Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 ene 2013

Patty Shepard, bello rostro para un cine de transición


La actriz Patty Shepard falleció en Madrid el pasado 3 de enero a los 67 años, víctima de un infarto. La noticia no ha tenido el eco merecido, probablemente porque sean ya pocos quienes recuerdan su presencia en el cine español de los años sesenta y setenta, cuando intervino en unas 50 películas. Cierto que la mayoría de ellas fueron de género, especialmente de terror, algunas junto al especializado Paul Nashy, que ahora valoran con entusiasmo los espectadores incondicionales (Los monstruos del terror, de Tulio Demicheli, 1970; La noche de Walpurgis, de León Klimovski, 1971; El asesino está entre los trece, de Javier Aguirre, 1973)…
Patty Shepard vino a parecerse a Barbara Steele, musa británica encumbrada en el cine de miedo, aunque aportando una inquietante dulzura a sus personajes satánicos. Eran tiempos del cine español en el que este tipo de producciones baratas combinaban con el spaghetti western y la comedia erótica. Entre otras, Patty Shepard protagonizó ...
Y si no, nos enfadamos, de Marcello Fondato, 1974, junto a la pareja clásica del western europeo Terence Hill y Bud Spencer, y también La curiosa, de Vicente Escrivá, en la que daba vida a una chica de 25 años que aún no sabía cómo se hacen los hijos… Pero no fueron de estos géneros sus únicas películas. La reclamaron, entre otros directores, Manuel Summers (¿Por qué te engaña tu marido?, 1969), Iván Zulueta (Un, dos, tres, al escondite inglés, 1970), Eloy de la Iglesia (El techo de cristal, 1971), José Antonio de la Loma (Timanfaya, 1972), Pedro Olea (La casa sin fronteras, 1972), Jaime de Armiñán (Un casto varón español, 1973), Antoni Ribas (La ciudad quemada, 1976)…
Shepard poseía una expresión angelical que cautivaba, una mirada transparente y una sonrisa deslumbrante, buen sentido del humor y una profesionalidad a prueba de bomba. Su presencia significó algo nuevo para el cine español, pero quizás fue demasiado discreta para obtener relumbrón popular; en aquellos años no existía la morbosa curiosidad actual por la vida ajena. Esta norteamericana nacida en Greenville, Carolina del Sur, había aterrizado en España acompañando a su padre, oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, destinado a la base madrileña de Torrejón.
 A sus 18 años ella estaba dispuesta a estudiar Filosofía y Letras, pero pronto llamó la atención de expertos en publicidad y su bello rostro comenzó a ilustrar los spots del coñac Fundador, con tal simpatía y gracia inocente, que seguramente estimuló a su consumo a los menos proclives.
 Casada con el también actor Manuel de Blas, su carrera en el cine fue inmediata y fértil, hasta que a finales de los años ochenta decidió retirarse.
 En cualquiera de las películas en que intervino desplegó una magia ya inolvidable.

Paisaje y conversación Boris Izaguirre

El Príncipe no solo está preparadísimo, tiene la paciencia más real del Reino. Y aguantó impasible el largo intercambio de naderías entre Rajoy, Mas y Pastor en el viaje inaugural del AVE a Girona.

 

Mariano Rajoy, el príncipe Felipe, Artur Mas y Ana Pastor, inaugurando el AVE Barcelona-Girona / TONI ALBIR (EFE)

