Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 dic 2011

Secretos de un eterno soñador

Siempre sospechamos que Raymond Chandler, el padre en la santísima trinidad de la novela negra estadounidense (que completarían Dashiell Hammett y James M. Cain) tenía su corazoncito.
De ello existían indicios en su criatura más perdurable, Philip Marlowe, un tipo duro de buen corazón que siempre se llevaba un par de buenas palizas por novela y se enamoraba de la más inconveniente de las mujeres fatales.
Una espectacular subasta de su legado ayer en la casa Sotheby's vino a confirmarlo
. Se trata de un conjunto único de libros provenientes de su biblioteca personal, documentos y cartas, que arrojan nueva luz sobre la vida y la obra del autor de Adiós muñeca, El largo adiós o La dama del lago.


El mayor y más importante conjunto en torno al escritor pertenecía a una de sus hijastras. Pocos años antes de su muerte, Chandler (1888-1959) se enamoró de su secretaria, Jean Vounder-Davis, 30 años más joven. Los azares amorosos y la personalidad del escritor quedan bien plasmados en uno de los lotes más suculentos de la puja: dos copias de la edición original de El sueño eterno, una dedicada a sí mismo ("Para mí, sin mis cumplidos. Raymond Chandler, Riverside, Feb 1939") y la otra, a su primera esposa, Cissy.
Cuando ambos se conocieron a principios de los años veinte ella estaba casada, pero decidió divorciarse para unirse a Chandler.
Por aquel entonces el escritor aún trabajaba como ejecutivo en una empresa petrolera. Perdió su trabajo debido a sus excesos alcohólicos. Fue así como en 1930 decidió sentarse a escribir la primera aventura de Marlowe, ese sueño eterno que llevó al cine Howard Hawks a partir de un guion coescrito por William Faulkner.
De su relación con otros literatos hay mucha información en el lote subastado.
Uno de sus grandes amigos fue Ian Fleming. El creador del agente 007 le dedica una primera edición de Goldfinger "con cariño" mientras que en otra primera edición de Desde Rusia con amor se pueden leer las calificaciones que Chandler le da a otros libros de Fleming. También destaca un ejemplar de James M. Cain, Three of a kind, en el que el autor agradece a Chandler su trabajo -a partir del texto Doble indemnización, incluido en el citado volumen- de escritura del guion de Perdición, de Billy Wilder.
Fue el primero que firmarían juntos y con el que arrancó una serie de colaboraciones en aquellos años del Hollywood dorado.
Como testimonio de ese tiempo lució en la subasta una copia del guion de La Dalia negra y otro de Extraños en un tren (1938), el último en el que trabajaría Chandler.
Hitchcock se lo encargó, pero, tras enterarse de que el escritor se refería a él con el cariñoso apelativo de "gordo bastardo", lo despidió. El grueso del trabajo ya estaba hecho y su nombre aparece en los créditos del filme como el de guionista principal.
Además de las intimidades de Chandler, ayer Sotheby's se volvió a convertir en un gran repaso a cinco siglos de la cultura occidental en 353 lotes de libros, cartas, manuscritos y curiosidades. Cervantes calentó la puja cuando una edición de 1611 del Quijote alcanzó los 23.000 dólares.
Poco después, una copia original de El origen de las especies, de Darwin, se vendió por 95.000 dólares, cifra nada desdeñable para un país que duda entre enseñar la teoría de la evolución u ofrecerle a los niños únicamente la versión cristiana del origen del hombre. Más expectación despertó con todo la subasta del contrato fundacional de Apple, firmado en 1976 por el recién fallecido Steve Jobs. Se esperaba que alcanzase los 200.000 dólares.

De San Juan de la Cruz a Robespierre

De San Juan de la Cruz a Robespierre


Debí heredar de mis ancestros la costumbre de imponer el nombre de la fecha a todo lo nuevo. Mi nombre corresponde con el santo de mi fecha de nacimiento, y desde niño "bautizaba" todo lo que llegaba a mis manos. No eran cosas importantes y muy pronto me olvidaba de cómo se llamaba aquella maleta, aquel bolígrafo o un suéter que me tejió mi madre. La tradición la he mantenido a rajatabla solo con el coche, y por eso escribo esto hoy. El primer coche que tuve fue un Volkswagen escarabajo del año 1956, que cuando llegó a mis manos estaba desvencijado y le sonaba todo menos la bocina. Llegué a casa con el coche "nuevo" acompañado de un amigo. Miré el almanaque y vi que era 14 de diciembre; debajo ponía "San Juan de la Cruz". No sé si es el santo poeta o cualquier otro de nombre similar y si realmente el santoral de aquel almanaque era correcto.
zzjuancruz.JPGEl caso es que el coche pasó a llamarse "Juan Cruz" y mi amigo dijo: "Juan por la fundación de la ciudad y Cruz por los repuestos que tendrás que comprar". No era una gran inversión (18.000 pesetas, unos 110 euros) pero el coche fue conocido por mis amigos por su nombre. Juan Cruz resultó ser un tanque (era alemán) porque con lo viejo que era dio conmigo varias vueltas al cuentakilómetros, pues fue mi fiel compañero en todas las correrías de juventud. Ahora me doy cuenta de que debió llamarse solo Juan porque repuestos compré muy pocos, no se rompía. Nunca me dejó tirado, cosa que sí ha sucedido alguna vez con sus sucesores, que por cierto se llamaron Florencio y Fausto. El que tengo ahora es más laico, porque lo compré un 14 de julio y no pude resistir la tentación de llamarlo Robespierre.

