Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 sept 2012

¿Qué conflicto hay entre las grandes Firmas?

La casa de lujo Hermès denuncia al grupo propietario de Louis Vuitton.

 

Tienda de Louis Vuitton en Venecia. / MARCO SECCHI (BLOOMBERG)
La casa de lujo Hermès International denunció en julio en París las condiciones en las que LVMH, grupo al que pertenece Louis Vuitton, incrementó su participación en la sociedad hasta superar el 20%, según ha informado la compañía esta mañana.
 Una fuente judicial mencionada por France Press asegura que la denuncia se encuentra ahora en proceso de tramitación.
 La empresa familiar Hermès presentó su queja por uso de información privilegiada y manipulación.
"La familia (dueños de la compañía denunciante) siempre ha creído que LVMH había entrado en el capital de Hermès mediante métodos ilícitos", ha explicado un portavoz del grupo, que asegura que la denuncia es "la consecuencia lógica de los interrogantes del grupo sobre las condiciones de entrada de LVMH en su negocio".
En octubre de 2010, se hizo público que Louis Vuitton había entrado en el capital de Hermès y que había adquirido un 17% de la compañía. Poco a poco iría haciéndose con una parte mayor de la casa de lujo hasta llegar en mayo de este año al 22,28%.
 La compra se realizó por medio de tres bancos franceses, que adquirieron paquetes de acciones en nombre de LVMH sin aviso previo a la casa de lujo que ahora ha presentado la denuncia.
LVMH, perteneciente al multimillonario Bernard Arnault, es el propietario de Louis Vuitton, Céline, Givenchy y Guerlain.
 El beneficio del grupo durante el primer trimestre subió un 28%, hasta 1,68 millones de euros.
 Desde LVMH han asegurado hoy que también han presentado una denuncia contra Hermès por "chantaje, calumnia y competencia desleal".

Los collares de la discordia Ana Locking desfiló en la pasarela de Cibeles con unos collares que guardan gran parecido con las piezas de cerámica del diseñador Andrés Gallardo, al que había pedido una colaboración

Una modelo del desfile de Ana Locking con el collar. / GETTY
La diseñadora Ana Locking fue la primera que desfiló el pasado domingo en Cibeles.
 Presentaba, además de la colección de ropa, una colección de complementos que, según la diseñadora, pertenece a la serie The Talk.
 Las modelos aparecían en la pasarela con collares en las que se mezclaban cuerpos de animales con otros adornos como flores, corales…
 A los conocedores de la bisutería de Andrés Gallardo no les pasó desapercibido.
 La similitud con las piezas de cerámica de este diseñador, en las que se también se combinan animales con flores, era tal que empezaron a mandar mensajes y whatsapps al diseñador felicitándole por estar presente en Cibeles, en este caso, de la mano de Ana Locking.
Nada más lejos
. Efectivamente, Ana Locking en su momento se puso en contacto con Gallardo para encargarle una colaboración, según cuenta el propio Gallardo, que, al estar ahora inmerso en la presentación de su colección en la próxima Feria de París, le contestó que le era imposible.
Y ahí se quedó todo por parte del diseñador.
Collar del joven diseñador Andrés Gallardo.
Según un comunicado emitido esta tarde por Ana Locking, lo único que le pidió a Gallardo era que le fabricasen los diseños de la nueva colección, nada más.
Gallardo lo niega tajantemente, asegura que se le encargó una colaboración (es decir, el diseño y la producción).
 “No soy un ceramista, para eso tendría que haber acudido a otro lugar”, alega Gallardo, que este año ganó un concurso en una de las ferias más importantes de marcas emergentes, Who’s Next de París, a donde acude ahora a la sección Premier Class donde se citan las mejores tiendas del mundo.
Desde la oficina de la diseñadora se insiste en que la colección presentada en Cibeles, “es una evolución natural de los complementos que la firma Ana Locking lleva realizando desde hace años, y en particular de la bisutería de la colección Under Beauty presentada en el 2011”.
Gallardo no quiere entrar en la polémica y ha dicho que no va a tomar ninguna medida.
“Lo único que deseo es seguir con mi colección y centrarme en las piezas que presentaré en París”.