Qué divino momento el de Artur Mas, Mariano Rajoy, Ana Pastor (la ministra de Fomento) y el Príncipe de Asturias, sentados en un ajustado compartimento del nuevo AVE de Barcelona a Girona, que a toda velocidad te acerca a Francia, pero te deja en España.
Pocas veces en democracia habíamos visto tanto poder concentrado a alta velocidad.
 En los discursos posteriores se afanaron con todas esas palabras rimbombantes, pero durante el viaje una cámara del informativo de laSexta captó cómo Mariano le comenta a Artur que lo ve más delgado. Artur replica que no es cierto, que ha engordado en las fiestas.
 Y Pastor, fomentando un rol mediador, tranquiliza con que pronto recuperará la delgadez perdida, y asegura, además, que la televisión engorda.
Rajoy aprovecha para indagar si Artur practica algún deporte, y Artur precisa y lamenta que sea solo una vez por semana: una hora de natación.
Eso pone felizmente a todos de acuerdo.
 Les encanta nadar. Mariano se lanza al agua asegurando que él nada todos los días, porque se levanta a las cinco de la mañana
. Artur pone cara de ¡me has pillado!, y Pastor desatasca explicando que a ella le gusta la piscina, pero lo encuentra un poco “rollo” (sic). Rajoy indaga si se trata del pelo
. En efecto, así es.
 Y los tres se manifiestan de acuerdo en que la piscina y el cloro son un desgaste para el cabello, y para el tinte, con una facilidad de la que carecen para entenderse en otros temas igual de importantes
. A través de la ventana, la corrupción política, el caso Pallerols y el paisaje ampurdanés que tanto fascinó a Pla pasan a la velocidad del rayo.
Mariano le comenta a Artur que lo ve más delgado. Artur replica que no es cierto, que ha engordado en las fiestas. 
Y Pastor, fomentando un rol mediador, asegura que la televisión engorda
El diálogo demuestra que no hay nada en la vida como la nadería, eso que en Latinoamérica califican de “hablar paja” y aquí “conversaciones de ascensor”. Nancy Mitford, escritora inglesa un pelín conservadora, era experta en este tipo de diálogos, donde nada pasa y todo pasa
. El que realmente no pasa desapercibido es el Príncipe. Su concentración, su absoluto silencio, incluso sus gestos, demuestran que no solo está preparadísimo, sino que tiene la paciencia más real del reino y aguanta impasible este largo intercambio de naderías sobre el nado. Él no nada, flota, quizá pensando en la nueva remesa de mails de Diego Torres, exsocio de Urdangarin, con más noticias de Nóos, de Corinna y de la madre que la parió.
 O en qué pensará la Reina si llega a enterarse de que su querido Iñaki es amigo de la amiga de su marido. O cómo es posible que un tipejo como Torres pueda poner en jaque al Rey. Ver, oír y callar es siempre mejor que nadar, son típicas cosas del cargo.

Como el delicado ejercicio de elección de palabras del segundo de a bordo de Ana Botella en la alcaldía de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, quien no fue destituido, sino que dimitió, un poco para que la honorabilidad persista entre la impunidad alrededor de la tragedia del Madrid Arena. Botella asiste al espectáculo calmada y rejuvenecida, un curioso efecto de su desgaste político.
En el mundo de naderías, Obélix ahora es ruso y un poco Barbie grandota
. Desde que Depardieu decidiera aceptar el pasaporte ruso no solo tiene que declamar bondades sobre su represiva democracia, sino que también acepta que le pongan lo que sea encima.
 En Chechenia le colocaron un abrigo; en otra república exsoviética, un gorro; cuando al fin llegue a San Petersburgo lo disfrazarán de gran duquesa de Rusia.
 Francia contrarresta a su manera creando dos monedas en homenaje a Rudolf Nureyev, el célebre bailarín que desertó de la Unión Soviética en los años sesenta y terminó su carrera como director del ballet de la Ópera de París. Las monedas, oro y plata, además están diseñadas por Christian Lacroix
 Eso es saber responder un derechazo con un grand jeté.
Mientras el paisaje y la nadería intentan acoplar sus velocidades, tenemos un nuevo nadador entre nosotros: el calamar gigante de las fosas abisales.
 Una prodigiosa criatura de 16 metros que nada todos los días, en eso se parece más a Rajoy que a Mas. Pero lo hace en silencio
. Sin conversación. Sabe que el hablar paja es de indolentes, de los que ven la vida pasar, los que en el fondo tienen poco que decirse.
Se ha informado de que el cefalópodo podría ser bisexual; desde luego, con tanta oscuridad es menos complejo diferenciar con quién intercambias un poquito de amor.
 Este gran calamar gusta de nadar hasta aguas asturianas, lo que indica que en España, aunque nos sintamos cerca del abismo, siempre hay ese poquito de luz y alegría que atrae a los gigantes.
 Por eso, Sergio Ramos y Pilar Rubio han decidido sacar a la superficie su felicidad.
¿Qué es la vida sino paisaje y conversación? Hemos llegado a un punto en el que las palabras no significan mucho.
 Ni son remedio, ni tampoco solución. Entonces solo nos queda mirar hacia fuera, al bello paisaje de campo. Y acompañar esa visión hermosa e intranquilizadora con una conversación en la que una buena parte del país se vuelca debatiendo si Messi fue adecuado con su esmoquin de lunares a la ceremonia de entrega del Balón de Oro
. Aquí el debate aportó brillo a la nadería y transformó el traje del mejor futbolista del mundo en un paisaje del que todos teníamos una opinión.
 Y una conversación.

