Marilyn Monroe, Scarlett Johansson: las actrices luchan por su privacidad .
Nada como un cuerpo de mujer famosa con sus curvas más secretas al descubierto para que el mundo al completo se entregue al voyeurismo.
Esta semana, Scarlett Johansson se convertía en la enésima celebridad cuya intimidad se transforma en entretenimiento público.
Unas fotos que ella misma tomó en su baño y en su cama con su teléfono móvil aparecieron colgadas en Internet y curiosamente, incluso después de denunciarlo y de que el FBI confirmara que había abierto una investigación, al cierre de esta edición las imágenes seguían online.
Y es que en el siglo XXI eliminar el rastro que deja todo lo que llega hasta la Red resulta una ardua tarea. Cuatro años después de que Vanessa Hudgens, estrella de High school musical, denunciara a una web por colgar unas fotos de su cuerpo al desnudo hackeadas desde su correo electrónico, las imágenes aún pueden encontrarse con facilidad buscando en Google.
Curiosamente los mismos piratas informáticos que robaron las fotos de Hudgens son los responsables del hackeo del teléfono de Johansson y de otras estrellas como Miley Cyrus.
Al parecer el FBI les pisa los talones desde principios de año y podría estar muy cerca de atraparles, según han dicho esta semana.
Pero mucho antes de que existiera Internet, las mujeres guapas, ricas o famosas ya eran víctimas de aquellos que saben que no hay nada como un cuerpo de mujer prohibido para atraer la atención del público y, de paso, ganar dinero.
Las curvas de Jackie Kennedy Onassis, por ejemplo, llegaron hasta la revista Hustler en 1975, y Larry Flynt, propietario de la publicación, siempre ha dicho que fue la mejor inversión de su vida.
Se las compró en 1971 a un paparazi que cazó a Jackie tomando el sol desnuda en una isla griega, pero por aquel entonces la revista aún no existía. Cuatro años más tarde, cuando la explícita Hustler ya era una de las publicaciones más buscadas de los quioscos, Flynt decidió mostrar aquellas fotografías (por las que había pagado 18.000 dólares, lo que hoy correspondería a unos 13.000 euros).
En menos de una semana había vendido más de un millón de ejemplares, convirtiéndose de la noche a la mañana en multimillonario.
Durante mucho tiempo, la variante robo de foto de famosa en top less fue bastante recurrente y, de hecho, aún se cotiza en nuestros días.
Pippa Middleton, hermana de la duquesa de Cambridge, vio cómo unas fotos suyas tomadas en un yate en Ibiza en 2006 salían a la luz recientemente sin que la casa real pudiera evitarlo.
Y es que el mundo rosado de las princesas y sus cortes es uno de los más buscados.
Aún se habla entre los paparazi veteranos de una famosa foto que se le tomó a Lady Di en Benalmádena durante el verano de 1994 y por la que la revista ¡Hola! supuestamente pagó 200 millones de las antiguas pesetas (más de un millón de euros), pero no para publicarla, sino para apartarla de la circulación.
Pero eso es una excepción (además de una inversión en futuro, puesto que garantiza exclusivas por parte de las casas reales). Lo normal es que todo llegue al papel o a Internet, incluso después de la muerte de las protagonistas retratadas.
En los años sesenta, el FBI consiguió un corto de 15 minutos en el que se veía a Marilyn Monroe haciéndole una felación a un hombre sin rostro.
El vídeo se mantuvo oculto hasta 2008, cuando un admirador de la actriz lo adquirió por 1,3 millones de euros con el objetivo de ocultarlo y no manchar su memoria.
Claro que antes de ser famosa ella misma había mostrado sus curvas en la revista Playboy y supuestamente incluso grabó un vídeo porno que ahora puede verse sin complicaciones por Internet, pero en el que es difícil saber si la protagonista es realmente ella.
No obstante, los vídeos porno también construyen carreras.
Las de Paris Hilton y Kim Kardashian nacieron precisamente gracias a dos pirateados de sexo con sus novios.
18 sept 2011
El don de la belleza BORIS IZAGUIRRE
La belleza tiene el don de manifestarse de extrañas maneras.
Mientras el franco suizo se devalúa y la cancilleresa Merkel arremete contra todo lo que pueda estropear la germanización de Europa, descubrimos que tiene un lado humano: su bolso color naranja, de marca francesa y 310 euros de precio.
Cabe recordar que el naranja era el color favorito de Frank Sinatra: creía que le daba suerte, y cierto es que la tuvo a raudales.
Y también mucho poder contra sus enemigos. En Europa es el color que identifica a Holanda, una nación que sufrió de todo por parte del ejército nazi, pero ahora Merkel parece querer proponer que sea el color del rescate.
El naranja salvador, que ciega pero también ilumina.
