En esta extraña e ilógica situaciónión que tenemos, el sábado pasado nos hipotecan con 100.000E.
y parece que se soluciona de momento la crisis, ahora resulta que necesitamos más, ¿Por qué? no se hicieron bien las cuentas?, siempre nos tienen atemorizados, que se sale del EURO , Grecia está en ello, . Un Pais, donde habitaron todos los dioses, un Pais donde habitaron todos los filósofos. ¿Como va a dejar Zeus que un dia raptó a Europa que se apoderen de ella, él que tanto la amó? Puede hacer lo que quiera porque fue un Dios quién primero vió la belleza interna y externa de este Continente, y si se disfrazó de Toro, justo, de Toro, vemos ahora que no fue Casualidad por mucho que le molestara a Hera, su esposa.
Tenemos tres frentes abiertos que confunden a la ciudadanía, la crisis da terror, pero ahí esta el Futbol para dar unas horas de libre pensamiento y ver quien será será, no sé si España, porque juegan los Paises endeudados y el Pais que marca el rescate de ese secuestro moral. Y mientras hace 25 años de la masacre de Hipercord, que terrible fue , muertos heridos, y Eta Matando como cobardes enloquecidos que son.
Uno de los autores pide ver a una de las víctimas al que no pide perdón por las connotaciones religiosas de esa palabra.
Y La muerte, no tiene tb connotaciones religiosas? pero el muerto ya no puede hablar, los que pasaron por ese horror gratuito si, aunque se salvaran, no lo podrán olvidar, 19 de Junio de 1986, Avenida Meridiana deshecha de cortes de ambulancias de bomberos de terribles búsquedas, muerte y ruina moral. No ETA, No, no podemos olvidar que fueron ustedes, toda la vida vivirán si es que la tienen con ese y los demás crímenes gratuitos que hicieron.
Chantajean con lo más preciado del Srr Humano: La vida.Nunca tendrán mi perdón.
17 jun 2012
Van hacer 25 años del atentado a Hipercord por ETA, no hace falta decir Banda terrorista, Eta es eso.
El ataque más sanguinario
» Veintiuna personas fallecidas (14 mujeres y 7 hombres). 15 fallecieron en el acto, abrasadas o asfixiadas, y otras 6 en los días posteriores al atentado tras una terrible agonía por las quemaduras severas en más del 80% del cuerpo.» Cuatro de los muertos eran niños. El más joven, Jordi Vicente Manzanares, de 9 años, que falleció junto a su hermana Silvia, de 12, y su tía Mercedes Manzanares, de 30. Las hermanas Sonia y Susana Cabrerizo, de 15 y 13 años, también murieron junto a su madre, María del Carmen Mármol, de 36. La víctima de más edad fue Consuelo Ortega Pérez, de 67 años.
» Solo uno de los fallecidos, Luis Enrique Saltó Viñuelas, de 22 años, era empleado de Hipercor. Trabajaba en el departamento de decoración.
» Una de las mujeres asesinadas, María Teresa Daza Cecilia, estaba embarazada. Su marido, Rafael Morales, de 33 años, también murió en el atentado. Dejaron huérfano a un niño de siete años.
» Hubo 45 heridos, según las sentencias. Solo dos de ellos trabajaban en Hipercor: Robert Manrique, de 27 años, en la sección de carnicería, y José Francisco Domínguez, empleado de la empresa de limpieza.
» Milagros Rodríguez, de 27 años, resultó herida leve por el estruendo de los cascotes y el derrumbe del techo. Estaba embazada de tres meses y la niña, Jéssica, nació con una sordera severa que se le diagnosticó al año. En 2003, tras una larga batalla legal, la justicia la reconoció como víctima del atentado.
» Único atentado terrorista en el que la justicia declaró la responsabilidad patrimonial del Estado porque la policía no desalojó y entre el aviso de bomba y la explosión pasaron 35 minutos.
Solo a 14 víctimas o sus familiares se les han reconocido indemnizaciones por valor de poco más de 150 millones de pesetas.
» Cuatro miembros de ETA fueron condenados por la Audiencia Nacional a penas de casi 800 años cada uno en dos juicios celebrados en 1989 y 2003. Estos fueron Josefa Ernaga y Domingo Troitiño, como autores materiales de la masacre; Rafael Caride Simón, como ideólogo del atentado y participante en el mismo, y Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, como máximo responsable de la banda terrorista.
