22 jun 2012
Juliette Binoche en ‘Ellas’: bella... inane por Boyero
Juliette Binoche es una de las escasas actrices europeas en posesión de los atributos de las grandes estrellas estadounidenses.
Su presencia garantiza un público notable y fiel independientemente de la calidad del producto, aunque sabes que ella siempre va a ser exigente en la elección de guiones y directores.
A veces, demasiado, para mi gusto.
Me explico: si me cuentan que popes del cine oriental con presunta y permanente etiqueta artística, directores de culto ( para otros, yo no profeso ninguna religión) como el taiwanés Hou Hsiao-hsien y el iraní Abbas Kiarostami van a rodar por primera vez en Europa, puedo apostar a ciegas que la protagonista de esas películas será Juliette Binoche.
A esta exquisita dama tambien la enamoran los vanguardista líricos y locos como el insoportable Leos Carax. Y creo recordar que comenzó con el gurú Godard, ese señor que no hace vulgares películas sino indescifrables poemas fílmicos, en Yo te saludo, María.
En cualquier caso, observar y escuchar en la pantalla a esta mujer tan hermosa y sofisticada siempre es un placer, incluso cuando no te interese mucho lo que tenga que hacer y que decir.
Y además de reconocer una y otra vez que estoy ante una gran actriz, con frecuencia me enamora.
No era extraño que Irons enloqueciera por ella, la mujer de su hijo, en la abrasiva Herida. Y deseas con toda tu alma que sobreviva a la perdida y a la depresión extrema en Azul.
Y envidias al introvertido sij que desactiva bombas en El paciente inglés cuando esa mujer preciosa descubre que está colgada con él.
El infalible imán para ver Ellas se llama Juliette Binoche, ya que no sé nada de la directora polaca Malgoska Szumowska.
Lo peor es que después de haber tomado contacto con su expresividad creativa, no siento la menor curiosidad ni por su cine anterior ni por el futuro.
No capto los entresijos del alma que pretende retratar esta directora y tampoco hay nada en sus lenguaje que me atraiga o me perturbe.
Ellas pretende acercarse al mundo tan cotidiano como oscuro de la prostitución de lujo.
Hago memoria cinematográfica y descubro que el cine sobre las mercenarias del sexo solo ha resultado brillante cuando ha sido abordado en clave de comedia.
Wilder, que sabía mucho del tema y de comedias, creó algunas putas inolvidables en Irma la dulce, Bésame tonto y Primera plana. Malgoska Szumowska lo aborda en un tono que a veces se acerca al documental, sin moralina, sin juzgar a los personajes.
Se agradecen sus intenciones, pero todo resulta desvaído, no sabes que pretende contarte.
Se supone que habla del desorden anímico, las torturas y los fantasmas con causa que se le aparecen a una periodista cuya existencia parecía estable, cuando decide escribir un reportaje sobre dos estudiantes que ejercen de putas, mujeres jóvenes y sin circunstancias trágicas a la que parece compensar las ventajas económicas que obtienen con el comercio de su cuerpo.
Y, por supuesto, a veces aparece la sordidez o el sadismo entre su clientela yuppie, pero parecen no llevarse mal consigo mismas.
Algo que no le ocurre a su entrevistadora a medida que aparecen sus dudas y se resquebrajan conceptos que creía sólidos.
Binoche es atractiva e inquietante con maquillaje y sin el, emborrachándose y sufriendo, inquisitiva y atormentada
. Pero su presencia no sirve para compensar de tanta inanidad.
Su presencia garantiza un público notable y fiel independientemente de la calidad del producto, aunque sabes que ella siempre va a ser exigente en la elección de guiones y directores.
A veces, demasiado, para mi gusto.
Me explico: si me cuentan que popes del cine oriental con presunta y permanente etiqueta artística, directores de culto ( para otros, yo no profeso ninguna religión) como el taiwanés Hou Hsiao-hsien y el iraní Abbas Kiarostami van a rodar por primera vez en Europa, puedo apostar a ciegas que la protagonista de esas películas será Juliette Binoche.
A esta exquisita dama tambien la enamoran los vanguardista líricos y locos como el insoportable Leos Carax. Y creo recordar que comenzó con el gurú Godard, ese señor que no hace vulgares películas sino indescifrables poemas fílmicos, en Yo te saludo, María.
En cualquier caso, observar y escuchar en la pantalla a esta mujer tan hermosa y sofisticada siempre es un placer, incluso cuando no te interese mucho lo que tenga que hacer y que decir.
Y además de reconocer una y otra vez que estoy ante una gran actriz, con frecuencia me enamora.
No era extraño que Irons enloqueciera por ella, la mujer de su hijo, en la abrasiva Herida. Y deseas con toda tu alma que sobreviva a la perdida y a la depresión extrema en Azul.
