La comparación de datos topográficos tomados en 1998 y ahora ha permitido situar el edificio volcánico .
El nuevo volcán submarino en El Hierro se ha formado en lo que antes era un antiguo valle en el fondo del mar, por el que, además, discurre la lengua de lava, pendiente abajo, siguiendo el curso del antiguo valle. Se ha descubierto este cambio al comparar la topografía elaborada con los datos obtenidos en 1998 por el buque Hespérides, con los que acaba de tomar el nuevo barco Ramón Margalef, que está cumpliendo en la zona su primera campaña científica.
El volcán submarino de El Hierro ha formado un cono de 12 hectómetros cúbicos de lava en dos semanas
La erupción volcánica submarina de El Hierro libera magma y gases en el océano
El tamaño de la mancha volcánica iguala ya la superficie de El Hierro
Erupción volcánica en El Hierro
VIDEO - 00:36
La mancha de azufre provocada por la actividad volcánica en las proximidades de El Hierro se ha acercado en las últimas horas a la costa sur de la isla canaria
La comparación de las dos imágenes permiten interpretar el valle submarino como una traza de una falla o fisura, al final de la cual se ha producido la erupción y se ha creado el nuevo volcán en el sur de El Hierro, según informa el Ministerio de Ciencia e Innovación. el volcán tiene un diámetro en la base de 700 metros, una altura de 100 metros y está a 300 metros de profundidad, según se la información obtenida con la exploración realizada mediante ecosondas del Ramón Margalef, nuevo buque del Instituto Español de Oceanografía.
Los datos de 1998 se tomaron en el programa Zona Económica Exclusiva Española y en la topografía del fondo en aquel momento se aprecia la vaguada submarina en la que ahora se distingue claramente el edificio volcánico de nueva creación, así como la morfología de la lengua de lava.
28 oct 2011
Omar Sharif pierde el control sobre la alfombra roja
El actor egipcio golpea a una admiradora que quería fotografiarse con él .
Que los fanáticos son capaces de sacar de sus casillas a los famosos no es novedad, pero la escena que captó un asistente al Festival de Cine Tribeca de Doha el jueves supera todos los límites.
El actor egipcio Omar Sharif no solo insultó fuertemente a una admiradora que le pedía que se fotografiara junto a ella, sino que también la golpeó, frente al asombro de los presentes, para luego pedirle disculpas.
"Querida", le espetó el protagonista de Doctor Zhivago a la chica en árabe, justo antes de darle un golpe. Y continuó: "Le he dicho que ya la buscaré yo después. Acabo de decírselo y usted sigue aquí parada. ¡Ponga algo en su cerebro!".
Según se ve en las imágenes, después de posar para los fotógrafos, el actor, de 79 años, vuelve hacia la joven y le pide disculpas. Lo sorprendente es que la fan sigue interesada en retratarse con él. Y lo hace sonriendo.
La web TMZ, que ha hecho público el vídeo, cuenta que un reportero que estuvo presente en la escena tuiteó momentos después: "Omar Shariff acaba de pegarle a una mujer. Muy estúpidamente, en frente de una cámara".
No se trata de la primera vez que el actor pierde la compostura en público.
En 2003 atacó a un policía en un casino de París, mientras que en 2008 fue condenado a pagar 318.000 euros a un aparcacoches que lo denunció por pegarle en 2005 en un estacionamiento de Beverly Hills.
Que los fanáticos son capaces de sacar de sus casillas a los famosos no es novedad, pero la escena que captó un asistente al Festival de Cine Tribeca de Doha el jueves supera todos los límites.
El actor egipcio Omar Sharif no solo insultó fuertemente a una admiradora que le pedía que se fotografiara junto a ella, sino que también la golpeó, frente al asombro de los presentes, para luego pedirle disculpas.
"Querida", le espetó el protagonista de Doctor Zhivago a la chica en árabe, justo antes de darle un golpe. Y continuó: "Le he dicho que ya la buscaré yo después. Acabo de decírselo y usted sigue aquí parada. ¡Ponga algo en su cerebro!".
