Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 sept 2011

Me gustaría....

Hay dias que quisiera poder ser ilusionista,
 maga de estrellas brillantes,
ser poderosa y crear huecos de Luna y de Sol,
escribir sobre el cielo de la noche como en hojas de papel,
plegando a mi gusto esas palabras que escribí,
en hieráticas pajaritas y aviones  de papel
lanzarlas y ver como vuelan y desaparecen
sin orden y con piruetas el el cielo,
no verlas caer, y si el Mar está cerca,
que vayan mis poemas hacía ti.
Para poder crear un mundo de colores,
esperanza e ilusión,
y llenarlo de ternura , de cariño, y de paz.

27 sept 2011

Tristezas de la luna

Tristezas de la luna



Esta noche la luna sueña con más pereza,

Cual si fuera una bella hundida entre cojines

Que acaricia con mano discreta y ligerísima,

Antes de adormecerse, el contorno del seno.



Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,

Moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,

Y pasea su mirada sobre visiones blancas,

Que ascienden al azul igual que floraciones.



Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,

Ella deja rodar una furtiva lágrima,

Un piadoso poeta, enemigo del sueño,



De su mano en el hueco, coge la fría gota

como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.

Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.

Charles Baudelaire

¿Qué dirás esta noche, pobre alma solitaria...Baudelaire

¿Qué dirás esta noche, pobre alma solitaria...

¿Qué dirás esta noche pobre alma solitaria,
Qué dirás, corazón, marchito hace tan poco,
A la muy bella, a la muy buena, a la amadísima,
Bajo cuya mirada floreciste de nuevo?

-El orgullo emplearemos en cantar sus loores;
Nada iguala al encanto que hay en su autoridad;
Su carne espiritual tiene un perfume angélico,
Y nos visten con ropas purísimas sus ojos.

En medio de la noche y de la soledad,
O a través de las calles, del gentío rodeado,
Danza como una antorcha su fantasma en el aire.

A veces habla y dice: «Yo soy bella y ordeno
Que por amor a mí no améis sino lo Bello;
Soy el Ángel guardián, la Musa y la Madona».



Buenas noticias DAVID TRUEBA

Cada vez nos tropezamos con más gente que dice estarse quitando de eso de leer los periódicos.
Prefieren aislarse de las malas noticias, como quien no va al médico mientras el bultito ese bajo la piel no se nos ponga del tamaño de un balón de fútbol. Pero que tú no mires no significa que ellos no actúen.
Con la crisis económica los medios han sobreactuado, han abusado de portadas y mensajes dramáticos.
Cada viernes se acaba el mundo y cada lunes hay otra goleada del Barcelona o el Real Madrid. En qué quedamos.


Es probable que esa sobre-dramatización de los analistas haya terminado de cavar el agujero para proceder al entierro del proyecto de bienestar sobre el que nos pusimos a trabajar hace muchos años y que ahora nos parece una perspectiva de porvenir inalcanzable.
Lo cual, más que otra cosa, nos debería hacer reflexionar sobre cómo hemos podido dar tantos pasos hacia atrás creyendo que los estábamos dando hacia delante.

En cuestiones de comparativa hay que ser cautos.
Cada vez que oigo a alguien protestar porque los niños de ahora no saben divertirse ni jugar recuerdo a mi padre contar que su divertimento principal en la infancia era meter una piedra en la bufanda y arrearse entre amigos.
Rafael Azcona solía blandir una viñeta de The New Yorker cada vez que alguien le endilgaba un sermón sobre cómo íbamos a peor. En ella se veía a dos tipos del paleolítico y uno le decía al otro: "Mucho quejarse del estrés, la contaminación y la vida moderna, pero la esperanza de vida de ellos es de 80 años y la nuestra no pasa de 30".

Hay quien dice que el pesimismo es una trampa para colarte lo peor como irremediable.
Ténganlo en cuenta. La semana pasada, la joven francesa Elvire Bonduelle sacó una edición limitada de este periódico donde se presenta un montaje de las buenas noticias publicadas entre mayo y agosto.
Si no se han hecho con un ejemplar de El Mejor País, corran a hacerlo. Puede que no se reconcilien ni con la realidad ni con los medios, pero no dejarán de reconocer que al alcance de nuestra mano hay un montón de bellas posibilidades para transformar las malas noticias en buenas.