Y envidias al introvertido sij que desactiva bombas en El paciente inglés cuando esa mujer preciosa descubre que está colgada con él.
El infalible imán para ver Ellas se llama Juliette Binoche, ya que no sé nada de la directora polaca Malgoska Szumowska.
Lo peor es que después de haber tomado contacto con su expresividad creativa, no siento la menor curiosidad ni por su cine anterior ni por el futuro.
No capto los entresijos del alma que pretende retratar esta directora y tampoco hay nada en sus lenguaje que me atraiga o me perturbe.
Ellas pretende acercarse al mundo tan cotidiano como oscuro de la prostitución de lujo.
Hago memoria cinematográfica y descubro que el cine sobre las mercenarias del sexo solo ha resultado brillante cuando ha sido abordado en clave de comedia.
Wilder, que sabía mucho del tema y de comedias, creó algunas putas inolvidables en Irma la dulce, Bésame tonto y Primera plana. Malgoska Szumowska lo aborda en un tono que a veces se acerca al documental, sin moralina, sin juzgar a los personajes.
Se agradecen sus intenciones, pero todo resulta desvaído, no sabes que pretende contarte.
Se supone que habla del desorden anímico, las torturas y los fantasmas con causa que se le aparecen a una periodista cuya existencia parecía estable, cuando decide escribir un reportaje sobre dos estudiantes que ejercen de putas, mujeres jóvenes y sin circunstancias trágicas a la que parece compensar las ventajas económicas que obtienen con el comercio de su cuerpo.
Y, por supuesto, a veces aparece la sordidez o el sadismo entre su clientela yuppie, pero parecen no llevarse mal consigo mismas.
Algo que no le ocurre a su entrevistadora a medida que aparecen sus dudas y se resquebrajan conceptos que creía sólidos.
Binoche es atractiva e inquietante con maquillaje y sin el, emborrachándose y sufriendo, inquisitiva y atormentada
. Pero su presencia no sirve para compensar de tanta inanidad.
El FMI presenta una enmienda a la totalidad a la política anti-crisis alemana
Con un mensaje directo muy crítico con el rescate a la banca española: a pesar de su tradicional ortodoxia, el FMI apuesta por recapitalizar los bancos débiles directamente con los fondos de rescate europeos, “sin pasar por los Gobiernos”, para romper el círculo vicioso entre la deuda soberana y la deuda bancaria. Berlín, más presionado que nunca, se niega en redondo a esa posibilidad.
Ante esa negativa, las ayudas a España —un préstamo del fondo de rescate europeo al Estado, a través del FROB— elevará así considerablemente la deuda pública y han provocado algo parecido a un ataque de pánico en los mercados, cada vez más preocupados por la posibilidad de que el agujero en los bancos provoque un boquete en la Hacienda española.
Frente a la sucesión inacabable de negativas de Berlín, el FMI emplaza a Europa a avanzar en la dirección contraria para combatir “la situación de estrés agudo en los bancos y en los Gobiernos”, dijo Lagarde. España está en el disparadero, pero también Italia: una crisis existencial del euro entra en su fase más aguda sin que la Unión, con el discutido liderazgo de Berlín, quiera darse por enterada.
El Fondo citó varios de los anatemas alemanes: Lagarde instó al Banco Central Europeo (BCE) a poner en marcha una política monetaria “creativa” ante la fase aguda de la crisis europea, tanto en el sistema financiero como en una economía maltrecha que camina hacia la recesión. El BCE tiene que activar “el programa de compra de bonos o soluciones políticas más tradicionales”, como una rebaja de los tipos de interés oficiales, espetó Lagarde en la rueda de prensa tras contar esa misma historia en la reunión, a la que asistió el presidente del Eurobanco, Mario Draghi.
Además, pidió a los países bajo presión de los mercados “consolidación presupuestaria decisiva y creíble” (es decir, recortes). Pero, eso sí, “centrándose en objetivos estructurales y no nominales”, dijo Lagarde. Traducción bastarda: la austeridad a rajatabla debe tener en cuenta las consecuencias de la recesión, que provoca una caída de los ingresos públicos y un repunte de ciertos gastos, como el relativo al subsidio de desempleo.
El Fondo tiene también recetas de largo alcance, que coinciden, a grandes rasgos, con el paquete que prepara la Comisión para la próxima cumbre.
El FMI quiere acelerar la unión bancaria: un sistema de supervisión común (del agrado de Berlín), pero también un sistema de garantía de depósitos europeo y un fondo de resolución bancaria que se rechazan desde Alemania.
Y una unión fiscal más integrada, en la que no puede faltar el demonio de todos los demonios alemanes: “Eurobonos, con un sistema de pasos intermedios, con controles y supervisiones, con reglas claras, pero con la vista puesta en compartir riesgos”, dijo Lagarde, consciente de las úlceras que eso puede provocar.
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