Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 ene 2013

Oriente, La Estrella y Los Reyes Magos

Los Reyes, Melchor Gaspar y Baltasar lo tienen dificil para venir a Occidente. Hay Guerras, muertes y niños que no piden ya regalos, sino vida.
Y Los Reyes son Magos y quieren venir porque saben que en estas situaciones son los únicos que hacen Magia, pden colaboración porque cada vez necesitan más, más justicia, más solidaridad, más afecto, y que nadie deje de comer ni duerma bajo las estrellas, y como Occidente es Grande en cada lugar hay quien se encarga que esa noche sea mágica y arranque la mejor sonrisa, pero no sé si podrán pasar ese largo camino, guerra en Siria y alli apenas necesitan nada si no les llevan La Paz.
Siempre hay que recordar una noche de Paz pero real, sin bombas, sin muertes, que nadie pase frio ni hambre.
No vale ya un Pesebre que te lo quitan, como han quitado a la Mula y el Buey que daban calor, muy higiénico no sería pero ya El Rey Luis XIV en Inierno metía a sus caballos para que dieran caor a su hermoso pero frio Palacio.
Yo le pido a mi Rey Baltasar que me traiga muchas cosas que me faltan, alegría, bondad, sanidad para quién la necesita porque un dia la necesitaré o. Hermandad entre los humanos, pequeñas cosas que nos hacen sentir ese Sol que calienta por los Huequitos que hagamos, música, Cine, Lectura, comunicación, cariño, amistad, ¿Donde están los amigos?. No los dejen nunca marchar porque al final son los actores que nos acompañan en el Gran Teatro del Mundo, de la Vida



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El espejismo del fin de la Historia

Las personas piensan que sus gustos y convicciones son estables, pero cambian más de lo que creen

Un experimento masivo prueba la ductilidad humana.

Los gustos de juventud cambian al llegar a la edad adulta. ¿Cuánto pagaría dentro de 10 años por ver a su banda favorita de hoy?, se preguntó a los encuestados. / Claudio Alvarez

Lo más común es que la gente se sonroje al recordar sus gustos, valores y convicciones del pasado y se pregunte cómo demonios le pudo gustar ese cantante, aquel partido político o este cónyuge que ahora ocupa la mitad del sofá.
Todo el mundo acepta haber cambiado. Pero entonces, lo lógico sería suponer que lo mismo va a seguir ocurriendo en el futuro: que los gustos y convicciones actuales van a seguir cambiando, que el cantante de ahora acabará también desafinando, la ideología patinando, el amor muriendo.
 Pero no es así.
Según ha demostrado un experimento psicológico masivo de tres universidades —con 19.000 personas de 18 a 68 años de edad—, todo el mundo, independientemente de su edad, cree que sus convicciones actuales son ya las definitivas: que ya ha llegado, que ya nada va a cambiar, que el presente es para siempre. Es lo que Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard, y sus colegas llaman “el espejismo del fin de la Historia”. Presentan su macroestudio en la revista Science.
Los psicólogos, por ejemplo, preguntaron a los participantes cuánto estarían dispuestos a pagar por ver dentro de 10 años a su grupo favorito actual.
 También les preguntaron cuánto pagarían ahora por ver a su grupo favorito de hace 10 años. Y la primera cifra resultó mucho mayor que la segunda, de una manera consistente en todos los grupos de edad.
La gente de 30 años, por poner otro ejemplo, cree que va a cambiar en los próximos 10 años mucho menos de lo que la gente de 40 años admite que ha cambiado en los últimos 10
