-Salmerón.
 Para remachar la exclusión femenina aportó un último dato: hasta 1990 (casi tres siglos después de su fundación) no hubo una directora, Alicia Girón, y no por falta de candidatas (hay tantas bibliotecarias que le dicen “la cuerpa” de archivos y bibliotecas).
Algún remordimiento se disipará con la muestra
. Unos 40 libros, pertenecientes a la propia institución y seleccionados por la comisaria, la poetisa Clara Janés, demuestran que las adversidades no son infranqueables. Ir a la contra siempre fue posible. Cristobalina Fernández de Alarcón despertaba a menudo las iras de Quevedo y Góngora, cuyas soberbias estaban a la altura de sus talentos, porque se imponía en todos los certámenes poéticos a los que concurría.
 A Lope le encantaba. A Lope le gustaban las mujeres. En sentido concreto, y en sentido general. En un discurso en Madrid mostró su alegría “de ver que una mujer pudiese tanto / que haya dado en la iglesia militante / descalza una carrera de gigante”, en referencia a Teresa de Jesús.
 En sus obras, recuerda Janés, homenajea a numerosas autoras coetáneas.
Su propia hija tiene un protagonismo destacado en la exposición: Sor Marcela de San Félix tomó los hábitos en el convento de las trinitarias, a un paso de la casa familiar.
 “Se cuenta que Lope iba a visitarla cada día”, explica la comisaria. La monja fue de las pocas autoras que eligió el teatro como vehículo de expresión (tenía a su favor la genética y el ambiente) y representaba sus obras (de tema religioso) intramuros.
Obra de Santa Teresa de Jesús.
La poesía fue el género predilecto de la mayoría, pero tocaron a casi todas las puertas
. El ensayo, la novela y la ciencia. De María de Zayas y Sotomayor se sabe poco aunque escribió mucho.
 Sus Novelas amorosas y ejemplares, que fueron editadas y traducidas en 14 ocasiones entre los siglos XVII y XVIII, se conocen como “el Decameron español”.
 En una ocasión afirmó: “Las almas ni son hombres ni mujeres”. Se insinuó que era varón, pero Clara Janés rechaza esa hipótesis: “Se escondía muy bien, probablemente porque era una mujer noble y se sentía en peligro si se conocía su identidad”.
Obra de María de Zayas.
Fue una feminista cuando aún no había feminismo sino osadas que iban contra la norma
. La más insigne fue Sor Juana Inés de la Cruz, mexicana que nació en el XVII y pensaba como en el XX. Seguramente superdotada: aprendió a leer y escribir con tres años siguiendo a escondidas las lecciones de su hermana mayor y se zampó todos los libros de la biblioteca de su abuelo.
Fantaseó con ir a la universidad disfrazada de hombre hasta que su familia puso tierra entre ella y su sueño y la introdujo en la corte de la virreina, la marquesa de Mancera. Tenía talento, inteligencia, belleza y alergia al matrimonio.
 Le recomendaron el único camino alternativo: entrar en un convento.
 Las Jerónimas le dieron libertad: conservó sus instrumentos científicos, sus libros, sus ropas y sus criadas. Reivindicó para las mujeres el derecho a la educación.
 Avivó tanto el debate intelectual que tras la escritura de la Carta Atenagórica fue perseguida y castigada por los responsables eclesiásticos, que la sometieron a juicio y le obligaron a renunciar a todo lo que había sido (“soy la peor de todas”, diría). La Inquisición hizo de las suyas con todas ellas, empezando por Teresa de Jesús y siguiendo por sus discípulas, Ana de Jesús y Ana de San Bartolomé, que se refugiaron en Bélgica.
Incluso para alguien como Clara Janés, que lleva años explorando en la historia de las escritoras, la BNE escondía sorpresas como la sevillana Sor María de la Antigua, que dejó más de 1.300 cuadernos escritos. Es la única religiosa que aparece dibujada junto a la disciplina —el instrumento de cáñamo usado para azotarse— en la colección de ilustraciones que se incluye en la exposición.
Entre las seglares, Janés destaca la historia de Olivia Sabuco, la descubridora del líquido raquídeo a la que su propio padre trató de robar el logro (finalmente lo lograron unos británicos).
¿Solo escribían las religiosas?, le preguntaron a Clara Janés durante la presentación.
No, dijo, pero los conventos fueron los únicos refugios que encontraron aquellas mentes inquietas nacidas en un ambiente opresor y los lugares que a la postre preservarían el material de sus escritoras.