Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 dic 2011

El ciclo de la vida en rosa

Por las páginas de Gente pasa mucha gente. Personas que crecen, se casan, tienen hijos, se divorcian, se arruinan y enriquecen, envejecen y, definitivamente, se marchan. Etapas vitales que desfilan, una tras otra, en páginas de papel o electrónicas.
Páginas que este año que se va han estado atestadas de acontecimientos (con las bodas como bandera) que nunca viene mal repasar..
- Nacer...
El año que se va ha sido especialmente fértil en cuanto a nacimientos de famosines del futuro. No tanto por la cantidad (sí, todos los años nacen niños) sino por la calidad del apellido de los flamantes padres. Si enero trajo el blindadísimo nacimiento del pequeño Leo Bardem Cruz (al que no pudimos ver hasta verano), el año escolar comenzó con la cacareada llegada de Harper Seven Beckham.
Con el otoño llegaron dos hijos de la aristocracia política europea: Giulia Bruni Sarkozy, con genes de exmodelo italiana y presidente francés, e Iván Rosa Sáenz de Santamaría, el niño con la madre más poderosa de España. Año rico en nacimientos políticos y también taurinos: en 2011 han sido padres el Juli, José Tomás, José María Manzanares, Morante de la Puebla o Víctor Puerto. O
tros niños han venido a pares: los gemelos de los príncipes de Dinamarca y los de Mariah Carey, a quienes bautizó con nombres cuanto menos estrambóticos: Moroccan y Monroe
. Más tradicionales son los nombres de los mellizos de Miguel Bosé, de cuyo nacimiento se supo a finales de abril: Diego y Tadeo.
- Crecer y casarse...
El año que Diana habría cumplido 50 años, sus hijos se han hecho mayores.
Su primogénito Guillermo ha protagonizado uno de los grandes momentos de 2011, la boda del año y una (de tantas) de las del siglo.
El ya duque de Cambridge ha hecho surgir a una estrella, su esposa Catalina, protagonista de toda fiesta, viaje y gala benéfica, que ha creado a su vez un satélite casi igual de brillante: su hermana, Pippa Middleton.
Si el beso en el balcón de Buckingham fue la guinda del mejor año de la monarquía británica (que para rematar la jugada también celebró la boda de Zara Phillips, nieta mayor de la reina Isabel, tres meses después), las lágrimas de Charlene Wittstock en su boda con Alberto de Mónaco fueron la contrapartida. Una boda más cercana a la falsa pompa de Disneylandia que a la vida real.
Nada que ver con las dos uniones más alegres y sorprendentes (aunque esperadas) del año, la de dos mujeres diferentes entre sí aunque igual de independientes y creadoras de tendencias: Kate Moss y Cayetana de Alba. Sus divertidas bodas, en versión roquera y flamenca, levantaron expectación, críticas y alabanzas.
Otras dos neoprincesas que también se han casado este año han sido Petra Ecclestone y Kim Kardashian, en dos enlaces excesivos y millonarios.
A la segunda ya le ha dado tiempo hasta a separarse (y a venderlo todo, claro). Dos también han sido los matrimonios sorpresa: el de Paul McCartney y Nancy Shevell y el de dos grandes de la pantalla, Daniel Craig y Rachel Weisz.
- (Y separarse)
Tras las fiestas, los disgustos. 2011 también ha sido año de divorcios. Entre los más sonados, el de Demi Moore y Ashton Kutcher, íntegramente retransmitido vía Twitter, o el de las dos grandes estrellas latinas de EE UU, Jennifer López y Marc Anthony, que ya no compartirán vida, pero sí negocios.
Menos esperado era el de Maria Shriver y Arnold Schwarzenegger: un hijo secreto del actor con una de sus empleadas de hogar acabó con un cuarto de siglo de romance demócrata-republicano. Ya en España, David Bisbal y Elena Tablada también rompieron su relación, y los últimos en anunciar el adiós han sido Fernando Alonso y Raquel del Rosario.
No estaban casados, pero ha habido rupturas de noviazgos para recordar. Compuestos y sin novio se han quedado Elisabetta Canalis en junio (Clooney tenía nueva novia en menos de tres meses) y Sean Penn y Scarlett Johansson, cuyo fugaz romance apenas duró lo que la primavera.
- Reproducirse...
Aunque algunas parejas sí sobreviven. Pronto llegará al mundo uno de los bebés más esperados, el hijo de Beyoncé y Jay-Z. La cantante mostró barriguita con un momentazo diva en una gala de premios, y ahora la luce siempre que puede. Otra a la espera es Victoria de Suecia, que en marzo dará a luz al heredero de la heredera de la corona nórdica. Jennifer Garner, Hillary Duff, Jessica Simpson o Paloma Cuevas también serán madres en 2012.
- Y alguna mala noticia
No es momento para ponerse tristes con despedidas (como las de Elizabeth Taylor, que falleció en marzo, o la de Amy Winehouse, en julio) para dar cuenta del cierre de ciclo vital. Pueden valer los muchos escándalos de este año, que sirven para hundir (o al menos para dejar tocada) la carrera de cualquiera: desde yernos de reyes como Iñaki Urdangarin a políticos mundiales como Strauss-Kahn, de familias y magnates hipermillonarios como Lilliane Bettencourt o Rupert Murdoch a dioses del Olimpo de la moda como John Galliano o toreros como José Ortega Cano. Caídos o ungidos, henchidos de felicidad o en los momentos duros, son gente que seguirá llenando las páginas de Gente.