. Los investigadores analizan así el comportamiento, los ideales, los principios y las inclinaciones de sus sujetos. Son estrategias de estudio indirectas —no se compara a la misma persona 10 años antes o después—, pero sus resultados son sólidos gracias a la poderosa estadística que permite una muestra de 19.000 personas.
La gente toma decisiones que influyen en quienes se convertirán
“La Historia, según parece, siempre se está acabando hoy mismo”, dicen Gilbert y sus colegas del Fondo Nacional de Investigación Científica de Bruselas y la Universidad de Virginia en Charlottesville. “Tanto los adolescentes como los abuelos parecen creer que el ritmo del cambio personal se ha detenido, y que ellos se han convertido hace poco en las personas que seguirán siendo para siempre”.
El espejismo del fin de la Historia, sostienen los investigadores, no solo tiene interés como divertimento psicológico, sino que tiene muchas consecuencias prácticas en la vida de las personas: la gente paga un precio demasiado alto por atesorar para el futuro el tipo de cosas que le satisfacen en el presente, pero que seguramente no le satisfarán en el futuro. Aunque parezca una descripción del matrimonio, la hipoteca o las acciones preferentes, el fenómeno afecta a todos los ámbitos de la psicología humana.
“En cualquier fase de la vida”, escriben Gilbert y sus colegas, “la gente toma decisiones que influyen poderosamente en las vidas de la gente en la que se convertirán; y cuando finalmente se convierten en ellos, ya no parecen tan interesantes”.
Los psicólogos citan el ejemplo del tatuaje indeleble por el que un adolescente se deja la paga de tres meses, y que 10 años después pagaría cualquier cosa por borrar de su piel.
No es muy distinto de pagar al abogado para que desuna lo que Dios unió en la precipitada juventud; ni de costear una liposucción que redima media vida de hamburguesas y de pizzas cuatro quesos.
Tal vez la gente crea que su personalidad es tan atractiva que no va cambiarla
La pregunta que se hicieron los investigadores antes de abordar el estudio fue: “¿Por qué todo el mundo toma tan a menudo unas decisiones de las que después se arrepiente?”. Y sus resultados muestran que la razón es que todos sufrimos una confusión fundamental sobre la naturaleza de nuestro yo futuro.
 Que cada uno de nosotros subestima gravemente el poder del paso del tiempo para transformar nuestros valores, preferencias y personalidades.
Como es práctica habitual entre los psicólogos experimentales, Gilbert y sus socios se han valido de toda clase de triquiñuelas, como reclutar a una tanda de 7.519 sujetos a través de la web de un popular programa de televisión para, de forma inesperada, someterles a las interminables pruebas del inventario de Personalidad de Diez Dimensiones, el inventario de Valores de Schwartz o cualquier otro inventario que les viniera bien para sus propósitos.
El trabajo deja claro que el ser humano es víctima del espejismo del fin de la Historia, pero sobre la causa de ese espejismo solo se pueden hacer conjeturas.
 Tal vez la gente crea que su personalidad es tan atractiva, sus valores tan sólidos y sus gustos tan indiscutibles que, honestamente, ¿para qué van a cambiarlos? O tal vez todo el mundo crea conocerse tan bien a sí mismo que no se reconocería bajo una forma distinta
. En uno u otro caso, esa cabezonería parece ser una de las pocas cosas que no cambian con el tiempo.

