Hay que felicitar a Charlene Wittstock, la exnadadora sudafricana ya princesa de Mónaco, por su aparente intento de huida del pasado martes. ¿Qué mejor noticia para una boda del siglo que ponerla en jaque?
Si alguien pensaba en no sintonizarla, Charlene y su equipo le ofrecieron ese toque de morbo que una boda real agradece.
Antes del supuesto ataque de pánico, la boda era una excusa para recordar que Mónaco mide dos kilómetros cuadrados; Gibraltar, seis.
Y que en vez de oler a amor verdadero, la boda parecía destilar cloro.
Y charlene dijo: "Oui"
Mónaco, ¿capital de la moda?
Mónaco más que un paraíso, fiscal o aristocrático, es una escenografía sentimental. Su familia real fueron los personajes humanos en los que se recrearon ficciones como Dinastía.
Cuando los Grimaldi se reúnen, como lo harán para la boda de monseñor Alberto, transforman glamour en liquidez. Carolina y sus hijos, tan elegantes como ella, combinan perfectamente entre sí.
Estefanía y su aire de mujer rebelde hasta con el botox, acompañada de los suyos, ponen el toque indie que necesita toda producción, calculado para que el cuento de hadas se adapte a los tiempos modernos.
Incluso la filtración de la supuesta huida de la novia a los periódicos serios de Francia.
Si una cosa saben los Grimaldi es administrar noticias y escándalo.
Queda claro ahora que los rumores sobre la sexualidad de Alberto eran una tapadera para ocultar su rocoso complejo de Edipo, que quizás sirva de explicación a su vocación de engendrar hijos de diferentes colores.
Casi como justicia poética, Madrid, la ciudad cuyas olimpiadas boicoteó el hijo de Grace con una pregunta sobre la seguridad ante el Comité Olímpico, celebra el Orgullo Gay y pasea sus carrozas al mismo tiempo que Charlene y Alberto desfilan como matrimonio en una limusina híbrida.
Recordaremos también de esta boda la resurrección de The Eagles, los millonarios roqueros de Hotel California, más que águilas, dinosaurios voladores que anidaban cómodamente en las cumbres rocosas de Mónaco.
Hay en este presunto ataque de pánico de Charlene una demostración de humanidad. Todos quisiéramos huir. De Europa y sus deudas. De esta implacable incertidumbre en la que no sabemos si Vasile aparecerá en algún plató cantando junto a Pantoja. De si Strauss-Khan es ahora inocente y más tarde futuro presidente. De si el entorno de Carla Bruni está involucrado en esta fea trampa.
¿Es solo coincidencia que el coche de los Strauss-Khan en Nueva York y el de los Grimaldi en Montecarlo fueran Lexus? ¿Estamos ante una nueva estrategia de ventas?
"Blindamos tu matrimonio" podría ser la frase promocional.
El mundo nos organiza al mismo tiempo que nosotros lo observamos.
Allí están los comandantes convalecientes, Fidel y Chávez, empeñados en aparecer leyendo Gramma, un periódico donde su salud no es noticia.
La noticia son ellos vestidos con esos chándales de tactel que en los ochenta pusieron de moda precisamente Pantoja y Jurado en sus viajes a las Américas.
El tactel es un polímero de tacto suave y sedoso, como los hombros de Charlene pero súper sintético, como el corazón de Mónaco.
Lo visten tanto los jugadores de la NBA como los comandantes.
Fidel no tiene reparos en ostentar el logo de Adidas, la marca alemana que arropa la convalecencia de los revolucionarios.
La multinacional de equipamiento deportivo podría decidirse a lanzar una línea para comandantes y en vez de usar a Gasol o Nadal, poner a Hugo, Fidel y Gadafi, utilizando las imágenes de los comandantes enchandados para aliviar nuestros sudores por la crisis económica.
Y dejar claro que, hagas lo que hagas, confíate a Alemania.
