Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 sept 2012

El éxito que no cesa ÓPERA | 'LOHENGRIN'

El éxito que no cesa

De nuevo, como ya ocurrió con 'El holandés', el Liceo puesto en pie desgañitándose.

 

La soprano Annette Dasch y el tenor Klaus Florian Vogt. / ANTONI BOFILL
Lohengrin, segunda entrega del Festival de Bayreuth en Barcelona.
 De nuevo, como ya ocurrió con El holandés, un éxito clamoroso: el teatro puesto en pie desgañitándose y los artistas abandonando la escena cuando el agasajo podía haberse alargardo todavía algunos minutos más.
 La clave del éxito por supuesto estuvo en el estratosférico coro: es la ópera de Wagner que mayores exigencias le plantea y hay que ver con qué aparente facilidad las supera el conjunto que dirige Eberhard Friedrich.

Lohengrin

De Richard Wagner. Intérpretes: Wilhelm Schwinghammer, Klaus Florian Vogt, Annette Dasch, Thomas J. Mayer, Susan Maclean, Ralf Lukas. Orquesta y coro del Festival de Bayreuth. Dirección musical: Sebastian Weigle. Barcelona, Liceo, 2 de septiembre.
El coro es un personaje más en esta ópera, no un simple refuerzo de los solistas, de modo que debe marcar personalidad propia.
 Lo que asombra de estas voces es la cantidad de matices que son capaces de introducir entre el canto expectante, apenas susurrado, y el canto a plena voz, celebratorio o horrorizado según las ocasiones.
 Y ello sin descuadrarse nunca, con la misma unanimidad con que se levantan o se sientan.
 La especialidad es obviamente un grado.
No menos diáfana resultó la orquesta, aunque en algún momento, como el concertante final del primer acto, el volumen se le escapó de las manos a Sebastian Weigle y se produjo una cierta cobertura de los solistas, obligados a forzar por encima de lo deseable.
 Seguramente eso es consecuencia de la peculiar estructura del teatro de Bayreuth, donde los músicos se colocan en un plano inclinado por debajo del escenario, precisamente para tocar sin constricciones, según deseaba Wagner, es decir sin miedo a tapar, como puede ocurrir en los teatros a la italiana, con el foso adelantado con respecto a los solistas, o en las versiones de concierto, en los que ambos ocupan el mismo plano.


Pero son detalles menores: la seguridad y el aplomo del metal en el tercer acto o del registro grave de la cuerda en el segundo te descubren una obra nueva respecto a otras versiones escuchadas anteriormente, en las que has estado pendiente, y solo ahora caes en la cuenta, del momento en que la fanfarria desafinará sin remedio, dando al traste con la solemnidad que el momento dramático requiere, o del pasaje en el que el registro grave vacilará y se perderá la oscuridad tímbrica exigida.
 Fiabilidad absoluta, esa es la divisa de esta orquesta que se monta y desmonta cada año (aunque con la mayoría de intérpretes que repiten).
En cuanto al reparto de solistas, se verificó lo que ya se apuntó en una crónica anterior:
Bayreuth, hoy, está a expensas del mercado globalizado de voces, por más que imponga su draconiano plan de ensayos. Y es así como este reparto es correcto, pero no especialmente brillante, con una sola excepción: la del rutilante Lohengrin de Klaus Florian Vogt, que ya encandiló al Liceo hace unos meses con un Parsifal de primera línea.
 Posee este tenor un vibrato natural, una transparencia de sonido y una homogeneidad en la línea que le convirtieron, también vocalmente, en lo que es el personaje en la obra: un extraterrestre, un espíritu puro muy por encima de los miserables terrícolas con los que viene a toparse
. Su racconto sonó desde otra galaxia. Derrochó emoción.
Del resto, destacaríamos a los malos, un Telramund (Thomas Mayer) correcto y una Ortrud (Susan Maclean) poderosa, aunque con cierta tendencia al grito. Cumplidora sin mayor relieve la Elsa de Annette Dasch y por debajo del aplomo demandado por la parte el Rey Heinrich de Wilhelm Schwinghammer.
Una curiosidad, para acabar.
Durante la ovación final, desde el cuarto piso se desplegó una bandera independentista. ¿También el Liceo está a favor de la secesión o es cosa de la proximidad del 11 de setiembre? No les extrañe que haya un poco de cada.

 

¿Cómo puede afectar el estrés a nuestro aspecto externo?

Estar estresado es mucho más que estar cansado. También tiene numerosas consecuencias estéticas. 