Y entonces es cuando crees en que tienes un Angel de La Guarda.
Dívar y Fuerteventura por Juan Cruz
Dívar, al llegar a Fuenteventura, pidió un coche oficial, para ir a misa, para ir a la playa. Si Unamuno hubiera sido allí la autoridad, lo habría mandado a tomar vientos, y no los de la isla.
Mi madre, una campesina canaria que odiaba tanto la solemnidad como la mentira, contaba una historia que seguramente ella escuchó a los viejos del lugar y que memorizó para no tener que explicar qué cosa era la arrogancia.
La historia es como sigue. Un ilustre noctámbulo gaditano llegó de madrugada a una posada andaluza; era tan tarde que tuvo que tocar mil veces la aldaba hasta que una mujer soñolienta y cabreada se asomó por un ventanillo gritando:
— ¡¡¿Quién demonios es?!!
El hombre se ladeó el sombrero, miró hacia arriba y se aprestó a darle la lista de sus nombres y también de sus encargos:
— ¡¡Soy don Juan de Arciniegas, caballero 24 de la ciudad de Jerez!!
Y entonces la mujer entrecerró el ventanillo, mientras exclamaba:
— ¡¡Pues váyase, que aquí no cabe tanta gente!!
Me he acordado ahora de esta historia cuando se ha sabido que Carlos Dívar, el presidente, aún, del Tribunal Supremo, usó para ir a Fuerteventura y ser recibido allí como un príncipe toda la nomenclatura que va aparejada al nombre propio.
Como no parece que eso fuera suficiente, Dívar añadió:
— Soy la cuarta autoridad del Estado.
Qué barbaridad, la cuarta autoridad del Estado, y Fuerteventura con esos pelos.
Cuando el general Primo de Rivera, que también tenía por cada apellido un apodo y un encargo, mandó a Miguel de Unamuno al exilio (el exilio interior, en cierto modo), lo desterró a Fuerteventura.
Cuando Franco quiso desterrar a los indeseables del Contubernio de Múnich, también los mandó con viento fresco (lo que hay en la isla en grandes proporciones, viento fresco) a la misma Fuerteventura.
Tanto Unamuno como los exiliados del contubernio llegaron y se familiarizaron con las personas, con los burros y con los camellos.
Y con el queso, el mojo, las jareas y el gofio. Unamuno convirtió su estancia en legendaria, y fue tan generoso con la isla que incluso le regaló algunos versos inolvidables de su larga producción agónica
. Él era un sabio, y a veces podía romper el saco de la arrogancia, sobre todo cuando arribaba a los riscos de los estúpidos; pero en Fuerteventura fue uno más.
Escandalizó a la población autóctona tomando desnudo el sol en las azoteas, descubrió para los insulares el percebe, que venía de Marruecos, pero que en aquel entonces se devolvía al mar porque se consideraba producto espurio del fondo marino más indeseable.
Hasta entrados los años sesenta del siglo pasado, esas patas de cabra, más largas que los percebes del norte, eran manjar exquisito del bar Antonio de Gran Tarajal.
A Unamuno le fascinó el carácter interior, casi esquivo, esencial, de aquellos majoreros, y a su alma (quintaesencia de su esqueleto) le dedicó poemas que a uno le ponen los pelos de punta.
Viajó mucho por la isla, y halló en toda la nomenclatura de los pueblos nombres propios que puso en un altar de cal blanca y de alta poesía.
Dívar, al llegar, pidió un coche oficial, para ir a misa, para ir a la playa.
Si Unamuno hubiera sido allí la autoridad, lo habría mandado a tomar vientos, y no los de la isla.
jcruz@elpais.es
La historia es como sigue. Un ilustre noctámbulo gaditano llegó de madrugada a una posada andaluza; era tan tarde que tuvo que tocar mil veces la aldaba hasta que una mujer soñolienta y cabreada se asomó por un ventanillo gritando:
— ¡¡¿Quién demonios es?!!
El hombre se ladeó el sombrero, miró hacia arriba y se aprestó a darle la lista de sus nombres y también de sus encargos:
— ¡¡Soy don Juan de Arciniegas, caballero 24 de la ciudad de Jerez!!
