11 sept 2011
Más dura será la recaída
La amenaza de segunda recesión planea sobre las grandes economías y sobre España .
. .Un día quiebra Grecia, después los grandes bancos "y en pocos días no hay leche en los estantes del supermercado", según la inquietante profecía de Too big to fail, un drama televisivo sobre la crisis producido por la cadena HBO.
Esa es una de las dos tesis dominantes acerca del futuro inmediato de la economía global. La otra -la más probable- es un poco menos tétrica: lo que viene es un estancamiento plagado de sustos durante unos años, tal vez una década más si los políticos siguen metiendo la pata (y eso teniendo en cuenta que ya van más de cuatro años de jaleo).
Las opiniones de los economistas se mueven en esa longitud de onda, con un pesimismo más o menos matizado, con una paleta dominada por los tonos sombríos, aunque sin precisar demasiado en sus análisis.
Tienen buenas razones tanto para el pesimismo como para la falta de concreción: seguimos inmersos en una perturbación de gran calado; sabemos cuándo prendió la mecha (agosto de 2007) "pero no conocemos su duración, ni cuál va a ser su impacto socioeconómico, ni mucho menos sus resultados finales", según Antonio Torrero, de la Universidad de Alcalá.
Europa siente el vértigo del abismo
Varios economistas aseguran que la probabilidad de recaída es del 50%
El mayor riesgo es una quiebra desordenada de Grecia
Los países emergentes, como China, tienen riesgo de recalentamiento
En EE UU, los nuevos estímulos ayudarán a evitar la segunda recesión
Los caminos hacia la ruina son sorprendentemente numerosos (aunque no habría que olvidar a Keynes: cuando parece que va a pasar lo inevitable sucede lo imprevisto).
La deuda europea y las dudas sobre el liderazgo político en el Viejo Continente son el principal foco de problemas, siempre con Grecia (2,5% del PIB europeo; 0,5% del PIB mundial) como epicentro de un eventual terremoto. Pero hay más líos.
La situación de estrés en la que se ha metido el sistema financiero. La incertidumbre acerca de la respuesta política a ambos lados del Atlántico.
El miedo creciente en los mercados, con peligrosos accesos de pánico a cada dato que alimenta las dudas. Incluso la amenaza de un accidente en las economías emergentes más pujantes, como China, no se puede descartar.
Todo eso hace que una recaída -una segunda recesión- sea cada vez más probable, a juicio de economistas como Nouriel Roubini (Universidad de Nueva York), de historiadores económicos como Barry Eichengreen (de Berkeley) o de expertos europeos como Paul De Grauwe (Universidad de Lovaina) y Charles Wyplosz (Graduate Institute). Lo que sigue es una tentativa de resumen de lo que puede suceder en adelante.
- ¿La historia rima? Pasados dos años del crash de 1929, el ineludible Keynes decía que la economía mundial estaba "descansando en un estanque tranquilo entre dos saltos de agua": acertó, lo peor vino después.
Las comparaciones entre la Gran Recesión y la Gran Depresión no han cesado desde el principio.
Eichengreen asegura que en realidad nunca salimos de la crisis: la economía empezó a crecer en EE UU y Europa, pero ni el paro bajó ni se disolvieron los excesos de endeudamiento o los agujeros inmobiliarios que hacen pensar en una lenta recuperación. "Nunca resolvimos los problemas que desataron la crisis en 2007. Y eso hace que haya grandes probabilidades de recaída, superiores al 50%", según el historiador norteamericano, que ha pasado un par de semanas veraneando en España.
"Ni Europa ni España han resuelto sus problemas a pesar de los ajustes: por eso, si la historia sirve como guía, es difícil ser optimista", explicó en una entrevista a este diario. Si en lugar de a la historia se apela al sentido común, la conclusión es similar: "Un accidente es posible: la ley de las probabilidades sugiere que una sorpresa desagradable puede estar cerca si las dificultades persisten durante mucho tiempo.
Y Europa (por Grecia, pero también por Italia o el sector inmobiliario español) se ha especializado en hacer durar los problemas", apunta Daniel Gros, del think tank de Bruselas CEPS.
- Europa es el enfermo. Ese análisis es compartido por muchos economistas. Grecia está al filo de suspender pagos y eso puede tener consecuencias devastadoras. La banca europea está en el centro de la diana por ese cóctel de riesgo soberano, posibilidad de recaída y en general por el estigma que ha calado en los mercados para con todo lo que proceda de Europa. Wyplosz asegura que la UE sería tremendamente afortunada "si solo sufriera una pequeña y dulce recesión". "Los mercados están cerca del pánico. Una crisis bancaria es cada vez más posible. Italia va hacia el abismo y Grecia está metido en él, y un incidente de ese calibre podría arrastrar a España, incluso a Francia". De Grauwe apunta al culpable: "La recaída está cerca, y lo más duro es que puede que sea autoinfligida: Europa ha sido demasiado obsesiva con la austeridad, tal vez porque el miedo de los mercados ha empujado en esa dirección. Eso, paradójicamente, puede hacer más difícil de resolver la crisis fiscal: complica la vuelta al crecimiento".
