Ahora que toca volver la vista atrás a los orígenes de Hollywood, no está de más recordar que este fue siempre fue un lugar inclemente.
Especialmente, para las mujeres.
Cuando la joven starlet perdía ese rubor adolescente de las mejillas que hacía temblar a la cámara, solía iniciar una travesía por el desierto que no era de rigor para sus compañeros de reparto.
No hay que ser tan ingenuo como para pensar que la situación haya cambiado.
Pero en una ceremonia de los Oscar que no pasará a la historia como una de las más exitosas en lo estilístico, surge un atisbo de esperanza.
Porque las mujeres de más de 35 años dominaron la escena.
De alguna manera, en el partido de anoche el equipo de Margo Channing se impuso al de Eva Harrington; son 40 los años que tiene el personaje de Bette Davis en Eva al desnudo.
Como dijo ¡Meryl Streep: "Era una niña cuando gané por primera vez, dos de las nominadas ni siquiera habían nacido" [Rooney Mara y Michelle Williams]"
Cuando una se acerca a esa edad, para empezar, ya sabe qué le sienta bien. Una premisa que guió las decisiones de Angelina Jolie (36 años) y Penélope Cruz (37).
La actriz española retornó a su fórmula predilecta con un vestido de Armani Privé que la seguía con precisión: hombros al aire, cintura ceñida y falda con vuelo
. Esa ha sido su ecuación comodín -en diferentes colores, acabados y tejidos- durante la última década. Abarca desde el traje de Ralph Lauren con el que entregó el Oscar a Pedro Almodóvar en 2000 hasta el de Pierre Balmain con el recogió el suyo en 2009, pasando por el de Versace en 2007.
Solo el año pasado, al poco de dar a luz, se saltó esa norma.
Si cambiamos el patrón por uno de palabra de honor, cintura ceñida y vertiginosa apertura en la falda, todo lo dicho sirve para Angelina Jolie. Atrás quedaron sus experimentos y anoche se ajustó al guion que ella misma ha escrito con un Atelier Versace de terciopelo negro.
Como ella, Gwyneth Paltrow (39 años) se ha olvidado de saltar de un traje de princesa rosa chicle (el que llevaba en 1998 cuando ganó por Shakespeare enamorado) a uno de inspiración gótica (el de Alexander McQueen que llevaba en 2002) para convertirse en la reina madura del cuerpo tonificado y la silueta minimalista.
Su vestido-columna blanco con capa de Tom Ford dibujó una estampa quirúrgica -sin duda, una de las mejores de la velada- que, además, se da la mano sin dificultad con la flecha plateada de Calvin Klein que vistió un año atrás. Sandra Bullock (47 años) compartió con ambas espíritu, decisión y hasta colores con un diseño de Marchesa blanco y negro. También Octavia Spencer (39 años) y Viola Davis (46 años) demostraron conocerse, asumirse y quererse.
La primera, con un calculado diseño de Tadashi Shoji. La segunda, más que por el vestido esmeralda de Vera Wang, por el hecho de aparcar la peluca.
Insistir en una idea no necesariamente la convierte en buena, pero es una muestra de coherencia.
El Zuhair Murad que llevaba Jennifer López era de un gusto discutible, pero responde al papel que la cantante y actriz ha querido para sí desde hace una década
. Anoche estuvo a punto de mostrar demasiado de su anatomía... otra vez.
Hace falta valentía y constancia para que tu cuerpo a los 42 años siga corriendo los mismos peligros que a los 30. Porque han pasado ya doce años desde que Lopez apareciera en los premios Grammy con un traje de palmeras de Versace abierto hasta el ombligo.
En teoría, la noche prometía convertirse en un ejercicio de nostalgia.
Dado que las pasarelas apuestan esta temporada por el retorno de la década de los 20, la ocasión parecía idónea para que moda y cine se abrazaran en un tema que les une sin fisuras.
Sin embargo, finalmente, hubo poco de eso.