Desconcierta un poco de la noticia que la oposición alemana arremetiera contra el bolso por su precio.
Está claro que esa oposición no veranea en Valencia y no ha visto el despliegue de Louis Vuitton de su alcaidesa cuando acudía a arropar al expresidente Camps. En este juego de arremetidas contra bolsos franceses se descubre que en Europa todo marcha a dos velocidades.
La derecha es de natural modélica; la mala educación es problema de progres
Llevamos toda la semana recordando el 11-S y otra vez sorprende en las imágenes de ese día el azul del cielo de Manhattan.
Cinematográfico telón de fondo para el terror real. Es probable que la propia naturaleza no sepa prever el desastre o que el horror tenga el don de manifestarse en los momentos más hermosos, pero el 11-S asusta más si se piensa que en ese día la belleza y el horror consiguieron emparejarse.
La escala del horror cambió. Descubrimos que viviríamos para siempre inmersos en el desastre.
Y que las cosas más pequeñas, como un bautizo, también pueden terminar en catástrofes. Por ejemplo, poco sabía Wendi Murdoch, conocida como Karate Wendi por la ágil defensa que ejerce sobre su marido Rupert en los juzgados, lo que fastidiariá a la imagen de Tony Blair sus declaraciones de que este acudió al bautizo en el río Jordán de una de sus hijas. "Estaban divinos Cherie y él vestidos de blanco", expresó.
Lo que Wendi no calibró es que el poder que ella y su marido manejan convierte a todos los que se le acercan en asalariados.
Wendi tuvo como padrinos de sus hijas a los actores Hugh Jackman y Nicole Kidman, que aportaban la sonrisa, y los Blair, que aportaban el silencio.
Hay que entender a Blair, es horrible hablar mal de quienes te invitan.
No es elegante, no tiene esa mundanidad que la derecha gusta mucho de exhibir. Conviene subrayar lo de que la derecha es de natural modélica y la mala educación un problema de los progres.
Allí está el libro-escándalo del actor Willy Toledo, que arremete contra bolsos, columnistas y calumniados. Norma Duval jamás escribiría un libro así.
Pero, como la belleza ilumina incluso desde el fondo del pozo, hay una lección que aprender de todo esto: un primer ministro no es garantía de ser un buen padrino.
Si se le presenta una devaluación o un ataque, ¿qué tiempo va a encontrar para comprar un regalito en el santo del ahijado? Y un actor no es siempre la persona más fiable. "Están enamorados de sí mismos", dijo Hitchcock más de una vez.
La belleza se materializa y generalmente nos quedamos sin habla un breve instante. Leticia Sabater regresa a Telecinco, donde fue estrella de programas infantiles en 1991. Como ya no se estilan esos programas y los niños de ahora se bautizan en el Jordán con primeros ministros, Leticia regresa a un reality a enseñarnos quién es. Una propuesta a todas luces más próxima al cine de terror que a Heidi. Curiosamente el 91 también fue el año en que se estrenó Terminator 2. Veinte años después Leticia regresa para ser la Terminator 2011.
Siempre se dijo que los niños eran bellos porque sí. Allí está la nieta de Gadafi con la cual el ex dictador se volvía abuelito agradable, sin turbantes ni maquillaje. "¿Me quieres?", pregunta Gadafi a la nieta. "Si soy muy dulce contigo...", le implora el derrocado, un verbo de uso poco frecuente, a la niñita que tan tranquila le espeta: "No te quiero", sabedora de que era la única persona a la que tan demoledora verdad no le acarrearía daño alguno. Habrá que observar cómo se desarrolla esta nieta, pero sabemos ahora por qué Gadafi calaba tan hondo ante Blair y Silvio: les trataba como nietos que sí le decían "te queremos".
La belleza, en efecto, aparece, y a veces de forma borrosa.
Las fotos de los príncipes de Asturias en su descanso griego están tan fuera de foco como las de los oseznos nacidos en cautiverio en Asturias.
Es imposible determinar ni el bikini de la princesa ni el pelaje de los osos.
El paisaje sí se vislumbra, verde asturiano para los cachorros y la lancha de gran cilindrada donde se instala una de las infantas Borbón Ortiz.
Es todo tan borroso que nadie se atreve a preguntar si es buena política que nuestros príncipes escojan Grecia para sentirse personas normales.
Es típico de los ricos aprovechar una gran ganga y, en efecto, es mucho más barato, hasta divertido, veranear en ese país arruinado y con ruinas. Grecia, donde nació la belleza, que es ahora borrosa.
Mientras el franco suizo se devalúa y la cancilleresa Merkel arremete contra todo lo que pueda estropear la germanización de Europa, descubrimos que tiene un lado humano: su bolso color naranja, de marca francesa y 310 euros de precio.
Cabe recordar que el naranja era el color favorito de Frank Sinatra: creía que le daba suerte, y cierto es que la tuvo a raudales.
