Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 oct 2011

Mis Manos En Tu Cintura

LUNES DE LUJO GRATIS

La crisis parece ir estableciendo su protocolo.
 Una de las primeras reglas es que nos acostumbramos a ella, ya no nos sorprende, asusta menos.
 Moody's arremetió contra nuestra calificación y sin embargo las Bolsas registraron ganancias y una cierta estabilidad luego alterada por los temores que genera la cumbre europea de este fin de semana.




Los 'partygoers' esperaban una fiesta como la de Dior en Madrid el lunes. con crisis o sin ella, adoran cualquier fecha rara para disfrutar lujo gratis


Lo que de verdad mete miedo es que los líderes se reúnan un domingo. Nos olvidamos que era el día favorito de Churchill para reunir su gabinete de guerra.
Pero habrá que acostumbrarse a que el domingo sea ese día de reajustes y pavor. El protocolo de la crisis gusta mucho de cambiar los días.
 En la década de la riqueza, el jueves era el día chic para salir de fiesta. Ahora, en la pobreza, es el lunes. Dar una fiesta a principio de semana garantiza que sea más corta y, por ende, más económica.






Los partygoers, los que van a fiestas, que tanto en crisis como sin ella adoran cualquier fecha rara para disfrutar lujo gratis, comentan este reajuste.
 Esos partygoers llevaban buena parte del año esperando una fiesta como la que ofreció Dior el lunes pasado en Madrid. "Nunca había estado en una fiesta con tanto mono de divertirme", declaró uno de los asistentes mientras más de cien personas bailaban New Order en la pista instalada en el Palacio de Cibeles de la capital, el lugar de moda para los grandes saraos.
Si en Madrid hay tres cirujanos plásticos relevantes, dos estaban en la fiesta.
 Si hay igual número de diseñadores que soñaban con conocer al todopoderoso anfitrión, Sidney Toledano, muy conocido por ser el hombre que sentenció profesionalmente a John Galliano, también estaban presentes tres aspirantes nacionales para cubrir su vacante.
 Si existen más de seis actrices españolas que hacen cine y televisión sin problema, las seis estaban presentes y vestidas con trajes de la firma.
 Igual con las estrellas sociales, las editoras de moda y los galanes televisivos.





"Todo el mundo necesita una fiesta como esta", proclamó la misma partygoer, y agregó: "Dior no hará un evento como este en los próximos cuatro años". O sea, la crisis va a durar al menos ese tiempo, y la fiesta Dior pasará a ser la última fiesta gorda para toda una generación.






El señor Toledano hizo otras afirmaciones en la cena que ofreció a un puñado de afortunados.
 Nacido en Casablanca, pero "con vínculos familiares con Toledo; la ciudad me entregó las llaves de la casa de mis ancestros", afirmó orgulloso.
Sus comensales, en cambio, querían preguntarle por otra llave: ¿quién sustituirá a John Galliano al frente de Dior? Seguramente porque es otra de esas reglas no escritas del nuevo protocolo de crisis, la pregunta jamás consiguió materializarse. En tiempos como este, cenar gratis en un restaurante cinco estrellas llena y calla todas las bocas, descose cualquier curiosidad.






Nadie se atrevió tampoco a confirmarle al señor Toledano que Castilla-La Mancha ha visto la calificación de su deuda reducida a bonos basura.
En la fiesta, con barras libres hasta las dos y media, se dirimía el verdadero debate: ¿cuál es el motivo de una fiesta tan generosa?
Mientras se proyectaba el espectacular vídeo en formato mapping, que es una revisión del video wall, el entorno de Toledano admitió: "Ninguna".
 Era un fiestón para comprobar que en tiempos de calificaciones a la baja, aquellos fiesteros de la década pasada reconocen mono de fiesta gratis, sin copago.



En la crisis, el clima será una cosa seria, pero al mismo tiempo mucho más impredecible que de costumbre.
Por ejemplo, el día que el PP y Mariano Rajoy hicieron su foto de familia, la contaminación decidió acompañarlos con una nube negra detrás.
 Para los políticos conservadores, el cambio climático no existe, es, como se dice ahora, un relato. Para la concejala de Medio Ambiente y futura alcaldesa de Madrid, Ana Botella, no asfixia tanto como el paro, pero, sin embargo, consiguió ahumar la alegre foto de familia y convertirlos en unos partygoers vestidos de ahora, pero en una fiesta estilo años ochenta, donde el humo artificial era casi tan congestionante como la nube real que avanza sobre Madrid con ganas de asfixia.



Twitter se llenó de fotomontajes divertidos. En uno de ellos, Godzilla emergía de la nube para casi convertirse en un candidato más.



Con todo, nadie puede acusar a este futuro Gobierno de no ir con la sonrisa por delante y el humo detrás. El mensaje de la foto es claro: algunas caras nuevas en el poder, pero la nube de la crisis inamovible. Algo de lluvia, por favor.



