Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 ene 2012

Te voy a contar un Cuento.............

Rubén Darío


A Margarita Debayle




Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

* * *

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Las joyas convierten a Katie Holmes en sirena

La firma joyera H. Stern mantiene su confianza en los poderes de seducción de Kate Holmes.
Esta es la tercera temporada consecutiva que los joyeros brasileños apuntan hacia la actriz estadounidense como su mejor embajadora publicitaria. Y eso que su predecesora en el puesto es nada menos que Kate Moss.
Joyas prohibidas
Ampliar
Katie Holmes protagoniza la publicidad de la marca de joyas H. Stern en 2012- H. STERN


En esta ocasión, Holmes se transforma en una camaleónica sirena que borda el efecto mojado dentro y fuera del agua.
La actriz se viste con prendas de baño y, en alguna captura, incluso deja caer los tirantes y se cubre los pechos con las manos, dejando a la imaginación un presunto topless.
La serie de imágenes, por supuesto, está aderezada por grandes piezas con oro y brillantes de H. Stern.
Esta imagen sofisticada dista mucho de la que Holmes ha dado en sus últimas apariciones públicas
. La otrora mejor amiga de Victoria Beckham y precursora de los pantalones estilo boyfriend es ahora adicta a la ropa deportiva, con la que va al gimnasio y en sus últimas apariciones públicas (acompañando a su marido, Tom Cruise, en el estreno de la enésima secuela de Misión Impsible) sus estilismos han sido duramente criticados en blogs y sitios de Internet especializados en moda.
¿Es acaso la aparición de esta campaña, correspondiente a la colección del próximo otoño, una forma de devolverle el poso de estilo que tenía cuando la apodaban PoshKat y viajaba a los desfiles de París con los Beckham?
Sea como fuere, el continuado romance con H. Stern no es suprimera incursión en el mundo de la moda.
Ya en 2009 fue la ardiente imagen de la colección de primavera de Miu Miu y en 2011 protagonizó los anuncios de la firma estadounidense de moda Ann Taylor.
Quizá esta, junto a su incursión en Broadway, sean las profesiones alternativas que la ex-Dawson crece debería tener a mano. Al menos a juzgar por el relativo éxito de sus últimas películas y la miniserie The Kennedys, en la que interpretaba a Jackie Kennedy y que tuvo problemas en Estados Unidos para encontrar un canal que la quisiese emitir.