Y también mucho poder contra sus enemigos. En Europa es el color que identifica a Holanda, una nación que sufrió de todo por parte del ejército nazi, pero ahora Merkel parece querer proponer que sea el color del rescate.
El naranja salvador, que ciega pero también ilumina.
Desconcierta un poco de la noticia que la oposición alemana arremetiera contra el bolso por su precio.
Está claro que esa oposición no veranea en Valencia y no ha visto el despliegue de Louis Vuitton de su alcaidesa cuando acudía a arropar al expresidente Camps. En este juego de arremetidas contra bolsos franceses se descubre que en Europa todo marcha a dos velocidades.
La derecha es de natural modélica; la mala educación es problema de progres
Llevamos toda la semana recordando el 11-S y otra vez sorprende en las imágenes de ese día el azul del cielo de Manhattan.
Cinematográfico telón de fondo para el terror real. Es probable que la propia naturaleza no sepa prever el desastre o que el horror tenga el don de manifestarse en los momentos más hermosos, pero el 11-S asusta más si se piensa que en ese día la belleza y el horror consiguieron emparejarse.
La escala del horror cambió. Descubrimos que viviríamos para siempre inmersos en el desastre.
Y que las cosas más pequeñas, como un bautizo, también pueden terminar en catástrofes. Por ejemplo, poco sabía Wendi Murdoch, conocida como Karate Wendi por la ágil defensa que ejerce sobre su marido Rupert en los juzgados, lo que fastidiariá a la imagen de Tony Blair sus declaraciones de que este acudió al bautizo en el río Jordán de una de sus hijas. "Estaban divinos Cherie y él vestidos de blanco", expresó.
Lo que Wendi no calibró es que el poder que ella y su marido manejan convierte a todos los que se le acercan en asalariados.
Wendi tuvo como padrinos de sus hijas a los actores Hugh Jackman y Nicole Kidman, que aportaban la sonrisa, y los Blair, que aportaban el silencio.
Hay que entender a Blair, es horrible hablar mal de quienes te invitan.
No es elegante, no tiene esa mundanidad que la derecha gusta mucho de exhibir. Conviene subrayar lo de que la derecha es de natural modélica y la mala educación un problema de los progres.
Allí está el libro-escándalo del actor Willy Toledo, que arremete contra bolsos, columnistas y calumniados. Norma Duval jamás escribiría un libro así.
Pero, como la belleza ilumina incluso desde el fondo del pozo, hay una lección que aprender de todo esto: un primer ministro no es garantía de ser un buen padrino.
Si se le presenta una devaluación o un ataque, ¿qué tiempo va a encontrar para comprar un regalito en el santo del ahijado? Y un actor no es siempre la persona más fiable. "Están enamorados de sí mismos", dijo Hitchcock más de una vez.
La belleza se materializa y generalmente nos quedamos sin habla un breve instante. Leticia Sabater regresa a Telecinco, donde fue estrella de programas infantiles en 1991. Como ya no se estilan esos programas y los niños de ahora se bautizan en el Jordán con primeros ministros, Leticia regresa a un reality a enseñarnos quién es. Una propuesta a todas luces más próxima al cine de terror que a Heidi. Curiosamente el 91 también fue el año en que se estrenó Terminator 2. Veinte años después Leticia regresa para ser la Terminator 2011.
Siempre se dijo que los niños eran bellos porque sí. Allí está la nieta de Gadafi con la cual el ex dictador se volvía abuelito agradable, sin turbantes ni maquillaje. "¿Me quieres?", pregunta Gadafi a la nieta. "Si soy muy dulce contigo...", le implora el derrocado, un verbo de uso poco frecuente, a la niñita que tan tranquila le espeta: "No te quiero", sabedora de que era la única persona a la que tan demoledora verdad no le acarrearía daño alguno. Habrá que observar cómo se desarrolla esta nieta, pero sabemos ahora por qué Gadafi calaba tan hondo ante Blair y Silvio: les trataba como nietos que sí le decían "te queremos".
La belleza, en efecto, aparece, y a veces de forma borrosa.
Las fotos de los príncipes de Asturias en su descanso griego están tan fuera de foco como las de los oseznos nacidos en cautiverio en Asturias.
Es imposible determinar ni el bikini de la princesa ni el pelaje de los osos.
El paisaje sí se vislumbra, verde asturiano para los cachorros y la lancha de gran cilindrada donde se instala una de las infantas Borbón Ortiz.
Es todo tan borroso que nadie se atreve a preguntar si es buena política que nuestros príncipes escojan Grecia para sentirse personas normales.
Es típico de los ricos aprovechar una gran ganga y, en efecto, es mucho más barato, hasta divertido, veranear en ese país arruinado y con ruinas. Grecia, donde nació la belleza, que es ahora borrosa.
