Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 dic 2012

Vuelo, podredumbre y mucha risa


Emilio Gutiérrez Caba y Eduard Farelo, en una escena de 'Poder absoluto'. / Paco Am
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Vuelo nocturno. Sigue volando alto José Luis Gómez (próximos aterrizajes: Gijón, Murcia, Granada, Málaga) en El Principito, espectáculo creado y dirigido por Roberto Ciulli a partir del texto de Saint-Exupéry, y estrenado en La Abadía. Poderosa idea central: no hay niñito mágico de rizos rubios y casaca celeste. Gómez es aquí un Peter Pan desharrapado y alcohólico que viaja hacia la muerte, un hombre que se aleja, el “ser de lejanías” que dijo el filósofo.
 En la maleta, su ropa y zapatos infantiles.
 En la cabeza un sombrero con muchas lluvias, en la mano un biberón de Anís del Mono. Hablando de monos y de lejanías: el simio de Informe para una academia miraba hacia un mundo extraño por recién descubierto; el príncipe caído de esta fábula mira hacia un mundo extraño porque se le va, porque ya empieza a no estar en él.
 Han pasado cuarenta años entre una y otra función, y José Luis Gómez sigue atrapando y destilando esa mirada pura, desolada, con eternos calambres de frío, con el brillo de metales alegres.
 Pureza en su mirada y pureza en su juego escénico, que tiene mucho de clown de cine mudo y del desvalimiento neorrealista de Antonio Vico en Mi tío Jacinto.
José Luis Gómez sigue atrapando y destilando esa mirada pura, desolada, con eternos calambres de frío
Sobre un viejo telón rojo, una bicicleta con alas, como la de Fifí la Plume: el aeroplano del aviador/narrador, caído en tierra incógnita.
 Una tiza para dibujar un cordero, el cordero ya en su ataúd, un ataúd en el que cabe un hombre. Juegos para espantar la muerte, pero que una y otra vez desembocan en ella. Circo íntimo, reconcentrado, esencial. En texto y duración: poco más de una hora.
Quizás, puestos a ser minimalistas, todavía sobra algo, alguna pincelada que se demora, como el penacho de Casablanca, un tanto gastado por el uso; algún pequeño empantanamiento en los juegos de la pareja.
 La compañera de juegos de Gómez es Inma Nieto, que ya fue bufón de Lear y confidente de Berenguer, dos reyes caídos: muy adecuada, por tanto, para este viaje
. Ella es el aviador, la rosa, el rey, el zorro, la serpiente. A veces recuerdan a Gelsomina y el Poeta; a veces concitan ecos de Lorca (“Esta guerra de los corderos con las flores ¿no es importante?”), y son, un poco, la Gata y el Niño muertos de Así que pasen cinco años
. En otros momentos (subrayo: momentos) el registro infantil de ella está un poco forzado, y con esto quiero decir que el alcohol de su pureza tiene menor graduación que el de Gómez: tiene más elementos de composición, de artificio. Pero es muy bello su vuelo en el pasaje del zorro anhelando vínculos, y muy hermosa también la idea (y la resolución) del beso de la serpiente, el dulce veneno de la esfinge que liberará al príncipe de su vieja envoltura, su caparazón mortal, mientras el acordeón toca un alegre réquiem a modo de despedida.