 

¿Qué hizo usted este año, señora Botella?

Repasamos alfabética y cronológicamente los aciertos y errores de un Ayuntamiento intervenido en lo económico por Rajoy y maniatado por la herencia de Gallardón.

Ana Botella. / SCIAMMARELLA

>> Alcaldesa. La sentó al frente del Ayuntamiento de Madrid la succión provocada por el vacío súbito de Alberto Ruiz-Gallardón al poner pies en polvorosa al Ministerio de Justicia sin mirar atrás.
 Solo Gallardón parecía confiar en su valía, y un año después Ana Botella (PP) ha confirmado por qué: mejor gestora que política, trabajadora incansable aunque apenas le luzca, la hasta entonces esposa de José María Aznar y ahora alcaldesa ha ido madurando a marchas forzadas en el puesto, creciendo por encima de cada golpe que recibía pero siempre por debajo del siguiente, cultivando el trato directo con los ciudadanos en la calle hasta que la calle se le puso en contra, y cumpliendo sin revolverse aquello para lo que fue designada no por las urnas sino por su partido: pagar las facturas de Gallardón sin chistar.
 El Ayuntamiento de Madrid —como todos— está intervenido económicamente por el Gobierno, lo que ha dejado a Botella sin apenas margen de maniobra.
 Y la tragedia del Madrid Arena le ha robado definitivamente la iniciativa y ha colocado el grueso de su gestión bajo sospecha, pese a que prácticamente todo (incluido su equipo de Gobierno) es herencia o consecuencia de Gallardón
. A la alcaldesa, que no cuenta ya ni con el respaldo público de su partido, le ha tocado pagar la cuenta.
>> Basura. Botella ha ejecutado el proyecto de Gallardón de agrupar los contratos de servicios públicos (farolas, limpieza, parques, etcétera) para ahorrar y vigilar mejor su calidad
. El más importante este año era el de recogida de basuras, pero quedó desierto tras motivar una huelga de tres días
. Ese contrato preveía dejar de recoger los residuos en domingos y festivos, medida que ha sido aparcada al menos un año.
>> Cuentas. Gallardón gastó en obras 9.800 millones de euros entre 2003 y 2011. Quedan por pagar 6.641 millones. “Nos hemos comido parte del futuro de la siguiente generación, tenemos que hacer la digestión lo más rápido posible”, explicó hace días Botella, que jamás ha señalado de forma directa a su predecesor. Lo más rápido posible significa que dentro de 10 años la ciudad aún deberá 1.600 millones. La deuda de Madrid no es desmesurada si se compara con su capacidad para generar ingresos o se divide por el número de habitantes.
 Le superan de largo todas las autonomías, el Estado y decenas si no cientos de ciudades de todo color político. Pero la prohibición del anterior Gobierno (PSOE) de aplazar su pago y la imposición del actual (PP) de abonar de una tacada las facturas pendientes a proveedores ha asfixiado las cuentas municipales, obligando a aprobar varios planes de ajuste sucesivos que han dejado la ciudad funcionando al ralentí.
>> Desahucios. Botella ha finiquitado la construcción de vivienda protegida; y ha aprobado la venta de cuatro bloques alquilados a personas de escasos recursos (en su mayoría, ancianos), diseminando a 120 familias por otros barrios.
 Ha querido vender además varios edificios oficiales, en su mayor parte sin éxito por falta de compradores.
>> Eurovegas. El Ayuntamiento parece haberse salido con la suya: el proyecto de Sheldon Adelson se construirá presumiblemente en Alcorcón (o Paracuellos), y la capital se verá beneficiada por la creación de empleo sin perdonar impuestos.
>> Fiesta de Halloween. La muerte de cinco jóvenes en el pabellón Madrid Arena obligó a dimitir al edil Pedro Calvo, tiene al albur de la investigación del juez a varios miembros más del Gobierno local, y ha dejado muy tocada la imagen de la alcaldesa, que decidió marcharse apenas horas después de la tragedia a un balneario portugués
. La ciudad va de sobresalto en sobresalto por las actuaciones municipales para ponerse al día en materia de seguridad tras años de laxitud administrativa.
>> González. La exigua tregua de nueve meses en las batallitas diarias de Comunidad y Ayuntamiento se diluyó cuando Aguirre, amiga de Botella, cedió el Gobierno regional a Ignacio González.
 Entraron alcaldesa y presidente con mal pie por la falta de respaldo expreso de ella a las aspiraciones de él de heredar también el liderazgo del PP regional. Botella le pegó una patada al tablero al respaldar con su firma las protestas del sector sanitario contra González.
 La Comunidad respondió negándole el pan y la sal tras la tragedia del Madrid Arena, una estrategia (más defensiva que otra cosa) a la que se sumó la tercera autoridad en discordia, la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.
