Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 dic 2011

A MI MANERA - SIEMPRE ASI.

"Me gusta pintar lo que desaparece" PEDRO MORENO MEYERHOFF / Pintor

Pocas veces el violento mundo de la lidia ha resultado tan hermoso, sensual y melancólico, y a la vez tan exacto. Pedro Moreno Meyerhofff lo ha pintado (¡en estos tiempos!) meticulosamente, con una conmovedora belleza, nostálgica y fragmentada, que remite a la estatuaria clásica y a los frescos antiguos.
Esa maravillosa y fascinante tauromaquia se condensa en 42 obras ?20 dibujos en diferentes técnicas y 22 óleos que te dejan literalmente con la boca abierta? y se expone a partir de hoy jueves en la galería Claude Bernard de París (7-9 rue des Beaux Arts).
Esta última producción es realmente el pináculo del trabajo de Moreno Meyerhoff, artista barcelonés al que una vez Vicky Combalía bautizó como el Antonio López catalán, nada menos.


Recuerdo a Pedro en sus inicios cuando nos pintaba a sus amigos sosteniendo lechuzas disecadas del Mas Noguer de Viladrau o violines, su época de los dibujos de ibis, herramientas absortas y piedras wagnerianas, y pienso en el camino recorrido hasta este estallido de luz y color en el albero que te incita a gritarle ¡maestro! "Empecé a pintar hace 25 años a raíz de una depresión, me hubiera gustado escribir pero no era lo mío. Al inicio fue como una terapia. Luego me animaron a exhibir el resultado y gustó y entonces me dediqué en serio".
Autodidacta, comenzó, dice, dibujando insectos y el mundo del campo.
Poco a poco se fue conectando con el universo de la gran pintura. "La pintura italiana primitiva fue una revelación. Y Fra Angélico, que sigue siendo uno de mis preferidos. Y Van Eyck por el uso del color". Desde el principio, Pedro Moreno optó por el realismo.
"Me encanta la pintura abstracta pero a mí lo que me sale de forma natural es la reproducción fiel. Aunque no es el hiperrealismo estadounidense". Bueno, esos dibujos minuciosos... "Al principio sí, era un reto
. Las hojas picadas por insectos, el deterioro. Pero me he ido alejando de la fidelidad absoluta, intento interpretar la realidad al modo de un músico que se enfrenta a la partitura y le da una forma".
Con el tiempo, el pintor ve unas constantes en su obra. "Las cosas que me interesan, la historia, la arqueología, la noche, lo mío. Yo vuelvo siempre a Pompeya. Me fascina ese tiempo detenido, la vida inmovilizada, los cuerpos conservados. Y Egipto y la escultura griega.
De ahí en parte mi interés por los cuerpos de los toreros, la actitud hierática, los pies firmes". Sus esculturales diestros también aparecen incompletos, el torso, las piernas, las nalgas, las abultadas (!) taleguillas, como doriforos y diadumenos de la antigua estatuaria pero vestidos de luces. "Un hilo conductor en mi pintura es la atracción por lo que desaparece, por lo que se pierde, por la desolación".
Así es, ya se trate de las culturas del pasado o los paisajes urbanos de la Barcelona anterior a los JJ OO, cuyos edificios "iban desvaneciéndose mientras los pintaba".
Admira a Antonio López, pero marca unas distancias. "No comparto su actitud de duda frente al cuadro; la lentitud en parte sí, el realismo tiene eso". Observa en su propia pintura elementos fijos como el amor a la técnica y el oficio, la influencia de los maestros ?Giorgione, Piero della Francesca, más sorprendentemente Rothko ?, y una evolución, hacia ese anhelo de llegar a interpretar "la realidad dura que nos rodea, esta Edad del Hierro en que vivimos".
Le digo que emociona en su tauromaquia el contraste entre el eufórico brillo y los colores de los trajes y la sensación de pérdida, de aflicción, de oscuro pesar que también emanan. "Es de nuevo un mundo que desaparece. La lidia siempre me ha gustado aunque no como puro aficionado sino desde el punto de vista estético. No se me había ocurrido antes pintarla, me parecía que podía quedar kitsch. Y entonces me lo recomendó mi padre, que tiene buen ojo para la pintura, '¿por qué no te acercas al mundo de los toros?'. Al hacerlo he descubierto la maravilla del oro y la plata de los vestidos antiguos.
Los trajes de los dogos venecianos, de los aristócratas de Flandes o de los magistrados romanos. Hoy esos oropeles solo los ves en la lidia o en las bodas de la monarquía británica.
El placer de un traje turquesa o un centelleante verde loro en un hombre".
Pedro ha esencializado la tauromaquia en el hombre solitario envuelto en oro. No es, subraya, "una reivindicación de la fiesta", ni "una melancolía concreta de la muerte de la fiesta". Él aprovecha ese sentimiento crepuscular y esos cuerpos de bailarín, de atletas antiguos de crátera griega. No hay, pese al detalle de capotes, banderillas, monteras y cuerpos, nada de sangriento en sus cuadros.
El pintor es consciente de que su bella colección puede ser usada para reivindicar la fiesta. "Entiendo a la gente que se aferra a ella", dice, pero matiza que su interés es por algo más antiguo, ese algo eterno que comparte la lidia con los sacrificios etruscos y los arcanos del pasado.