"Nadie nos dijo la verdad"

Emy Mignone pasó por el quirófano para aumentarse y elevarse el pecho en 2006.
Diez meses antes había dado a luz a su hijo y tenía cierto complejo de que el pecho se le había quedado flácido
. Esta mujer de 40 años y origen italiano cuenta que acudió a una de las clínicas más famosas de Valencia a operarse.
Pagó más de 6.000 euros por la intervención y las prótesis de silicona, las PIP, fabricadas por la compañía francesa Poly Implant Prothese.
"Me dijeron que eran de las mejores del mercado", asegura.
Poco después de la operación empezó a encontrarse mal. Tenía fiebre, dolor en el pecho y en los brazos. "Un dolor que llegaba a la espalda", relata. Acudió entonces al cirujano que la operó y le dio medicación para el dolor. La estuvo tomando más de cuatro años
. En enero de 2011, en la ducha, se descubrió un bulto en el pecho. Acudió al médico de cabecera, que le mandó pruebas y ecografías.
Estas revelaron que una de las prótesis estaba rota. Debía quitárselas de inmediato.
Mignone es una de las entre 8.000 y 12.000 mujeres que, según la Sociedad Española de Cirugía Estética y Reparadora (Secpre) llevan prótesis mamarias PIP. Aunque el Ministerio de Sanidad asegura que es complicado dar una cifra. Los implantes se retiraron del mercado en mayo de 2010 tras una alerta sanitaria de Francia que informaba de que algunos de ellos se habían fabricado con gel de silicona industrial, no apto y diez veces más barato que el que el fabricante había declarado. Las prótesis, informó Sanidad en ese momento, podían romperse.
Ahora, más de un año después, Francia ha pedido a todas las mujeres portadoras de las PIP que vuelvan al quirófano para quitárselas. Mientras, en España las autoridades solo recomiendan revisiones constantes
. Una medida que las mujeres afectadas tildan de ridícula.
"La ecografía reveló que la silicona había reventado", lamenta Emy Mignone
"Las autoridades que permitieron la venta de los implantes defectuosos deberían responder ahora legal y económicamente por el daño causado", reclama Eva Giménez.
Por eso, esta valenciana de 37 años -que tuvo que extirparse las prótesis PIP hace un año- y otras mujeres a quienes los implantes no han cesado de causarles problemas han creado una asociación para emprender acciones legales contra los responsables que les intervinieron con las fraudulentas PIP. "Desde el sistema de vigilancia sanitaria hasta los cirujanos. Todos deben responder", dice Giménez.
"Yo no me operé en un trastero, sino en una clínica de supuesto prestigio y ahora lo estoy pagando con mi salud", denuncia. Giménez se aumentó el pecho en 2007. Unos 15 días después empezó un calvario de dolores, infecciones y secuelas que aún dura hoy. En noviembre de 2010 el mismo cirujano que le había implantado las prótesis tuvo que extraerse las de urgencia. "Me dijo que llevaban rotas ocho meses. Pero hasta entonces, a pesar de que había ido mil veces a verle, nunca mencionó la alerta sanitaria vigente sobre las roturas", critica. Además, explica, tuvo que afrontar el coste de la nueva operación.