Exorcismo de demonios familiares

La escritora francesa Delphine de Vigan. / DANIEL LLOBET
“¿Sabe ese juego de unir con trazos unos puntos numerados para que salga la figura? Pues mi carrera literaria pasaba por fuerza por ese punto si no quería acabarse ahí”.
 El número maldito del que habla la francesa Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) es Nada se opone a la noche (Anagrama y Edicions 62, en catalán), repaso de una intensidad nada afectada de trascendentalismo y florilegios estilísticos de su feliz familia devastada, cuyo “drama inaugural” serán las muertes de tres de los ocho hermanos de su madre, el trastorno bipolar de su abuela que heredó su hija, el incesto que también sufrió ésta de joven y su suicidio ya anciana (“estaba azul, de un azul pálido mezclado con ceniza (…) mi madre llevaba varios días muerta”), cadáver que ella descubrió y con cuya imagen arranca el libro.
Sé que por las pesquisas fluctúo entre periodismo y literatura”
Admite que no ha hallado aún las “razones oscuras” que la condujeron al tema, pero el exorcismo de los demonios familiares y la muerte de su bella progenitora debía venir por las letras, claro, a pesar de que
 De Vigan ya sabe, tras seis novelas, que “la escritura no responde preguntas íntimas, ni descubre la verdad, pero su proceso permite hacerse las pesquisas necesarias para acercarse al máximo a ella”.
 Por ahí camina Nada se opone a la noche, novela de no-ficción, que en Francia se ha llevado cinco premios. ¿Por qué novelar si todo es verídico y autobiográfico?
“Soy una autora de ficción; sé que por las pesquisas fluctúo entre el periodismo y la literatura, al modo de Truman Capote, o de la Marguerite Duras de El dolor, sí, pero lo que escribo no es la verdad: es mi verdad, mi mirada sobre ella y quiero tener la libertad de aproximarme a los personajes.
 Me siento más cercana al estilo de Emmanuel Carrère”, resume.
Rehúsa la autora que en la mirada al álbum familiar haya un reproche hacia la generación de sus padres y hasta la de sus abuelos por un exceso de libertad (muy de los tiempos) mal entendido, combinado con tradiciones severas.
 Le interesaba saber todo ello influyó en su personalidad y en su enfermedad.
No es la primera vez que la familia, como forma social, mueve a la autora de No y yo (2007) y Las horas subterráneas (2009).
 Para ella es el espacio primero que determina al individuo y que hoy adopta formas menos tradicionales que, dice, debe reinventar los valores y cómo hacerlo.
La memoria es nuestra caja negra, y no hace falta escucharlo todo”
El ejercicio de memoria, otro leitmotiv recurrente en la obra de la estilizada De Vigan, es el vehículo con el que se acerca a ella: “La memoria es nuestra caja negra, de la que no hace falta escucharlo todo pero de la que hay que diseccionar y conservar cosas”. Entre ellas, la figura de su madre, jovencita reservada, hiperresponsable, de una belleza que le permitió ser cotizada niña modelo y cuya primera hospitalización por la enfermedad mental convirtió, ese 31 de enero de 1980, a su hija en escritora: “Era escribir para oponerse al vértigo… Este libro es un homenaje a ella y una catarsis para mí; me importa por su enfermedad y por cómo muere; encarna la fragilidad de la frontera entre la normalidad y la locura, que he abordado en todos mis libros; éste, en el que más…”. Y tras unos silenciosos segundos, resume: “Soy escritora porque mis padres son, los dos, incomprensibles”, dice citando por vez primera a su progenitor, prácticamente ausente del libro y por el que firmó con pseudónimo, en 2001, su también autobiográfico debut literario, Jour sans fam (sobre una joven anoréxica).
Tras años de trabajo rastreando escritos de su madre, cartas, fotos y vídeos familiares y entrevistando a casi todos su parientes, De Vigan cree que el libro le ha servido para ayudarla a aceptar la idea del suicidio, si bien es consciente de que el episodio de incesto que al parecer habría consumado su abuelo sobre su madre “es y seguirá siendo el gran tabú de nuestra familia… siempre tendremos que lidiar con la culpabilidad del suicido, quedará como una figura misteriosa”, reconoce.
Pero ¿qué puede atraer de Nada se opone a la noche a más de 500.000 personas? “Pensé que sería mi texto más confidencial, pero se puede entrar desde el tema de la familia, el de la amistad, el de la transmisión de valores, la sinceridad que destila…”
. Sí, el dibujo familiar le salió a De Vigan, pulcro, intenso, entrañable, de la unión de todos los números.