La principal concesión a la era dorada vino de la mano de Stacy Keibler (32 años) y Meryl Streep (62 años), de Marchesa y Lanvin, respectivamente.
La comparación entre ellas demostraba hasta qué punto la madurez y la experiencia son un grado
. Lo mismo probaba la forma en que Glenn Close (64 años) se imponía a su Zac Posen.
Pero si en general el tono fue más esquemático y pragmático de lo esperado, se debe en parte al protagonismo de cómicas poco dadas a las frusilerías, como Kristen Wiig (38 años), Leslie Mann (39 años) o Tina Fey (41 años).
Si alguien podía competir por el trono de la noche con Paltrow, esa era Rooney Mara (26 años). Apareció, algo desvalida con un vestido de Givenchy de alta costura, y reafirmó la reconocible identidad que ha creado en unos pocos meses
. Quién le iba a decir a Stieg Larsson que acabaría influyendo en los desfiles de Versace o Calvin Klein. Mara pertenece a un grupo con potencial, pero que ayer quedó deslucido por su propia homogeneidad. Jessica Chastain (30 años) se desmarcó con un Alexander McQueen de Sarah Burton en dorado y negro.
Pero un trío de vestidos rojos sirvieron para que Emma Stone (23 años), Michelle Williams (31 años) y Natalie Portman (30 años) casi se antojaran intercambiables. La coincidencia es extraña, ya que las dos últimas comparten estilista.
En todo caso, por sí misma, la decisión de Portman contiene valor simbólico.
El año pasado a estas alturas, estallaba el escándalo Galliano en Dior.
La actriz, que es imagen de los perfumes de la firma, fue una de las primeras en desmarcarse del diseñador cuando fue acusado de proferir insultos antisemitas en un bar.
Lo hizo poco antes de recibir un premio Oscar por su trabajo en El cisne negro... vestida de Rodarte. Esta vez volvió al redil de la marca pero lo hizo con un traje diseñado por el propio Christian Dior y perteneciente a la colección otoño/invierno de 1954.
Toda una declaración.
Especialmente, para las mujeres.
Cuando la joven starlet perdía ese rubor adolescente de las mejillas que hacía temblar a la cámara, solía iniciar una travesía por el desierto que no era de rigor para sus compañeros de reparto.
No hay que ser tan ingenuo como para pensar que la situación haya cambiado.
Pero en una ceremonia de los Oscar que no pasará a la historia como una de las más exitosas en lo estilístico, surge un atisbo de esperanza.
Porque las mujeres de más de 35 años dominaron la escena.
De alguna manera, en el partido de anoche el equipo de Margo Channing se impuso al de Eva Harrington; son 40 los años que tiene el personaje de Bette Davis en Eva al desnudo.
Como dijo ¡Meryl Streep: "Era una niña cuando gané por primera vez, dos de las nominadas ni siquiera habían nacido" [Rooney Mara y Michelle Williams]"
Cuando una se acerca a esa edad, para empezar, ya sabe qué le sienta bien. Una premisa que guió las decisiones de Angelina Jolie (36 años) y Penélope Cruz (37).
La actriz española retornó a su fórmula predilecta con un vestido de Armani Privé que la seguía con precisión: hombros al aire, cintura ceñida y falda con vuelo
. Esa ha sido su ecuación comodín -en diferentes colores, acabados y tejidos- durante la última década. Abarca desde el traje de Ralph Lauren con el que entregó el Oscar a Pedro Almodóvar en 2000 hasta el de Pierre Balmain con el recogió el suyo en 2009, pasando por el de Versace en 2007.
Solo el año pasado, al poco de dar a luz, se saltó esa norma.
Si cambiamos el patrón por uno de palabra de honor, cintura ceñida y vertiginosa apertura en la falda, todo lo dicho sirve para Angelina Jolie. Atrás quedaron sus experimentos y anoche se ajustó al guion que ella misma ha escrito con un Atelier Versace de terciopelo negro.
