Recordarán a Pilar Miró , espero, una mujer que pasó un Consejo de Guerra por una película que criticaba el sistema franquista, mujer luchadora, buena Directora de Cine, una como dicen , mala salud de hierro, operada a corazón abierto, y escrupolosa en filmar las bodas que la casa Real le pidió La de La Infanta Elena y el denostado Urdagarín, pues eso, una mujer nada sofisticada, buenisima en su trabajo, que es lo que nos interesa, al llegar el PSOE al poder, la llaman para ocupar un cargo.
Tiene un hijo que pone como tutor a Felipe Gonzállez, luego tendría muy buena relación, y la destituyen por haberse comprado, no regalado por nadie,, dos o tres o cuatro vestidos de Loewe, para esas reuniones de altos cargos, y se la destituye por emplear dinero público en sus Vesidos, ella alega que si no fuera por el cargo no se los hubiera comprado, pero le exigian ir con buena presencia, croe que fue Guerra el que la puso a los Pies de los Caballos, hasta que pasado un tiempo el Tribunal de Justicia admitió sus razones
. Ella contó como había pasado ese Infierno, los hombres con altos cargos recibian regalos por Navidad y tenían que hacerlo, por lo visto tendrían una partida de Dinero para esos detallitos todos de marca.
Supongo que comprarte un vestido con tu dinero puedes en Zara o en alguna firma de otros Almacenes o boutiques, pero si no se puede no se puede, quizás pensó mal, y fue a por uno o dos vestidos de esa firma, pero hay que pensar en hilar muy fino, ponerte un trapillo por tener que ir representando al gobierno de España en sus eventos, no sé yo, pero a ella en un plis plas la echaron, no hubo tiempo hasta que ella pudo recurrir al derecho al Honor, nadie le dijo nada, no voy a condenar lo que un tribunal dejó claro, "inocente", pues eso, siguió dirigiendo películas, no quiso más cargos, y un dia a poco de filmar la Boda de La Infanta Cristina, murió de un ataque al corazón.
En memoria de una mujer que hizo todo lo que siendo mujer no le perdonaron jamás esos vestidos, pero Boyer era ministro cuando le regaló un Bolso y un Pañuelo de la misma firma a quién hoy es su esposa pero entonces era su amante.
18 dic 2011
GÜRTEL, un estilo de vida, por Juan Cruz.
Gürtel, un estilo de vida
En las conversaciones de los inculpados por el caso Gürtel hay un gusto por la vida que excluye cualquier complejidad. Es muy curioso anotar lo que se dicen entre ellos, sobre qué hablan en esas conversaciones a veces largas, a veces circunstanciales, pero todas ellas con objetivos bien claros: señalar el afecto ("te quiero un huevo", "amiguito del alma"), calificar al otro ("cabrón", en el peor sentido, "cabrón", en el mejor sentido, "hijoputa", en el mejor sentido, "hijo de puta", en el peor sentido), expresar profecías ("serás el próximo presidente del Gobierno"), o indicar envidia (sana) a quien está en Brasil ("cabrón, tú en Brasil y yo en Orihuela aguantando navajazos").
No extraña, leyendo el resumen que ahora vuelve a hacerse en el juicio popular que tiene lugar en Valencia, que el nuevo presidente valenciano, Fabra, consigne su estupor ante lo que se dice. Lo que pasa es que el presidente de lo que se extraña es de que eso se haya grabado, aparentemente no le preocupa que eso se haya dicho. Pero se ha dicho.
Y en medio de ese mendrugo de pan oscuro que constituyen las conversaciones de los incriminados lo que hay es un objeto bien claro: favorecer, desde el poder a unos amigos; y buscar, desde los aledaños del poder, el enriquecimiento gracias a que los que están en las poltronas públicas son, en mayor o menor grado, "amiguitos del alma".
