Estamos hartos de escuchar cosas como esa
’. Pues no pienso escaquearme. Conozco a un montón de ricos, yo mismo soy uno de ellos, y la mayoría preferirían rociarse el pito de gasolina, prenderlo con una cerilla y ponerse a bailar y cantar a gritos la canción ‘Disco inferno’ antes que pagar un solo céntimo más al Tío Sam”.
Al mismo tiempo, King reconoció que muchos estadounidenses acaudalados donan parte de su fortuna a obras sociales. Él reparte cuatro millones de dólares (unos tres millones, en euros) anualmente entre “bibliotecas públicas, cuerpos de bomberos locales, escuelas y organizaciones que apoyan el arte”. El autor se considera a sí mismo un “rico de pacotilla en comparación con todos esos peces gordos que sobrevuelan, como si fueran un zepelín hecho de billetes de mil dólares, las sufridas vidas de la clase media”. En cualquier caso, admite, “la caridad de los ricos no puede solventar asuntos acuciantes como el calentamiento global o la inclemente subida del precio de la gasolina”.
Según ha escrito, responsabilidades nacionales de EE UU tales como la Educación y la Sanidad no pueden ser asumidas por el "el 1 por ciento [la élite que controla buena parte de la riqueza del país] caritativo
. Esa responsabilidad molesta proviene de tres palabras que son anatema para la gente del Tea Party: la ciudadanía estadounidense unida", dice. "¿Por qué no ser realistas acerca de esto? La mayoría de los ricos que pagan el 28% [en impuestos] no donan otro 28% de sus ingresos a la beneficencia. A la mayoría de la gente rica le gusta quedarse su pasta”.
Pero a pesar de ello, opina el escritor, los ricos son "santificados" en EE UU. "No me preguntes por qué, yo tampoco lo entiendo, pero la mayoría de los ricos son tan aburridos como la mierda vieja de perro muerto", escribe King.
"Supongo que parte de este amor loco derechista viene de la idea de que en EE UU cualquiera puede convertirse en rico si trabaja duro y ahorra. Mitt Romney ha dicho, en efecto: ‘Yo soy rico y no pido disculpas por ello’. Nadie quiere que lo hagas, Mitt.
Lo que algunos de nosotros queremos es que reconozcas que no podrías haber triunfado en EE UU sin EE UU
. Que fuiste lo bastante afortunado de nacer en un país donde el ascenso social es posible (un tema sobre el que Barack Obama puede hablar con la autoridad de la experiencia), pero en el que los canales para hacer posible semejante ascenso social están cada vez más obstruidos
. Que no es justo pedir a la clase media que asuma el peso de una cantidad desproporcionada de impuestos. Más que injusto, es jodidamente antiamericano, eso es lo que es”.
King añade que es una "necesidad práctica y un imperativo moral” que "aquellos que han recibido tanto estén obligados a pagar… en la misma proporción”, o los "primeros escarceos reales de descontento” vistos en la protestas de Occupy Wall Street, advierte, “serán solo el comienzo”.