Las autoridades sanitarias continúan sin advertir del riesgo
A pesar de esto, el sistema inmunológico de Giménez había quedado tan afectado por las prótesis PIP que su cuerpo rechazó las segundas que le pusieron.
Y también tuvo que quitárselas. Hasta hace unos meses, más recuperada pero afectada psicológicamente, no pudo volver a reconstruirse el pecho. Esta última vez pasó por el quirófano de Jaume Serra, cirujano plástico miembro de la Secpre y una de las voces más críticas con la actuación de Sanidad en este escándalo.
Serra alertó a las autoridades a principios del año pasado de que las prótesis de Poly Implant Prothese estaban dando muchos problemas de rotura. Informó varias veces por escrito tanto a la consejería de Sanidad de Valencia -donde ejerce- como al Ministerio.
"Nadie hace nada. Tampoco hay notificaciones en el sistema de alerta de problemas con las PIP, algo rarísimo, porque los casos se están produciendo", dice. Serra critica que Sanidad no tomase medidas entonces.
También que solo después de recibir la alerta francesa enviase una recomendación a las mujeres de que se revisaran. "Una recomendación, además, que muchas desconocen incluso hoy. Porque sus cirujanos no la han notificado", dice.
Lola G. G., otra de las afectadas, se siente desprotegida. Esta asesora fiscal y financiera en paro pasó por el quirófano en octubre para que le retiraran las prótesis PIP que se había puesto en 2001.
Se operó por un complejo que no le dejaba ser extrovertida y terminó con problemas de salud que le han causado infecciones y quistes. "He pasado por un calvario. Si el sistema de control y notificación hubiera funcionado como debería nos hubiéramos evitado años de sufrimiento.
Decían que todo funcionaba bien y estábamos destrozadas por dentro. Alguien debe responder por ello".

La 84 edición de los Oscar celebra "los filmes que están en todos nosotros"

Se ve al gladiador Russel Crowe dándose la vuelta y al atónito Forrest Gump interpretado por Tom Hanks sentado en su querido banco.
El padrino Marlon Brando aparece arriba del todo, mientras que abajo a la derecha Humphrey Bogart e Ingrid Bergman se despiden hacia el final de Casablanca.
Son estas algunas de las imágenes que la Academia de Cine de Hollywood ha escogido para el cartel que ha hecho público hoy de la 84 edición de la ceremonia de entrega de los Oscar, que tendrá lugar el año próximo.
"Celebra los filmes queestán en todos nosotros", reza el poster, que a la derecha luce una gran estatuilla dorada. En efecto, Lo que el viento se llevó, Casablanca, Gigante, Sonrisas y lágrimas, El padrino, Paseando a Miss Daisy, Forrest Gump y Gladiador (los ocho largometrajes seleccionados) forman parte del bagaje cinematográfico de muchos. De hecho, todas excepto Gigante recibieron el Oscar a la mejor película.
El filme de George Stevens se consoló sin embargo con la estatuilla al mejor director.