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Peña escribió la función hace siete años, pero el arranque hace pensar en una actualidad rotunda:
En las cloacas. Poder absoluto, recién estrenada en la Villarroel barcelonesa, es el primer texto dramático de Roger Peña Carulla (familia de abolengo teatral), que también firma la dirección.
 Peña escribió la función hace siete años, pero el arranque hace pensar en una actualidad rotunda: financiación de partidos, comisiones de obras públicas (“nosotros firmamos contratos. Es más higiénico y deja mucho más margen”, dice su protagonista) y, en definitiva, la presunta razón de Estado como justificación de todas las vilezas. Más tarde veremos que la historia, ambientada en Viena en los años noventa, se inspira en el caso Waldheim. Arnold Eastman (Emilio Gutiérrez Caba), veterano conservador austriaco aspirante a la Presidencia, ha convocado en su mansión a Gerhard Bauer (Eduard Farelo), joven tecnócrata, idealista y ambicioso, para encomendarle una misión confidencial. Bauer venera al viejo líder, pero no tarda en comprobar que tras la máscara de líder incorruptible se oculta un cínico abismal, corrupto hasta la médula, y con un terrible secreto.
 Algunos pasajes del debate inicial se han quedado viejos por la velocidad de la rapiña (“el poder está en manos de los partidos y puede controlar a los mercados”), pero otros tienen una notable concisión conceptual, como la visión de Eastman de la guerra y el tercer mundo, cifrada en este aparente trabalenguas: “Necesitamos su sufrimiento para prosperar, y ellos necesitan nuestra prosperidad para que les ayudemos a aliviar su sufrimiento”.
La trama sigue las pautas del duelo psicológico con giro final, entre La huella de Shaffer y Tomar partido, de Ronald Harwood.
 Muy bien construida y sostenida, atrapa y no suelta de principio a final (75 minutos sin intervalo), aunque con dos pegas: hay personas más adecuadas para cumplir el encargo central que un concejal de urbanismo, y las revelaciones del último tercio resultan un tanto apelotonadas.
Emilio Gutiérrez Caba está soberbio, segurísimo, arrasador, al fin con un papel a su altura, en la línea de su doctor Miranda en La muerte y la doncella, de Ariel Dorfmann: sirve con absoluta viveza y constantes matices un texto brillante, pero que en otras manos podría caer en lo discursivo. Eduard Farelo aguanta el envite (y contraataca) con su poderío habitual, aunque para mi gusto dota al personaje de un nerviosismo y una crispación un poco excesivos: no le hace falta. También hay que destacar la sobria pero atmosférica escenografía de Carles Pujol, esa singular combinación de despacho de madera oscura, añosa, con aires de club inglés, y el sepulcral invernadero con enredaderas y tulipanes.
Me gusta Poder absoluto porque su clasicismo formal, su control de los tempos y los efectos, es sorprendente en una primera obra, y porque tiene las hechuras, tanto en texto como en interpretaciones, de una función de Broadway. Cuenta con todos los mimbres para convertirse en un éxito.

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Sigue la racha. También he visto dos comedias estupendas: Aventura, la nueva obra (en formato standard, pero sin perder de vista el fulgor episódico) de Alfredo Sanzol y las T de Teatro, en el Lliure. El texto, la dirección, la escenografía y las interpretaciones son de orfebrería, destacando una Ágata Roca que se sale de gracia, de emoción y de encanto.
 Y Smiley, de Guillem Clua, en la Flyhard, un romance gay delicioso y divertidísimo, con dos soberbios actores (Ramon Pujol, Albert Triola) y una impecable dirección del propio autor: he ahí otro triunfo en puertas. Se lo cuento en breve. De momento, vayan reservando entradas.

“Estoy sin un duro”

No hablo por mi, que eso no es noticia, anda sin un Euro : Nada más y nada menos:

El presidente del Ifema, Luis Eduardo Cortés, 

 