>> Incendio de la M-30. Los tres sucesos se encadenaron en apenas un mes: el 21 de septiembre, los altercados en el festival MTV (60 heridos y 11 detenidos), que el Ayuntamiento admitió no haber sido capaz de evitar; el 26 de octubre, un fuego en los túneles de la M-30 que costó la vida a dos trabajadores y desnudó graves carencias de seguridad; y el 1 de noviembre, el Madrid Arena.
>> Juegos Olímpicos. Botella ha mantenido con la cabeza muy fría (y menguante respaldo ciudadano) la aventura sentimental en la que Gallardón metió a Madrid en tres ocasiones
. Presume de no gastar apenas dinero (aunque la partida olímpica superará el gasto en polideportivos en 2013) hasta saber el desenlace en septiembre. Entre tanto, la mudanza del Atlético de Madrid a La Peineta está en el aire por decisión judicial; y la Caja Mágica (que costó casi 300 millones) ha vuelto a quedarse sin inquilinos tras ponerse a los pies del equipo de Fórmula 1 HRT, ahora en liquidación.
 Sólo se ha salvado la ampliación el Santiago Bernabéu.
>> Las Artes. El responsable de la cultura municipal, Fernando Villalonga, llegó en enero despotricando sobre supuestas corruptelas del equipo anterior, de la máxima confianza de Gallardón, y ha terminado el año con un expediente de regulación de empleo abortado a última hora tras fuertes protestas sindicales. Entre tanto, ha prometido poner patas arriba la cultura de Madrid, sin apenas propuestas concretas a excepción de cubrir la falta de dinero con patrocinios privados.
>> Música. El precio de las escuelas municipales de música se ha triplicado, expulsando a muchos alumnos. Pero también han subido los parquímetros, el IBI, polideportivos y talleres culturales...
>> Negro. De luto se vistieron los funcionarios municipales por los recortes salariales del Gobierno.
 El Ayuntamiento ha hecho equilibrios para tocar lo menos posible su sueldo, y las protestas no han sido notables
. Pero queda pendiente la restructuración de organismos y empresas municipales, que tienen 3.500 empleados. La alcaldesa se ha cuidado de negar que vaya a haber despidos.
>> Prostitutas. Botella prometió un plan social contra la prostitución que lleva meses congelado.
 Prepara también una ordenanza para regular esa y otras materias de convivencia (mendicidad, gorrillas, acampadas en la calle). Promete no multar a los meretrices, como propugna el Gobierno.
>> Quioscos. Botella renovó la concesión de los puestos de El Retiro entre protestas de los empresarios que llevaban décadas explotándolos. Quiso hacer lo propio con la terraza del café Gijón, pero en esta ocasión la presión social sí permitió conservar el negocio a sus dueños. Ha prometido sembrar de terrazas las plazas del centro y del área de las cuatro torres. En Sol, el Ayuntamiento prometió además árboles por encima de sus posibilidades.
>> Real. La Cañada sigue esperando un plan regional que debía estar listo en septiembre y del que nada se sabe aún, a cinco meses de que venza el plazo impuesto por Aguirre para solucionar el tema con consenso. Botella, por su parte, no ha logrado avanzar en El Gallinero, y ha dejado a su suerte Puerta del Hierro.
>> Social. Prometió no recortar en servicios sociales, y aunque lo ha hecho (escondiendo el grueso del ajuste en la atención directa de los distritos), sí ha protegido esa partida.
>> Trabajo. Gallardón ganó las elecciones en junio de 2011 con la promesa de impulsar la creación de 150.000 empleos
. Desde entonces, sólo se ha destruido empleo.
 Con Botella se han sumado 27.100 personas a la cola del paro (ya son los 254.700), a un ritmo superior que en el resto del país. Casi 95.000 llevan dos años sin trabajo, y 127.776 no reciben prestaciones, según denuncia el líder municipal socialista, Jaime Lissavetzky.
>> Urbanismo. Su gran proyecto, el nuevo plan general, no verá la luz hasta 2015, pero antes deberá solventar el revés judicial a las artimañas legales de Gallardón, que ha dejado en el aire la mayor parte del crecimiento de la ciudad en la última década. La inversión en infraestructuras está paralizada, y con ella las peatonalizaciones. Sólo se ha salvado el carril bici del centro.
>> Voluntarios. Su primera bofetada
. Botella nunca ha explicado si su apuesta por colocar a voluntarios en puestos que corresponden a funcionarios fue un desliz dialéctico o una idea política abortada por el escándalo.
>> Taxi. El Ayuntamiento ha renovado la vetusta ordenanza del sector: tarifa fija al aeropuerto, ESO obligatoria para los nuevos conductores... La norma discrimina a los enfermos de sida.
A última hora, se cayó la prohibición de usar chanclas en verano.
>> ZPAE. Botella ha aprobado una norma para reducir el ruido de bares y restaurantes en el centro que no ha gustado ni a vecinos ni a hosteleros.
Además, presume de un recorte del 11% en las emisiones contaminantes de los coches, aunque el veredicto corresponde a la UE.