Kate Moss es una modelo millonaria con una carrera espectacular. No da puntada sin hilo. De todas las personas rehabilitadas de Occidente, ella rehabilitó cabeza y cartera, porque salió de su escándalo con las drogas reforzada.
Cual Merkel del planeta fashion, ha ejercido otro golpe de mando en la cultura de la celebridad. Recuperó para la moda a John Galliano, que firmó su traje de novia, entre marfil y plateado como el Rolls que junto a su hija la acercó a su flamante marido. Moss ha vendido los derechos de este reportaje al Vogue americano, y a su editora, Anna Wintour, una de las invitadas, aprovechando el fin de semana largo del 4 de julio. Naomi, culo inquieto, hizo gala de su capacidad de desplazamiento: fue a la de Moss y hoy estará en la de Charlene.
Al casarse con el guitarrista de esa banda súper cool, The Kills, Moss entronca con la tradición británica de unir súpermodelos con estrellas del rock. Así fue Simon Le Bon con la modelo Jasmine. Jerry Hall y Mick Jagger, Iman y Bowie, y Lucy Helmore con Bryan Ferry, otro de los invitados a la boda de Kate que, en definitiva, fue un encuentro de moda y rock, dos industrias que ocupan poco más de dos kilómetros cuadrados.
Así como Charlene y Alberto parecen nuevos miembros de la banda de dinosaurios Eagles, Kate y James Hince son la estampa de los enamorados en esta época de incertidumbres.
La imagen de Moss asomada a la ventana del Rolls muestra una mujer ligeramente asustada, arriesgándose a perder su condición de femme fatale al contraer matrimonio. Preocupada por la recuperación de Strauss-Khan o la salud del comandante venezolano. En realidad, sabe que al igual que Charlene, Dominic y nosotros, ya no puede escapar.
3 jul 2011
Una boda de todo, menos real
Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock contraen matrimonio en una ceremonia exenta de sentimiento pero con aire hollywoodiense .
. .El futuro del Principado de Mónaco ya está asegurado.
Alberto de Mónaco y Charlene Wittsstock han sellado su relación con dos bodas, una civil celebrada el viernes y de carácter familiar, y otra eclesiástica esta tarde, a la que han asistido 3.500 invitados, entre ellos representantes de las casas reales de medio mundo, jefes de Estado, y un buen puñado de famosos.
Todos contribuyeron a ensalzar ese pequeño Estado de dos kilómetros cuadrados en el que se combina tradición, lujo, espectáculo un tanto hortera y un poco de exhibicionismo.
Entre los actores estaba Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa, alguien con el poder suficiente como para fagocitar Mónaco si los Grimaldi no aseguran su dinastía. Alberto ha tardado en hacerlo.
Se ha casado a los 53 años, tras diez de relación con Charlene, cinco de convivencia, uno de compromiso y después de llevar sentado en el trono seis años, al que accedió tras la muerte de Raniero.
Y Charlene dijo: "Oui"
Charlene y Alberto, ante el altar
Alberto de Mónaco se casa a los 52 años
Charlene, una nueva Grace
Charlene Wittstock se convierte al catolicismo
Mónaco, ¿capital de la moda?
Los invitados a la boda de Mónaco
Victoria de Suecia y su esposo. Victoria de Suecia y su esposo Daniel, duque de Västergötland, llegan a la boda de Alberto de Mónaco y Charlene.-
Los invitados a la boda de Mónaco - Victoria de Suecia y su esposoLos invitados a la boda de Mónaco - Grandes Duques de LuxemburgoLos invitados a la boda de Mónaco - Los herederos de BélgicaLos invitados a la boda de Mónaco -
Reyes de BélgicaLos invitados a la boda de Mónaco -
Los duques de WessexLos invitados a la boda de Mónaco - Federico y Mary de Dinamarca.
