Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 oct 2012

D'un temps, d'un pais- Raimon

“Nadie es normal”

El noruego Ingvar Ambjørnsen sorprendió con 'Elling' segunda entrega de una tetralogía

La novela trata del reto de dos amigos para sobrevivir en el mundo hostil de lo cotidiano.

 

Ingvar Ambjørnse
“No creo que haya nadie que sea normal”.
 A partir de esta premisa, el escritor noruego Ingvar Ambjørnsen construyó en seis meses y “sin planearlo” a Elling, un hombre que en la madurez se enfrentará al complicado reto de salir de la casa de su madre tras cuarenta años de cálido resguardo
. Lo que se encuentra tras pasar el felpudo se relata en Elling, hermanos de sangre, la segunda entrega de la tetralogía que Ambjørnsen terminó hace una década y que llega ahora a España de la mano de Nørdica Libros.
Radiólogo de outsiders, el escritor en esta entrega hace del anecdotario que viven Elling y su compañero de piso Kjell Born tras pasar del internamiento en un centro noruego –del que se desconoce su función- a un piso tutelado, un tratado sobre la voluntad de salir adelante de dos exploradores de un mundo desconocido. “Suelo escribir sobre la amistad pero no sobre el amor.
 Siempre intento hacerlo con el corazón, con el instinto, lo que llamo los personajes que salen de mi nariz”, cuenta al otro lado del teléfono.
Suelo escribir sobre la amistad pero no sobre el amor. Siempre intento hacerlo con el corazón, con el instinto, lo que llamo los personajes que salen de mi nariz
Su empeño persistente en convertir en hostilidad cada supuesta amenaza que se encuentran por el camino, acaba traduciéndose en una retahíla de pequeñas victorias que atrae como un imán a nuevos personajes a su universo.
 Igual de peligroso es intercambiar dos palabras con la cajera del supermercado, que rescatar a una vecina ebria y embarazada o tomar un vino con un viejo poeta.
 La incorporación de una mujer a ese microcosmos hipermasculino de un piso de la zona noble de Oslo y la guía de un escritor, irán medrando el carácter y comportamiento de los protagonistas.
 Hasta tal punto que cualquier digresión termina por ser reflejo. “Es un personaje universal en el que todo el mundo reconoce algo de sí mismo”, descifra parte del éxito de su criatura el autor. “Lo que no voy a contar es mi truco para evitar que la gente sienta compasión por los personajes”.
Entre poco y nada se descubre en este segundo capítulo del pasado de Elling.
 De su patológica obsesión por evitar el contacto con los demás o de dar una explicación apocalíptica a cada acontecimiento.
 “No me interesa ofrecer un diagnóstico psicológico, hubiera sido un error, algo así como encerrar a Elling y sus historias en una jaula”, dice con contundencia el escritor.
 Aunque al mismo tiempo, Ambjørnsen es consciente de que la conversión en universal de su hijo literario ha suscitado en el norte de Europa, en especial en Alemania y Noruega, todo un debate entre psicólogos y psiquiatras.
“Soy el padre de Elling, no quiero saber nada”, ríe al ser interpelado.
Es un personaje universal en el que todo el mundo reconoce algo de sí mismo
Adaptada al teatro y luego al cine (estuvo a las puertas de los Oscar) por Axel Hellstenius y Petter Naes, Elling, hermanos de sangre es además un canto al optimismo en tiempos en que esta actitud se enclaustra en la pena de terminar siendo tratado como un ciego o ingenuo lelo.
 “Elling no volverá, pero eso no significa que cada día esté presente”, comenta Ambjørnsen. “En su simplicidad reside su éxito”.

El chino Mo Yan, Premio Nobel de Literatura

El chino Mo Yan, Premio Nobel de Literatura.