 

Me enteré de mi despido en el cajero” La Universidad Rey Juan Carlos echa por primera vez en Madrid a profesores fijos Los 11 docentes supieron que estaban en la calle por una transferencia bancaria Mazazo a la Universidad Tijeretazo a las universidades públicas madrileñas


Ángel, otro de los profesores doctores, muestra su carta de despido. / SAMUEL SÁNCHEZ

“Llegué a las diez de la noche a la estación de Chamartín después de una semana de vacaciones
. Me acerqué al cajero automático a sacar dinero para coger un taxi.
 De repente vi que tenía 12.000 euros en mi cuenta.
Pensé que el cajero se había vuelto loco porque solamente tenía 2.000 euros de ahorro.
 Al día siguiente volví a meterme en mi cuenta y vi que tenía un ingreso de 10.000 euros.
 En el concepto se podía leer: Indemnización por despido.
 Así me ha echado a la calle la Universidad Rey Juan Carlos”. El relato corresponde a una profesora de Estadística de esta universidad pública de Madrid, que recibió el finiquito el jueves pasado. El burofax en el que le notificaban la carta de despido no llegó hasta el día siguiente.
No tuvo tiempo para reclamar.
 La Universidad Rey Juan Carlos (URJC) —con 1.653 docentes— cerró por vacaciones justamente el viernes al mediodía hasta el próximo 20 de agosto. Tampoco ha podido informarse F. G., profesor contratado desde 2003.
 “Para acceder a esta categoría es necesario pasar un proceso de acreditación por parte de una agencia nacional o autonómica, independiente de la universidad. Por ejemplo, yo estoy acreditado por la agencia nacional Aneca, que verifica que tenemos la experiencia docente e investigadora necesaria”.
Como ellos, otros nueve docentes, también contratados doctores (es decir, personal no funcionario pero indefinido), fueron despedidos la semana pasada, en plenas vacaciones, sin previo aviso.
 La URJC no precisó a este diario si hay o habrá más. “Primero te mandan el dinero y luego te dicen que es porque te despiden”, se queja Clara Simón, profesora doctora de Estadística, que también se enteró a través de la inesperada transferencia bancaria. El centro asegura que ha cumplido con la normativa laboral al comunicar los despidos.
Los docentes no tuvieron tiempo de reclamar porque la URJC cerró por vacaciones el mismo día en que les llegó la carta de despido
La Rey Juan Carlos justifica en la carta de despido de 13 páginas que debe ajustarse al último recorte impuesto por la Comunidad de Madrid en la ley 4/2012, que consagra un tijeretazo de 175 millones en las seis universidades públicas de la región.
 En el caso de la URJC, supone recortar entre 15 y 16, según el escrito. Otro de los argumentos que esgrime es la carga lectiva en los departamentos afectados, según el centro, escasa, por debajo de la media.
En el caso de Estadística, los docentes afirman que el centro lleva dos años quitándoles asignaturas y que ellos no deberían pagar por la “mala organización”.
Extracto bancario de otra docente en el que aparece el finiquito y el día en que se hizo la transferencia.
Los once afectados trabajaban en los departamentos de Estadística, el de Computación y el de Tecnología Electrónica.
 Un director de uno de los departamentos afectados, que pide anonimato, está muy descontento con la manera de proceder del rectorado.
 Asegura que se enteró de los despidos de su personal a través de un e-mail que recibió el viernes pasado, el mismo día que se recibieron los burofaxes
. “Han despedido a personal contratado fijo sin que haya sido aprobado por el Consejo de Gobierno, que representa a toda la universidad”, se queja.
 El último consejo se celebró el pasado 22 de junio. En ningún punto del orden del día se menciona la difícil situación económica que sufre esta universidad.
El despido de personal con contrato indefinido es inaudito en las universidades madrileñas, según Marcelino Prado, de UGT. De hecho, a este representante sindical no le consta que ninguna otra haya tenido que recurrir aún a despidos de docentes para ajustarse al recorte. La URJC empezó a echar a profesores en julio, al no renovar a unos 200 asociados, un tipo de contrato que se firma cada curso.
Ante la falta de información, unos 250 profesores se reunieron el pasado 13 de julio con el vicerrector de Ordenación Académica, Fernando Suárez. Ángel, uno de docentes en la calle, recuerda que el vicerrector les aseguró en varias ocasiones que los despidos afectarían solo a los contratos temporales y no a los fijos. “Suárez se comprometió y los fijos nos fuimos más tranquilos a casa”, explicaba ayer. Apenas 20 días después llegaron las cartas de despido. Este ingeniero de minas, de 46 años, llevaba ocho años trabajando en la URJC y tenía varios proyectos de investigación firmados con la universidad. No sabe qué va a pasar con ellos ni con los investigadores que estaban a su cargo. “Tampoco me atrevo a contárselo a mi chica, que está embarazada”, dice.
El departamento más afectado ha sido el de Estadística, donde trabajaban siete de los once docentes que se han ido a la calle. De sus 13 profesores, solo se quedan los que tienen plaza por oposición. Varios de ellos relacionan el hecho de que muchos despidos se concentren en Estadística con el enfrentamiento que mantiene el rector, Pedro González-Trevijano, con uno de los catedráticos de Estadística, David Ríos. Ríos, que se presentó a las últimas elecciones, recurrió la candidatura de González-Trevijano al considerar “fraude de ley” que concurriera por tercera vez. El Tribunal Superior de Justicia le dio la razón, pero Trevijano acudió al Constitucional, que mantiene la decisión en suspenso.