Y entonces la mujer entrecerró el ventanillo, mientras exclamaba:
— ¡¡Pues váyase, que aquí no cabe tanta gente!!
Me he acordado ahora de esta historia cuando se ha sabido que Carlos Dívar, el presidente, aún, del Tribunal Supremo, usó para ir a Fuerteventura y ser recibido allí como un príncipe toda la nomenclatura que va aparejada al nombre propio.
Como no parece que eso fuera suficiente, Dívar añadió:
— Soy la cuarta autoridad del Estado.
Qué barbaridad, la cuarta autoridad del Estado, y Fuerteventura con esos pelos.
Cuando el general Primo de Rivera, que también tenía por cada apellido un apodo y un encargo, mandó a Miguel de Unamuno al exilio (el exilio interior, en cierto modo), lo desterró a Fuerteventura.
Cuando Franco quiso desterrar a los indeseables del Contubernio de Múnich, también los mandó con viento fresco (lo que hay en la isla en grandes proporciones, viento fresco) a la misma Fuerteventura.
Tanto Unamuno como los exiliados del contubernio llegaron y se familiarizaron con las personas, con los burros y con los camellos.
Y con el queso, el mojo, las jareas y el gofio. Unamuno convirtió su estancia en legendaria, y fue tan generoso con la isla que incluso le regaló algunos versos inolvidables de su larga producción agónica
. Él era un sabio, y a veces podía romper el saco de la arrogancia, sobre todo cuando arribaba a los riscos de los estúpidos; pero en Fuerteventura fue uno más.
Escandalizó a la población autóctona tomando desnudo el sol en las azoteas, descubrió para los insulares el percebe, que venía de Marruecos, pero que en aquel entonces se devolvía al mar porque se consideraba producto espurio del fondo marino más indeseable.
Hasta entrados los años sesenta del siglo pasado, esas patas de cabra, más largas que los percebes del norte, eran manjar exquisito del bar Antonio de Gran Tarajal.
A Unamuno le fascinó el carácter interior, casi esquivo, esencial, de aquellos majoreros, y a su alma (quintaesencia de su esqueleto) le dedicó poemas que a uno le ponen los pelos de punta.
Viajó mucho por la isla, y halló en toda la nomenclatura de los pueblos nombres propios que puso en un altar de cal blanca y de alta poesía.
Dívar, al llegar, pidió un coche oficial, para ir a misa, para ir a la playa.
Si Unamuno hubiera sido allí la autoridad, lo habría mandado a tomar vientos, y no los de la isla.
jcruz@elpais.es
16 jun 2012
Che Guevara, entre el fusil y la pluma
Ven la luz en forma de libro los ‘Apuntes filosóficos’, reflexiones teóricas en las que el líder revolucionario arremete contra los excesos de la ortodoxia comunista.
Han tenido que pasar ni más ni menos que 45 años para que Apuntes filósoficos, el último gran libro de reflexión teórica sobre el marxismo escrito por el Che Guevara, saliera a la luz.
Casi medio siglo ha tenido que transcurrir, desde su muerte en la selva boliviana, para poder leer estas notas, en ocasiones ácidas y burlonas, en las que el líder revolucionario analiza críticamente la obra de los clásicos del marxismo-leninismo y también de autores que considera “heterodoxos y revisionistas” del socialismo.
El volumen, de más de 400 páginas, comienza con la carta que el Che envió en 1965 al dirigente histórico Armando Hart, entonces ministro de Educación, mientras esperaba en Tanzania —tras el fracaso de la guerrilla de Congo— a entrar clandestinamente a Bolivia.
“En este largo período de vacaciones le metí la nariz a la filosofía, cosa que hace tiempo pensaba hacer. Me encontré con la primera dificultad: en Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar, ya que el partido lo hizo por ti y tú solo debes digerir”, escribe el Che.
Y añade con ironía: “Como método, es lo más antimarxista, pero además suelen ser muy malos.
La segunda [dificultad], y no menos importante, fue mi desconocimiento del lenguaje filosófico (he luchado duramente con el maestro Hegel y en el primer round me dio dos caídas)”.
El guerrillero cubano-argentino se muestra muy crítico con los esquemas maniqueos de los manuales filosóficos de la ex URSS, y propone a Hart, que acababa de ser nombrado secretario de organización del Partido Comunista, hacer un programa de estudios de filosofía nuevo para Cuba:
“Hice un plan de estudio para mí que, creo, puede ser analizado y mejorado mucho para constituir la base de una verdadera escuela de pensamiento; ya hemos hecho mucho, pero algún día tendremos también que pensar”.
