Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 nov 2012

Frida abre sus Armarios.

El ropero de la artista mexicana Frida Kahlo ve la luz tras medio siglo oculto

Las prendas han sido inspiración de diseñadores de todo el mundo.

Yo solo recuerdo que en sus fotografías sacaba unos horribles vestidos de esos Mejicanos, lleno de volantes y con muchas flores. 

 

Hay un misterio en casa de Frida Kahlo
. No es difícil creer en fenómenos paranormales en la vivienda que la artista compartió con Diego Rivera en Ciudad de México, hoy museo inundado de pertenencias personales, dibujos y sillas de ruedas; Frida y Diego por los cuatro costados, como si el tiempo se hubiese parado en los años cincuenta.
 Quizá sea el surrealismo característico de México el que permita que algún trabajador de la Casa Azul de Coyoacán comente, en voz baja, que las prendas de Frida llegan ligeras a la sala de restauración y al final del día vuelven pesando más
. Como si Frida (Ciudad de México, 1907-1954) se reencarnara en su ropa.
El autor del supuesto milagro de reencarnación es Renato Camarillo, de 24 años, que, con guantes y bata de cirujano, toma las prendas con cuidado y las regresa a la vida.
 A contrarreloj, para que el próximo 22 de noviembre se inaugure la muestra Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo, que por primera vez exhibe faldas, blusas, pantalones, joyas, zapatos y otros objetos personales encerrados durante medio siglo en la casa que compartió con Diego Rivera.

Frida Kahlo pintando un retrato de su padre, Wilhem, en 1951. / Gisèle Freund
La historia de las pertenencias perdidas de la artista, fallecida en 1954, tiene también su dosis de surrealismo mágico: permanecieron 50 años guardadas en un cuarto de baño y varios baúles y roperos
. Allí las relegó el testamento de Diego, que exigió 15 años de veto en un intento de preservar la intimidad de la pareja.
 La albacea, Dolores Olmedo –de la que se dice que era rival amorosa de Frida, pero cuya profesión conocida fue la de coleccionista de arte y musa de artistas como Rivera–, se tomó el deber de preservar el legado con tanta seriedad que mantuvo cerrados los cuartos mucho más; hasta su muerte en 2002.
 “Mi mamá pensó: ‘Si Diego quiere que se cierren, vayan a saber qué haya ahí dentro”, explica su hijo, Carlos Phillips, director del Museo Diego Rivera-Anahuacalli y del Museo Dolores Olmedo.
Dos años después, un equipo abría por fin las habitaciones, “llenas de polvo”, agitadas por terremotos y maltratadas por la lluvia y algún animal que se coló, rememora Hilda Trujillo, la directora de la Casa Azul. De los baños y los baúles salieron durante meses 6.000 fotografías, casi 200 prendas de vestir y montones de medicamentos, corsés, documentos, joyas… Trujillo recuerda aquel colosal descubrimiento como un evento emocionante
. Los documentos políticos que Rivera temía desvelar, agrega, perdieron interés.
 Lo personal, en cambio, se ha revalorizado. La gente tiene hambre de Frida, la torturada, la excéntrica, la incombustible.
La ropa de Frida no era solo ropa.Si Eso es verdad.
 Kahlo aprovechaba el vestido para “exhibir convicciones de mexicanidad y políticas”, explica Circe Henestrosa, comisaria de la exposición.
Será como ese Museo de Rocio Jurado pero en Mejicano.
 Por ello, esta muestra se centra en dos significados clave de su vestimenta: etnicidad y discapacidad, señala. Etnicidad, porque la reivindicación de lo indígena de Kahlo resultaba llamativa en los círculos de intelectuales mexicanos, que seguían la moda europea.
Bueno, ella quería destacar "por algo" y descubrió que sus vestidos estrafalarios lo conseguian, sus joyas eran también de todo menos discretas, disfrazaba su herido cuerpo, pero resaltaba su fealdad.O creía que así sería distintas a todas las mujeres y lo conseguía.
 Frida encarnó la mexicanidad basándose en lo indígena, un concepto menospreciado ayer y hoy en este país.
Y yo insisto uno es suficiente para reivindicar lo que sea, los demás son realmente horrorosos se mire por donde se mire, aún los que adoraron a Frida.
 Discapacidad, porque Frida dominaba su cuerpo dañado mediante su ropa.
Muchas prendas pertenecen a la tradición tehuana no por casualidad.
 Además de que hay fotos de la familia materna de Kahlo con estos trajes, ella distraía con sus blusas recargadas la mirada sobre sus imperfecciones: la pierna derecha le quedó deformada tras sufrir polio de niña.
Después llegó el accidente de tranvía en el que quedó atravesada por un pasamanos.
 Y luego, durante casi toda su vida, sufrió los corsés (que customizaba) para enderezar la espalda y múltiples intervenciones para intentar aplacar un dolor incesante.
 “Además, las tehuanas administran la sociedad; el vestido es símbolo de poder femenino”. Eso sí, algunas teorías dicen que lo adoptó para complacer a Diego.Mujeres inteligentes, como Frida que vivia siempre controlando su dolor físico, el otro, el del alma, se lo curaba con otras cosas porque Diego, al que amó fuera de todo sentido común, la haría sufrir estando con otras mujeres, y ella se relacionaba con las amantes de Diego Rivera, más o menos lo que hizo Sartre y Simone de Buvoir.
Aquel cuarto de baño que guardó los secretos de Frida es hoy un almacén y la ropa se traslada a diario a la sala de restauración, donde Camarillo se aplica en dejar listas las prendas para asomarse de nuevo al mundo
. Veintidós atuendos rotarán para no dañarse, porque “un objeto textil debería descansar tres años tras estar en exhibición cinco meses”.
 Los arreglos de faldas, pantalones, enaguas, blusas, corsés y trajes de baño se distinguen de los originales, a propósito, para no “falsear” el resultado.
 La revista Vogue, que, como otras, recurre a Kahlo periódicamente como icono de estilo – ya en 1937 publicó una foto tomada por Toni Frissell–, también participará en la exhibición, con motivo de la cual lanza un número monográfico dedicado a la artista, con su icónica y poderosa imagen en portada.
 La influencia de la mexicana en la cultura pop y en el diseño internacional es evidente en diseñadores como McQueen, Gaultier, Riccardo Tisci, Rei Kawakubo o Viktor & Rolf. Frida vive.