Dos damas juntas BORIS IZAGUIRRE
En 1966 Casa Pilatos, en Sevilla, se engalanó para un baile de debutantes. Cayetana Fitz-James, duquesa de Alba, fue su anfitriona y su invitada estrella, Jacqueline Kennedy, que levantó al fin el duelo que la había transformado no solo en la viuda de América sino en la mujer más admirada y perseguida del mundo.
Exactamente 45 años después, ambas mujeres, una viva, la otra inmortal, regresan hoy para una reunión con la cultura de la celebridad. Jackie por una entrevista que ahora sale a la luz, Cayetana por una boda que nos enceguece en tiempos de cólera y malos hábitos bancarios.
Son hoy, símbolos de un tiempo que ya no existe, ejemplares de una raza en extinción: el de la dama impecable en su apariencia e inflexible en sus criterios.
En la entrevista que ahora conocemos, fruto de una conversación-desahogo con el historiador de la familia Kennedy, Arthur Schlesinger, Jackie expresa que las mujeres no deben participar directamente en política. "No estamos hechas para ello", aduce. Cayetana Fitz-James siempre se ha mantenido por encima de cualquier vaivén político. Y sin embargo la política actual, la que ve el euro desmoronarse, está controlada por dos mujeres, Angela Merkel y Christine Lagarde, dos mujeres al borde del abismo.
Jackie Kennedy y Cayetana de Alba son símbolos de un tiempo que no existe
En 1966, Sevilla fue sede de un evento de relumbrón internacional, ellas reinaban pero de otra manera.
Por su encanto, por su capacidad de aceptar ser floreros, por su silencio. En YouTube puede verse el vídeo de la llegada de Jackie Kennedy a Sevilla, en ese abril. Fiel a su infatigable chic, Jackie desciende hacia la humedad andaluza sin que su famoso peinado bouffant (mucho pelo, mucha laca), pierda esponjosidad ni volumen.
A pie de pista la espera Cayetana con el mismo peinado, quizá a manera de bienvenida, solo que rubia. Horas más tarde, para no coincidir y crear un triángulo incomodo, aterriza Grace Kelly, que completa ese monte Rushmore capilar con su turbante.
Se dijo entonces que Jackie pidió que Grace se mantuviera aparte porque no le perdonó que durante una convalecencia del senador Kennedy, Grace se extralimitara en sus cuidados.
También se dijo que Antonio Garrigues, embajador de España ante el Vaticano en ese momento, era más que un acompañante para la bella viuda.
Mujeres de ese calibre no podían estar acompañadas sin que existieran algo más que palabras. En las imágenes, todo el protagonismo pertenece a las dos señoras bouffant: Jackie y Cayetana, la rubia y la morena, un diálogo platónico propio de la Academia de Atenas que hoy en día solo podemos desear entre la señora Merkel y la señora Lagarde. En el vídeo, las debutantes empiezan a desfilar, como bailarinas en La Bayadère. Muchachas que se presentan en sociedad, en busca quizá de un amor que las defina para toda su vida. Se puede pensar que este tipo de ceremonias ya no se estilan, las jóvenes no necesitan debutar así. El desfile nos recuerda un poco al de Miss Universo. ¿Qué reacción habrían tenido estas señoras de hace 45 años al observar a la debutante Miss Angola ganar el cetro a la más hermosa del universo?
Sí, todo ha cambiado. La fuerza de esas imágenes viene a colación porque Cayetana está de infinita actualidad.
Y aquella entrevista desahogo concedida al historiador ha hecho regresar a Jackie de su más allá. Grabada un año después del magnicidio de Kennedy, su joven viuda arremete contra casi todo en la grabación, probablemente en un gesto no muy de dama, pero sí del brillante cerebro que atesoraba.
Acusa a De Gaulle de egocéntrico, aunque fue durante su visita a su París cuando Jackie alcanzó su cuota más alta de popularidad como primera dama. Debía tener razón. A Indira Gandhi, de gruñona, con idéntica razón. La entrevista debió quitarle horas de sueño a una madame perfección promotora del lema: "La máxima cortesía con la mínima información".
Cuarenta y siete años después, las conversaciones arrojan luz sobre el eterno misterio femenino: ¿Cuánto poder puede conseguir una mujer con su silencio? Y ¿cuánta verdad pueden revelar sus palabras al conocer la luz?
Por eso es oportuno revisar ese instante en que Cayetana y Jackie fueron dos damas juntas.
Porque su conversación, (todo cortesía, poca información) destila valor histórico. Encuentro de dos mundos: Europa aristocrática, América joven y superviviente, bajo un mismo peinado. Lo único que queda en pie de todo aquello, es el patio de la Casa Pilatos y su célebre fuente.
