Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 ene 2013

La fragilidad de la ignorancia.....Vicente Verdú

Hay momentos en la Historia, como fue la mitad del siglo XX, después de la II Guerra Mundial, en que parece que ya se sabe todo.
Se tiene ordenado el valor del arte, se tiene organizada la articulación familiar, se hallan en su sitio los partidos, la medicina se felicita tras el antibiótico y tanto los automóviles como los aviones se deslizaban sin miedo a chocar
. De este tiempo se derivó una fuerte afirmación de la arquitectura, del comercio, del teatro y aún del mismo Estado de Bienestar. Prácticamente todo se creía bajo un dorado control y con las puertas abiertas hacia un porvenir aún más brillante. La luz iluminaba tanto a América y Europa y todo el resto se componía de una doméstica oscuridad. Incluso el anticolonialismo no impidió que en la mayoría de los casos las secesiones se hicieran sin sangre y, por si fuera poco, incluso volvían a coaligarse en una fraterna commonwealth.
No era el Paraíso pero la realidad del mundo parecía posible entenderla con nitidez.
Todo lo contrario de lo que ahora ocurre.
 Ni la familia, ni la política, ni la educación, ni la justicia, la economía o el sexo se aprecian con nitidez. El barullo de esta época no es tanto la crisis de una época como el vacío del conocimiento general.
 No se sabe cómo tratar la economía pero tampoco a los hijos
. Lo que más se nota es el paro, los desahucios o el invencible endeudamiento pero lo que hay debajo es el despiste del político, el funcionario o el economista.
 Corruptos precisamente, por su degradación mental.
Nassim Nicholas Taleb, el autor de El cisne negro (The black swan) no dice exactamente esto porque entonces maldita necesidad tendría yo de escribir esta columna, pero el diagnóstico de su reciente libro, Antifragile (Random House), enfatiza el posible beneficio del error, sistemático y de su obstinada repetición.
 Su tesis, en fin, podría sintetizarse en la sentencia de que “lo que no mata engorda” y así explica los progresos escalonados de la humanidad.
Ni la familia, ni la justicia, ni la política, ni la educación, ni la justicia, la economía o el sexo se precian con nitidez
La “resiliencia” (de “resilio”, volver a empezar), cuyo concepto hizo famoso en España Boris Cyrulnik con Los patitos feos. Una infancia infeliz no determina la vida (Gedisa), tiene que ver con la capacidad de aguantar los golpes sin deformarse. Lo antifragile de Taleb significa, en cambio, no sólo que el choque no lisie al dañado de por vida sino que llegue a aprovecharle en su porvenir.
Con esta tesis, Taleb, cuya facundia es ya casi infinita, ha escrito 450 páginas candidatas a la lista de best sellers en The New York Times. Pero que sea muy pesado y, desde luego, oportunista, no le quita toda la razón
. El error duele y el siguiente duele más pero si el dolor no postra a la víctima es predecible que se fortalecerá. El mismo Tales recuerda que se lo decía su abuela: la adversidad aumenta la experiencia y la experiencia es la madre de la ciencia.
 De la ciencia nueva, se supone que decía la abuela.
De modo que si, como es patente, no hay actualmente casi nada en que creer, la experiencia del descreimiento girará hacia otros mundos que nos procuren la ración de fe.
 No hallamos ahora anonadados, no solo condolidos sino desalentados.
 El soplo de sabiduría que falta para animarnos será pues aquel que venga de instituciones y seres humanos que encajen sus errores como piezas de hierro y construyan artefactos nuevos
. Inventos de hierro o de espíritu santo pero que, en definitiva, se concreten en materiales cuya composición y disposición superen el atasco del artefacto actual.
Injusticias, abusos, estafas son componentes de un mundo degenerado y, entonces, ¿cómo esperar que desde ese subsuelo encenegado se alce un edificio valioso? ¿No hay pues esperanza?
 La esperanza que Taleb esboza —como ya hizo con el cisne negro— derivará de aquello que en medio de la degeneración preserve inesperadamente la integridad para parir todavía o alumbrar con ello entre las tinieblas, una o cien ideas que impulsen el airoso salto al porvenir. Dios lo quiera.

Por qué el Banco Central, hace tiempo ya, no hizo frente a lo que sucedía?