La otra vida de los otros...........Carlos Boyero

El actor francés Fabrice Luchini, en una imagen de 'En la casa'.
François Ozon siempre ha demostrado ser un director personal e identificable, lo cual no avala que todo hayan sido aciertos en su larga filmografía
. Ozon, que es un hombre joven, mantiene el ritmo estajanovista de rodar todos los años una película e incluso dos a veces.
 Ese acelerado ritmo, por necesidad imperiosa de expresarse o de llenar el tiempo, por miedo al aburrimiento o al vacío, para espantar fantasmas y mantener lo más lejos posible a la muerte física o emocional, en el caso de algún tipo genial como Woody Allen mantiene un nivel de calidad muy alto. Evidentemente, acumular una obra maestra tras otra es imposible, pero incluso en las películas más débiles o fallidas de Allen (que las tiene) nunca faltan un par de ocurrencias deslumbrantes, ideas que solo se le pueden ocurrir a él.
A excepción de haber dirigido alguna comedia sofisticada, muy al gusto francés, con más pretensiones que gracia, el cine de Ozon se ha caracterizado siempre por la turbiedad psicológica, el retorcimiento mental, la amenaza abstracta o real. Cuando funciona, ese universo te inquieta perdurablemente y cuando se pasa de rosca te puede irritar o aburrir hasta extremos peligrosos.

EN LA CASA

Dirección: François Ozon.
Intérpretes: Fabrice Luchini, Ernst Umhauer, Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner.
Género: Drama. Francia, 2011.
Duración: 105 minutos.
Con En la casa, Ozon logró algo tan insólito en el último Festival de San Sebastian como poner de acuerdo a todo el mundo, al jurado, al público y a los cronistas sobre el notable interés de su última criatura
. En ella aparecen las mejores virtudes de su cine y es muy difícil encontrar antiguos defectos. Es una película tan extraña como turbadora, cuenta con talento una historia perversa, nada en ella es previsible o gratuito, te inquieta desde el arranque y mantiene la tensión.
El planteamiento, basado en una obra de teatro de Juan Mayorga que no he leído ni visto sobre un escenario, te asegura que vas a introducirte en aguas turbulentas
. Un amargado profesor de literatura que abandonó hace mucho su carrera literaria, alguien que echa pestes del arte moderno que intenta vender su esposa en una galería y que se desespera ante la trivialidad y el embrutecimiento de sus alumnos, descubre en la redacción que ha hecho uno de ellos sobre la vida familiar de un compañero que está ante un adolescente con inteligencia penetrante y cruel, alguien que combina con habilidad la ficción y la realidad, un tenebroso manipulador emocional.
El chantaje y la adicción son mutuos entre ese profesor enganchado insanamente a los progresivos relatos de su alumno sobre esas vidas ajenas que disecciona y explota, sobre la mezcla que este hace con lo imaginado y lo verdadero.
 Sabes que esta gente enfangada moralmente, que ha convertido en una obsesión esa ventana indiscreta para observar y manipular la vida de los otros, va a sufrir en su piel y en su cabeza las consecuencias del peligroso juego que han inventado, que todo se va a tornar aun más complejo y tenebroso.
 Ozon ha creado unas relaciones pervertidas y las desarrolla con suspense y matices
. En la casa es su mejor película.
Lo malo de Boyero es que o te hunde hasta las profundidades de la Tierra, o te sube al cielo hasta que la Luz del Sol te ciegue, y eso es lo malo.
No te sabes, a priori a que atenerte, no hay esos dos etremos, peero para él es sencillamente Malo o Bueno.
Por cierto que Wody Allen ha hecho verdaderos bodrios, no porque te guste todo es bueno, recuerdo la tortura aquella con Penólope Cruz, (No sé aún que le ven de buena actriz), me olvidé el título, pero salía Barcelona, creo que a Woody le gustó mucho Barcelona y más Penelópe, cosa que irrito a su essposa, esa chica que fue hija de su mujer Mia Farrow pero quiso molestarla, cuando quizás ya a estas alturas andar con Woody debe ser un peñazo, por cierto, su actual mujer es muy fea no les parece?.