Como ella, Gwyneth Paltrow (39 años) se ha olvidado de saltar de un traje de princesa rosa chicle (el que llevaba en 1998 cuando ganó por Shakespeare enamorado) a uno de inspiración gótica (el de Alexander McQueen que llevaba en 2002) para convertirse en la reina madura del cuerpo tonificado y la silueta minimalista.
Su vestido-columna blanco con capa de Tom Ford dibujó una estampa quirúrgica -sin duda, una de las mejores de la velada- que, además, se da la mano sin dificultad con la flecha plateada de Calvin Klein que vistió un año atrás. Sandra Bullock (47 años) compartió con ambas espíritu, decisión y hasta colores con un diseño de Marchesa blanco y negro. También Octavia Spencer (39 años) y Viola Davis (46 años) demostraron conocerse, asumirse y quererse.
La primera, con un calculado diseño de Tadashi Shoji. La segunda, más que por el vestido esmeralda de Vera Wang, por el hecho de aparcar la peluca.
Insistir en una idea no necesariamente la convierte en buena, pero es una muestra de coherencia.
El Zuhair Murad que llevaba Jennifer López era de un gusto discutible, pero responde al papel que la cantante y actriz ha querido para sí desde hace una década
. Anoche estuvo a punto de mostrar demasiado de su anatomía... otra vez.
Hace falta valentía y constancia para que tu cuerpo a los 42 años siga corriendo los mismos peligros que a los 30. Porque han pasado ya doce años desde que Lopez apareciera en los premios Grammy con un traje de palmeras de Versace abierto hasta el ombligo.
En teoría, la noche prometía convertirse en un ejercicio de nostalgia.
Dado que las pasarelas apuestan esta temporada por el retorno de la década de los 20, la ocasión parecía idónea para que moda y cine se abrazaran en un tema que les une sin fisuras.
Sin embargo, finalmente, hubo poco de eso.
La principal concesión a la era dorada vino de la mano de Stacy Keibler (32 años) y Meryl Streep (62 años), de Marchesa y Lanvin, respectivamente.
La comparación entre ellas demostraba hasta qué punto la madurez y la experiencia son un grado
. Lo mismo probaba la forma en que Glenn Close (64 años) se imponía a su Zac Posen.
Pero si en general el tono fue más esquemático y pragmático de lo esperado, se debe en parte al protagonismo de cómicas poco dadas a las frusilerías, como Kristen Wiig (38 años), Leslie Mann (39 años) o Tina Fey (41 años).
Si alguien podía competir por el trono de la noche con Paltrow, esa era Rooney Mara (26 años). Apareció, algo desvalida con un vestido de Givenchy de alta costura, y reafirmó la reconocible identidad que ha creado en unos pocos meses
. Quién le iba a decir a Stieg Larsson que acabaría influyendo en los desfiles de Versace o Calvin Klein. Mara pertenece a un grupo con potencial, pero que ayer quedó deslucido por su propia homogeneidad. Jessica Chastain (30 años) se desmarcó con un Alexander McQueen de Sarah Burton en dorado y negro.
Pero un trío de vestidos rojos sirvieron para que Emma Stone (23 años), Michelle Williams (31 años) y Natalie Portman (30 años) casi se antojaran intercambiables. La coincidencia es extraña, ya que las dos últimas comparten estilista.
En todo caso, por sí misma, la decisión de Portman contiene valor simbólico.
El año pasado a estas alturas, estallaba el escándalo Galliano en Dior.
La actriz, que es imagen de los perfumes de la firma, fue una de las primeras en desmarcarse del diseñador cuando fue acusado de proferir insultos antisemitas en un bar.
Lo hizo poco antes de recibir un premio Oscar por su trabajo en El cisne negro... vestida de Rodarte. Esta vez volvió al redil de la marca pero lo hizo con un traje diseñado por el propio Christian Dior y perteneciente a la colección otoño/invierno de 1954.
Toda una declaración.