Fue una boda poco común, como poco común es la historia de esta pareja. No se casaron en la iglesia de Santa Devota, la más importante del Principado, sino en el patio del palacio Grimaldi, acondicionado para la ocasión.
Un gran toldo blanco protegía del sol y una inmensa alfombra roja daba al espacio un carácter un tanto hollywoodiense. Por ella desfiló una bellísima novia, vestida con un traje impresionante diseñado por Giorgio Armani, el gran artífice de la transformación de Charlene, antes nadadora y ahora princesa.
Y un novio, también vestido de blanco porque lo hizo con el uniforme de gala de la guardia de Mónaco.
Fue una ceremonia correcta, diseñada para la televisión pero exenta de emoción y sentimiento.
Charlene se mostró como una novia tímida, contenida, mientras que Alberto estuvo como ausente. Por si fuera poco, la televisión ofrecía imágenes de la pareja a pantalla partida como si de una radiografía de la situación se tratara.
En esos instantes apareció el fantasma de los rumores como lo ha venido haciendo toda la semana.
Y es que resulta muy difícil correr una cortina y pasar por alto las informaciones aparecidas en medios tan prestigiosos como L'Express y Le Figaro, que atribuyen dos hijos más a Alberto, nacidos cuando ya había iniciado su relación con Charlene, además de los ya reconocidos anteriormente.
A estas noticias se suma ahora el anuncio de que la madre de uno de estos dos pequeños está preparada para aguarle la luna de miel al nuevo matrimonio contándolo todo vía exclusiva millonaria.
Pero esta boda era necesaria para asegurar el futuro del Principado y de sus 30.500 residentes -que gozan de importantes exenciones fiscales- y para acallar rumores sobre la vida privada de Alberto y no solo de él. Hubo un tiempo en que, cuando el príncipe se resistía a casarse, los consejeros de palacio trazaron un plan B para que Andrea, el hijo mayor de Carolina, sucediera a su tío. Poco duró ya que el joven se mostró más dispuesto a la fiesta que a los negocios. Fue entonces cuando Carolina, hasta ayer primera dama del principado desde la muerte de su madre, emprendió la tarea de apoyar la candidatura de Charlene, la joven nadadora que su hermano conoció tiempo atrás en una competición deportiva.
Charlene se ha convertido en una princesa de diseño, esculpida por los mejores estilistas y algún que otro cirujano. Ahora, obtenido el físico, le falta ganarse el prestigio real y lo que es más difícil: dar credibilidad a su matrimonio. Tarea parecida a la que hace 57 años emprendió una actriz de Hollywood llamada Grace Kelly convertida en princesa de Mónaco, en cuyo modelo se inspira la recién llegada.
Hizo falta media hora de ceremonia para que los novios se mostraran algo más cercanos, más sentimentales, más reales.
Coincidió con el momento en que Charlene pronunció su segundo y rotundo "oui" en 24 horas, que el improvisado templo palaciego recibió con una gran ovación.
Las sonrisas aparecieron con los problemas para que la alianza encajara en el dedo del novio.
Y las lágrimas brotaron en los ojos de los Wittssock cuando sonó un canto tradicional de Sudáfrica interpretado por Pumela Matshikiza.
Todo ello ante los rostros hieráticos de los reyes de Suecia y Bélgica, los únicos soberanos presentes, y los príncipes herederos de las casas reales europeas, que no paraban de abanicarse para aplacar el sofocante calor de Mónaco en julio.
Ninguno de ellos pasó inadvertido porque, a diferencia de la boda de Guillermo y Catalina, había órdenes de palacio para que todos los invitados de importancia fueran exhibidos, corroborando el carácter de espectáculo de esta boda en la que hubo poca pompa y tradición y mucho de treatalidad.
Ni tan siquiera el Ave María en la voz de Andrea Boccelli logró que la boda de Mónaco alcanzara la categoría de real en el rango y el sentimiento.
. .El futuro del Principado de Mónaco ya está asegurado.