Camilo Sesto sufre un asalto a su chalé y pasa amordazado cuatro Horas

Los tres atracadores se llevaron joyas, relojes, electrodomésticos de pequeño tamaño y 2.500 euros de dinero en efectivo

El cantante Camilo Sesto sufrió la madrugada del viernes un robo en su chalé madrileño de Torrelodones, mientras se encontraba en el interior de la vivienda.
 El cantante y productor musical, de 66 años, pasó casi cuatro horas atado y amordazado, aunque no resultó herido.
 El botín del atraco, que se produjo hacia las tres y media de la madrugada, no fue aparentemente muy cuantioso
. Los ladrones, que según fuentes de la investigación actuaron muy rápido, se llevaron diversos objetos fáciles de transportar en el asalto
. Entre otras cosas, se apropiaron de joyas, relojes, electrodomésticos de pequeño tamaño y 2.500 euros de dinero en efectivo.
 “Revolvieron por toda la casa, así que no sabemos exactamente qué más se llevaron, pero por ejemplo ignoraron una televisión enorme de plasma”, explicaron fuentes cercanas al músico.
Los tres asaltantes que asaltaron al cantante, según denunció Sesto, vestían trajes de camuflaje, de estilo militar, iban encapuchados, con pasamontañas y portaban armas blancas.
 Entraron en la casa, de tres plantas y mil metros cuadrados construidos en una parcela de 10.000 metros cuadrados, rompiendo el bombín de la puerta de la cocina.
 A continuación, el trío de delincuentes, cuya nacionalidad es española según denunció Sesto —“Hablaban muy poquito, lo justo, pero Camilo tiene el oído muy fino”, apuntaron desde su entorno—, ató con una cinta americana y amordazó al artista, al que sorprendieron en su dormitorio.
 “Una vez controlada la situación actuaron a sus anchas, cortando los cables de las alarmas y moviéndose por toda la casa”, observó un amigo.
Tras más de tres horas y media, el cantante de Vivir así es morir de amor o Algo de mí consiguió liberarse de las ataduras sobre las siete de la mañana.
 Cuando lo logró, acudió al puesto más cercano de la Guardia Civil
. La Policía Científica acudió al chalé para intentar obtener alguna prueba incriminatoria, aunque el entorno de Sesto lo da por imposible.
La Guardia Civil descarta una oleada de robos en las residencias de la zona —con poco más de 22.000 habitantes, Torrelodones es una zona adinerada del noroeste de Madrid pegada a la carretera de A Coruña donde abundan los chalets, algunos muy aislados— y entienden que los atracadores debían de llevar un tiempo vigilando los movimientos del cantante para conocer sus rutinas.
 El hecho de que vistieran ropa de camuflaje con capuchas, guantes y pasamontañas da a entender que eran profesionales y sabían lo que hacían.
 “En vez de llevárselo, escondieron el móvil de Camilo dentro de una bolsa en un armario. Eso le obligó a tener que trasladarse al cuartel de la Guardia Civil..
. Eran listos. Y salvo alguna amenaza, que no fue más allá, cero violentos”, añadió una amistad del cantautor.
El robo a Sesto recordó el asalto que José Luis Moreno sufrió en 2007 en su chalé en la urbanización Monte Encinas de Boadilla del Monte (Madrid).
 El empresario fue ingresado en el hospital Puerta de Hierro por las heridas que sufrió —fue golpeado con un hacha en la cabeza— al negarse a dar la clave de su caja fuerte.
 La banda, formada por cinco albaneses, también traficaba con cocaína y estaba especializada en los coches de lujo. Un año después la Policía Nacional y la Guardia Civil detuvo a sus integrantes.

 

Fascinante amistad

Dos amigas despiertan a la vida en un barrio pobre de Nápoles, afectivo y brutal en los años 50

Elena Ferrante sigue con pasión el desarrollo físico, emocional y mental de estas dos mujeres que, con el paso de los años, cada vez difieren más.