Y el recuerdo de que en aquella noche se convirtió en una Academia y esas dos damas, en una suerte de filósofas conocedoras de todo lo que somos, peinando su abundante sentido común que, al igual que el pelo, es lo que les sobra a ambas.
Hemos perdido casi todo, a Jackie, a Grecia y el sentido común.
Cada vez más parece que las sombras que acechan Europa lo hacen también con el deseo de sabotear la boda de la duquesa.
Necesitamos más de un rezo para que el euro no se desplome antes del 5 de octubre, esa fecha que todos esperamos con un ¡ay! y en la cual la única superviviente de aquella cumbre del 66 en Sevilla, nuestra duquesa, demuestre al mundo que el amor puede superar la sexta, la séptima y hasta la octava década. Y el euro, también.
Exactamente 45 años después, ambas mujeres, una viva, la otra inmortal, regresan hoy para una reunión con la cultura de la celebridad. Jackie por una entrevista que ahora sale a la luz, Cayetana por una boda que nos enceguece en tiempos de cólera y malos hábitos bancarios.
Son hoy, símbolos de un tiempo que ya no existe, ejemplares de una raza en extinción: el de la dama impecable en su apariencia e inflexible en sus criterios.
En la entrevista que ahora conocemos, fruto de una conversación-desahogo con el historiador de la familia Kennedy, Arthur Schlesinger, Jackie expresa que las mujeres no deben participar directamente en política. "No estamos hechas para ello", aduce. Cayetana Fitz-James siempre se ha mantenido por encima de cualquier vaivén político. Y sin embargo la política actual, la que ve el euro desmoronarse, está controlada por dos mujeres, Angela Merkel y Christine Lagarde, dos mujeres al borde del abismo.
Jackie Kennedy y Cayetana de Alba son símbolos de un tiempo que no existe
En 1966, Sevilla fue sede de un evento de relumbrón internacional, ellas reinaban pero de otra manera.
Por su encanto, por su capacidad de aceptar ser floreros, por su silencio. En YouTube puede verse el vídeo de la llegada de Jackie Kennedy a Sevilla, en ese abril. Fiel a su infatigable chic, Jackie desciende hacia la humedad andaluza sin que su famoso peinado bouffant (mucho pelo, mucha laca), pierda esponjosidad ni volumen.
A pie de pista la espera Cayetana con el mismo peinado, quizá a manera de bienvenida, solo que rubia. Horas más tarde, para no coincidir y crear un triángulo incomodo, aterriza Grace Kelly, que completa ese monte Rushmore capilar con su turbante.
Se dijo entonces que Jackie pidió que Grace se mantuviera aparte porque no le perdonó que durante una convalecencia del senador Kennedy, Grace se extralimitara en sus cuidados.
También se dijo que Antonio Garrigues, embajador de España ante el Vaticano en ese momento, era más que un acompañante para la bella viuda.
Mujeres de ese calibre no podían estar acompañadas sin que existieran algo más que palabras. En las imágenes, todo el protagonismo pertenece a las dos señoras bouffant: Jackie y Cayetana, la rubia y la morena, un diálogo platónico propio de la Academia de Atenas que hoy en día solo podemos desear entre la señora Merkel y la señora Lagarde. En el vídeo, las debutantes empiezan a desfilar, como bailarinas en La Bayadère. Muchachas que se presentan en sociedad, en busca quizá de un amor que las defina para toda su vida. Se puede pensar que este tipo de ceremonias ya no se estilan, las jóvenes no necesitan debutar así. El desfile nos recuerda un poco al de Miss Universo. ¿Qué reacción habrían tenido estas señoras de hace 45 años al observar a la debutante Miss Angola ganar el cetro a la más hermosa del universo?
Sí, todo ha cambiado. La fuerza de esas imágenes viene a colación porque Cayetana está de infinita actualidad.
Y aquella entrevista desahogo concedida al historiador ha hecho regresar a Jackie de su más allá. Grabada un año después del magnicidio de Kennedy, su joven viuda arremete contra casi todo en la grabación, probablemente en un gesto no muy de dama, pero sí del brillante cerebro que atesoraba.
Acusa a De Gaulle de egocéntrico, aunque fue durante su visita a su París cuando Jackie alcanzó su cuota más alta de popularidad como primera dama. Debía tener razón. A Indira Gandhi, de gruñona, con idéntica razón. La entrevista debió quitarle horas de sueño a una madame perfección promotora del lema: "La máxima cortesía con la mínima información".
Cuarenta y siete años después, las conversaciones arrojan luz sobre el eterno misterio femenino: ¿Cuánto poder puede conseguir una mujer con su silencio? Y ¿cuánta verdad pueden revelar sus palabras al conocer la luz?
Por eso es oportuno revisar ese instante en que Cayetana y Jackie fueron dos damas juntas.