“La reacción ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”

Miguel Ángel Fernández Ordóñez habla en la toma de posesión de su sucesor, Luis Linde, al frente del Banco de España / Gorka Lejarceji

La crisis financiera ha levantado escándalos de corrupción en algunas cajas de ahorros que han terminado en los tribunales
. Los jueces investigan apropiaciones indebidas de varios ejecutivos, lo que ha provocado una gran indignación social, acentuada porque parte de las entidades han requerido ayudas públicas de muchos miles de millones, mientras el Estado recorta servicios básicos a los ciudadanos.
No parece este el mejor ambiente para dar carpetazo a la actuación del Banco de España y a la revisión de sus sistemas de supervisión, que ha tenido fallos evidentes.
 La Asociación de Inspectores del Banco de España denuncia en un informe la actitud del supervisor ante las malas prácticas. “La forma habitual de reacción ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”, proclama una frase del último punto del documento.
Europa reclamó en el Memorándum de Entendimiento “una revisión interna formal” de los métodos de supervisión “a fin de detectar deficiencias e introducir las mejoras precisas”.
El nuevo gobernador, Luis Linde, anunció en julio pasado que abriría una comisión para analizar los errores de supervisión y proponer mejoras. Ángel Luis López Roa, consejero de la institución, elabora el informe que se cerrará en breve.
 El subgobernador, Fernando Restoy, consultó la situación con los inspectores, en un gesto de acercamiento para romper más de diez años de fuertes enfrentamientos
. La Asociación de Inspectores, que agrupa al más del 80% de estos profesionales, valoró positivamente la buena disposición de la jerarquía y entregó un informe con 30 puntos. En ellos recogen mejoras en la supervisión y fuertes críticas a la actuación de años anteriores.
En el último punto, titulado “Comunicación al poder judicial de los indicios de delitos detectados”, se afirma: “La forma habitual de reacción ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”.
 Los inspectores agregan que “en el trabajo de la inspección aparece con relativa frecuencia indicios de conductas que pudiera ser delictivas”.
Piden formación penal para que los funcionarios frenen los delitos
Sin embargo, los inspectores admiten que como su labor principal es la detección de problemas de solvencia y de gestión de las entidades financieras, y por “la dificultad de probar conductas complejas”, “no se trabaja activamente en la persecución del delito. Basta con preguntar el número de comunicaciones de delitos realizados desde el Banco de España hacia el poder judicial”. Entre 2010 y 2011 solo hubo propuestas de sanción administrativa en CCM y Cajasur. El año pasado sí hubo comunicaciones a jueces sobre la CAM y Banco de Valencia.
Fuentes oficiales del Banco de España no han querido comentar el informe. También lo ha rechazado el entorno del anterior equipo gestor, dirigido por Miguel Fernández Ordóñez.
La propuesta de los inspectores para acabar con esta situación es “establecer un procedimiento para la comunicación jerárquica de los indicios de delito.
 Dar formación en materia penal a los inspectores y crear un grupo de inspección especializado en investigación de delitos”.
Denuncian la injerencia de la banca y los políticos en el supervisor
Fuentes financieras, conocedoras del funcionamiento interno del supervisor, dudaron de que existiera una ocultación sistemática de indicios de delitos en el Banco de España.
 En su opinión, los procesos de investigación de entidades pasan por muchas manos (los inspectores, el jefe de grupo, la dirección general), que exigiría grandes complicidades para tapar los indicios.
Los autores del informe apuntan que no se refieren solo a delitos multimillonarios: “Nuestra propia labor, velar por la solvencia, deja zonas grises de actuación. Por ejemplo, al examinar unas cuentas se puede encontrar préstamos a una empresa ruinosa que levantan sospechas de que alguien pueda beneficiarse en última instancia. O sueldos disparatados que rozan la apropiación indebida o el desfalco. Pero, ¿es nuestra labor investigar eso? No tenemos formación para ello.
 Además, la cantidad de un crédito sospechoso puede que no afecte a la solvencia de la entidad por lo que queda fuera de nuestro trabajo. Lo que queremos es que existan sistemas automatizados para denunciar estos asuntos”.
Entre los inspectores destacan el hecho de que solo en las entidades intervenidas se han encontrado indicios de delito. “¿Ninguna otra tenía trapos sucios?”, se preguntan.
Sin embargo, en el Banco de España se considera que hasta que no se logra el control total de una entidad no se conocen sus verdaderas irregularidades.
Ejecutivos financieros consultados que han exigido el anonimato, consideran que si los inspectores investigaran todos estos asuntos se solaparían con las labores de la fiscalía.
También señalan que la acusación realizada en el informe es de enorme gravedad “porque no denunciar indicios de delito es un delito. Si conocen casos reales, deberían haberlos enviado a la fiscalía. De lo contrario, pueden ser hasta colaboradores”.
Además, se recuerda que las decisiones de enviar o no los indicios encontrados en una entidad “es una decisión colegiada de la comisión ejecutiva del Banco de España
. Los actuales miembros son los mismos que en la época Ordóñez, salvo el director general de supervisión, Jerónimo Martínez Tello, el subgobernador y el gobernador”.
En otro apartado del informe, los inspectores piden “reducir la influencia” de los bancos “y de los políticos” para evitar “la captura del supervisor, el sentimiento de arbitrar para casa” y la fuga de ejecutivos del Banco de España a las entidades.
Su acusación es un golpe duro sobre una de las claves de esta crisis:
“La influencia de la industria ha modulado la actual supervisión, de modo que con un supuesto buen clima de diálogo entre supervisor y supervisado, se ha relajado la aplicación de medidas correctivas sobre las deficiencias observadas por los inspectores”.
 Para evitar dudas, concluyen: “En la resolución de la crisis se ha actuado de un modo excesivamente suave con relación a infracciones que podrían considerarse como tipificadas de muy graves y que afectan a la solvencia y a la gestión; se ha sido laxo en la política de remuneraciones estratosféricas de gestores de entidades (particularmente en cajas, muchas de las cuales han acabado parcial o totalmente nacionalizadas) o en situaciones como las de Alfredo Sáez y otros directivos condenados penalmente”.
En su opinión, la falta de ejecutivos expertos en riesgos financieros en la cúpula del Banco de España ha facilitado que se comentan errores graves y la injerencia.
“Se ha actuado de un modo condescendiente con la mala gestión”, apuntan. En uno de los textos a pie de página afirman que en 2010, el supervisor rebajó las provisiones exigidas “básicamente para salvar la cuenta de resultados de alguna entidad”.
 Ningún inspector cita casos concretos, pero 2010 fue un año especialmente complejo para Bankia, clave en la crisis financiera española.