Alberto de Mónaco y Charlene Wittsstock han sellado su relación con dos bodas, una civil celebrada el viernes y de carácter familiar, y otra eclesiástica esta tarde, a la que han asistido 3.500 invitados, entre ellos representantes de las casas reales de medio mundo, jefes de Estado, y un buen puñado de famosos.
Todos contribuyeron a ensalzar ese pequeño Estado de dos kilómetros cuadrados en el que se combina tradición, lujo, espectáculo un tanto hortera y un poco de exhibicionismo.
Entre los actores estaba Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa, alguien con el poder suficiente como para fagocitar Mónaco si los Grimaldi no aseguran su dinastía. Alberto ha tardado en hacerlo.
Se ha casado a los 53 años, tras diez de relación con Charlene, cinco de convivencia, uno de compromiso y después de llevar sentado en el trono seis años, al que accedió tras la muerte de Raniero.
Y Charlene dijo: "Oui"
Charlene y Alberto, ante el altar
Alberto de Mónaco se casa a los 52 años
Charlene, una nueva Grace
Charlene Wittstock se convierte al catolicismo
Mónaco, ¿capital de la moda?
Los invitados a la boda de Mónaco
Victoria de Suecia y su esposo. Victoria de Suecia y su esposo Daniel, duque de Västergötland, llegan a la boda de Alberto de Mónaco y Charlene.-
Los invitados a la boda de Mónaco - Victoria de Suecia y su esposoLos invitados a la boda de Mónaco - Grandes Duques de LuxemburgoLos invitados a la boda de Mónaco - Los herederos de BélgicaLos invitados a la boda de Mónaco -
Reyes de BélgicaLos invitados a la boda de Mónaco -
Los duques de WessexLos invitados a la boda de Mónaco - Federico y Mary de Dinamarca.
Fue una boda poco común, como poco común es la historia de esta pareja. No se casaron en la iglesia de Santa Devota, la más importante del Principado, sino en el patio del palacio Grimaldi, acondicionado para la ocasión.
Un gran toldo blanco protegía del sol y una inmensa alfombra roja daba al espacio un carácter un tanto hollywoodiense. Por ella desfiló una bellísima novia, vestida con un traje impresionante diseñado por Giorgio Armani, el gran artífice de la transformación de Charlene, antes nadadora y ahora princesa.
Y un novio, también vestido de blanco porque lo hizo con el uniforme de gala de la guardia de Mónaco.
Fue una ceremonia correcta, diseñada para la televisión pero exenta de emoción y sentimiento.
Charlene se mostró como una novia tímida, contenida, mientras que Alberto estuvo como ausente. Por si fuera poco, la televisión ofrecía imágenes de la pareja a pantalla partida como si de una radiografía de la situación se tratara.
En esos instantes apareció el fantasma de los rumores como lo ha venido haciendo toda la semana.
Y es que resulta muy difícil correr una cortina y pasar por alto las informaciones aparecidas en medios tan prestigiosos como L'Express y Le Figaro, que atribuyen dos hijos más a Alberto, nacidos cuando ya había iniciado su relación con Charlene, además de los ya reconocidos anteriormente.
A estas noticias se suma ahora el anuncio de que la madre de uno de estos dos pequeños está preparada para aguarle la luna de miel al nuevo matrimonio contándolo todo vía exclusiva millonaria.
Pero esta boda era necesaria para asegurar el futuro del Principado y de sus 30.500 residentes -que gozan de importantes exenciones fiscales- y para acallar rumores sobre la vida privada de Alberto y no solo de él. Hubo un tiempo en que, cuando el príncipe se resistía a casarse, los consejeros de palacio trazaron un plan B para que Andrea, el hijo mayor de Carolina, sucediera a su tío. Poco duró ya que el joven se mostró más dispuesto a la fiesta que a los negocios. Fue entonces cuando Carolina, hasta ayer primera dama del principado desde la muerte de su madre, emprendió la tarea de apoyar la candidatura de Charlene, la joven nadadora que su hermano conoció tiempo atrás en una competición deportiva.