Porque su conversación, (todo cortesía, poca información) destila valor histórico. Encuentro de dos mundos: Europa aristocrática, América joven y superviviente, bajo un mismo peinado. Lo único que queda en pie de todo aquello, es el patio de la Casa Pilatos y su célebre fuente.
Y el recuerdo de que en aquella noche se convirtió en una Academia y esas dos damas, en una suerte de filósofas conocedoras de todo lo que somos, peinando su abundante sentido común que, al igual que el pelo, es lo que les sobra a ambas.
Hemos perdido casi todo, a Jackie, a Grecia y el sentido común.
Cada vez más parece que las sombras que acechan Europa lo hacen también con el deseo de sabotear la boda de la duquesa.
Necesitamos más de un rezo para que el euro no se desplome antes del 5 de octubre, esa fecha que todos esperamos con un ¡ay! y en la cual la única superviviente de aquella cumbre del 66 en Sevilla, nuestra duquesa, demuestre al mundo que el amor puede superar la sexta, la séptima y hasta la octava década. Y el euro, también.
Glenn Close: "Tengo un gran currículo solo por haber sido fiel a mis ideas"
La actriz recibe esta noche el Premio Donostia y presenta el drama 'Albert Nobbs', en el que encarna a una mujer que se hace pasar por hombre para poder sobrevivir .
Dulce, tranquila, muy enfocada en sus respuestas a su trabajo, y con alguna risa nerviosa, aunque cuentan que simpática en la distancia corta. Así ha estado esta mañana Glenn Close (Greenwich, Connecticut, 1947) en la hora que ha dado de rueda de prensa por su Premio Donostia y por la presentación de Albert Nobbs, su último filme, en el que ha repetido, y van tres, con el director Rodrigo García.
"Vivimos tiempos aterradores que son un filón para el cine"
El Zinemaldia aborda su evolución
"No creo que haya interpretado a tantas villanas. Mala, mala, solo era Cruella de Vil"
Tras las sonrisas de rigor para los fotógrafos, la cinco veces candidata al Oscar (nunca lo ha obtenido) defendió con vehemencia Albert Nobbs, la historia de una mujer que se hacía pasar por hombre para poder sobrevivir, trabajando como camarero en un hotel en el Dublín de la época victoriana. Lo defendía porque Close es productora, coguionista y lleva años detrás de este drama. "Encarné a Albert Nobbs en el Off Broadway en 1982, cuando la adaptamos de un cuento corto. Era una obra austera, con mimo, muy pura". Eso se quedó en su mente. "Hace diez años estuve a punto de levantar la película y perdimos entonces la oportunidad. Es la primera vez que produzco para cine, aunque ya lo había hecho en televisión. Ni un penique de Albert Nobbs ha salido de Hollywood -estoy muy orgullosa de decir esto- y muchos inversores eran novatos en el cine: fue emocionante introducirles en este mundo". Batalló y batalló. "Enseñé esta historia a muchos amigos. Algunos estaban ocupados, otros no la veían. Cuando rodé Cita con Venus, con István Szabó, él me dijo que sí la entendía, que había vivido en varios regímenes y entendía cómo era eso de cambiar la cara según quién estuviera delante. Lo llevó a lo político e hizo un tratamiento de guion. Pero no logramos sacarlo, conocí más tarde a Rodrigo, y quise llevarla a ese terreno más personal. Aun así István está en los títulos de crédito porque hizo una gran labor".
Close sacó la pasta con reuniones y cenas con gente de medio mundo. Tras arrancarse a cantar un verso de una canción del musical Sunset Boulevard, que interpretó en Broadway, explicó entre risas y aplausos: "En Dallas, en una cena con unos posibles productores tejanos, me pidieron cantar, y para conseguir el dinero lo hice. La sala era pequeña y mi voz tan alta, que creo que les convencí al instante". En realidad, cada vez que Close ha estado en el certamen de San Sebastián, ha cantado: cuando presentó Cita con Venus, y preguntada sobre si la voz de la cantante de ópera que encarnaba era la suya, también demostró en rueda de prensa su facilidad para el canto.
No es la primera vez que Close hace de hombre en el cine, aunque en la otra ocasión fue un divertimento: "Fui con mi hija a ver a Robin Williams, gran amigo, al rodaje de Hook y Steven Spielberg me propuso salir de pirata. Nadie supo durante tres días que yo era Glenn Close, incluso intentaron ligar conmigo". Más en serio, Close explicó cómo ve las diferencias sexuales: "Los hombres y las mujeres somos muy diferentes. Nosotras somos muy complejas. Es difícil convivir entre los dos sexos... O al menos eso pensaba antes. Las cosas cambian y ahora tengo un marido maravilloso. Es diferente, eso sí, la lucha de ser una madre trabajadora. Cuando los niños crecen, tienes que elegir si merece la pena lo que te ofrecen porque te vas a alejar de ella. Una vez le pregunté a mi hija que qué quería al irme a un rodaje y me respondió: 'Te quiero a ti'. Pero tengo suerte, ella ha entendido muy bien mi profesión". Y siguió con lo de hombre / mujer, motor del filme: "En Hollywood es más fácil sobrevivir como hombre. Cuando cumples los 30, empiezas a desaparecer, y de paso desaparecen papeles de mujer fuerte. Es problemático para las mujeres, yo he tenido suerte en ese mundo. Siempre he pensado que si no me llegaban papeles, tenía que crearlos, que producir y levantar las películas yo misma". Volviendo a su Albert Nobbs, comentó: "Espero que la gente entienda cuando acabe la película que el género es irrelevante".