CARLOS BAUTE "Tu no sabes que tanto" CON LETRA

Muerte y resurrección Boris Izaguirre

Los mercados ahora anuncian la muerte del euro hacia el 9 de este mes.
Y al mismo tiempo reaparece Francisco Paesa, ese agente secreto español experto en resurrecciones.
Murió por primera vez en 1998 en Tailandia, de paro cardiaco, según sus familiares, que incluso le organizaron 38 misas gregorianas.
Por una balacera oriental, según él mismo en una célebre entrevista en Interviú. Paesa renace esta semana tras una detención en Sierra Leona, y en octubre pasado, por algo implicado al tráfico de drogas.
Paesa es uno de esos españoles sorprendentes. Vendió armamento a ETA, pero con micrófonos dentro para seguirles, y sobre todo condujo a la policía hasta el paradero de Roldán, aquel jefe de la Guardia Civil que no pudo evitar corromperse en millones de las antiguas pesetas, que a lo mejor viven una agitada resurrección
La resurrección de Paesa en África podría ser una señal.
Donde antes solo hubo pobreza y terror, ahora hay Lázaros modernos y dinero
Coincidiendo también con el anuncio de una posible exhumación de Franco para desenterrarlo del Valle de los Caídos, esta resurrección de Paesa en África debería servirnos de señal. Donde antes solo hubo pobreza y terror, ahora hay Lázaros modernos y dinero
. Es la confirmación de que el mundo está cambiando, de que Europa se desploma, pero el dinero se mueve hacia otros ámbitos. Lo que antes era subdesarrollo es ahora el nuevo desarrollo. El orden mundial ya cambió.
Y lo hizo mas rápido que el ya demodé cambio climático.
Los muertos andan vivos. Es probable que jamás exhumemos a Franco, pero su solo anuncio le ha permitido reaparecer a tiempo para el cambio de Gobierno. Y se suma a las resurrecciones de Paesa y Franco el triunfo de Nino Bravo en Colombia. Resulta que un imitador suyo ha estado a punto de llevarse 250.000 dólares, el premio de la versión en ese país de Tu cara me suena. El ganador fue otro resucitado, el imitador del cantante de vallenatos Rafael Orozco, asesinado a tiros por un triángulo amoroso.
Sí, en la televisión colombiana triunfa un formato europeo que resucita muertos trágicos. Es como si en Tu cara me suena ganaran las Rocíos. El "Nino Bravo colombiano" sobrevivía cantando en bares de Madrid, hasta que la crisis le hizo regresarse a su país. La emisión de la final rompió récords de audiencia y proclamó la idea de que Latinoamérica se está convirtiendo en salvación para España y, por supuesto, para Europa. Todo lo que aquí disfrutamos cuando éramos ricos e invencibles es éxito otra vez en esa parte del mundo. Álvaro Vargas Llosa explicó que "emitir y producir ese tipo de programas en Latinoamérica es señal del crecimiento económico que experimenta la región". Igual que nosotros enloquecíamos por aquel O.T. donde Bustamante abandonaba para siempre el andamio de albañil, en Colombia, Argentina y Venezuela los Ninos Bravos son los nuevos David Bisbal
Estos talent shows tienen su origen en las imitaciones de los travestis y drag queens de las grandes divas de la canción. En la Feria del Libro de Guadalajara, el verdadero centro de reunión es Mónica, un bar gay donde travestis imitan a Paulina Rubio, Beyoncé y Marco Antonio Muñiz con la absoluta literalidad.
Los latinoamericanos se ríen de las penurias de los europeos en esta crisis.
Testigos de nuestro fin se ven a sí mismos como una futura unión afirmada en el cariño y la amistad y no únicamente en el dinero.
Eso proclaman los seguidores de Cristina Fernández y Hugo Chávez, que han hecho del peronismo y del chavismo una especie de nuevo Libro Rojo de Mao, permitiendo su resurrección en esta Latinoamérica que parece vivir a tutiplén. En Europa solo se habla de que los bancos centrales de EE UU, Japón, Reino Unido y Suiza inician acciones conjuntas para evitar el colapso. En Argentina y Colombia andan preocupados por el repunte en las implantaciones mamarias entre la juventud. Unos sufren por pobreza, otros por belleza.
Entre tanta resurrección, Harper Seven Beckham ha destronado a Suri Cruise en las listas infantiles de elegantes.
La hijita de los Beckham es más atractiva para los medios y los blogueros de moda que la hijita de los Cruise, que ha empezado a perder el don de estar a la moda antes de cumplir siete años.
La precoz caída es porque Suri se viste como si aún estuviéramos en aquel tiempo rico y feliz , estrenando bolsos y zapatos antes de la primera comunión. Harper, en cambio, tiene un look más de esta crisis y resurrección. En invierno va protegidita, pero sin enseñar los logos de firmas célebres que fue, por cierto, un estilo absolutamente vinculado a su madre.
El look de Harper es tendencia porque es discreto, normal, "down to earth", como ya afirman algunas editoras de moda, refiriéndose a un sentido común que hasta ahora creíamos propio solo de los adultos.
Con o sin sentido común, Harper es cool aun sin saber hablar ni gatear porque necesitamos ídolos cada vez más jóvenes, seguramente porque nos estamos convirtiendo en una población de resucitados vampíricos, necesitados de sangre nueva y dinero fresco.
Antes de que el euro diga adiós por la puerta grande, esperando su resurrección, la cancha de tenis del Mundial de Madrid se teñirá de azul. A lo mejor así serán las nuevas monedas poseuro. Al parecer, Nadal odia estas canchas azules, pero Carlos Moyá, que ya no juega, admitió que "después de 10 minutos, te acostumbras y es genial". Resulta inquietante ese azul en la cancha. Es como si fuera un cielo en el suelo. Un nuevo escenario para atraer a los resucitados.
Un nuevo tipo de hierba para sentirnos pitufos, con o sin acento mexicano, cualquier cosa para escapar de la crisis. Para resucitar y hacerlo allí donde todavía sea feliz Navidad y celebremos el año 2002.