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Los personajes femeninos de Elena Ferrante son verdaderas obras de arte. En esta novela hay dos que sostienen el relato (Lila y Lenú, la verdadera protagonista), aunque la novela es un verdadero tableau vivant de personajes de un barrio pobre de Nápoles allá por los años cincuenta y es, a su vez, la primera parte de una trilogía napolitana.
 La amiga estupenda abarca la infancia y juventud de las dos amigas dentro de los límites del barrio, contada retrospectivamente por la segunda, Elena Greco, Lenú, ya en la última etapa de su vida.
El hilo conductor de la novela es la amistad entre las dos niñas, que se mantiene incólume durante la juventud. Lila es una niña inquieta, decidida, valerosa, rebelde e independiente, cualidades que fascinan a Lenú; esta última, por el contrario, es más bien tranquila, adaptable, y se siente inferior a su amiga; esta inferioridad no es tal sino una sensación producto de las circunstancias y los caracteres, pero la autora la narra magistralmente poniendo el relato en boca de Lenú.
 De este modo, la inferioridad la vivimos desde el punto de vista de la narradora, mientras el relato va poco a poco colocando a cada una en su lugar.
 Este sencillo dispositivo permite seguir la evolución de ambas desde una infancia que las asemeja a una juventud que las distingue y empieza a otorgar a cada una su individualidad.
Es evidente que la novela es descendiente del neorrealismo en la creación del ambiente
El desarrollo físico, emocional y mental de las dos amigas constituye el eje de la novela, pero el cuerpo lo forma el variado y estupendo conjunto de personajes, un total de nueve familias, en las que todos sus miembros están bien definidos y personalizados, además de algunos otros a título individual, como los maestros de la escuela y el instituto. Evidentemente, las familias tienen como función establecer el colorido de la vida de barrio y el espacio social en que se mueven, lleno de fantasías, frustraciones, enfrentamientos, anhelos y anécdotas propias de la vida doméstica de un entorno cerrado.
 Es evidente que la novela es descendiente del neorrealismo en la creación del ambiente, pero lo que éste tuvo de retrato costumbrista lo soslaya Ferrante sin un titubeo.
 Y lo consigue gracias a la poderosa presencia de las dos amigas.
La infancia y la juventud de dos niñas en un medio donde el afecto y la brutalidad se confunden a menudo, donde los rígidos códigos de comportamiento obligan a crecer más aprisa, donde las ilusiones, los amores y los desencantos florecen y se confunden en un paisaje urbano primario y un estricto código del honor, está contada desde el descarnado y emocionante despertar a la vida de Lenú y su amiga, contada desde la realidad física de su desarrollo, de una veracidad e intimidad inusuales y perturbadoras, contada con la extrema delicadeza de quien ahonda sin pudor y sin miedo en lo más personal de dos muchachas cuyas numerosas diferencias son justamente las que encierran el secreto de su fascinante relación porque son las que permiten asentar la continuidad de su amistad.
 Una amistad que se entreteje en su propia maduración.
Es una novela tan transparente como compleja, porque nada hay más oscuro que la claridad
Dice Lenú: “En mi vida he hecho muchas cosas, pero nunca convencida; siempre me he sentido un tanto despegada de mis propios actos.
En cambio Lila, de pequeña, se caracterizaba por tener una determinación absoluta”.
Desde el momento en que las dos niñas se diferencian así durante una pedrea hasta el momento en que Lenú, paseando juntas por el barrio, bien agarradas del brazo, piensa que “había algo insostenible en las cosas, en las personas, en los edificios, en las calles, que se volvía aceptable únicamente si se reinventaba todo como en un juego
. Sin embargo, era esencial saber jugar y ella y yo, sólo ella y yo, sabíamos hacerlo”, su relación se hace indisoluble.
 Más tarde, cuando su desarrollo como jóvenes mujeres las obliga a empezar a batirse con la vida, cada una a su manera, un vaivén de lejanía y acercamiento que nunca perderá de vista la confianza mutua, dará paso a una relación más compleja a medida que se van abriendo a un mundo en el que las esperanzas y la turbiedad agitan la vida de otra manera, una vida en la que ellas, sin embargo, seguirán apoyándose en la fuerza de su afecto.
Esta novela es transparente, al contrario que la oscuridad oprimente de las Crónicas del desamor (Lumen, 2010); tan transparente como compleja, porque nada hay más oscuro que la claridad.
 Sí persiste, en cambio, ese empleo diferenciado del dialecto y del italiano en sus personajes; el primero, duro, sórdido y hasta soez; el segundo, cuidado, cultivado pertenece a la narradora, que habla desde mucho tiempo después, pues fue su conquista y también su primera y cumplida independencia del barrio.
La amiga estupenda. Elena Ferrante. Traducción de Celia Filipette. Lumen. Barcelona, 2012. 390 páginas. 24,90 euros (electrónico 16,99).