Requiem para Orquesta sin instrumentos, y Coro Imaginario
Sueño que canto sin voz, sin público y la Orquesta me pregunta qué ha de interpretar. Sueño entonces que despierto con la garganta maltrecha, con un instrumento de viento entre mis manos. El conjunto Coral de voces mixtas, espera en silencio, sin emitir una sóla nota. La Orquesta se ha quedado sin instrumentos y yo quiero entrar de nuevo en el sueño para devolver el Oboe que me traje conmigo.
Cuando regreso a uno de esos sueños, me encuentro que el director de la Orquesta, pedalea sobre una bicicleta sin ruedas y no es capaz de avanzar.Con su batuta entre los dientes, duda si dejarla caer o utilizarla para espantar notas en el aire como si de moscas se tratasen, revoloteando sin afinación alguna. Aún sigo tratando de entonar un tema desconocido; parece sonar en la amplísima sala sin techo, y no devuelve nota alguna. Mi cantar se desvanece acompañado de los armónicos emitidos por ese Coro Imaginario, el que sólo existe en la mirada del que no sabe, no entiende o asume que la música, es la única gran verdad, cuando se apoya en el silencio.
Acaricio mi violín para tratar de afinarlo, y lo encuentro afinado ya. Al frotar el arco sobre las cuatro cuerdas, me percato de que soy parte de un pentagrama, y las notas musicales como si de pajarillos se tratasen, esperan apoyadas en la primera linea. Creo que suena un Requiem en modo menor, o a mí me lo parece, pues las imágenes evocadoras que percibo desde una altura considerable, se mezclan con las voces imaginarias y los sonidos de esa Orquesta desnuda de instrumentos. El conjunto coral mixto, se ha quedado en una sala vacía de personal y no se escuchan sus voces, porque la música, se ha ido a otra parte arrastrada con ese ulular del viento.