El instituto logró en siete años más de cien aportaciones privadas
Una firma de Mallorca pagó 110.000 euros a Torres por unas "jornadas estratégicas" con sus directivos.
Los investigadores concluyen estos días la recogida de datos de la Operación Babel en el caso Palma Arena, que alude a los negocios de Nóos con las Administraciones de Baleares y Valencia.
Se han practicado decenas de interrogatorios de testigos en Barcelona, Valencia y Palma. Hacienda aportará otro informe al juez José Castro que rastreará los movimientos de más cuentas corrientes de la trama. Después se levantará el secreto y serán imputados el expresidente Jaume Matas y el duque de Palma.
La fuga de cerca de 500.000 euros en fondos de Torres y Urdangarin a una empresa pantalla en Londres está acreditada en la causa. Su entidad altruista Fundación Deporte, Cultura e Integración Social fue la compradora de la firma de ocultación fiscal De Goes for Stakeholder.
Nóos y sus terminales lograron en siete años más de cien aportaciones privadas. Obtuvieron nueve millones, más otros siete de pagos públicos. Ninguna de las empresas que contrató al holding Urdangarin-Nóos presentó denuncia judicial.
Un empresario de Valencia que abonó más de medio millón declaró: "He hecho un negocio horroroso", pero reconoció que le ofrecieron patrocinio para el nombre de un estadio.
En los documentos de Nóos hay un argumento recurrente: continuidad de eventos, renovar contratos, fijar un nexo a través de "observatorios permanentes" y "oficinas del proyecto".
Por operaciones no ejecutadas con esos conceptos se cuestionan pagos por más de 700.000 euros en los Foros de Baleares de 2005 y 2006.
El Instituto Nóos de Estudios Estratégicos de Patrocinio y Mecenazgo se definió como un think tank, un grupo de pensadores, "expertos internacionales en estrategias de patrocinio y rentabilización del hecho deportivo y organización de grandes eventos".
En el foro Summit de Valencia, entre 2004 y 2006 -también bajo la lupa judicial-, Urdangarin defendió los patrocinios continuados por el "retorno en ventas o ingresos".
El duque razonó que "las empresas estarían dispuestas a seguir realizándolos [los patrocinios] en tanto que éstos les reportaran un beneficio" por "reputación, imagen o ingresos".