- Corre, conejo. En los dibujos animados es frecuente la escena de un gato o un conejo corriendo a toda velocidad sin advertir el precipicio, que al llegar al abismo siguen pataleando en el aire antes de desplomarse.
Pero no hay soluciones mágicas para seguir en tierra firme: los dos grandes bloques económicos (EE UU y Europa) optan por las recetas contrarias.
Si Europa apuesta por la austeridad y su banco central se muestra timorato a la hora de aplicar remedios de política monetaria, EE UU acaba de anunciar un nuevo plan de estímulo fiscal destinado a crear empleo y la Reserva Federal prepara una tercera ronda de estímulo monetario.
"Se puede hacer más. Puede discutirse la efectividad de los estímulos fiscales y monetarios, pero no puede negarse que algo han ayudado", apuntaba Eichengreen a Bloomberg hace unos días. "La vuelta a la recesión es más probable en la UE por la ausencia de estímulos", advierte De Grauwe.
El problema es que los mercados están con la pistola cargada: apuntan hacia los países con débiles posiciones fiscales y exigen austeridad, para después reclamar crecimiento con el argumento de que sin él no se pueden pagar las deudas.
Una cosa y su contraria.
- Más China, por favor. Puede que Europa y EE UU tengan dificultades, pero el tirón de los emergentes mantiene a la economía mundial a salvo. Y aun así incluso en esos países crece la sensación de que se puede producir un accidente: ningún país puede crecer a un ritmo del 10% para siempre.
China y Brasil pueden tener problemas si no logran controlar la inflación y la llegada masiva de capitales, que está hinchando burbujas, según Goldman Sachs.
El banco más influyente del mundo apuesta por "una desaceleración global, una situación de peligrosa debilidad, pero no una recaída en la Gran Recesión". Al cabo, puede que la imagen de las estanterías vacías en el supermercado sea una exageración. Pero nunca hay que descartar que la realidad acabe superando a la ficción.
. .Un día quiebra Grecia, después los grandes bancos "y en pocos días no hay leche en los estantes del supermercado", según la inquietante profecía de Too big to fail, un drama televisivo sobre la crisis producido por la cadena HBO.
Esa es una de las dos tesis dominantes acerca del futuro inmediato de la economía global. La otra -la más probable- es un poco menos tétrica: lo que viene es un estancamiento plagado de sustos durante unos años, tal vez una década más si los políticos siguen metiendo la pata (y eso teniendo en cuenta que ya van más de cuatro años de jaleo).
Las opiniones de los economistas se mueven en esa longitud de onda, con un pesimismo más o menos matizado, con una paleta dominada por los tonos sombríos, aunque sin precisar demasiado en sus análisis.
Tienen buenas razones tanto para el pesimismo como para la falta de concreción: seguimos inmersos en una perturbación de gran calado; sabemos cuándo prendió la mecha (agosto de 2007) "pero no conocemos su duración, ni cuál va a ser su impacto socioeconómico, ni mucho menos sus resultados finales", según Antonio Torrero, de la Universidad de Alcalá.
Europa siente el vértigo del abismo
Varios economistas aseguran que la probabilidad de recaída es del 50%
El mayor riesgo es una quiebra desordenada de Grecia
Los países emergentes, como China, tienen riesgo de recalentamiento
En EE UU, los nuevos estímulos ayudarán a evitar la segunda recesión
Los caminos hacia la ruina son sorprendentemente numerosos (aunque no habría que olvidar a Keynes: cuando parece que va a pasar lo inevitable sucede lo imprevisto).
La deuda europea y las dudas sobre el liderazgo político en el Viejo Continente son el principal foco de problemas, siempre con Grecia (2,5% del PIB europeo; 0,5% del PIB mundial) como epicentro de un eventual terremoto. Pero hay más líos.
La situación de estrés en la que se ha metido el sistema financiero. La incertidumbre acerca de la respuesta política a ambos lados del Atlántico.
El miedo creciente en los mercados, con peligrosos accesos de pánico a cada dato que alimenta las dudas. Incluso la amenaza de un accidente en las economías emergentes más pujantes, como China, no se puede descartar.