El político y presidente del Ifema Luis Eduardo Cortés, fotografiado en el Museo Nacional de Antropología en Madrid el miércoles. / CRISTÓBAL MANUE
Es un neandertal político y se confiesa perteneciente a la subespecie de los “depredadores” si se trata de mujeres.
 Eso desde el punto de vista antropológico, que es el que a él más le gusta
. Desde el punto de vista económico, dice que está sin blanca, pero que, si pudiera, invertiría en tierra. Asegura, al más puro estilo O’Hara, que lo que el viento de la crisis se llevó, se está llevando y se llevará no podrá con ella:
“La tierra es un bien limitado, hay la que hay”. También señala a algunos pisos pequeños del centro de Madrid como valor seguro y a algunos objetos de su propia colección, como ediciones antiguas de libros. Las joyas “tienen solo el valor del disfrute personal”… No es el Oráculo de Delfos, pero desde su puesto, Luis Eduardo Cortés (Madrid, 1943) divisa todos los movimientos del empresariado y, por ende, las movedizas arenas del mercado.
 Es el hombre que sustituyó hace cinco años a Gerardo Díaz Ferrán –desde el miércoles encerrado bajo fianza millonaria en la cárcel de Soto del Real de Madrid por fingir ser insolvente y no pagar– como presidente del mayor centro de ferias de España: Ifema
. No parece dispuesto a seguir los ambiciosos pasos del expresidente de la CEOE, pero los dos negocios de Cortés, dos clásicos de la restauración madrileña, los restaurantes de lujo Jockey y Club 31, han quebrado, y algunos empleados han estado meses sin cobrar.
Colecciona soldaditos de plomo, pero no tiene un kilo de oro guardado en casa como el exjefe de los empresarios –“Ahora no es rentable, el oro está muy alto y solo bajará”–.
Eso sí, ha acumulado unas cuantas piedras, porque fue gemólogo antes que concejal, consejero de urbanismo y vicepresidente con Alberto Ruiz-Gallardón en la Comunidad de Madrid, presidente del PP de Madrid, senador, diputado popular en las Cortes y también consejero con su madrina, Esperanza Aguirre, a quien le debe su puesto actual
. Ahora, con todo el dolor del corazón de su madre (Conchita, 101 años), ha tenido que vender las joyas de la corona de la familia
. Los dos locales, con aires de selectos clubes ingleses, que fundó su padre, Clodoaldo, hace casi 70 años y que han reunido durante décadas a la flor y nata de la capital: “Ya no eran rentables. Me he gastado lo que tenía ahorrado en ellos los dos últimos años, de mi bolsillo y sin llorarle a nadie, no lo podíamos mantener, estoy sin un duro”.
“En 69 años de vida, no he conocido nada mejor que la mujer. Ha habido muchas, muchas, de muchos países del mundo; no soy enamoradizo, soy más depredador”
Fuma tabaco de un paquete dorado, el mismo desde que hace muchos años viajó a Londres, no precisamente para aprender inglés
. Dominaba el idioma de Shakespeare desde los diez años, y el francés, desde los siete, gracias a sendas institutrices que visitaban la casa en la que se crio con sus padres y sus dos hermanas en la madrileña calle de Montalbán, junto a la iglesia de los Jerónimos. Es el segundo hijo de un hostelero salmantino “hecho a sí mismo” –empezó de camarero en el hotel Ritz–, que le dejó en herencia sus negocios y propiedades, y de una sevillana centenaria con la que todavía hoy comenta las noticias de la prensa.
 Lleva gemelos en los puños de la camisa y una cruz de Malta en la solapa del traje. Tiene carné del PP, aunque es un centrista confeso, y del Real Madrid, aunque despotrique de Mourinho
. Y pinta de haber comido faisán, aunque deguste un lacón con grelos y un bloody mary durante esta entrevista en un restaurante gallego cercano al Ifema. Aquellos maravillosos años del faisán asado a las uvas del Jockey…
No. Cortés no es un señor que destile nostalgias ni melancolías.
 No se considera empresario: “Si hubiese llevado yo los negocios, otro gallo habría cantado”. A él lo que de verdad le tira, aparte de la política, es la antropología. Está obsesionado con el origen del hombre. Ha leído mucho para no llegar a ninguna conclusión. Bueno, sí, a alguna sí ha llegado: “En 69 años de vida, no he conocido nada mejor que la mujer
. Ha habido muchas, muchas, de muchos países del mundo; no soy enamoradizo, soy más depredador”. Las de su vida: su madre, su mujer – se casó a los 39 años–, su hija… En el plano intelectual, se ve a sí mismo como un hombre de actitud renacentista: “Salvando las distancias, sé de casi todo un poco (religión, filosofía, historia…), me interesa el ser humano”. Así, sin complejos. “El complejo es uno de los problemas de nuestro país, aparte de España y los españoles”, suelta.
Y acto seguido pregunta con pasión: “¿Sabes que tenemos un porcentaje de genes del neandertal?”.
“[Esperanza Aguirre] es amiga, una señora con cualidades naturales para la política. De lo mejor que tenemos. Un político lo es hasta que se muere, puede reaparecer en cualquier momento”
Su osadía vital no le ha mantenido exento de polémicas. Si hay un símbolo de la guerra soterrada que mantuvieron Gallardón y Aguirre durante sus sincronizados mandatos fue Cortés. Primero estuvo con él. Luego, con ella. Y se quedó con ella, que le puso en bandeja su trono en el Ifema, mientras el entonces alcalde de Madrid presentaba un recurso en los tribunales por supuesta incompatibilidad en el cargo. Y es que en aquellos tiempos Cortés coqueteaba con el mundo de la empresa y era presidente de la inmobiliaria Sacyr Vallehermoso, la misma que realizaba las obras de ampliación en el recinto ferial y que subía el presupuesto mes a mes. Era feo, pero no ilegal, ser presidente de ambas cosas. Perdió Gallardón: “Aquello lo hizo para fastidiar a Esperanza. Luego no ha triunfado, no ha alcanzado su meta”. Ganó Aguirre. Y Cortés –que dejó Sacyr– por extensión: “Es amiga, una señora con cualidades naturales para la política. Es de lo mejor que tenemos. Ha hecho lo que le apetecía y me parece bien, pero un político lo es hasta que se muere, puede reaparecer en cualquier momento”.
La que fuera su madrina –aunque él diga que “ya había hecho todo” antes de conocerla–podría revolverse y, de un plumazo, quitarle el puesto que otro día le brindó: “La van a marear mucho con eso ahora”, dice él, sin afirmar ni desmentir, pero sin dejar de manifestar lo a gusto que está en su sillón. Siempre ha habido depredadores (y depredadoras).
 Por si acaso, Cortés se ha inventado un país llamado Congostium (Editorial Gadir), le ha dado forma de novela y se ha metido dentro.
Por ciert o El Soto del Real dónde está detenido Diaz Ferrán, es el Nombre de una Zarzuela, Ay Dios mio, una zarzuela es lo que están montando el PP. Y Diaz Ferrán se fue a Galicia a visitar a Santiago, el Santo, y va a pedirle por los trabajadores y por la Crisis, esto más que una Zarzuela es una öpera Bufa!!!