La carta a Hart ya había sido publicada con anterioridad, pero es sólo la introducción.
El libro incluye un gran número de inéditos, como los comentarios de Guevara a las lecturas que realizó en África, Praga, Cuba y Bolivia entre 1965 y octubre de 1967, cuando fue asesinado en el poblado de la Higuera. Tampoco había sido publicado lo catalogado como “lecturas de juventud”.
Lo primero que llama la atención es la cantidad de autores que digirió en esos dos años y medio y la amplitud de sus intereses.
Junto al fusil, en Congo Guevara llevaba un exhaustivo índice de lecturas en una vieja agenda de teléfonos
. Entre abril y noviembre de 1965, anotó los tomos 32 y 33 de las obras completas de Lenin, la Historia de la Edad Media, de Kosminsky, el tomo 4 de las obras escogidas de Mao Ze Dong, varios tomos de las obras completas de José Martí, Aurora Roja, de Pío Baroja, La Ilíada y La Odisea, de Homero, o la polémica obra de teatro La noche de los asesinos, del dramaturgo cubano José Triana, quien después sería marginado y convertido en autor maldito en la época más gris de la cultura cubana.
Entre agosto y septiembre de 1966, mientras se encontraba en Cuba entrenándose secretamente para la aventura boliviana, marcó en su agenda Vida de Miguel Ángel, de Papini, La isla y El circo, de Goytisolo, Julio Cesar y Hamlet, de Skakespeare, Contribución a la crítica de la economía política, de Marx y la correspondencia entre Marx y Engels.
En muchos de los textos de Apuntes filosóficos, compilado por María del Carmen Ariet, del Centro de Estudios Che Guevara y editado por Ocean Press, que fue presentado el jueves en La Habana, se descubre a un Che en guerra contra la ortodoxia, como cuando glosa un pasaje de Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, de Engels.“Los científicos”, afirma, “han hecho aportaciones valiosas al campo de la filosofía y de la economía, pero la base idealista los lleva por caminos extraviados. Hay que liquidar el dogmatismo y abordar los nuevos problemas que se plantean con el espíritu abierto a cierto agnosticismo científico”.
La agudeza no significa que los comentarios del Che sean los de un revisionista.
En ningún momento Guevara se desdice de su visión del hombre nuevo, ni de su rechazo a todo lo que huela a capitalismo.
Estamos ante un marxista militante y su lucha es la de despojar el socialismo de ataduras doctrinarias y enfrentarse a las “tendencias burocráticas que pretendían congelar la revolución, reducirla a un solo país y aprisionarla en los pasillos ministeriales", dicho en palabras de Néstor Kohan.
“Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente.
Y, lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables", escribió Guevara al justificar sus Apuntes críticos a la economía política (2006), donde comenta del siguiente modo el capítulo de un manual soviético sobre la “construcción de la economía socialista en los países europeos de democracia popular”:
“La puntilla. Esto parece escrito para niños o para estúpidos.
Y el ejército soviético, ¿qué? ¿Se rascó los huevos?”.
Su acercamiento teórico a la economía política es el antecedente y el complemento de estos Apuntes filosóficos, que están divididos en tres grandes bloques: sus lecturas de juventud, los cuadernos escritos en África, Praga y Cuba (1965-1966) y las notas de Bolivia (1966-1967).
Terminan, ahora sí, las obras inéditas del Che 45 años después de su muerte.
Casi medio siglo ha tenido que transcurrir, desde su muerte en la selva boliviana, para poder leer estas notas, en ocasiones ácidas y burlonas, en las que el líder revolucionario analiza críticamente la obra de los clásicos del marxismo-leninismo y también de autores que considera “heterodoxos y revisionistas” del socialismo.
El volumen, de más de 400 páginas, comienza con la carta que el Che envió en 1965 al dirigente histórico Armando Hart, entonces ministro de Educación, mientras esperaba en Tanzania —tras el fracaso de la guerrilla de Congo— a entrar clandestinamente a Bolivia.