El Oscar
La rueda de prensa era también por el Premio Donostia, así que Close reflexionó en diversas respuestas sobre su carrera y los galardones, incluido el inasible Oscar. "No creo que haya interpretado a tantas villanas.
Mala, mala, solo era Cruella de Vil. El resto han sido mujeres en mundos de hombres y si los interpretara un hombre hubiéramos dicho: solo están haciendo su trabajo.
Sí, incluyo a la marquesa de Las amistades peligrosas.
Me he pasado gran parte de mi vida profesional con corsés.
Con la marquesa tuve suerte, había dado a luz siete semanas antes y eso realzaba mis pechos.
El corsé te ayuda a saber cómo se mueven los personajes. En el caso de Albert Nobbs, mujer metida a hombre, ese corsé es un vendaje, mejor, una jaula". ¿Y el fatídico Oscar? ¿Otra vez se lo quitará Meryl Streep con su papel de Margaret Thatcher en La dama de hierro? "Sería maravilloso que me seleccionaran para el Oscar, hace años que no me pasa. Al inicio de mi carrera decidí que solo elegiría guiones bien escritos, que no trabajaría por dinero o por si me podían dar premios: ese es un territorio peligroso.
No merece la pena. ¿Streep? Con ella nunca hablamos del Oscar, creo que hablamos de nuestros hijos.
No es una amiga cercana pero la respeto mucho.
Soy muy fatalista, no hablo de los Oscar, porque no hablo de cosas hasta que hayan pasado.
En cuanto al Donostia, estoy increíblemente conmovida.
Cuando empiezas una carrera, nunca sabes adónde vas a llegar. Llega un momento en que descubres que tienes un gran currículo. Y solo por ser fiel a tus ideas.
Recibir un premio por algo tan frágil como es la vida de un actor me hace ser mucho más humilde. Es un gran momento para mí".
¿Qué retos le quedan a Close? "Tengo que grabar otra temporada de Daños y prejuicios, y luego ni idea.
Me gustaría escribir algo, pero desde una página en blanco.
Tengo una idea, me gustaría saber adónde me lleva: ese será mi siguiente reto. Como actriz quiero conectar con las personas, poder recordar en el cine qué es el ser humano. Albert Nobbs te lo recuerda: te conecta con otros seres humanos y te subraya la importancia de la humanidad".
Dulce, tranquila, muy enfocada en sus respuestas a su trabajo, y con alguna risa nerviosa, aunque cuentan que simpática en la distancia corta. Así ha estado esta mañana Glenn Close (Greenwich, Connecticut, 1947) en la hora que ha dado de rueda de prensa por su Premio Donostia y por la presentación de Albert Nobbs, su último filme, en el que ha repetido, y van tres, con el director Rodrigo García.
"Vivimos tiempos aterradores que son un filón para el cine"
El Zinemaldia aborda su evolución
"No creo que haya interpretado a tantas villanas. Mala, mala, solo era Cruella de Vil"
Tras las sonrisas de rigor para los fotógrafos, la cinco veces candidata al Oscar (nunca lo ha obtenido) defendió con vehemencia Albert Nobbs, la historia de una mujer que se hacía pasar por hombre para poder sobrevivir, trabajando como camarero en un hotel en el Dublín de la época victoriana. Lo defendía porque Close es productora, coguionista y lleva años detrás de este drama. "Encarné a Albert Nobbs en el Off Broadway en 1982, cuando la adaptamos de un cuento corto. Era una obra austera, con mimo, muy pura". Eso se quedó en su mente. "Hace diez años estuve a punto de levantar la película y perdimos entonces la oportunidad. Es la primera vez que produzco para cine, aunque ya lo había hecho en televisión. Ni un penique de Albert Nobbs ha salido de Hollywood -estoy muy orgullosa de decir esto- y muchos inversores eran novatos en el cine: fue emocionante introducirles en este mundo". Batalló y batalló. "Enseñé esta historia a muchos amigos. Algunos estaban ocupados, otros no la veían. Cuando rodé Cita con Venus, con István Szabó, él me dijo que sí la entendía, que había vivido en varios regímenes y entendía cómo era eso de cambiar la cara según quién estuviera delante. Lo llevó a lo político e hizo un tratamiento de guion. Pero no logramos sacarlo, conocí más tarde a Rodrigo, y quise llevarla a ese terreno más personal. Aun así István está en los títulos de crédito porque hizo una gran labor".