La estrategia con la que desde el principio se descalificó el caso, desde tribunas públicas y políticas, como una inútil persecución de gente honrada incapaz de venderse "por dos o tres trajes" es un indicativo del aprecio (es decir, el desprecio) que se manifiesta tanto por lo público como por el ejercicio mismo de la ética de la política. Da igual si son dos o tres trajes, da igual si es un traje; lo que se revela en ese conjunto sintáctico de conversaciones vergonzantes es el estilo que estas personas habían construido en su mente, qué cosas llegaban a importarles (el caviar, el reloj, el coche, el móvil, la última generación de cada capricho) y cuál era el índice (cero) de su preocupación por lo que había alrededor, aparte de la naturaleza del afecto que tenían en función de los regalos esperados o de los regalos ofrecidos.
Que ese mendrugo de pan oscuro hubiera sido deglutido impunemente ha sido imposible gracias al ejercicio de la justicia y del periodismo pertinaz, que ahora sigue actuando para vergüenza (por ejemplo, del presidente Fabra) y para ejemplo de aquellos que llegaran a considerar que hacer política es hacer amistades para tener a quienes contentar para pagarles los regalos o incluso los halagos con epítetos como cabrón, hijoputa o amiguito del alma, que de todo ha habido en ese diccionario que ahora se llama Gürtel.
No extraña, leyendo el resumen que ahora vuelve a hacerse en el juicio popular que tiene lugar en Valencia, que el nuevo presidente valenciano, Fabra, consigne su estupor ante lo que se dice. Lo que pasa es que el presidente de lo que se extraña es de que eso se haya grabado, aparentemente no le preocupa que eso se haya dicho. Pero se ha dicho.
Y en medio de ese mendrugo de pan oscuro que constituyen las conversaciones de los incriminados lo que hay es un objeto bien claro: favorecer, desde el poder a unos amigos; y buscar, desde los aledaños del poder, el enriquecimiento gracias a que los que están en las poltronas públicas son, en mayor o menor grado, "amiguitos del alma".
La estrategia con la que desde el principio se descalificó el caso, desde tribunas públicas y políticas, como una inútil persecución de gente honrada incapaz de venderse "por dos o tres trajes" es un indicativo del aprecio (es decir, el desprecio) que se manifiesta tanto por lo público como por el ejercicio mismo de la ética de la política. Da igual si son dos o tres trajes, da igual si es un traje; lo que se revela en ese conjunto sintáctico de conversaciones vergonzantes es el estilo que estas personas habían construido en su mente, qué cosas llegaban a importarles (el caviar, el reloj, el coche, el móvil, la última generación de cada capricho) y cuál era el índice (cero) de su preocupación por lo que había alrededor, aparte de la naturaleza del afecto que tenían en función de los regalos esperados o de los regalos ofrecidos.
Que ese mendrugo de pan oscuro hubiera sido deglutido impunemente ha sido imposible gracias al ejercicio de la justicia y del periodismo pertinaz, que ahora sigue actuando para vergüenza (por ejemplo, del presidente Fabra) y para ejemplo de aquellos que llegaran a considerar que hacer política es hacer amistades para tener a quienes contentar para pagarles los regalos o incluso los halagos con epítetos como cabrón, hijoputa o amiguito del alma, que de todo ha habido en ese diccionario que ahora se llama Gürtel.
17 dic 2011
Esa absurda manía de Aznar y La Botella de querer ser Rey
El hijo de Aznar, se ha casado, Hasta ahí pues vale, !Vivan Los novios! pero es que se ha vuelto a casar un hijo en El Escorial.
Está claro que Aznar quiere ser Emperador en lugar del Califa, feo, bajito, sin personalidad, mucha mala leche sigue en el calendero, esta vez de Boda con sus Incodicionales Peperos, como Zaplana desaparecido entre la corrupción Valenciana, sale otra vez de los Rayos UVA, donde parece vivir.