Charlene se ha convertido en una princesa de diseño, esculpida por los mejores estilistas y algún que otro cirujano. Ahora, obtenido el físico, le falta ganarse el prestigio real y lo que es más difícil: dar credibilidad a su matrimonio. Tarea parecida a la que hace 57 años emprendió una actriz de Hollywood llamada Grace Kelly convertida en princesa de Mónaco, en cuyo modelo se inspira la recién llegada.
Hizo falta media hora de ceremonia para que los novios se mostraran algo más cercanos, más sentimentales, más reales.
Coincidió con el momento en que Charlene pronunció su segundo y rotundo "oui" en 24 horas, que el improvisado templo palaciego recibió con una gran ovación.
Las sonrisas aparecieron con los problemas para que la alianza encajara en el dedo del novio.
Y las lágrimas brotaron en los ojos de los Wittssock cuando sonó un canto tradicional de Sudáfrica interpretado por Pumela Matshikiza.
Todo ello ante los rostros hieráticos de los reyes de Suecia y Bélgica, los únicos soberanos presentes, y los príncipes herederos de las casas reales europeas, que no paraban de abanicarse para aplacar el sofocante calor de Mónaco en julio.
Ninguno de ellos pasó inadvertido porque, a diferencia de la boda de Guillermo y Catalina, había órdenes de palacio para que todos los invitados de importancia fueran exhibidos, corroborando el carácter de espectáculo de esta boda en la que hubo poca pompa y tradición y mucho de treatalidad.
Ni tan siquiera el Ave María en la voz de Andrea Boccelli logró que la boda de Mónaco alcanzara la categoría de real en el rango y el sentimiento.
Víctor Manuel: "Es de gilipollas decir que faltan 400 millones
.Eduardo Teddy Bautista no deja indiferente a los que tratan con él. Quienes le defienden, lo hacen a capa y espada y con un sentimiento de deuda y gratitud evidente. Quienes le critican, la mayoría desde la Red, lo hacen con furia.
Ayer este segundo grupo se mostró comedido, pero pidió que se esclarezca el caso.
Mazazo judicial a la SGAE
El juez toma mañana declaración a Teddy Bautista y a dos directivos más de la SGAE
- José Miguel Fernández Sastrón. Rival en las urnas de Bautista la tarde anterior, se mostró cauto, "aturdido por la noticia", y evitó pronunciarse: "No conozco bien la última hora y no puedo hacer ninguna valoración, sería frívolo por mi parte", aseguró.
- Ernesto Caballero. Dramaturgo, director teatral y nuevo miembro de la Junta Directiva de la SGAE, ve algo extraño detrás del asunto: "En el aspecto político y mediático nos ha hecho mucho daño; acabamos de celebrar unas elecciones limpias y democráticas. Están sucediendo cosas muy extrañas, como que los medios supieran todo antes de que ocurrieran los hechos.
De aquí a las elecciones generales alguien va a querer que la cultura y los creadores sean un juguete mediatizado por intereses políticos muy diferentes.
La gente se olvida que la SGAE es el conjunto de los creadores de este país, asociados..., todo esto es muy desalentador para lo que es el progreso de este país".
- Ángeles González-Sinde (ministra de Cultura y socia de la SGAE). "El primer objetivo es que se esclarezca, y por encima de todo solo puedo tener respeto por la decisión judicial. Espero que la investigación continúe. Hay que esperar, pero el ministerio velará por el interés de todos los autores". Además, recordó que Cultura no tiene competencias para vigilar a las entidades de gestión porque esa posibilidad fue transferida a las comunidades autónomas en 1997.
La ministra, que es socia de la SGAE, declaró que no había votado en las elecciones. Además, eludió pronunciarse sobre la transparencia de la sociedad: "Es algo muy personal y cada socio tiene su opinión".