8 nov 2012

Obsesiones y Manias de Isabel de Austraia

Sissi, bulímica y anoréxica
LA AUREOLA romántica de la Emperatriz ha ocultado sus obsesiones por el físico. Su afición a comer dulces de forma compulsiva era compensada por maratonianas sesiones de gimnasia y dietas a base de carne cruda y sangre de buey

MÓNICA FOKKELMAN. Viena

Sissi Emperatriz no era la dulce princesita encarnada en celuloide por Romy Schneider. Vivía obsesionada por su delgadez, algo que afectó a su salud y a su carácter. / CORBIS
Las valiosas piezas de platería y porcelana imperiales que se exhiben en la mesa de banquete del vienés Palacio de Invierno de Hofburg (Austria) no adornaron los ágapes de todos los miembros de la Casa Habsburgo que durante siglos ocuparon las diferentes alas del palacio.

Aunque las exigencias del marketing turístico nos hagan revivir la tradición imperial y el ceremonial palaciego, la emperatriz que más se saltó las reglas protocolarias, ausentándose en muchas ocasiones de las comidas reales, fue Isabel de Austria, más conocida por Sissi.

Casada desde los 16 años con el Emperador Francisco José, a los 25 años Sissi empezó a obsesionarse con su figura que quería mantener perfecta, según relata el libro Programas de las dietas de Sissi, que acaba de publicar la editorial austriaca Amalthea, de la escritora Gabriele Praschl-Bichler.

Con el enfermizo fin de mantener su peso de 50 kilos (repartidos en una estatura de 1,72) y de guardar su cintura de tan sólo 47 centímetros, Sissi se inventó una serie de dietas de adelgazamiento y hábitos alimenticios. A falta de especialistas en nutrición, que no existían en su época, nadie podía decirle a la emperatriz que su cuadro correspondía al de una enferma bulimaréxica. La palabra comprende a los aquejados de las dos enfermedades nutricionales más extendidas del Occidente actual: la bulimia y la anorexia.Se observa en personas propensas a los atracones de comida compensados con la obsesión compulsiva de hacer ejercicio.

Sus comportamientos obsesivos no sólo afectaron a sus dietas sino también a sus ocupaciones diarias, marcadas por un frenético afán de moverse, de no sentarse, de andar horas y horas por el monte y de montar otras muchas horas más a caballo.

El desencadenante principal de esta recalcitrante manía de mantenerse bella y delgada surgió a raíz de sus tres primeros embarazos.Sissi tuvo cuatro hijos: Sophie (que murió a los dos años), Gisela, Rodolfo y Valéry. Sissi no sólo no deseó jamás descendencia.Además aborrecía a los niños y odiaba el olor de los bebés.

Las torturas a las que sometió su cuerpo grácil no solo atentaron contra su salud, sino que además aumentaron su irritabilidad y le provocaron insomnio.

Un consomé compuesto por una mezcla de carne de ternera, pollo, venado y perdiz; carne fría, sangre de buey cruda, leche, tartas, pasteles y helado constituyeron los alimentos principales de la Emperatriz. Prescindió durante casi toda su vida adulta de verduras y de fruta, a excepción de las naranjas.

Su apetito no se mostraba ante cualquiera. La Emperatriz desaperecía normalmente de la mesa si estaba en presencia de su marido o de su familia política. Los únicos privilegiados que llegaron a disfrutar de la imagen de la Emperatriz sentada a una mesa debidamente puesta fueron sus ocho hermanos y hermanas, algún que otro miembro escogido de su familia de Baviera, los Wittelsbacher; su hija menor, Valéry, a la que adoraba y a la que solía referirse como su única hija; y su profesor de equitación, el inglés Bay Middleton, de quien se enamoró perdidamente.

Se dejó influenciar por las dietas que seguían los jinetes ingleses con los que participó en un sinfín de monterías, convirtiendo el beefsteak crudo en el único alimento que solía tomar durante sus largas horas a caballo.

Ni siquiera en su castillo húngaro de Gödöllö, donde tenía su propia cuadra con más de 60 caballos, dejó de aplicar este férreo tratamiento, cuya austeridad compensaba muchas veces con la celebración de espectáculos circenses y noches de música zíngara.

Su especial relación con Hungría, país del que fue reina, es de sobra conocida. No sólo adoraba el ardor y la vivacidad de los húngaros, sino que además influyó decisivamente en el importantísimo acuerdo que se firmó en 1867 entre Austria y Hungría, conocido como el Compromiso Austro-húngaro, por el que se creó la doble monarquía conservando cada estado su propia administración e instituciones. A su preferida, Valéry, la llamaba «mi hija húngara», por haber nacido en ese país. Casi todos los diarios escritos por Valéry hacen mención especial a los arranques de apetito que de vez en cuando tenía su madre. Cuando Sissi se juntaba con sus hermanos ingería grandes cantidades de chocolate, tartas de crema y helados (su preferido era el de violetas).