“En este largo período de vacaciones le metí la nariz a la filosofía, cosa que hace tiempo pensaba hacer. Me encontré con la primera dificultad: en Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar, ya que el partido lo hizo por ti y tú solo debes digerir”, escribe el Che.
Y añade con ironía: “Como método, es lo más antimarxista, pero además suelen ser muy malos.
La segunda [dificultad], y no menos importante, fue mi desconocimiento del lenguaje filosófico (he luchado duramente con el maestro Hegel y en el primer round me dio dos caídas)”.
El guerrillero cubano-argentino se muestra muy crítico con los esquemas maniqueos de los manuales filosóficos de la ex URSS, y propone a Hart, que acababa de ser nombrado secretario de organización del Partido Comunista, hacer un programa de estudios de filosofía nuevo para Cuba:
“Hice un plan de estudio para mí que, creo, puede ser analizado y mejorado mucho para constituir la base de una verdadera escuela de pensamiento; ya hemos hecho mucho, pero algún día tendremos también que pensar”.
La carta a Hart ya había sido publicada con anterioridad, pero es sólo la introducción.
El libro incluye un gran número de inéditos, como los comentarios de Guevara a las lecturas que realizó en África, Praga, Cuba y Bolivia entre 1965 y octubre de 1967, cuando fue asesinado en el poblado de la Higuera. Tampoco había sido publicado lo catalogado como “lecturas de juventud”.
Lo primero que llama la atención es la cantidad de autores que digirió en esos dos años y medio y la amplitud de sus intereses.
Junto al fusil, en Congo Guevara llevaba un exhaustivo índice de lecturas en una vieja agenda de teléfonos
. Entre abril y noviembre de 1965, anotó los tomos 32 y 33 de las obras completas de Lenin, la Historia de la Edad Media, de Kosminsky, el tomo 4 de las obras escogidas de Mao Ze Dong, varios tomos de las obras completas de José Martí, Aurora Roja, de Pío Baroja, La Ilíada y La Odisea, de Homero, o la polémica obra de teatro La noche de los asesinos, del dramaturgo cubano José Triana, quien después sería marginado y convertido en autor maldito en la época más gris de la cultura cubana.
Entre agosto y septiembre de 1966, mientras se encontraba en Cuba entrenándose secretamente para la aventura boliviana, marcó en su agenda Vida de Miguel Ángel, de Papini, La isla y El circo, de Goytisolo, Julio Cesar y Hamlet, de Skakespeare, Contribución a la crítica de la economía política, de Marx y la correspondencia entre Marx y Engels.
En muchos de los textos de Apuntes filosóficos, compilado por María del Carmen Ariet, del Centro de Estudios Che Guevara y editado por Ocean Press, que fue presentado el jueves en La Habana, se descubre a un Che en guerra contra la ortodoxia, como cuando glosa un pasaje de Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, de Engels.“Los científicos”, afirma, “han hecho aportaciones valiosas al campo de la filosofía y de la economía, pero la base idealista los lleva por caminos extraviados. Hay que liquidar el dogmatismo y abordar los nuevos problemas que se plantean con el espíritu abierto a cierto agnosticismo científico”.
La agudeza no significa que los comentarios del Che sean los de un revisionista.
En ningún momento Guevara se desdice de su visión del hombre nuevo, ni de su rechazo a todo lo que huela a capitalismo.
Estamos ante un marxista militante y su lucha es la de despojar el socialismo de ataduras doctrinarias y enfrentarse a las “tendencias burocráticas que pretendían congelar la revolución, reducirla a un solo país y aprisionarla en los pasillos ministeriales", dicho en palabras de Néstor Kohan.
“Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente.
Y, lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables", escribió Guevara al justificar sus Apuntes críticos a la economía política (2006), donde comenta del siguiente modo el capítulo de un manual soviético sobre la “construcción de la economía socialista en los países europeos de democracia popular”:
“La puntilla. Esto parece escrito para niños o para estúpidos.
Y el ejército soviético, ¿qué? ¿Se rascó los huevos?”.
Su acercamiento teórico a la economía política es el antecedente y el complemento de estos Apuntes filosóficos, que están divididos en tres grandes bloques: sus lecturas de juventud, los cuadernos escritos en África, Praga y Cuba (1965-1966) y las notas de Bolivia (1966-1967).
Terminan, ahora sí, las obras inéditas del Che 45 años después de su muerte.
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