13 dic 2011

No sé que tiene Elvira Lindo que a todos les cae bien.

ADN: “En Los Libros Buscamos una Voz”

Lunes 12 de diciembre de 2011  
Elvira Lindo en Nueva York
Se mueve por la Gran Manzana desde 2004. Durante todos estos años, la escritora y periodista Elvira Lindo (Cádiz, 1962) ha ido conociendo cada rincón de la ciudad, desde los más populares a los más íntimos. Ahora, en Lugares que no quiero compartir con nadie (Seix Barral), los desvela todos.
Nueva York parece una ciudad perfecta para un escritor
En general las urbes son el gran material de la literatura moderna. Aún así uno tiende a hacer más pequeña la ciudad en la que vive, hacer una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Hablar de Nueva York es también hablar de Madrid.
Ahora Madrid debe parecerle pequeña…
Es una ciudad muy casera, es parte de su encanto. También le pasa a Nueva York, donde la gente se apiña en los barrios. Son dos ciudades con mucha vida.
¿Les encuentra similitudes?
Sí. Tienen mucho parecido en su vitalidad. Hay un triángulo que lo forman esas dos ciudades y Buenos Aires. Urbes muy abiertas y anárquicas.
Antes de vivir allí viajó para describir el viaje de García Lorca. ¿Encontró Nueva York buscando al poeta?
Todo sirve. También lo hicieron otros escritores o películas que ayudan a dar una idea de la ciudad. El hecho de viajar hasta allí con un objetivo te hace mirar con otros ojos. Estás más atento de lo que sucede a tu alrededor.
¿Qué queda de la ciudad que describió el autor en ‘Poeta en Nueva York’?
La esencia de la obra de Lorca sigue allí. Tiene una mirada abrumada por la gran urbe, esa que a veces se come a las personas. Pero estoy segura de que también tuvo una mirada alegre de la ciudad. Las cartas que escribió después así lo demuestran.
¿Se sintió así cuando comenzó a vivir en la ciudad?
Ya la conocía como turista. Me aturdí cuando me enfrenté a los problemas cotidianos, esos que no conoces cuando vas a un hotel.
¿ ‘Lugares que no quiero compartir con nadie’ era un objetivo o sintió la necesidad de escribir sobre la ciudad?
Llevaba tiempo pensando escribir sobre Nueva York. Quería escribir algo que sonara como suenan los pasos en la calle. Una obra íntima y tranquila. Mirar la vida y contar cómo te enfrentas al mundo.
¿Es Nueva York el protagonista del libro?
Es el paisaje. En los libros buscamos una voz.
Dice que tiene cierta ventaja por ser a la vez neoyorquina y extranjera.
Allí se vive una contradicción: La cultura es familiar y la forma de pensar es diferente. Eso te lleva a pensar que al principio la conoces muy bien y cuando va pasando el tiempo te das cuenta que no es así.
A veces me refugio en esa diferencia para justificar actuaciones.
Por lo que dice, parece una ciudad con poca comunicación entre las personas
.Hay muchas personas solitarias pero la gente es bastante espontánea. Están muy acostumbrados a hablar con desconocidos.
No me parece una ciudad con muchos problemas de comunicación. Eso es más propio de ciudades como Munich.
En un artículo llamado ‘No me quieras tanto’ habló de la incomunicación directa entre personas por culpa del fenómeno de los ‘smartphones’.
Eso sí parece universal.
Toda esa tontería no tiene fronteras. En el fondo es cuestión de mala educación. Yo utilizo la tecnología como la que más pero se trata más de un problema de comportamiento.
No nos han educado en los buenos modales del uso de la nueva tecnología.
Es que es algo muy reciente. Se ve como mala educación muchas actitudes y ahora está aceptado mandar mensajes cuando se está con otro.

100 películas indispensables de cine mudo


Algunos van a descubrir la elocuencia del cine mudo gracias a la aplaudida y recientemente producida The Artist. Por ello conviene recordar que hubo un tiempo en que las películas no hablaban... y emocionaban igualmente, al tiempo que inventaban el lenguaje fílmico.

100 películas indispensables de cine mudo
Sobre todo para los cinéfilos más jóvenes, éste puede ser el momento para hacer una inmersión en los orígenes del cinematógrafo. Puede ser un descubrimiento como el de que la Tierra es redonda, algo obvio, ¿no?, pero vaya descubrimiento: el que existe una larga lista de películas mudas que son auténticas obras maestras capaces de emocionar como la que más.

Aquí hemos optado por ofrecer una lista de 100 películas indispensables de cine mudo. Algunas son grandísimas e indiscutibles obras de arte. Otras tienen un claro interés histórico, por ser las primeras, o por la aportación de elementos que con el tiempo formarían parte del lenguaje del cine. Algunos autores están representados por varios títulos, como no podía ser menos, Charles Chaplin, Erich Von Stroheim, Buster Keaton, F.W. Murnau, David W. Griffith, etc, etc, aunque no hemos querido ser exhaustivos con ellos para dar entrada a la variedad.

Lógicamente está el cine de Estados Unidos, el soviético, el expresionismo alemán, el colosalismo italiano, las joyas del cine nórdico, títulos indispensables de Francia, alguna oriental, y también hispanos.

Como seguro que nos hemos dejado alguna película de entidad, invitamos a los internautas a no permanecer mudos. O si quieren, pues sí, pueden callar, pero no dejar de escribir a decine21@decine21.com para incorparar a nuestra lista sus sugerencias.

30) Fausto
58) Alas
¿Cual añadirias o quitarías de las 100?