SU PROPIO ESTABLO
Su bebida favorita era la leche, una de las pocas pasiones que llegó a compartir con su marido. En el palacio de verano de Schönbrunn mandó instalar un establo. Para no prescindir de leche fresca durante sus largos viajes, solía transportar vacas, cabras o corderos con ella.

Las dos semanas que solía pasar cada año en su castillo de Achilleon, en Corfú, implicaban el trasiego incesante del yate imperial Miramar, que desde Trieste hacía llegar sus pedidos de chocolote, especias, vino, cerveza y carne.

Sus extravagancias también se reflejaron en sus fantasías literarias.Entusiasmada por los relatos de Homero, convirtió sus viajes en barco a Corfú en verdaderas emulaciones de la Odisea, que revivía haciéndose atar al mástil en las jornadas más tempestuosas.

Los atracones de pasteles los compensaba con singulares dietas creadas por una terquedad inusitada y una voluntad férrea.

Las más conocidas consistían en un revuelto de cinco o seis claras de huevo con un poco de sal, o en el caldo que desprende la carne cruda, líquido que llegó a tomar a diario en los últimos años antes de ser asesinada en Ginebra en 1898 por el anarquista Luigi Lucheni, quien en realidad planeaba un atentado contra el pretendiente al trono francés, Henri de Orléans.

El kéfir, una bebida láctea espesa fermentada por bacterias y hongos que en aquella época era muy conocida en Rusia pero no se consumía en Centroeuropa, fue otro de los alimentos que incluyó pocos años antes de su muerte en sus curas de adelgazamiento.Otro de sus experimentos más conocidos fueron las «curas de la glándula tiroidea» a base de un líquido que procedía de glándulas tiroideas animales.

LA PASIÓN DE MONTAR
Como buena Wittelsbacher (estirpe que gobernó Baviera desde el siglo XII hasta la I Guerra Mundial) la equitación fue una de sus grandes pasiones. Esta afición la compartía con los Habsburgo, la familia de su esposo, que en contraposición a los Borbones, más interesados por el arte, mostraron siempre gran fascinación por la naturaleza.

La necesidad de esparcimiento al aire libre la heredó de su padre, el duque Maximiliano, hombre de espíritu liberal que inculcó a sus nueve hijos el amor por la montaña, el campo, los animales, la equitación y hasta la acrobacia circense. Una vez cumplidos los 40, Sissi siguió con sus clases de acrobacia sobre caballo a galope con Elise Renz, la hija de un director de circo.

Su afán perfeccionista como amazona no sólo afectaba al arte de montar, que realizaba muy femeninamente de lado, sino también a su atavío. Una vez sentada en el caballo mandaba coser su traje de falda larga para que los pliegues tuvieran la caída perfecta.

Sissi se negó a practicar deportes de moda como el tenis. La necesidad de un compañero de juego contradecía sus ansias de independencia. Practicó la natación, la esgrima, el senderismo y, a los 60, poco antes de morir, aprendió a montar en bicicleta.

La emperatriz díscola encontró en la gimnasia una actividad cotidiana que extendía de manera compulsiva a lo largo de varias horas, algo inusual para una dama de su tiempo. En todos los palacios en los que llegó a pernoctar mandó colocar espalderas, anillas y escaleras.

Sus paseos de seis horas por el monte inspiraban las quejas más asiduas de sus damas de compañía y personal de seguridad, que no podían seguirla. Vencer las laderas escarpadas era su debilidad, y las coronaba gracias a su frenética y exaltada necesidad de movimiento.

Sissi prohibió colocar sillas en sus salas de audiencia y dicen que andaba de un lado a otro mientras escuchaba a las visitas.

A partir de 1882, a la edad de 45 años, pocos meses después de abandonar la equitación (al parecer nada más conocerse el anuncio de casamiento de su profesor de equitación, Bay Middleton) empezó a aprender esgrima, y sustituyó las monterías y la caza del zorro en Inglaterra o Irlanda por las largas marchas. En una ocasión anduvo 30 kilómetros en tan sólo siete horas.

Su vanidad se acrecentó a lo largo de los años y ni siquiera las noches le proporcionaban el merecido descanso. Para preservar su figura decidió ceñir sus caderas con paños húmedos varias veces por semana.

Sus actividades corporales compulsivas y su estrechez de miras a la hora de alimentarse acrecentaron un carácter ya de por sí neurasténico, afectando negativamente a su salud.

 Sissi sufrió reúma, neuritis y edemas por todo el cuerpo, causados por su ayuno flagelante.

Desde los 44 años sufrió casi permanentemente dolores de ciática y acumulación de líquido en las piernas. Sus visitas a los balnearios de Karlovy Vary, Gastein, Baden-Baden o Bad Kissingen no contribuyeron demasiado a mejorar su estado. El único médico que logró cambiar un poco sus manías nutritivas fue Georg Metzger, que probablemente echó mano de la psiquiatría.

PROHIBIDAS LAS FOTOS
A partir de los 50, el cutis de Sissi estaba muy deteriorado, motivo por el cual siempre llevaba velo. Las últimas fotos o cuadros que se hicieron de la emperatriz datan de cuando tenía 30 años. Tras cumplirlos se negó a posar más, y su pésima dentadura nos ha privado de imágenes risueñas.