Todo eso hace que una recaída -una segunda recesión- sea cada vez más probable, a juicio de economistas como Nouriel Roubini (Universidad de Nueva York), de historiadores económicos como Barry Eichengreen (de Berkeley) o de expertos europeos como Paul De Grauwe (Universidad de Lovaina) y Charles Wyplosz (Graduate Institute). Lo que sigue es una tentativa de resumen de lo que puede suceder en adelante.
- ¿La historia rima? Pasados dos años del crash de 1929, el ineludible Keynes decía que la economía mundial estaba "descansando en un estanque tranquilo entre dos saltos de agua": acertó, lo peor vino después.
Las comparaciones entre la Gran Recesión y la Gran Depresión no han cesado desde el principio.
Eichengreen asegura que en realidad nunca salimos de la crisis: la economía empezó a crecer en EE UU y Europa, pero ni el paro bajó ni se disolvieron los excesos de endeudamiento o los agujeros inmobiliarios que hacen pensar en una lenta recuperación. "Nunca resolvimos los problemas que desataron la crisis en 2007. Y eso hace que haya grandes probabilidades de recaída, superiores al 50%", según el historiador norteamericano, que ha pasado un par de semanas veraneando en España.
"Ni Europa ni España han resuelto sus problemas a pesar de los ajustes: por eso, si la historia sirve como guía, es difícil ser optimista", explicó en una entrevista a este diario. Si en lugar de a la historia se apela al sentido común, la conclusión es similar: "Un accidente es posible: la ley de las probabilidades sugiere que una sorpresa desagradable puede estar cerca si las dificultades persisten durante mucho tiempo.
Y Europa (por Grecia, pero también por Italia o el sector inmobiliario español) se ha especializado en hacer durar los problemas", apunta Daniel Gros, del think tank de Bruselas CEPS.
- Europa es el enfermo. Ese análisis es compartido por muchos economistas. Grecia está al filo de suspender pagos y eso puede tener consecuencias devastadoras. La banca europea está en el centro de la diana por ese cóctel de riesgo soberano, posibilidad de recaída y en general por el estigma que ha calado en los mercados para con todo lo que proceda de Europa. Wyplosz asegura que la UE sería tremendamente afortunada "si solo sufriera una pequeña y dulce recesión". "Los mercados están cerca del pánico. Una crisis bancaria es cada vez más posible. Italia va hacia el abismo y Grecia está metido en él, y un incidente de ese calibre podría arrastrar a España, incluso a Francia". De Grauwe apunta al culpable: "La recaída está cerca, y lo más duro es que puede que sea autoinfligida: Europa ha sido demasiado obsesiva con la austeridad, tal vez porque el miedo de los mercados ha empujado en esa dirección. Eso, paradójicamente, puede hacer más difícil de resolver la crisis fiscal: complica la vuelta al crecimiento".
- Corre, conejo. En los dibujos animados es frecuente la escena de un gato o un conejo corriendo a toda velocidad sin advertir el precipicio, que al llegar al abismo siguen pataleando en el aire antes de desplomarse.
Pero no hay soluciones mágicas para seguir en tierra firme: los dos grandes bloques económicos (EE UU y Europa) optan por las recetas contrarias.
Si Europa apuesta por la austeridad y su banco central se muestra timorato a la hora de aplicar remedios de política monetaria, EE UU acaba de anunciar un nuevo plan de estímulo fiscal destinado a crear empleo y la Reserva Federal prepara una tercera ronda de estímulo monetario.
"Se puede hacer más. Puede discutirse la efectividad de los estímulos fiscales y monetarios, pero no puede negarse que algo han ayudado", apuntaba Eichengreen a Bloomberg hace unos días. "La vuelta a la recesión es más probable en la UE por la ausencia de estímulos", advierte De Grauwe.
El problema es que los mercados están con la pistola cargada: apuntan hacia los países con débiles posiciones fiscales y exigen austeridad, para después reclamar crecimiento con el argumento de que sin él no se pueden pagar las deudas.
Una cosa y su contraria.
- Más China, por favor. Puede que Europa y EE UU tengan dificultades, pero el tirón de los emergentes mantiene a la economía mundial a salvo. Y aun así incluso en esos países crece la sensación de que se puede producir un accidente: ningún país puede crecer a un ritmo del 10% para siempre.
China y Brasil pueden tener problemas si no logran controlar la inflación y la llegada masiva de capitales, que está hinchando burbujas, según Goldman Sachs.
El banco más influyente del mundo apuesta por "una desaceleración global, una situación de peligrosa debilidad, pero no una recaída en la Gran Recesión". Al cabo, puede que la imagen de las estanterías vacías en el supermercado sea una exageración. Pero nunca hay que descartar que la realidad acabe superando a la ficción.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)