Un país de desconocidos Boris Izaguirre

Empachados por el menú Urdangarin, nos ayuda saber que la Casa del Rey necesitó seis años, desde 2006 hasta ahora, para empezar a digerirlo.
Nos enfrentamos, pues, a una digestión lenta.
Dejemos de ver solo lo malo del caso. También tiene sus cosas buenas.
Al contrario que a Letizia, a Marichalar nunca le preocupó caer bien. Iba a su bola.
Casi siempre altivo. Fiel a representar a la alta sociedad
Una de ellas es que después de más de treinta años sabemos cómo se desglosan algunas cuentas de la Casa del Rey. La Reina, la princesa de Asturias y las infantas comparten oficina y presupuesto.
Un real himeneo.
Que por 317 actos de representación cobraron más de 300.000 euros, sueldo aparte.
El desglose de las actividades representativas va desde la inauguración de un centro cultural hasta una venta de banderitas o el imperdible funeral del príncipe Otto. Glamurosas actividades en las que los españoles, encantados, hemos colaborado.
El glamour es extraño. No sabe a nada específico. Ha terminado por asociarse a esa etapa en la que gastábamos sin pensar. A la princesa Letizia le decepciona verse reducida a actos glamour, pero tampoco puede, por ahora, reivindicar eventos más culturales o solidarios.
Hubo un momento glamour en la familia cuando Jaime de Marichalar fue duque de Lugo y transformó a la infanta Elena en un nombre a prueba de balas en la lista de las más elegantes. Marichalar disfrutó poco con esta medalla seguramente porque percibía que el ciudadano medio no vería con buenos ojos un marido que supiera tanto de moda.
No se equivocaba, la ecuación que todos establecimos (Marichalar + alta sociedad + lujo = glamour) generó que fuera visto como un tipo extravagante. En realidad era un pionero.
Y como buen precursor, un desconocido. Ahora que el yerno malo es el que parecía bueno, nos damos cuenta, tarde, de nuestro error.
En el verano de 1999, Marichalar modificó nuestra visión de la familia real luciendo unos pantalones con estampado de paramecios que sacudieron nuestras retinas. Aunque todos hablábamos de ellos, nadie podía especificar a qué marca o moda pertenecían.
El inmenso furor sobre esos pantalones enemistó a Marichalar con la prensa, incluso quienes defendimos su osadía no conseguimos que el entonces duque comprendiera que en nuestro humor había bastante admiración. ¡Por fin pasaba algo en la Casa del Rey que no era distante y opaco! ¡Por fin se podía opinar! Marichalar continuó su ascenso en el parnaso del glamour internacional, convirtiendo a la infanta Elena en figura aristocrática con pie firme en él.
Al mismo tiempo, los españoles sentían que los Lugo se hacían insólitos, como muchas veces pasa con lo que no entendemos. Estratosféricos, desconocidos, mientras que los duques de Palma ofrecían una imagen deportiva y terrenal. Marichalar nunca nos engañó, pero fue el primero en salir en carretilla del justiciero Museo de Cera.
Siendo duque de Lugo, sufrió un percance cerebral que hizo crecer la rumorología por la cual la revista Época se verá frente al exduque en los juzgados días antes de la citación de Urdangarin, en el infartante mes de febrero.
Mientras Marichalar inició su ardua recuperación, la prensa se empeñó en juzgar su estilo de vida, de un avión a otro, de una fiesta a un evento, se hizo un lío con bolsos y fulares hasta estamparse con el cese temporal de la convivencia con la infanta Elena.
Durante tal recuperación, Urdangarin y la infanta Cristina navegaban en Palma y descubrían el pilates.
Nadie prestó atención a que los duques "de lujo" se separaron casi al mismo tiempo que el Rey instaba a Urdangarin a abandonar sus empresas sin ánimo de lucro.
El matrimonio Marichalar-Borbón se acabó, el duque pasó a vivir otro calvario como exmiembro de la familia real. Los focos perseguían a Marichalar mientras Urdangarin se organizaba.
Es tan fácil juzgar a quien no conocemos como hablar de quien conocemos.
Se entiende que la princesa Letizia es otra desconocida, no permitimos a su personalidad aflorar más allá de sus looks. Ocurre porque su rol no lo necesita. Una princesa habladora sería como una presentadora.
Debemos reconocer el esfuerzo que supone permanecer en silencio cuando se tienen ganas de hablar. Su distanciamiento con las infantas ahora lo desciframos como el mal rollo entre Cenicienta y las hermanastras. Prisionera de sus gestos, una vez, en pleno cese temporal de la convivencia, Letizia coincidió con Marichalar en un restaurante madrileño. Las fotografías destilaban casi cariño y nunca más hubo encuentro visible semejante.
En el fondo se trataba del saludo de dos grandes desconocidos para nosotros, pero también, probablemente, para ellos mismos.
Al contrario que a Letizia, a Marichalar nunca le preocupó caernos bien. Estaba a su bola. Pero en ese estar nunca se nos ofreció como lo que no era.
Casi siempre altivo, fiel a su misión de ser el representante español en la alta sociedad, Marichalar pudo creerse importante. Urdangarin pudo creerse impune.
Bajo su apariencia de buenote, creaba sociedades de las que al final presuntamente buscaba paraísos.
Letizia prefiere cuidar sus contactos con la prensa, ya que está dispuesta a trabajar por la continuidad de la institución donde está casada y a que comprendamos que no quiere seguir siendo tan desconocida. El ejercicio es más que loable: la Corona contraataca.
Es esa política de respetar tanto el desconocimiento de los otros lo que luego abona el campo de sorpresas periodísticas.
A veces preferimos no saber. Sí, somos un país de desconocidos que empieza, igual que el año, a conocerse.

10 ene 2012

SONRIE, es gratis.

"LOS HOMBRES QUE PIERDEN LA SALUD POR JUNTAR DINERO, Y LUEGO PIERDEN EL DINERO PARA RECUPERAR SU SALUD; POR PENSAR ANSIOSAMENTE EN EL FUTURO OLVIDAN EL PRESENTE, DE MODO QUE ACABAN POR NO VIVIR NI EL PRESENTE NI EL FUTURO, VIVEN COMO SI NUNCA FUERAN A MORIR Y MUEREN COMO SI NUNCA HUBIESEN VIVIDO"   Buda