El Titanic se hundió en el Atlántico hace un siglo y allí yace a 4.000 metros de profundidad, pero su leyenda sigue a flote e incluso navega a toda máquina como prueba la avalancha de publicaciones, documentales y noticias que trae consigo el aniversario del desastre, al que el suplemento EPS de EL PAÍS dedica este domingo un amplio reportaje.
La conmemoración de aquella tragedia que sacudió las conciencias de la época de una manera parecida a como lo hizo el 11-S y nos dejó una manera de adjetivar la catástrofe llega acompañada también de algunos descubrimientos y de nuevas teorías sobre lo que sucedió aquella noche terrible del 14 al 15 de abril de 1912, en la que se ahogaron más de 1.500 personas de las cerca de 2.230 que iban a bordo.
Un especialista, el historiador Tim Maltin, sugiere en un nuevo libro que el iceberg asesino que chocó contra el Titanic era prácticamente invisible a causa de las excepcionales condiciones meteorológicas.
Desde su descubrimiento por Robert Ballard en 1985, los restos del Titanic han sido visitados en diversas ocasiones y se han extraído del barco numerosos objetos para su exposición y venta.
Con el centenario ha aumentado la controversia entre los partidarios de explotar los restos y el interés que despiertan y los que, como el propio Ballard, exigen respetar el buque hundido como un museo submarino y un cementerio.
Hay estudiosos que advierten de que los restos del barco se están degradando de manera imparable por circunstancias naturales, pero también por la acción humana.
Entre las novedades del aniversario también está el relanzamiento del filme Titanic (1997) en 3D y un documental de National Geographic Channel en el que el director de la película, James Cameron, que realizó numerosas inmersiones en sumergibles al buque hundido, regresa al lugar en que este descansa para recordar su dramática historia.
La conmemoración de aquella tragedia que sacudió las conciencias de la época de una manera parecida a como lo hizo el 11-S y nos dejó una manera de adjetivar la catástrofe llega acompañada también de algunos descubrimientos y de nuevas teorías sobre lo que sucedió aquella noche terrible del 14 al 15 de abril de 1912, en la que se ahogaron más de 1.500 personas de las cerca de 2.230 que iban a bordo.
Un especialista, el historiador Tim Maltin, sugiere en un nuevo libro que el iceberg asesino que chocó contra el Titanic era prácticamente invisible a causa de las excepcionales condiciones meteorológicas.
Otra nueva hipótesis es que una rara alineación del Sol y la Luna causó mareas inusitadamente elevadas que enviaron los icebergs más al sur de lo acostumbrado, a la ruta del Titanic.
Un minucioso estudio cartográfico de la zona del lecho marino en que reposan los restos del Titanic —véase la imagen (una parte del mapa), realizada por sónar y compuesta por más de 100.000 fotos tomadas por robots subacuáticos— sugiere que la proa giró como las aspas de un helicóptero mientras se hundía el transatlántico –partido en dos— en lugar de descender directamente al fondo.Una teoría es que una rara alineación del Sol y la Luna causó mareas elevadas que enviaron icebergs a la ruta del buque
Con el centenario ha aumentado la controversia entre los partidarios de explotar los restos y el interés que despiertan y los que, como el propio Ballard, exigen respetar el buque hundido como un museo submarino y un cementerio.
Hay estudiosos que advierten de que los restos del barco se están degradando de manera imparable por circunstancias naturales, pero también por la acción humana.
Entre las novedades del aniversario también está el relanzamiento del filme Titanic (1997) en 3D y un documental de National Geographic Channel en el que el director de la película, James Cameron, que realizó numerosas inmersiones en sumergibles al buque hundido, regresa al lugar en que este descansa para recordar su dramática historia.