Según se ve en las imágenes, después de posar para los fotógrafos, el actor, de 79 años, vuelve hacia la joven y le pide disculpas. Lo sorprendente es que la fan sigue interesada en retratarse con él. Y lo hace sonriendo.
La web TMZ, que ha hecho público el vídeo, cuenta que un reportero que estuvo presente en la escena tuiteó momentos después: "Omar Shariff acaba de pegarle a una mujer. Muy estúpidamente, en frente de una cámara".
No se trata de la primera vez que el actor pierde la compostura en público.
En 2003 atacó a un policía en un casino de París, mientras que en 2008 fue condenado a pagar 318.000 euros a un aparcacoches que lo denunció por pegarle en 2005 en un estacionamiento de Beverly Hills.
Los cuentos de este mundo de Muñoz Molina
El autor de 'Plenilunio' presenta su colección de relatos, un género que le hace sentirse "más tranquilo y desahogado" .
Nada del otro mundo (Seix Barral) reúne 14 cuentos de Antonio Muñoz Molina escritos entre 1988 y 2011.
De ellos, uno (Apuntes para un informe sobre la Brigada de la Realidad) se publicó en EL PAÍS en 1999 y otro (El miedo de los niños), último del volumen, es un inédito. Un libro, en definitiva, con todos los cuentos del autor de El jinete polaco, quien esta mañana ha explicado su larga e intensa relación con un género que le hace sentirse "más tranquilo y desahogado".
En los reinos del cuento: una cronología personal
Antonio Muñoz Molina
"Hoy hay más literatura en un vagón de metro que en un suplemento cultural"
"El cuento es una máquina que tú ves. Es como la maqueta de un edificio racionalista. Se ve todo el proceso de la construcción narrativa, pero de una manera sintética".
Para Muñoz Molina, el cuento (tocado de más misterios y fantasías que la novela) se rige por el mismo pulso que la poesía y eso lo convierte en impredecible.
"Siempre recuerdo el momento, o el proceso, en el que surgió cada uno de ellos, como el último, que llegó repentinamente, por equivocación, en una noche de insomnio. Yo había empezado a escribir otro pero se hacía cada vez más y más largo. Tuve que dejarlo. Hasta que una noche surgió El miedo de los niños, lleno de ciertas sensaciones de la infancia, de pequeños detalles". Una fuerza emocional que, según el escritor, empuja a los grandes relatos que él admira, como El nadador, de Cheever, o Un día perfecto para el pez plátano, de Salinger: "En los grandes cuentos parece que no pasa nada pero siempre pasa algo decisivo".
Sin embargo, para el escritor el cuento no pasa por su mejor momento, al menos en España.
Algo que para él tiene relación directa con los periódicos, que han ido relegando el espacio del cuento al del "microcuento".
"Los directivos de los periódicos españoles viven con la extraña convicción de que el mejor público posible son las personas a las que no les gusta leer, lo cual es casi como que los bodegueros enfocaran sus vinos a seducir a los abstemios", escribe en el epílogo de Nada del otro mundo, en el que reconoce que para ser un genio de lo breve hay que ser Monterroso.
El espacio del cuento
"El cuento", ha explicado esta mañana el autor de Plenilunio, "necesita un espacio que acaba siendo el del libro pero que no empieza en el libro.
En un ecosistema literario saludable, las revistas y los periódicos eran ese lugar de nacimiento".
En ese sentido, apunta hacia el clásico ejemplo para cualquier amante de la lectura: The New Yorker, la revista semanal que desde 1925 se mantiene fiel a si misma y a sus principios publicando un relato de ficción y en cuyas páginas han crecido algunos de los mejores escritores del siglo XX.
"Pero tristemente los medios españoles no son hospitalarios con el cuento".