Close sacó la pasta con reuniones y cenas con gente de medio mundo. Tras arrancarse a cantar un verso de una canción del musical Sunset Boulevard, que interpretó en Broadway, explicó entre risas y aplausos: "En Dallas, en una cena con unos posibles productores tejanos, me pidieron cantar, y para conseguir el dinero lo hice. La sala era pequeña y mi voz tan alta, que creo que les convencí al instante". En realidad, cada vez que Close ha estado en el certamen de San Sebastián, ha cantado: cuando presentó Cita con Venus, y preguntada sobre si la voz de la cantante de ópera que encarnaba era la suya, también demostró en rueda de prensa su facilidad para el canto.
No es la primera vez que Close hace de hombre en el cine, aunque en la otra ocasión fue un divertimento: "Fui con mi hija a ver a Robin Williams, gran amigo, al rodaje de Hook y Steven Spielberg me propuso salir de pirata. Nadie supo durante tres días que yo era Glenn Close, incluso intentaron ligar conmigo". Más en serio, Close explicó cómo ve las diferencias sexuales: "Los hombres y las mujeres somos muy diferentes. Nosotras somos muy complejas. Es difícil convivir entre los dos sexos... O al menos eso pensaba antes. Las cosas cambian y ahora tengo un marido maravilloso. Es diferente, eso sí, la lucha de ser una madre trabajadora. Cuando los niños crecen, tienes que elegir si merece la pena lo que te ofrecen porque te vas a alejar de ella. Una vez le pregunté a mi hija que qué quería al irme a un rodaje y me respondió: 'Te quiero a ti'. Pero tengo suerte, ella ha entendido muy bien mi profesión". Y siguió con lo de hombre / mujer, motor del filme: "En Hollywood es más fácil sobrevivir como hombre. Cuando cumples los 30, empiezas a desaparecer, y de paso desaparecen papeles de mujer fuerte. Es problemático para las mujeres, yo he tenido suerte en ese mundo. Siempre he pensado que si no me llegaban papeles, tenía que crearlos, que producir y levantar las películas yo misma". Volviendo a su Albert Nobbs, comentó: "Espero que la gente entienda cuando acabe la película que el género es irrelevante".
El Oscar
La rueda de prensa era también por el Premio Donostia, así que Close reflexionó en diversas respuestas sobre su carrera y los galardones, incluido el inasible Oscar. "No creo que haya interpretado a tantas villanas.
Mala, mala, solo era Cruella de Vil. El resto han sido mujeres en mundos de hombres y si los interpretara un hombre hubiéramos dicho: solo están haciendo su trabajo.
Sí, incluyo a la marquesa de Las amistades peligrosas.
Me he pasado gran parte de mi vida profesional con corsés.
Con la marquesa tuve suerte, había dado a luz siete semanas antes y eso realzaba mis pechos.
El corsé te ayuda a saber cómo se mueven los personajes. En el caso de Albert Nobbs, mujer metida a hombre, ese corsé es un vendaje, mejor, una jaula". ¿Y el fatídico Oscar? ¿Otra vez se lo quitará Meryl Streep con su papel de Margaret Thatcher en La dama de hierro? "Sería maravilloso que me seleccionaran para el Oscar, hace años que no me pasa. Al inicio de mi carrera decidí que solo elegiría guiones bien escritos, que no trabajaría por dinero o por si me podían dar premios: ese es un territorio peligroso.
No merece la pena. ¿Streep? Con ella nunca hablamos del Oscar, creo que hablamos de nuestros hijos.
No es una amiga cercana pero la respeto mucho.
Soy muy fatalista, no hablo de los Oscar, porque no hablo de cosas hasta que hayan pasado.
En cuanto al Donostia, estoy increíblemente conmovida.
Cuando empiezas una carrera, nunca sabes adónde vas a llegar. Llega un momento en que descubres que tienes un gran currículo. Y solo por ser fiel a tus ideas.
Recibir un premio por algo tan frágil como es la vida de un actor me hace ser mucho más humilde. Es un gran momento para mí".
¿Qué retos le quedan a Close? "Tengo que grabar otra temporada de Daños y prejuicios, y luego ni idea.
Me gustaría escribir algo, pero desde una página en blanco.
Tengo una idea, me gustaría saber adónde me lleva: ese será mi siguiente reto. Como actriz quiero conectar con las personas, poder recordar en el cine qué es el ser humano. Albert Nobbs te lo recuerda: te conecta con otros seres humanos y te subraya la importancia de la humanidad".
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