Ave Twitter purísimo...Lo que faltaba para un Euro

Menos mal que Benedicto XVI ha decidido subirse al tren de la modernidad. No esperar al 12 del 12 de 2012 para saludar a su Santidad como mandan los cánones.Lo Hará su nuevo Secretario que el otro robó no se cuanto y solo le pusieron una pena de pagar una cantidad, ni la 5ª parte de lo robado....Eso cuando topamos con la Iglesia resulta que esta ya anda Twuiteando, ya sabíamos por Santa Teresa que Dios andaba hasta entre los pucheros, así que ahora anda por las redes sociales.

VINCENZO PINTO (AFP)
Anoche tuve un planazo de velada.
 Como está todo dios de puente antes de que los cercene Soraya previo permiso de Rouco, y ando más tiesa que Tita Thyssen antes de vender el Constable, en vez de ir otra vez al japo del barrio de sujetavelas de mi íntima y el novio, me compré en unos chinos un cirio propiamente dicho y me colé de oyente en la vigilia de la Inmaculada a ver si se me pegaba algo.
 De lo de inmaculada, no, víbora: vale que no recuerdo la última vez que hubo fiesta por esos pagos, pero esa membrana ya no me la recompone ni Monereo. De lo que andaba yo ávida es de la paz de los beatos. Esa serenidad, ese karma, ese levitar del que habla y no para Tamara desde que se cayó del Smart y se bajó los Evangelios al smartphone. 
A ver si así me convierto, pensé, y transformo en oblea buena la mala hostia que se me ha puesto al ver las revistas.
A poca sangre que te quede en las venas, te pones verde de envidia, roja de lujuria, blanca de ira, y ciega de avaricia con esas portadas.
 Como la pereza, la gula y la soberbia ya las llevo yo de serie, cae una en los siete pecados capitales sin salir del quiosco.
 Por no hablar del complejo que te entra.
 De pobre, de fea, de gorda, de gilipollas.
 Mira si no a esos príncipes Guillermo y Kate de Inglaterra anunciando al planeta que ella está preñada del heredero del heredero de su real abuela, su majestad la Reina, con esa sonrisa llena de piños y ese pelazo al viento. Bueno, esto último ella sola, porque él tiene poco que agradecerle a God en ese terreno.
 Y qué me dices de Rafa Medina y Laura Vecino, duques que dicen que son de Feria, saliendo de la Ruber con sus mellizos en brazos, niño y niña, faltaría más, la recién parida con unos pitillos blancos que no me pude poner yo ni cuando perdí una arroba con la Dukan.
 O de Carlota de Mónaco, haciendo la india por esos picaderos del mundo patrocinada de Gucci de arriba abajo. Dentera, es lo que dan, hablemos claro.
Convengamos, hermanos en la fe rosa, que, al lado de semejante pluscuamperfección pija, nuestras vidas de pobres de espíritu, y de lo otro, son un asquito, por mucho que digan los curas que para nosotros será el reino de los cielos
. Vale que últimamente los royals andan de capa caída –esa Letizia repitiendo más conjuntos que Jesús Vázquez, esa Rania encerrada en palacio con sus modelazos cogiendo polvo, esa Charlene que no concibeniatiros–, vale que los ricos van así como de tapadillo, vale que han trincado a Díaz Ferrán con todo el equipo y un toblerone de colorao que para sí lo quisiera El Cigala para hacerse un crucifijo tamaño folio. 
Vale que luego acaben todos en el limbo purgando sus excesos, pero ¿y lo bien que se lo pasan hasta ese momento?
A por respuestas a todo esto fui a la quedada esa.
 Un tostonazo, tú
. Una murga de tal calibre, que a su lado Radio María parece Loka FM.
 Menos mal que Benedicto XVI ha decidido subirse al tren de la modernidad y hacerse un Twitter. No puedo esperar al 12 del 12 de 2012 a las 12, para saludar a su Santidad como mandan los cánones: Ave Twitter Purísimo, ¿no?
 Le voy a brear a tuits, retuits y a favs, a ver si así me gano la gloria en vida, que la eterna ya me la tengo bien currada en este valle de lágrimas.