Hace años, una exposición organizada en Austria rompía con la aureola romántica tejida alrededor de la emperatriz, sobre todo a raíz de las películas protagonizadas por Romy Schneider, y mostraba el contenido del botiquín que solía llevar en sus viajes.

En él no faltaban un frasco de morfina ni la jeringuilla para la cocaína.
Romy Schneider, curiosamente se dice que murió de sobredosis de Heroina, era heroinómona

Historia de Mujeres, Mujeres para la Historia

Hay Reinas, Princesas, que pasan a la Historia, pocas mujeres que no tenga ese rango aparece en ella, salvo amantes de Reyes que son de la Corte, o Mujeres que se impregnan en la lucha de Mujeres en Revoluciones, o bien tienen aspectos interesantes, casi siempre amparadas o desamparadas por hombres que También han pasado a la Historia, pocas son, se catalogaron de visionarias, o de tener enfermedades mentales, muy posible debido a matrimonios consaguineos. Mujeres en La Ciencia y en La Literatura, cuando firmaban con nombres masculinos porque no se admitian mujeres.
Isabel de Austria desde niña casi, fue llamada a Pasar a la Historia porque su personaje fue muy peculiar e interesante
. Libre como mujer, atada como Emperatriz y Reina, es particular su linea familiar de los Baviera, en la que casi todos los problemas que conlleva esa relación de parenesco predominaba, amante de la perfección, ella debia ser Perfecta, era extraña, quizás una mujer etravagante se diría , pero consiguió que a parte de pasar a la Historia por su rango, pasara casi como princesa de Cuento, cuando el Cine se apropió de su vida y nos mostró su cara más sencilla y hermosa. Y su vida fue muy complicada y compleja, y fue muy bella, hasta la obsesión para serlo.
La emperatriz Isabel de Austria -Sissi- es una figura histórica de sobras conocida. Atacada por unos, alabada por otros, compadecida por algunos, quizá nadie -ni ella misma- supo qué se escondía en su alma, qué torturaba su corazón, qué quería, qué anhelaba. 
temperamento independiente, ajeno a las normas sociales, hizo temblar a la timorata Viena y palidecer a la propia reina Victoria, a Isabel II y el rey de Grecia.
 La vieja Europa no estaba preparada para entender a una mujer como Sissi. Nadie comprendió su camino sin fin, su lucha contra lo establecido. Nadie supo ver la profunda tristeza, la vulnerabilidad que se escondían detrás de esta mujer hermosa, que encandiló al mismísimo emperador Francisco José I de Austria.


Sissi nació el 24 de diciembre de 1837 en Munich, hija de Ludovica y de Maximiliano en Baviera, un matrimonio de conveniencia que nunca fue un matrimonio bien avenido.
 Max engañaba continuamente a su mujer, es más, solía almorzar con sus hijos ilegítimos.
 No obstante, el matrimonio tuvo ocho hijos. Sissi no estaba destinada a ningún alto cargo y vivió una vida sencilla, en la naturaleza, atendida y educada directamente por su madre, a quien quiso mucho y a quien habría de añorar en Viena.
Sissi no tenía que ser la esposa elegida por el emperador sino su hermana Elena, la hermosa Nené. 
Pero Francisco José se prendó de la hermana pequeña, vestida de manera campesina, peinada con trenzas; la hermana-niña que parecía más ingenua, más dulce. En 1853, en la ciudad de Ischl, Francisco José sacó a bailar a Sissí, en contra de lo previsto, de la que se había enamorado locamente. 
Como en un cuento de hadas, Cenicienta había sido la elegida para iniciar el baile en lugar de su hermana.
 Francisco José toda la vida sintió hacia su esposa acaso más amor del que ella sintió por él.Ella solo amaba la vida, y a sus hijos con los que apenas le dejaron tener contacto.


Sissi y Francisco José se casaron en 1854 cuando ella tenía dieciseis años y él veinticuatro.
 La pareja disfrutó de una maravillosa luna de miel en Italia, al regreso Francisco José se ocupó en cuerpo y alma de todos los quehaceres del Imperio desatendiendo las demandas de su joven esposa. Sissi llegó a afirmar en cierta ocasión: " Yo amo al emperador, pero preferiría que no fuera emperador ”. Francisco José vivía muy apegado a su madre la archiduquesa Sofía, hermana de la madre de Sissi, que era según decían el hombre de palacio. 
 Sofía quiso moldear a la joven Sissi para que aceptase con profesionalidad su cargo de Emperatriz pero no lo consiguió y entre ellas se inició un desencuentro que habría de durar hasta la muerte de Sofía.
Y es que Sissi no fue una novia feliz, se cuenta que lloró como una malva y que no se consumó el matrimonio hasta pasados unos días.
 A Sissi la aguardaban en el Palacio Imperial, el Hofburg, un puñado de arpías dispuestas a criticarla, a observarla y a anularla si hacía falta. Una de sus damas era la implacable condesa Esterházy. 
 Su marido la amó, dio pruebas de ello, pero siempre se sintió apegado a su papel de Emperador, muy conservador, con lo cual no sirvió de mucha ayuda a su esposa en la lucha contra las convenciones sociales y las hipocresías de palacio. Francisco José fue un emperador a la antigua, con un gran trabajo sobre sus espaldas, que no acertó a ver que el mapa europeo estaba cambiando y, con él, toda la concepción del Imperio.La Historia del Emperador es una cuestión aparte, no resumible en pocas lineas, andaban los Estados Prusianos Revueltos y Hungria quería la Independencia de Austria, Tiempos dificiles.
 

