Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 sept 2011

Gucci tira la casa por la ventana

La firma italiana celebra sus 90 años con una lujosa fiesta tras la inauguración de su museo en Florencia -
.Al llegar a los 90, uno tiene dos opciones: echarse a descansar y olvidar, o celebrar en un palacio florentino con 270 invitados una fiesta que haga las veces de ese lifting milagroso y rejuvenecedor tan propio para muchos a esa edad. Frida Giannini es de las que se apuntan a la segunda idea y anoche festejó el aniversario de Gucci inaugurando un museo y ofreciendo a amigos y personalidades una cena propia del Renacimiento.

Gucci se hace museo en Florencia
El largo viaje desde la pasarela al museo


La diseñadora italiana lleva nueve años al frente de esta firma, lo que la convierte, según las principales cabeceras del sector, en "una de las reinas de la moda italiana". Su majestad se enfundó anoche un vestido de su última colección, presentada hace unos días en la Semana de la Moda de Milán, para enseñar a las gurús del diseño el museo que ayer inauguró en la Piazza della Signoria, en Florencia. Por allí andaban Anna Wintour, directora de la edición estadounidense de Vogue, enjuta en su traje de dos piezas mientras veía la videoinstalación de Bill Viola en la sala dedicada al arte contemporáneo. En sentido contrario deambulaba Emmanuella Alt, su homóloga en la edición francesa, más dicharachera y cautivada por las joyas que se exponían en el museo.

Finalizado el recorrido, la plana mayor de la casa Gucci, con François Pinault a la cabeza, pero sin Salma Hayek, guiaron a sus invitados hacia el Palazzo Vechio, sede del ayuntamiento de Florencia y anoche escenario de celebración. Entre maravillosas esculturas y pinturas renacentistas, editores, periodistas, Carlota Casiraghi y la actriz Camille Belle cenaron previo discurso de la anfitriona y su jefe, Patrizio di Marco. La hija de Carolina de Mónaco, con alta coleta y vestido verde, comió y desapareció entre la multitud que se dirigía al fin de fiesta sin importarles ni la altura de los tacones ni la de los escalones que separaban el escenario de la sala principal.

En un espacio contiguo al patio del ayuntamiento, Debby Harry esperaba con sus zapatos de plataforma y purpurina en la mano. La cantante de Blondie, con pelo muy blanco y estola muy verde, clausuró la noche con un miniconcierto que Frida Giannini bailó en la primera fila sin importarle los flashes de los fotógrafos.
Harry contoneó sus 66 años como Gucci hizo anoche con sus 90. El diseño y el lujo no envejecen en esta ciudad del arte.

"La dolce vita' no era una gran película, existe por la secuencia de la Fontana de Trevi"

Anita Ekberg, que el jueves cumplirá 80 años, recuerda su carrera en una entrevista .
. .El jueves cumplirá 80 años. Y 51 han pasado desde aquel baño en la Fontana de Trevi y aquel "¡Marcello!" que grabaron la imagen y el nombre de Anita Ekberg en la mente de todo cinéfilo. Lejos de esa dolce vita, la diva sueca, cuyo nombre completo es Kerstin Anita Marianne Ekberg, descansa hoy en una clínica de Nemi, cerca de Roma. Y allí se ha dejado entrevistar por el diario italiano Il Corriere della Sera. "Me siento un poco sola, pero no tengo remordimientos", asegura la actriz.

La noticia en otros webs
•webs en español
•en otros idiomas
"He amado, he llorado, he estado loca de felicidad. He ganado y he perdido. No tengo ni marido ni hijos", rememora la intérprete. La silla de ruedas desde la que contesta a las preguntas del diario italiano, legado de la ruptura de ambos fémures, marca la distancia con la joven despampanante que se paseaba por la fuente romana. "Ahora los médicos están intentando hacer que ande de nuevo. A Fellini le encantaba cómo caminaba", recuerda Ekberg.

De hecho, lo hacía bastante mejor que Mastroianni, ese Marcello al que invitaba a bañarse con ella: "Durante el rodaje di varias vueltas por la fuente y nunca me tropecé. Él en cambio tenía frío y se vació una botella de whisky. Se cayó tres veces y tres veces tuvieron que secarle. Al final le pusieron unas botas de pescar debajo de los pantalones".

La secuencia famosa

Fue la secuencia que la llevó a la fama y que, según ella, hizo inolvidable una película que no lo era.
"No era un gran filme, existe por esa escena. Y allí estábamos Marcello y yo. Bueno, más yo que él.
Era bellísima, lo sé", cuenta.
Tanto que el director Dino Risi, el empresario Gianni Agnelli y el cantante Frank Sinatra, entre otros, intentaron seducir a la Miss Suecia de 1951.

Ahora la actriz pasa la mayoría del tiempo sola.
Y le resulta difícil encontrar actividades entretenidas: "Los días son infinitos. La televisión es monótona al igual que los noticiarios, siempre hablando del guarro de vuestro premier [le dice al periodista en alusión a Berlusconi].
¿Por qué le habéis votado tantos años?". Eso sí, la acompañan las monjas de la clínica, las mismas que el jueves han organizado un almuerzo en su honor.
Por un día, 51 años después,

volverá a ser protagonista.



¿A qué le obliga el sacerdocio.
"A nada, en mi caso particular. He generado una libertad dentro de esa estructura; celebro misa cuando estoy en Buenos Aires. Me ven como alguien raro, pero no como un raro loquito sino como alguien que venía con experiencia, que estudia, que publica".
Y que aprendió del silencio, hacia el que corre por encima de los setos.