Katie Holmes
Un divorcio como el de Katie Holmes puede estresar a cualquiera
'Tienes mala cara, ¿estás estresada?'. Seguro que esta pregunta te ha sorprendido en más de una ocasión, seguida de un rápido reconocimiento visual delante del espejo para confirmar lo que tu rostro parece indicar: que tienes estrés
. Este trastorno, tan típico en occidente y que en las últimas décadas es padecido en más alto grado que nunca, tiene consecuencias que se manifiestan por dentro y por fuera
 . En palabras del Dr. Ricardo Ruiz, dermatólogo y director de la Clínica Dermatológica Internacional, "la piel y la mente están estrechamente relacionadas". De ahí que nuestro órgano más grande, la piel, también achaque las consecuencias generadas por el estrés.
Existen comportamientos que podemos idenficar claramente con el estrés: cuadro ansioso por falta de sueño, falta de concentración y relajación, cuadros depresivos, ganas de llorar y falta de energía al comenzar el día... "Pero también se puede dejar ver en la piel de muchas maneras", nos cuenta el Dr. Ruiz: acné, rosácea, dermatitis seborreica, psoriasis, uñas quebradizas, hiperhidrosis (sudoración excesiva)... Pueden aperecer en un brote de estrés o empeorar si ya se padecían.
Las consecuencias del estrés sobre la piel, sin duda, la afean notablemente y reducen la autoestima por su efecto estético.
 Pero, además, esas lesiones cutáneas son en sí mismas una fuente de estrés. Es como la pescadilla que se muerde la cola: "el acné, la rosácea, la dermatitis o la psoriasis empeoran al estar estresado; pero, a su vez, hay cuadros cutáneos que producen estrés.
Por ejemplo, el vitíligo o una alopecia pueden disminuir mucho la calidad de vida de un paciente y estresar aún más.
 Por este motivo es importante que el dermatólogo sea capaz de percibir el componente psicológico de los pacientes.
Victoria Beckham
El rostro de Victoria Beckham parece decirnos que está estresada.
Foto: Gtres
Continuando con el círculo vicioso del estrés, quien lo padece, además, pierde la motivación (o directamente carece de tiempo) para desarrollar las rutinas necesarias para acabar con sus problemas cutáneos.
 Incluso, en algunos casos, los empeoran: "También hay pacientes con acné que tienen excoriaciones, es decir, pequeñas heridas que se hacen ellos mismos sobre las lesiones al arañárselas", completa el Dr. Ruiz.
Así, producen lesiones que dejan marcas permanentes.
El perfil de la piel estresada, además, está relacionado con la disminución de su barrera protectora. De ahí que sea habitual que el cutis se vuelva frágil, sufra cuadros de deshidratación, se vuelva hiperreactivo a los agentes irritantes y más proclive a padecer infecciones.
 En una piel permanentemente deshidratada se acentúan las arrugas y la flacidez por lo que se ve mucho más envejecida
. Sí, en efecto, el estrés envejece.
Cameron Díaz
El estrés te puede provocar estrés y piel apagada, como la de Cameron Díaz.
Foto: Gtres
Deshacer ese círculo vicioso de estrés y mal estado de la piel es esencial para empezar a mejorar por dentro y por fuera. Existe un estudio del Dr. Fried, de la Academia Americana de Dermatología, que concluye que controlar el estrés puede ayudar a la gente a mejorar el estado de la piel.
 Este especialista concluye que si se combinan las terapias dermatológicas tradicionales (como los alfa hidroxiácidos -AHA-, ácidos extraidos de las frutas con efecto peeling que combaten el acné, las arrugas y la piel apagada) con psicoterapia, meditación, hipnosis, tai chi, yoga o antidepresivos la mejora es sustancial.
 De este modo, el paciente que empieza a apreciar una mejoría externa también estará más seguro de sí mismo y se encontrará más motivado para seguir por este camino de recuperación.
Pero el estrés no solo afecta a nuestra piel. También lo hace a nuestro pelo en forma de alopecia o con la aparición de canas.
 Según un estudio de la Universidad de Kanazawa en Japón, el estrés "es capaz de volver el pelo blanco a través de los daños que causa en las células madre de los folículos pilosos"
. De ahí que muchos presidentes de Gobierno juren el cargo sin canas y dejen su cargo con el pelo completamente blanco.
 Y por si esto no fuera poco también puede favorecer la aparición de varices en las piernas. Está claro que no hay mejor truco de belleza que estar relajado.