Con Lennon y Harrison muertos, la historia del grupo ya solo podía ser contada a través de sus dos supervivientes, Paul McCartney y Ringo Starr.
A Harrison le interesaba con igual pasión el mundo espiritual hindú (a él le debemos la introducción del sitar en el grupo) que la Fórmula 1.
El autor de Here comes the sun o While my guitar gently weeps era compositor de hermosas melodías que sin embargo vio su talento aplacado por el de dos genios radicales, McCartney y Lennon.
No era fácil sacar la cabeza entre dos figuras cuya sombra resultó aplastante. Una vez separados, el resentimiento hacia el grupo no hizo sino crecer.
De todos los beatles fue Harrison el que más dificultades puso no solo para una hipotética reunión, sino también a la hora de aportar material para ediciones del grupo.
Nacido el 25 de febrero de 1943 en Liverpool, su primera guitarra se la compró a un compañero de clase en 1956. Creció como un chico tímido que presumía de una hermosa melena que hacía especialmente atractivo; pese a esa timidez, tenía un carácter fuerte y sus propias ideas musicales.
Cuando el grupo se separó, su carrera en solitario era la que más prometía. Pero la suerte no le acompañó y pese a sus canciones su figura no logró superar a la que formaban juntos del cuarteto que le hizo famoso.
En sus últimos años, además de productor de cine, actuó junto a Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Orbison bajo el nombre de Traveling Wilburys. También sufrió en la Navidad de 1999 el violento ataque de un loco que entró en su casa.
El miedo a un nuevo incidente (la sombra de la muerte de Lennon era inevitable) afectó severamente su apacible vida campestre, refugio de sus pasiones. Esas que le convirtieron en el beatle más callado y, a la vez, el más atormentado.