 

El destino es de Cristiano y Casillas

El abrumador despliegue del astro del Madrid tumba a la Real Sociedad

Mourinho repitió bravuconada y sentó a Iker, pero este regresó tras la expulsión de Adán a los seis minutos.

Tal y como están las cosas en el Futbol, parece que asistimos a una Obra de Calderon de La Barca, así, sesudos, inteligentes, pueden marcar toda una obra resumida en un partido de Futbol.

No sé si poner a Cristiano como Segismundo o a Iker, mientras dirige un joven Calderón reencarnado en Mourinho, hombre de mala fe contra Casillas, haciendo homenaje al otro portero Adán, sin Eva, hace malabarismos para ser expulsado y dejar a Mourinho sin disculpas, y sin remedio vuelve SEgismundo, interpretando a Casillas o Viceversa mientras un Cristiano embrabecido, hace lo mejor que sabe, meter goles, la Obra va cogiendo ritmo y al final todo el Soliloquio de !Ay misero de mi, que delito cometí contra vosotros naciendo......en la figura de Mourinho, da la impresión que sabiendo que la vida es sueño, todos juegan lo que son y ninguno lo entiende. 

5 ene 2013

Malraux en el remite y en el destino


Tres imágenes de André Malraux captadas por la fotógrafa Gisèle Freund, en una exposición en el CCCB de Barcelona.

André Malraux (París, 1901 -Créteil, 1976) era hasta ahora una de los pocas vacas sagradas de la literatura francesa del siglo XX que no contaba en su bagaje editorial con el correspondiente volumen de correspondencia inédita.
 En el caso del autor de L’ espoir, él mismo se había encargado de que sus cartas no vieran la luz, al menos en los treinta años que siguieran su muerte, según dejó estipulado en su testamento.
Malraux no consideraba la correspondencia como una forma de literatura.
Sobre todo, era poco dado a hablar de él y de su intimidad, de lo que denominada “el miserable pequeño árbol secreto” de cada uno. Pero ahora, superado el impuesto veto temporal del autor, la editorial francesa Grasset ha decidido acabar con esta anomalía y publica una fascinante colección de cartas suyas, casi todas inéditas, que arrojan una nueva luz sobre uno de los grandes escritores —y políticos— del siglo pasado.
El libro, Lettres choisies, 1920-1976 (Cartas escogidas, 1920-1976), recoge así más de 200 cartas elegidas y anotadas por François de Saint-Cheron, en las que muestra a un Malraux liberado del corsé de la literatura y de su personaje de gran hombre de Estado.
Deja así al descubierto al amigo atento, simpático, divertido y lector compulsivo, sin olvidar al hombre de compromiso político. Sus destinatarios no son otros que el general de Gaulle, Max Jacob, André Gide, José Bergamín —con quien mantuvo una estrecha relación hasta su muerte—,Marc Chagall, Pablo Picasso, Salvador Dalí...
“Nada me parece epistolar, salvo las ideas, las cosas de orden práctico y los elementos estrambóticos de la vida”.
 La frase del propio Malraux sirve de preámbulo a la obra, aunque en las cartas poco espacio se deja a esas “cosas de orden práctico”
. Las ideas recorren toda su correspondencia, sean literarias o políticas, las más solemnes y las menos, y lo “estrambótico”, una de sus palabras fetiches, asoma en cada página.