La botella de Madrina, fea con arreglos o sin arregos, sus modelitos imposibles, asesorada por su peor enemiga se debía sentir como Ana Eboli pero con los dos Ojos
Se fue Aznar por la Barranquera pero antes casó a su hija fea en el Monasterio del Escorial, entra el PP y se le casa el Hijo, !Que Obsesión! para ser Felipe II venga bodas en el Escorial, se dará cuenta que con el Escorial acabaron la dinastía de Los Austrias? me da que no, solo quiere quedar como el Presidente y expresidente que huyendo del anonimato se refugió en lugar donde el Sol se volvia a poner como siempre..
Está claro que Aznar quiere ser Emperador en lugar del Califa, feo, bajito, sin personalidad, mucha mala leche sigue en el calendero, esta vez de Boda con sus Incodicionales Peperos, como Zaplana desaparecido entre la corrupción Valenciana, sale otra vez de los Rayos UVA, donde parece vivir.
La botella de Madrina, fea con arreglos o sin arregos, sus modelitos imposibles, asesorada por su peor enemiga se debía sentir como Ana Eboli pero con los dos Ojos
Se fue Aznar por la Barranquera pero antes casó a su hija fea en el Monasterio del Escorial, entra el PP y se le casa el Hijo, !Que Obsesión! para ser Felipe II venga bodas en el Escorial, se dará cuenta que con el Escorial acabaron la dinastía de Los Austrias? me da que no, solo quiere quedar como el Presidente y expresidente que huyendo del anonimato se refugió en lugar donde el Sol se volvia a poner como siempre..
Los Aznar (y el PP) se van de boda
Ha sido la última boda del año de un año marcado por bodas reales.
La de hoy no ha sido exactamente aristocrática, aunque la nobleza política sí ha estado muy presente. José María Aznar Botella y Mónica Abascal se han casado este mediodia en la finca El Campillo de la localidad madrileña de El Escorial, en una ceremonia en la que ha primado la intimidad familiar, lejos del boato que ha caracterizado a otras celebraciones de la familia del expresidente del Gobierno.
Aún así se ha dejado ver (o más bien entrever) pasado, presente y futuro del Partido Popular y, por tanto, de la política española.
Por supuesto, allí ha estado el más esperado, el presidente electo del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha llegado a la ceremonia a las 12.51, apenas diez minutos antes de que comenzara.
Como habían confirmado, y pese a que los cristales tintados de los vehículos apenas han dejado verla, el presidente ha estado acompañado por su esposa, Elvira Fernández Balboa. Además, se ha visto a entrar en la finca a políticos como Eduardo Zaplana, Ana Palacio, Rodrigo Rato, Miguel Arias Cañete, Jaime Mayor Oreja, Luisa Fernanda Rudi, Josep Piqué y Ana Mato. Entre las caras conocidas también estaban Nicolás Vallejo-Nágera (no se sabe si acompañado de su esposa, la cantante Paulina Rubio), los empresarios Javier Hidalgo y Fernando Fernández Tapias, el jinete Fernando Gigi Sarasola y el diplomático Inocencio Aria
Bastante antes han llegado al lugar de la celebración los familiares del novio. José María Aznar, hijo, ha entrado en la finca conduciendo su propio coche y con su hermano Alonso de copiloto. Junto a ellos, en otro coche, su padre, José María Aznar, que iba sentado en el asiento trasero de otro vehículo.
La velocidad de los vehículos tratando de esquivar a los periodistas ha evitado vislumbrar a Ana Botella, más protagonista que nunca por ser hoy madre, madrina, teniente de alcalde de Madrid y quien sabe si en pocos días alcaldesa de la capital.
La familia del novio ha llegado sobre las 12.15, y, como en todas las celebraciones, la novia se ha hecho un poco de rogar.