Crítico con una información que mira con "abatimiento y desdén" la cultura ("y yo tengo mucho respeto por la inteligencia de los lectores"), añadió: "Hoy hay más literatura en un vagón de metro que en un suplemento cultural".
Siguiendo con sus relatos, el autor confesó que al reencontrarse con sus textos de hace 30 años ha vencido la tentación de corregirse. "¿Pero hasta qué punto puede corregirse el pasado. La energía hay que concentrarla en lo nuevo. Yo no volvería a escribir un cuento de entonces, entre otras cosas porque ya no soy el mismo. Pero he aprendido a convivir con esa mirada angustiada al escritor que fui".
Muñoz Molina explicó su gusto por lo fantástico en la distancia corta: "Ni como lector, ni como espectador, me interesa lo fantástico, desconecto; sin embargo me interesa mucho lo fantástico como atisbo o como golpe en el relato.
En un contexto naturalista, me gusta introducir un quiebro de misterio". Desde el cuento, añadió, le resulta más cómodo acercarse al presente. "Siempre me apetece escribir más sobre mi época.
Tengo sed de contemporaneidad".
Nada del otro mundo (Seix Barral) reúne 14 cuentos de Antonio Muñoz Molina escritos entre 1988 y 2011.
De ellos, uno (Apuntes para un informe sobre la Brigada de la Realidad) se publicó en EL PAÍS en 1999 y otro (El miedo de los niños), último del volumen, es un inédito. Un libro, en definitiva, con todos los cuentos del autor de El jinete polaco, quien esta mañana ha explicado su larga e intensa relación con un género que le hace sentirse "más tranquilo y desahogado".
En los reinos del cuento: una cronología personal
Antonio Muñoz Molina
"Hoy hay más literatura en un vagón de metro que en un suplemento cultural"
"El cuento es una máquina que tú ves. Es como la maqueta de un edificio racionalista. Se ve todo el proceso de la construcción narrativa, pero de una manera sintética".
Para Muñoz Molina, el cuento (tocado de más misterios y fantasías que la novela) se rige por el mismo pulso que la poesía y eso lo convierte en impredecible.
"Siempre recuerdo el momento, o el proceso, en el que surgió cada uno de ellos, como el último, que llegó repentinamente, por equivocación, en una noche de insomnio. Yo había empezado a escribir otro pero se hacía cada vez más y más largo. Tuve que dejarlo. Hasta que una noche surgió El miedo de los niños, lleno de ciertas sensaciones de la infancia, de pequeños detalles". Una fuerza emocional que, según el escritor, empuja a los grandes relatos que él admira, como El nadador, de Cheever, o Un día perfecto para el pez plátano, de Salinger: "En los grandes cuentos parece que no pasa nada pero siempre pasa algo decisivo".
Sin embargo, para el escritor el cuento no pasa por su mejor momento, al menos en España.
Algo que para él tiene relación directa con los periódicos, que han ido relegando el espacio del cuento al del "microcuento".
"Los directivos de los periódicos españoles viven con la extraña convicción de que el mejor público posible son las personas a las que no les gusta leer, lo cual es casi como que los bodegueros enfocaran sus vinos a seducir a los abstemios", escribe en el epílogo de Nada del otro mundo, en el que reconoce que para ser un genio de lo breve hay que ser Monterroso.
El espacio del cuento
"El cuento", ha explicado esta mañana el autor de Plenilunio, "necesita un espacio que acaba siendo el del libro pero que no empieza en el libro.
En un ecosistema literario saludable, las revistas y los periódicos eran ese lugar de nacimiento".
En ese sentido, apunta hacia el clásico ejemplo para cualquier amante de la lectura: The New Yorker, la revista semanal que desde 1925 se mantiene fiel a si misma y a sus principios publicando un relato de ficción y en cuyas páginas han crecido algunos de los mejores escritores del siglo XX.
"Pero tristemente los medios españoles no son hospitalarios con el cuento".