Cuando un año después de su boda Sissi dio a luz a su primera hija Sofía, su suegra se hizo cargo de la pequeña considerando que la joven madre era incapaz de educar a su hija.
 La joven emperatriz luchó lo indecible por contravenir sus órdenes pero nada logró. 
Sólo le quedó el recurso de huir de la corte por primera vez y refugiarse en Possenhofen, donde las aguas mansas del lago y la compañía de su madre y hermanos fueron la única terapia posible para calmar su dolor. La historia volvió a repetirse un año después cuando nació su segunda hija Gisela y de nuevo su suegra organizó, controló y dispuso.
 Pero esta vez Sissi logró imponerse y, quince días después del nacimiento de la pequeña, las niñas fueron trasladadas a sus habitaciones del Hofburg. Sissi había triunfado pero sólo fue un triunfo aparente.

Gisela de Austria

En una visita a Hungría en 1857, Sissi se empeñó en llevar consigo a sus hijas a pesar de la rotunda negativa de su suegra.
 Durante el viaje, las niñas enfermaron gravemente padeciendo altas fiebres y severos ataques de diarrea. Mientras que la pequeña Gisela se recuperaba rápidamente, su hermana Sofía no tuvo la misma suerte y pereció, seguramente deshidratada.
 Su muerte, que sumió a Isabel en una profunda depresión que marcaría su carácter para el resto de su vida, propició que le fuese denegado el derecho sobre la crianza del resto de sus hijos que quedaron a cargo de su suegra la archiduquesa Sofía.
Con la agitada y perniciosa vida de palacio la salud de Sissi comenzó a empeorar.
 Los más diversos síntomas la aquejaban y los doctores que la visitaban no encontraron una solución. La propia emperatriz, presa de los nervios, llevaba una vida cada vez más extraña haciendo curas de hambre, ejercicios físicos extenuantes y rechazó totalmente la sexualidad.
 Era una anorexia nerviosa que la iba hundiendo cada vez más, agobiada como estaba en aquel palacio imperial. En ese estado, Sissi decidió emprender su primera huida de Viena para marcharse a la isla de Madeira.
 Un viaje que fue objeto de muchos comentarios en las distintas cortes europeas, veían con malos ojos que la emperatriz viajara sin la compañía de Francisco José en un yate propiedad de la reina Victoria de Inglaterra.
Rodolfo de Austria


María Valeria de Austria junto a su esposo


Tras el nacimiento del príncipe Rodolfo, la relación entre Isabel y Francisco José comenzó a enfriarse. Isabel, por su parte, sólo pudo criar a su última hija María Valeria, a la que ella misma llamaba cariñosamente "mi hija húngara ", dado el gran aprecio que le tenía al país de Hungría, lugar donde habitualmente se refugiaba y en cuya cultura y costumbres se empeñó en educarla.
 Los grandes enemigos que Isabel hizo a lo largo de su vida la llamaban despectivamente "la niña húngara" y no precisamente por el amor que su madre profesaba por tal país, sino porque creían que la niña era fruto en realidad de algún escarceo sexual que Isabel habría mantenido con el conde húngaro Gyula Andrássy. No obstante, el gran parecido que Valeria guardaba con su padre, el emperador, se encargó de desmentir tales rumores.

Dotada de una gran belleza, Sissi se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo
. Fumaba cigarrillos, algo insólito para la época.
 Adoraba la equitación, llegando a participar en muchos torneos. Coleccionaba fotos de mujeres hermosas. Sentía un gran aprecio por los animales: amaba a sus perros, costumbre heredada de su madre, hasta el punto de pasear con ellos por los salones de palacio. Le gustaban los papagayos y los animales exóticos en general: incluso llegó a tener su propia pista circense en los jardines de su palacio en Corfú.
 Hablaba varios idiomas: el alemán, el inglés, el francés, el húngaro, propiciado por su interés e identificación con la causa húngara, y el griego, este último aprendido con ahínco para poder disfrutar de las obras clásicas en su idioma original. Practicó la natación, la esgrima, el senderismo y a los sesenta años, poco antes de morir, aprendió a montar en bicicleta. Convirtió la gimnasia en una actividad diaria que alargaba de manera compulsiva varias horas, algo que no era común para una dama de su época.Cabalgaba de noche para contemplar el cielo.