El corazón del samurái Carlos Boyero

No creo haber visto ninguna de las siete películas anteriores del director danés Nicolas Winding Refn, aunque algunas se han exhibido en las secciones paralelas de los festivales de cine.
O sea, son algo que debo recuperar después de haber degustado su sólido talento en esta estilizada, dura, extraña, amarga, verdaderamente lírica Drive, una de las sorpresas más perturbadoras del año.
Ryan Gosling
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Ryan Gosling, el conductor protagonista de Drive.-

DRIVE

Dirección: Nicolas Winding Refn.
Intérpretes: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Ron Perlman, Albert Brooks, Bryan Cranston.
Género: thriller. EE UU, 2011.
Duración: 100 minutos.
Al recordarla la asocio a la noche, a una sombría geografía emocional
Todavía no he leído la novela de James Sallis que adapta Drive.
Pero es presumible que el guionista Hossein Amini y, sobre todo, el director Nicolas Winding Refn han disfrutado más de una vez con un tipo de héroe que sublima Raíces profundas (no lo puedo evitar, siempre me pongo tierno recordando el inútil y conmovedor grito de aquel niño rubio: "Shane, no te vayas, mamá te quiere") y que tiene gloriosa continuidad, aunque estos no tengan niño al que proteger, en los protagonistas de El silencio de un hombre, que tal vez sea lo más perfecto y misterioso que rodó Melville, y en Driver, la formidable segunda película de Walter Hill, aquel inolvidable director cuyo genio se lo llevó el viento o el excesivo éxito.
Melville afirmaba al comienzo de El silencio de un hombre, y extraído de ¿los Libros de los vedas?, que no existía soledad más terrible que la del samurái, salvo, tal vez, la del tigre en la selva.
Del hermético protagonista de Drive sabemos poco al principio y no mucho más al final. Vive solo en Echo Park, un barrio deprimido de Los Ángeles.
Trabaja de mecánico en un garaje desde hace cinco años. El dueño del taller, individuo aún más patético que turbio, es la única relación subterráneamente afectiva que practica.
Esa tapadera profesional y su trabajo como conductor especialista en películas caras le sirven para disfrazar su auténtica vocación, que es conducir para bandas de atracadores.
Quienes le emplean deben respetar sus códigos: no repite encargos, nadie debe preguntarle por su identidad y solo espera durante cinco minutos a los que le han contratado.
Es duro sin aspavientos, hace de su trabajo un ritual, tiene lo que hay que tener.
Los verdaderos y trágicos problemas empezarán cuando este aparente bloque de hielo, el hombre que no necesita a nadie, deje fluir el sentimiento hacia una vecina casada y el hijo de esta, inocentes, acorralados y temblorosos.
Nicolas Winding Refn recupera la narrativa y el estilo visual del mejor cine norteamericano de los ochenta para contar una historia violenta y triste, tensa y sentimental, sugerente y compleja, deudora argumentalmente de una temática explotada una y otra vez pero con personalidad propia.
A pesar de que tiene algún momento luminoso y exaltante, es una película que al recordarla la asocio caprichosamente a la noche, a una sombría geografía emocional, a un tono desesperanzado acompañando a gente que no puede esquivar su dramático destino.
Hay que tener mucha clase para que nunca puedas dejar de mirar (oírle es secundario, ya que habla lo mínimo o lo justo) a un tipo que juega casi permanentemente con un palillo en su boca y ataviado con una chupa que lleva dibujado un enorme, amarillo y simbólico escorpión. Ryan Gosling, uno de los mejores actores jóvenes del cine norteamericano, posee ese magnetismo. Inspira tanto miedo como piedad.
Carey Mulligan es tan buena y camaleónica actriz que alguien me tiene que revelar al final que es la misma actriz de An education, Wall Street 2 y Shame, la mujer que me enamora en esta última cuando canta New York, New York.
Los amantes de las grandes series actuales de televisión están de suerte. Aparece el excelente Bryan Cranston, el químico canceroso de Breaking bad, y también Cristina Hendricks, la pelirroja y maravillosa secretaria de Mad men.
El único reproche que podemos hacerle un amigo y yo al director de Drive es que haya despojado a Cristina Hendricks de faldas y le haya colocado unos vaqueros. Eso no se hace con mujer tan sensual.