Crítico con una información que mira con "abatimiento y desdén" la cultura ("y yo tengo mucho respeto por la inteligencia de los lectores"), añadió: "Hoy hay más literatura en un vagón de metro que en un suplemento cultural".
Siguiendo con sus relatos, el autor confesó que al reencontrarse con sus textos de hace 30 años ha vencido la tentación de corregirse. "¿Pero hasta qué punto puede corregirse el pasado. La energía hay que concentrarla en lo nuevo. Yo no volvería a escribir un cuento de entonces, entre otras cosas porque ya no soy el mismo. Pero he aprendido a convivir con esa mirada angustiada al escritor que fui".
Muñoz Molina explicó su gusto por lo fantástico en la distancia corta: "Ni como lector, ni como espectador, me interesa lo fantástico, desconecto; sin embargo me interesa mucho lo fantástico como atisbo o como golpe en el relato.
En un contexto naturalista, me gusta introducir un quiebro de misterio". Desde el cuento, añadió, le resulta más cómodo acercarse al presente. "Siempre me apetece escribir más sobre mi época.
Tengo sed de contemporaneidad".
Un orgullo para los vascos
Justo una semana después de que ETA anunciara el cese definitivo de la violencia ha muerto Juan María Bandrés.
Parece como si hubiera decidido irse después de que se haya logrado ese objetivo que perseguía desde hace 30 años.
Bandrés fue, sobre todas las cosas, un luchador por la libertad. Primero contra la dictadura de Franco. La película, dedicada a Marío Onaindia El precio de la libertad, refleja su papel como abogado de los presos de ETA –aquella ETA de 1970 que solo tenía en común el nombre con la que hemos conocido después- en el Proceso de Burgos, que puso en jaque a la dictadura franquista.
Brillante senador y diputado por Euskadiko Ezkerra, con la democracia su siguiente gran batalla política fue desactivar el terrorismo de ETA.
Fue artífice con Mario Onaindia de la desaparición de ETA político militar, en 1982, tras sus negociaciones secretas con el ministro de Interior de UCD Juan José Rosón.
Posteriormente participó en el movimiento cívico de protesta contra el terrorismo de ETA militar, incluso cuando una hemorragia cerebral le apartó de la vida pública hace más de 15 años.
Se le podía ver en silla de ruedas participar en manifestaciones de protesta por las calles de San Sebastián, la ciudad en la que siempre vivió.
Bandrés es un símbolo por la lucha por las libertades en Euskadi y un orgullo para muchos vascos que ven en él el reflejo de que el final de ETA es el resultado de que en algún momento gritamos como Bandrés: "Basta ya".
Parece como si hubiera decidido irse después de que se haya logrado ese objetivo que perseguía desde hace 30 años.
Bandrés fue, sobre todas las cosas, un luchador por la libertad. Primero contra la dictadura de Franco. La película, dedicada a Marío Onaindia El precio de la libertad, refleja su papel como abogado de los presos de ETA –aquella ETA de 1970 que solo tenía en común el nombre con la que hemos conocido después- en el Proceso de Burgos, que puso en jaque a la dictadura franquista.
Brillante senador y diputado por Euskadiko Ezkerra, con la democracia su siguiente gran batalla política fue desactivar el terrorismo de ETA.
Fue artífice con Mario Onaindia de la desaparición de ETA político militar, en 1982, tras sus negociaciones secretas con el ministro de Interior de UCD Juan José Rosón.
Posteriormente participó en el movimiento cívico de protesta contra el terrorismo de ETA militar, incluso cuando una hemorragia cerebral le apartó de la vida pública hace más de 15 años.
Se le podía ver en silla de ruedas participar en manifestaciones de protesta por las calles de San Sebastián, la ciudad en la que siempre vivió.
Bandrés es un símbolo por la lucha por las libertades en Euskadi y un orgullo para muchos vascos que ven en él el reflejo de que el final de ETA es el resultado de que en algún momento gritamos como Bandrés: "Basta ya".
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