“No podemos dejar caer el cuarto banco del país”. Con ese argumento ha anunciado Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, el apoyo del primer partido de la oposición a la entrada del Estado en el capital de Bankia decidida por el Gobierno. Los socialistas, que están convocados esta tarde a una reunión en el Ministerio de Economía para abordar con el Ejecutivo la operación, actuarán “con responsabilidad” para evitar “la quiebra” de la entidad financiera. Pero Rubalcaba ha puesto una condición: “El PSOE es partidario de que el Estado entre en Bankia, pero el Estado tendrá que salir en algún momento. Y hay que garantizar que cuando salga no haya pérdidas para el Estado: que ni un euro público se gaste en esta operación. Que se recupere el dinero público, a ser posible con beneficios”. Cómo se recuperaría ese dinero (como mínimo, 4.400 millones) y en qué plazo debería recuperarse es algo que se verá “en la negociación”.
El secretario general del PSOE ha apostado también por "delimitar responsabilidades” entre quienes, desde distintos cargos, han podido contribuir a la crisis de Bankia, aunque no ha concretado los nombres ni ha querido responder –se lo han preguntado varias veces- si una de las personas que debería asumir responsabilidades es el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. “Aquí hay muchos años de mala gestión. Un banco no se va a esta situación en un mes o dos. Habrá que hablar de todo”, se ha limitado a decir. Sí ha señalado claramente al Gobierno a la hora de exigir otra responsabilidad: la de la gestión política de la crisis. “Es el ejemplo de gestión más deplorable que he conocido en la vida pública: los ahorradores todavía no han recibido una explicación del Gobierno”.
El dirigente socialista ha insinuado, sin decirlo abiertamente, que, aunque el PSOE es partidario de pactar el decreto de reforma financiera, condicionará ese apoyo a que el Gobierno se siente a hablar sobre los recortes en sanidad y educación. “El jueves se votan tres decretos ley: el de las medidas financieras, el de los recortes sanitarios y el de los recortes educativos. Para nosotros el financiero es muy importante; la educación, ni le cuento; y la sanidad, qué le voy a decir”, ha afirmado Rubalcaba. Cuando se le ha preguntado qué quería decir, ha añadido: “Lo que hago es enmarcar políticamente la negociación”.
Y, en esa negociación sobre la reforma del sistema financiero, el PSOE es “muy reticente” a la creación de bancos malos o bancos sucios (entidades que se queden con los activos tóxicos de los bancos, fundamentalmente las pérdidas de la burbuja inmobiliaria), porque, “cuando sale lo tóxico, generalmente alguien se envenena: se envenena al Estado”. Pero reticencia no tiene por qué significar línea roja o causa de ruptura de la negociación. Rubalcaba solo ha dicho que le parece “una mala solución”, y que PP y PSOE lo discutirán esta tarde.
De hecho, la nacionalización de Bankia que el Gobierno va a acometer y el PSOE respalda consiste básicamente -por lo que se conoce hasta la fecha- en que el Estado se hace cargo con capital público no de toda Bankia, sino solo de la matriz del grupo, el Banco Financiero y de Ahorro, que concentra los activos tóxicos de la burbuja inmobiliaria. Lo más parecido a un banco malo.
El secretario general del PSOE ha apostado también por "delimitar responsabilidades” entre quienes, desde distintos cargos, han podido contribuir a la crisis de Bankia, aunque no ha concretado los nombres ni ha querido responder –se lo han preguntado varias veces- si una de las personas que debería asumir responsabilidades es el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. “Aquí hay muchos años de mala gestión. Un banco no se va a esta situación en un mes o dos. Habrá que hablar de todo”, se ha limitado a decir. Sí ha señalado claramente al Gobierno a la hora de exigir otra responsabilidad: la de la gestión política de la crisis. “Es el ejemplo de gestión más deplorable que he conocido en la vida pública: los ahorradores todavía no han recibido una explicación del Gobierno”.
El dirigente socialista ha insinuado, sin decirlo abiertamente, que, aunque el PSOE es partidario de pactar el decreto de reforma financiera, condicionará ese apoyo a que el Gobierno se siente a hablar sobre los recortes en sanidad y educación. “El jueves se votan tres decretos ley: el de las medidas financieras, el de los recortes sanitarios y el de los recortes educativos. Para nosotros el financiero es muy importante; la educación, ni le cuento; y la sanidad, qué le voy a decir”, ha afirmado Rubalcaba. Cuando se le ha preguntado qué quería decir, ha añadido: “Lo que hago es enmarcar políticamente la negociación”.
Y, en esa negociación sobre la reforma del sistema financiero, el PSOE es “muy reticente” a la creación de bancos malos o bancos sucios (entidades que se queden con los activos tóxicos de los bancos, fundamentalmente las pérdidas de la burbuja inmobiliaria), porque, “cuando sale lo tóxico, generalmente alguien se envenena: se envenena al Estado”. Pero reticencia no tiene por qué significar línea roja o causa de ruptura de la negociación. Rubalcaba solo ha dicho que le parece “una mala solución”, y que PP y PSOE lo discutirán esta tarde.
De hecho, la nacionalización de Bankia que el Gobierno va a acometer y el PSOE respalda consiste básicamente -por lo que se conoce hasta la fecha- en que el Estado se hace cargo con capital público no de toda Bankia, sino solo de la matriz del grupo, el Banco Financiero y de Ahorro, que concentra los activos tóxicos de la burbuja inmobiliaria. Lo más parecido a un banco malo.