Los Aznar la han esperado dentro durante casi una hora, puesto que Abascal ha aparecido por la finca a las 13.10. Nada de coches de gran cilindrada para ella. Mónica, diseñadora de bolsos, ha llegado en un antiguo Seat seiscientos blanco, con un gran velo y una sonrisa que delataba su nerviosismo.
Ella fue la más amable de todos, ya que paró unos instantes para saludar a los medios allí congregado, permitiendo que la fotografiaran.
A mediodía la carretera que une los pueblos serranos de Guadarrama y El Escorial estaba totalmente colapsada por la llegada.
Varios efectivos de seguridad privada como de Guardia Civil paraban el tráfico para dejar paso a los lujosos coches que llevaban a los invitados, muchos de ellos con chaqué y muchas de ellas con pamelas y tocados
.Todas las miradas buscaban a los posibles ministrables, los que pronto podrían formar parte del gobierno de Rajoy. Las quinielas buscaban caras conocidas como Alberto Ruiz-Gallardón o Soraya Sáenz de Santamaría.
Los coches con cristales ahumados han impedido distinguirlos.
La de hoy no ha sido exactamente aristocrática, aunque la nobleza política sí ha estado muy presente. José María Aznar Botella y Mónica Abascal se han casado este mediodia en la finca El Campillo de la localidad madrileña de El Escorial, en una ceremonia en la que ha primado la intimidad familiar, lejos del boato que ha caracterizado a otras celebraciones de la familia del expresidente del Gobierno.
Aún así se ha dejado ver (o más bien entrever) pasado, presente y futuro del Partido Popular y, por tanto, de la política española.
Por supuesto, allí ha estado el más esperado, el presidente electo del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha llegado a la ceremonia a las 12.51, apenas diez minutos antes de que comenzara.
Como habían confirmado, y pese a que los cristales tintados de los vehículos apenas han dejado verla, el presidente ha estado acompañado por su esposa, Elvira Fernández Balboa. Además, se ha visto a entrar en la finca a políticos como Eduardo Zaplana, Ana Palacio, Rodrigo Rato, Miguel Arias Cañete, Jaime Mayor Oreja, Luisa Fernanda Rudi, Josep Piqué y Ana Mato. Entre las caras conocidas también estaban Nicolás Vallejo-Nágera (no se sabe si acompañado de su esposa, la cantante Paulina Rubio), los empresarios Javier Hidalgo y Fernando Fernández Tapias, el jinete Fernando Gigi Sarasola y el diplomático Inocencio Aria
La velocidad de los vehículos tratando de esquivar a los periodistas ha evitado vislumbrar a Ana Botella, más protagonista que nunca por ser hoy madre, madrina, teniente de alcalde de Madrid y quien sabe si en pocos días alcaldesa de la capital.
La familia del novio ha llegado sobre las 12.15, y, como en todas las celebraciones, la novia se ha hecho un poco de rogar.
Los Aznar la han esperado dentro durante casi una hora, puesto que Abascal ha aparecido por la finca a las 13.10. Nada de coches de gran cilindrada para ella. Mónica, diseñadora de bolsos, ha llegado en un antiguo Seat seiscientos blanco, con un gran velo y una sonrisa que delataba su nerviosismo.
Ella fue la más amable de todos, ya que paró unos instantes para saludar a los medios allí congregado, permitiendo que la fotografiaran.
A mediodía la carretera que une los pueblos serranos de Guadarrama y El Escorial estaba totalmente colapsada por la llegada.
Varios efectivos de seguridad privada como de Guardia Civil paraban el tráfico para dejar paso a los lujosos coches que llevaban a los invitados, muchos de ellos con chaqué y muchas de ellas con pamelas y tocados
.Todas las miradas buscaban a los posibles ministrables, los que pronto podrían formar parte del gobierno de Rajoy. Las quinielas buscaban caras conocidas como Alberto Ruiz-Gallardón o Soraya Sáenz de Santamaría.
Los coches con cristales ahumados han impedido distinguirlos.
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