Hay que ver que imaginación le echa "El Comidista",


Cóctel Don Giovanni

Por: | 30 de agosto de 2012
Coctel don giovanni
Qué 'frejquito', qué bien entra. Y luego... / EL COMIDISTA

Ir a la ópera no es precisamente mi actividad favorita, y reconozco mi ignorancia en ese terreno artístico más allá de la mínima culturilla general.
 Sin embargo, no pude decir que no cuando hace algunas semanas me invitaron a ver Don Giovanni: mi asesora operística y a la vez fotógrafa Ainhoa Gomà me dijo que la compañía responsable del montaje, la Deutsche Oper Berlin, era excelente, y el lugar de la representación, el castillo de Peralada, no sonaba menos atractivo.
No haré una crítica del espectáculo porque ni este es el lugar ni yo la persona más autorizada, pero diré que me gustó primero por la música, esa maravilla escrita por Mozart, y después por la puesta en escena, tan radical que mereció algunos ligeros abucheos por parte del público más rancio del festival.
 Creo que en general la gente se quedó un poco picueta viendo el Don Juan transformado en un show con luces de neón, sexo y tullidos deambulando por el escenario.

Seguramente los dos cócteles que me tomé antes de la función me ayudaron a ser más complaciente con las veleidades vanguardistas de la Deutsche Oper. Ambos llevaban el nombre de la función, Don Giovanni, y habían sido creados por el coctelero Héctor Henche en homenaje a la ópera.
 Según me contó, había elegido ingredientes relacionados de alguna forma con el espectáculo: manzana turbia, por ser típica del país de origen de la compañía; aroma de azahar, por Sevilla, lugar donde se desarrolla la acción, y canela, regaliz y menta por ser supuestos afrodisíacos.
 El licor base del combinado era el whisky The Macallan, marca patrocinadora del festival.
Aunque el whisky no está entre los alcoholes que más me apasionan, el cóctel me encantó: no es ni muy dulzón, ni pastoso ni aromático en exceso.
 Encima me pareció relativamente fácil de reproducir en casa, por lo que le pedí la receta a Henche, que muy amablemente me la pasó. Eso sí, advierto de que tiene bastante peligro porque entra como un zumo y os aseguro que no lo es.
Dificultad  Ninguna
Ingredientes
  • Manzana turbia (en su defecto, manzana licuada con parte de su pulpa)
  • Whisky Macallan (u otra marca de calidad de whisky de malta)
  • Canela en rama
  • Menta fresca
  • Regaliz
  • Agua de azahar (opcional)
  • Azúcar
  • Hielo picado
Preparación
1. Poner agua con un poco de azúcar a calentar. Cuando hierva y el azúcar se disuelva, retirar del fuego y añadir una rama de canela, un manojo de menta y un palo de regaliz. Tapar y dejar que infusione hasta que se enfríe.
2. Mezclar dos partes de la infusión colada con otras dos de manzana y una de whisky.
3. Verter sobre vasos llenos de hielo picado, y terminar con un golpe mínimo de agua de azahar si se quiere. Servir con pajita.