Los alimentos principales de Sissi eran carne de ternera, pollo, venado y perdiz; carne fría, sangre de buey cruda, tartas, helado y leche, prescindiendo de verduras y frutas, a excepción de naranjas. Sin embargo, era muy extraño que demostrara su apetito delante de cualquier persona.
 Los únicos que habían tenido la oportunidad de ver a la emperatriz sentada ante una mesa fueron sus hermanos, algún otro miembro de la familia de Baviera, su hija menor y su profesor de equitación, Middleton
. Su bebida favorita era la leche, una de las pocas pasiones que llegó a compartir con su marido. En el palacio de verano de Schönbrunn mandó instalar un establo. Para no prescindir de leche fresca durante sus largos viajes, solía transportar vacas, cabras o corderos con ella.

Medía 1,72 cm, nunca sobrepasó los 50 kg y mantuvo 40 cm. de cintura. Tenía un pelo larguísimo que le ocasionó dolores de cabeza y de espalda. A partir de los treinta y cinco años no volvió a dejar que nadie la retratase o tomase una fotografía para ello adoptó la costumbre de llevar siempre un velo azul, una sombrilla y un gran abanico de cuero negro con el que cubría su cara cuando alguien se acercaba demasiado a ella. Siempre estuvo muy preocupada por los manicomios, quizá por la locura evidente de algunos miembros de la familia Wittelsbach. Ella misma temió por su cordura.
Dicen que cuando se comprometió con el emperador, la archiduquesa Sofía descubrió con horror que tenía dientes amarillos y eso fue el motivo de la primera crítica de la suegra hacia la futura esposa de Francisco José. Con el tiempo la emperatriz perdió progresivamente los dientes debido a su mal cuidado y falta de aseo. Por esa razón, evitó sonreír a boca abierta frente a la corte y al público en general por esa falta de dientes que la acomplejó durante sus últimos años. También, entre otras excentricidades, al final de su vida se hizo tatuar un ancla en el hombro, por el gran amor que sentía por el mar y las travesías y por sentirse sin patria propia como los eternos marineros que vagan por el mundo, y se hacía atar al mástil de su barco durante las tormentas.
Paseaba a diario durante ocho largas horas llegando a extenuar a varias de sus damas de compañía
. Además adoraba viajar, nunca permaneciendo en el mismo lugar durante más de dos semanas.Decía que lo mejor de llegar a un sitio es que sabes que te vas a ir. Su mente no estaba muy equilibrada, y su obsesión por su Primo Luis II de Baviera hacía que solo admirase la belleza sin darse cuenta del mal Gobierno de su Pais. La Dentadura era hereditaria todos o casi todos pasaron ese mal momento, no había cura ni dientes de porcelana, Josefina 1ª esposa de Mapoleón sufrió ese mal, y apartaba a las personas de ella. 
 Disfrutó de la literatura en especial de las obras de William Shakespeare, de Friedrich Hegel y de su poeta predilecto, Heinrich Heine. 
Por último, detestaba el ridículo protocolo de la Corte Imperial de Viena de la que procuró permanecer alejada durante el mayor tiempo posible y a la que desarrolló una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa. 

La emperatriz se mantuvo, siempre que pudo, alejada de la vida pública.
 Acaso tuvo un par de amores, el conde Andrássy y su profesor de equitación el inglés Bay Middleton, pero fueron más imágenes platónicas que amores consumados. La propia Sissi auspició las amantes de Francisco José, en las que encontraba el apoyo que ella no supo o quiso darle, la vida burguesa que él necesitaba. 
La primera fue Anna Nahowski y la segunda la actriz Catalina Schratt, a quien los cónyuges conocían cariñosamente como "la amiga" y cuya presencia en la corte levantó ampollas entre los sectores más religiosos y reaccionarios de Viena.
 Ella fue quién los presentó y se encargó de forjar la amistad entre su marido y la actriz. Aun así, la pareja se profesaba un gran amor y cariño mutuos.


Fue una emperatriz ausente de su imperio, aunque no por ello menos pendiente de los asuntos de Estado. 
Es cierto que intuyó el cambio político y supo ver qué había detrás de los nacionalismos.
 Así cuando viajaron a Venecia en 1856, cuando fueron tan fríamente recibidos, o cuando defendió la causa húngara a raíz de su amistad con Andrássy. Es más, aprendió húngaro, tuvo dos damas y amigas húngaras, Ida Ferenczy y María Festetics.
 Gracias a ella, sin duda, en 1876 se firmó el Tratado de Reconciliación por el que se concedía la soberanía parcial a Hungría y Sissi y su esposo fueron coronados reyes.
 La emperatriz vivió muy a gusto en el Palacio húngaro de Gödöllö y una de sus grandes aportaciones políticas fue conseguir el reconocimiento húngaro en el Imperio.