Vida y obra

Nace en París el 3 de noviembre de 1901 y muere en Créteil en 1976.
De formación autodidacta, frecuentó los círculos de la vanguardia en París, junto a André Breton, Louis Aragon, André Gide...
En 1923, con su esposa Clara Goldsmith y un amigo viaja al templo de Angkor, en Camboya, y roba varios bajorrelieves. Es procesado y condenado a prisión. No cumple condena.
En 1936 explota la Guerra Civil española y se pone al servicio de la República. Combate en la Escuadrilla España como piloto. Es nombrado teniente-coronel. Realizó, con guion de Max Aub, la película Sierra de Teruel.
Fue ministro del Interior y de Cultura bajo la presidencia de De Gaulle.
Obras esenciales: La condición humana, La esperanza, Antimemorias, El museo imaginario...
Incluso investido ya de la función ministerial que ocupó desde 1958 hasta la retirada de De Gaulle de la política en 1969, Malraux demuestra su sentido del humor, el mismo que le hacía dibujar pequeños diablos en la esquina de sus notas del Consejo de Ministros. Así, en un correo fechado el 15 de junio de 1959, con el muy imponente sello del Ministerio de Asuntos Culturales, entabla un correo muy falsamente formal dirigido al escritor Pierre Véry sobre el presunto estudio por parte de una comisión de la ortografía de la palabra ministro con y “que expresa de forma sintética los sentimientos del gato de Mallarmé”, en lo que se parece a una broma entre los dos grandes amigos.
En las cartas dirigidas a De Gaulle, al que define como “un compañero a la vez maravilloso y fiel a bordo de un buque en el que el destino nos ha embarcado a los dos”, llama también la atención por momentos el tono desenfadado adoptado por Malraux. En una misiva de felicitación de Año Nuevo de 1966, adjunta “en un rincón, como el pastor de las pinturas flamencas que sostiene su pato detrás de los reyes magos, un deseo menor para los nietos”.
De principio a fin del libro, resalta sobre todo el valor aportado a la amistad por el autor de La condición humana. “En literatura, todo ataque personal es vano”, señala en un momento dado. En otra carta, se preocupa por la salud de una señora mayor y antigua resistente. A Martin du Gard le explica que se puso a cantar de la alegría al saber que le concedieron el Premio Nobel de Literatura, el mismo que Malraux nunca obtuvo. Incluso en otra misiva dirigida también a Du Gard transmite su enhorabuena a Albert Camus por obtener el premio y aplaude su “conducta ejemplar”: “se lo tendrían que haber dado a Malraux”, declaró Camus al saberse ganador.
Por momentos, su compromiso político formal con De Gaulle le aparta de su amor primero por la literatura. Muchas misivas son unas suertes de minicríticas literarias de obras que ha recibido, leído y analizado
. En otras ocasiones, su intensa actividad política le impide mantener ese contacto tan fluido como desearía. Así lo manifiesta en una carta manuscrita a André Gide fechada a finales de 1945, en la que se disculpa por no haber podido agradecerle antes su artículo sobre su libro L’ espoir. “En cuanto a las pobres almas que piensan que ‘luchaba antes’ y ahora he ganado el reposo burgués, tendrían mucho que aprender…”, relata.
A Marcel Pagnol, quien le propone presentarse como candidato a la Academia Francesa en 1954, le argumenta su rechazo así: “El deseo de finalizar trabajos interrumpidos por 10 años empleados en lo que usted sabe, me ha obligado a una suerte de jubilación”. “Me separa de ustedes los libros que no he escrito”.
Saint-Cheron, el instigador de la publicación de estas cartas —muchas de las cuales tuvo que copiar a mano porque se encuentran en bibliotecas nacionales— asegura que las ha seleccionado con el único criterio de su interés. “No había nada escandaloso, ni desde luego mezquino en lo que he dejado de lado”. Desde la publicación del libro ha recibido varias copias de cartas enviadas por particulares que, por algún motivo, tienen guardada alguna carta de Malraux.