El escritor chino Mo Yan. / Wu huang (AP
El escritor Mo Yan es el ganador del Premio Nobel de literatura 2012, “por su realismo alucinatorio, que une el cuento, la historia y lo contemporáneo”, según el dictamen de la Academia.
 El sucesor del poeta sueco Tomas Tranströmer en el galardón más importante de las letras nació en Gaomi, un pobre condado de la provincia costera de Shandong, en febrero de 1955.
Al fin ha sucedido, aunque nunca sabremos si la concesión del Premio Nobel de Literatura tiene algo que ver con el ascenso imparable de China en el nuevo Orden Mundial, porque los académicos suecos han demostrado a menudo no ser ajenos al devenir sociopolítico del mundo, pero lo cierto es que Mo Yan, uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo, es un premio ejemplar.
La narrativa china contemporánea ha venido abriéndose paso en el mundo occidental en los últimos tiempos, aunque siempre con carácter selectivo - e incluso minoritario en comparación con la narrativa de las lenguas occidentales-
. Mo Yan es un autor poco conocido, pero muy apreciado, una especie de autor de culto varias de cuyas novelas se han traducido en España.
 Su acogida no parece que haya sido arrolladora, pero sí es verdad que ha ido encontrado una buena cantidad de lectores fieles, de lectores que, una vez han leído un libro suyo, han seguido leyendo los demás. O sea: un autor de culto
. Ahora, gracias al Nobel, dejará de serlo y, con ello, se habrá cumplido una de las razones originales del premio, cual era la de dar a conocer obras y autores de gran entidad literaria que, por las razones que fuera, no habían alcanzado el reconocimiento universal que merecían.
Mo Yan es un escritor satírico; lo es ya desde su pseudónimo, que significa. “No hables”, muy adecuado en un país donde la censura está a la orden del día.
 Su sentido del humor es tan imaginativo como su fantasía; es un humor duro y sin concesiones, pero hilarante, y su fantasía procede de una mezcla de la tradición china, cargada de imágenes y símbolos, con la tradición occidental.
 No es de extrañar, por tanto, su aprecio por la obra de García Márquez –aunque su escritura poco tenga que ver con el mundo de lo real maravilloso del colombiano-.
Mucho más tiene que ver con la de Fanz Kafka. En realidad su territorio favorito no es el absurdo sino más bien lo grotesco, donde da rienda suelta a su imaginación sin perder de vista la gran narración tradicional china, que por vez primera empezó a modificar Lu Sin y de cuyo esfuerzo proviene la poderosa libertad de la renovación de procedimientos de escritura y estructura novelesca que alcanza a conseguir Mo Yan. En su novela La república del vino encontraremos un extraordinario monólogo de Ding, su protagonista, de indudable estirpe joyceana.
Su novela Sorgo rojo fue llevada al cine por Zhang Yimou con un éxito extraordinario, pero es a partir de La vida y la muerte me están desgastando cuando el poder corrosivo de su humor y su fantasía alcanza cotas memorables y un estilo propio inconfundible
. Este es uno de los premios Nobel mejor concedidos y merecidos, de esos que tapan errores o concesiones cometidos en otro tiempo.
 Hay al menos cuatro novelas suyas traducidas al español, así que prepárense a disfrutar de verdad con la mejor literatura.

 

Las Fachadas

LAS FACHADAS
Portas
En La Razón están patrióticos. De España. Porque se puede ser patriota de Chipre. Por ejemplo. ¿Y es más patriota un patriota de España que un patriota de Chipre? Extendamos la pregunta: ¿Es más patriota un patriota de España que un patriota de Cataluña o un patriota del País Vasco? Por un lado, Antonio Basagoiti: “PNV y CiU son caras de una misma moneda: la de la ruptura de España”. Y lo mismo ganan. Ya ven. El título sobre Mas es grande. Les cuento los sumarios: “Imagen de un libro de Historia de 4º curso en el que se ilustra el tema de la autonomía de Cataluña con la fotografía de una manifestación independentista”. Otro: “Los libros de texto dan una visión sesgada y no enseñan que la conquista romana llegó a toda la Península”. ¿Se acuerdan del chiste de la viejecita, la escalera y su vecino desnudo? El último: “El ministro Wert propone ‘españolizar’ a los alumnos catalanes y el PSC promueve su reprobación en el Congreso”. Abc nos ofrece a Rajoy y Hollande, que “exigen a Merkel que cumpla sus compromisos”. Pues fíjense, parece que se han dicho en Abc, Hollande debe ser malo, malo, porque es socialista, pero así al pronto no lo parece… Añadan una cosa de Mas y las declaraciones de Wert. La Gaceta titula “Italia sí baja los impuestos”. A las rentas más bajas, ya se lo digo yo. Y la foto, para una Esperanza triunfante: “No se ha ido”. Vaya.
El Mundo embargó anoche su edición. Imposible verla. Si es algo extraordinario ya entraré a lo largo del día para contárselo.