Al día siguiente de la superfoto, murió ETA y murió Gadafi. ¿Extraña coincidencia? Y nació la pequeña Sarkozy-Bruni, con la ausencia del padre que, además, estaba con otra señora, Angela Merkel, y en otro parto: salvar el euro.
 En Madrid, los partygoers fueron al estreno de El Rey León.
Si en Estados Unidos releen Moby Dick para enfrentar la crisis como Ahab lo hace frente a la gran ballena, en España tenemos a Timón, el amigo de Simba, cantando "Hakuna Matata, una forma de ser, nada que temer, sin preocuparse es como hay que vivir". La crisis impone sus protocolos.
 Mientras todo humea, los partygoers continúan bailando, protegidos en su nube de contaminación, esperando otro lunes de lujo gratis.

Últimos días con Madoff

La nuera del financiero encarcelado relata en un libro cómo vivió el suicidio de su esposo tras delatar el gran entramado de fraudes de su familia .
El 11 de diciembre del año pasado, a las 4.41 de la madrugada, Mark Madoff, de 46 años, envió dos correos electrónicos a Stephanie, su esposa y madre de dos de sus hijos.
 Él estaba en su apartamento de Nueva York, con su hijo Nick.
 Ella había acudido a pasar unos días en Disney World, en Florida, con su hija. "Ayúdame", decía Mark en un correo. "Que alguien venga a cuidar a Nick. Te quiero", decía en el otro. Esas serían sus últimas palabras.
Al día siguiente, al despertar, Stephanie llamó al teléfono móvil de Mark, en el que se topó con el contestador.




Stephanie avisó al portero, alertándole de que a su marido podía haberle pasado algo. Pero ignoró sus peticiones.
Luego llamó a su padrastro, Marty, que finalmente acudió al apartamento. "Lo que él encontró fue el cuerpo de Mark colgando de una viga de acero", recuerda Stephanie en un libro publicado esta semana en Estados Unidos, titulado El final de la normalidad. "Había improvisado una soga con la correa de Grouper.
Un cable de la aspiradora se hallaba en una mesa cercana. Al parecer lo había intentado con eso dos veces. Nick estaba en su habitación, a unos metros".



Ese fue el final de Mark, el hijo mayor de Bernie Madoff, el financiero condenado a 150 años de cárcel por uno de los mayores fraudes de la historia.
 Se colgó exactamente dos años después de delatar a su padre. Mark mantuvo hasta el final, y así lo sigue manteniendo su viuda, que nunca supo nada de las estafas de su padre. Había trabajado para él toda su vida. La empresa de inversiones era, junto a su familia, todo lo que tenía.



Antes de que su padre le revelara que había estado robando dinero a sus clientes, Mark pensaba que estaba escondiendo una enfermedad. "Había cambiado.
 Y la última vez que se había comportado así había sido cuando al hermano de Mark, Andy, le habían diagnosticado un linfoma", recuerda Stephanie.



Pero el 10 de diciembre, Bernie le confesó la verdad sobre sus negocios. Convocó a sus dos hijos en su apartamento y les dijo: "Todo es una mentira".
Su esposa, Ruth, se hallaba presente, con la mirada perdida, sin mediar palabra.



Madoff les dijo a sus hijos que se había apropiado ilegalmente del dinero en las cuentas de sus inversores.
 Era una pirámide ficticia que se estimaba en 65.000 millones de dólares (46.000 millones de euros). Iba a repartir 140 millones en dividendos entre su familia y sus colaboradores y luego iba a entregarse, porque la policía le pisaba ya los talones. "Andy se cayó al suelo, llorando. Mark temblaba de rabia", escribe Stephanie.



Mark, furioso, llamó a Stephanie. "Mi padre ha hecho algo muy malo, y probablemente irá a la cárcel el resto de su vida", dijo. Los hijos ya habían decidido entonces que delatarían a su padre. La decepción se mezclaba con la cruel certeza de que estaban enviando a su progenitor a prisión. Mark se pasó el resto del día hablando con sus abogados y con el FBI. "Le contó a las autoridades que su padre, el Rey Midas de Wall Street, el grande, el célebre Bernie Madoff, era un fraude. Un timador. Una farsa. Un criminal".



En contra de lo que esperaba Mark, los inversores no recibieron el gesto de los dos jóvenes Madoff como un heroísmo.
Los medios norteamericanos comenzaron a indagar en la relación con su padre.



Un inversor, Irving Picard, demandó a los dos hermanos por considerar que era imposible que no hubieran sabido nada de la estafa. Dijo en una entrevista que quería verles en la cárcel o arruinados.
La presión sobre Mark fue en aumento, hasta que finalmente, después de dos años que su viuda recuerda como un infierno, se quitó la vida.

Julio Iglesias & Alejandro Fernandez - Dos Corazones Dos Historias