En 1889 la vida de la emperatriz cambiaría radicalmente a causa del suicidio de su único hijo.
 El príncipe Rodolfo, de treinta años, padecía de ciertos trastornos psicológicos causados en parte por la estricta educación militar a la que fue sometido en su infancia, enfermo de gonorrea, adicto a la morfina, no pudo aguantar el peso de la vida y se suicidó en Mayerling junto a su amante María Vetsera, a su esposa Estefanía de Bélgica la había dejado estéril al contagiarle la enfermedad venérea que padecía y que Sissi creía que era una cistitis.Nunca se supo si fue un asesinato, la relación con una mujer casada no era bien vista, la mató a ella y luego sse disparó, eso dijeron, pero Isabel nunca lo creyó.
Sin embargo, se habló y aún hoy en día se habla de un complot contra Rodolfo. 
Por un lado, la hipótesis de un complot tejido por los servicios secretos austríacos, dadas las ideas radicales y liberales que el hijo del Emperador profesaba.
 Por otro lado, la hipótesis de un complot urdido por los servicios secretos franceses ante la negativa de Rodolfo de dar un golpe fatal a la política de su padre. Todo esto se fundamenta en los estudios sobre los cuerpos de los fallecidos. Ella, según dichos estudios, no murió del disparo en la cabeza sino de una paliza previa.
 Él presentaba cortes en la cara y en varias partes del cuerpo, algo impropio de un suicido, que se taparon con maquillaje antes de su funeral en Viena.
 También se habló de la ausencia de dedos en una de sus manos... A pesar de las hipótesis, la causa de su muerte es a día de hoy una incógnita. 
Este episodio, que se conoce con el nombre de El incidente de Mayerling por ser Mayerling el nombre del refugio de caza donde ocurrió la tragedia, dejó marcado también al emperador que, de la noche al día, se encontró sin un heredero que se hiciese cargo del vasto Imperio austrohúngaro.

Tras la muerte de su hijo, la emperatriz abandonó Viena y adoptó el negro como el único color para su vestimenta a la par que su fobia a ser retratada incrementaba.
 Con el tiempo se hizo extraño que la emperatriz visitase a su marido en Viena pero curiosamente, su correspondencia aumentó de frecuencia durante los últimos años y la relación entre los esposos se fue convirtiendo en platónica y cariñosa. Otros sucesos trágicos sacudieron a la emperatriz: su cuñado Maximiliano, quien emprendió la locura de ser Emperador en México y fue fusilado -el caso de su esposa Carlota, enloquecida, fue otro drama-, la muerte de su primo Luis II de Baviera, que falleció loco, por quien Sissi sentía una gran afinidad. La muerte de su hermana Sofía, duquesa de Alençon, abrasada en un incendio de Paris, cuando la emperatriz se enteró de lo sucedido vaticinó que ella moriría de forma violenta. La del archiduque Juan Orth, desaparecido en el mar, la de la archiduquesa Matilde, quemada viva.

Esta última etapa en la vida de la Emperatriz estuvo marcada más que nunca por los viajes.
 Compró un barco de vapor al que llamó Miramar, y en él recorrió el Mar Mediterráneo, siendo uno de sus lugares favoritos Cap Martin, en la Rivera Francesa, donde el turismo se había hecho constante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. También pasaría algunas temporadas de verano en el Lago de Ginebra en Suiza, Bad Ischl en Austria, y en Corfú, donde construyó su palacio, el Achilleion, en honor a Aquiles, uno de sus héroes griegos preferidos. 
 Visitó otros países como Portugal, Marruecos, Argelia, Malta, Grecia, Baviera, Irlanda, Turquía y Egipto. También visitó ciudades españolas como Palma de Mallorca, Alicante y Elche, donde bautizó una palmera de siete brazos.

El 10 de septiembre de 1898, mientras paseaba por el Lago Lemán de Ginebra con su dama de compañía la condesa Irma Sztaray, fue atacada por un anarquista italiano, Luigi Lucheni, que fingió tropezarse con ellas, aprovechando el desconcierto para deslizar un fino estilete en el corazón de la emperatriz.
 Al principio, Sissi no fue consciente de lo que había sucedido. 
Solamente al subir al barco que las estaba esperando comenzó a sentirse mal y a marearse. 
 Cuando se desvaneció, su dama de compañía avisó al capitán del barco de la identidad de la dama y regresaron al puerto
. Ella misma desabrochó el vestido de la emperatriz para que respirara mejor y, al hacerlo, vio una pequeña mancha de sangre sobre el pecho causada por el estilete que había provocado una mínima pérdida de sangre sobre el miocardio, suficiente para causar la muerte.
Luigi Lucheni estaba en realidad planeando un atentado contra el pretendiente al trono francés, un príncipe de la Casa de Orléans pero al leer en un periódico que la visita del príncipe francés había sido anulada y que la emperatriz se encontraba en la ciudad, decidió buscar en ella a la víctima perfecta para pasar a la posteridad
. El cuerpo de Sissi fue trasladado a Viena entre el gran cortejo fúnebre que el protocolo dictaba siendo sepultada en la Cripta Imperial de la Iglesia de los Capuchinos, en vez de en su palacio de Corfú, el Achilleion, donde deseaba recibir sepultura realmente tal como indicó en su testamento.


Fuentes:
http://www.islabahia.com/arenaycal/2003/07julio_agosto/anabel96.htm
http://www.elmundo.es/cronica/2002/346/1023101950.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_de_Baviera
http://sobreturismo.es/2008/10/08/la-ruta-de-sissi-fuera-de-austria/
María Pilar Queralt del hierro, Mujeres de Vidas Apasionadas
2010 La Esfera de los Libros S.L