- Jaume Sisa (cantante y miembro de la Junta Directiva de la SGAE). "Creo en la honestidad de Teddy y su equipo, además no sé si la gente sabe que la SGAE está sometida constantemente a controles de cuentas y se rinde toda esta información periódicamente a la junta", dice de este órgano al que pertenece.
"Detrás de todo esto hay intereses poderosísimos, enemigos de la SGAE y del derecho de autor", señala el cantautor.
- Víctor Manuel San José (productor, cantante y posible futuro presidente de la SGAE). Comentaba anoche que tenía la impresión de que todo este asunto podía convertirse en un globo de humo: "El daño mediático ya está hecho.
Todo esto empezó a rodar por ciertos medios hace tres días y esta mañana se ha adelantado en las noticias antes de que se produjese", y añade, "esto está muy preparado y algún objetivo tendrá que la SGAE desconoce. Ha habido unas elecciones impecables. Hablamos de una denuncia que el juez recibió hace cuatro años y desestimó. Y ahora Anticorrupción ha hecho caso a esos papeles.
Se están diciendo barbaridades, aparte de que hay que ser muy gilipollas para decir que han desaparecido 400 millones de euros, eso es no saber cómo funcionan las cosas".
- Víctor Domingo (presidente de los internautas).
Formó parte de la denuncia que ha dado pie al caso. Ayer acusó al Ministerio de Cultura de no haber fiscalizado correctamente las cuentas de la SGAE. "No nos alegra que haya gente que lo esté pasando mal, pero también es cierto que nosotros lo hemos pasado fatal desde 2003; hemos sido objeto de una campaña de difamaciones que ha llegado hasta lo personal: nos han llamado ladrones, piratas, perroflautas...", recordó Domingo.
- Josep Jover (abogado y firmante de la denuncia). Este abogado vinculado al mundo de los internautas se congratuló ayer de que se "airee un poco la casa". "Antes que nada está el principio de inocencia. Pero el juez y el fiscal tienen también derecho a investigar la trama que hemos denunciado.
De momento, habrá que poner unos gestores nombrados por el juez y después comparecer nosotros. Es la tercera denuncia que habíamos puesto y era vox pópuli que la SGAE funcionaba como un cortijo privado de una serie de señores, entre ellos el señor Bautista".
- Jordi Guillot (senador de ICV). Guillot responsabilizó también al Gobierno de la situación y criticó que "se haya desentendido reiteradamente de las funciones de control a las entidades de gestión de los derechos de autor" solicitada en varias mociones en las Cortes.
"Si el Gobierno hubiera actuado con responsabilidad, seguramente la situación se habría podido evitar".
- Enrique González Macho (presidente de la Academia de Cine). Pidió ayer que se respete "la presunción de inocencia, hasta que se demuestre lo contrario".
Ayer este segundo grupo se mostró comedido, pero pidió que se esclarezca el caso.
Mazazo judicial a la SGAE
El juez toma mañana declaración a Teddy Bautista y a dos directivos más de la SGAE
- José Miguel Fernández Sastrón. Rival en las urnas de Bautista la tarde anterior, se mostró cauto, "aturdido por la noticia", y evitó pronunciarse: "No conozco bien la última hora y no puedo hacer ninguna valoración, sería frívolo por mi parte", aseguró.
- Ernesto Caballero. Dramaturgo, director teatral y nuevo miembro de la Junta Directiva de la SGAE, ve algo extraño detrás del asunto: "En el aspecto político y mediático nos ha hecho mucho daño; acabamos de celebrar unas elecciones limpias y democráticas. Están sucediendo cosas muy extrañas, como que los medios supieran todo antes de que ocurrieran los hechos.
De aquí a las elecciones generales alguien va a querer que la cultura y los creadores sean un juguete mediatizado por intereses políticos muy diferentes.
La gente se olvida que la SGAE es el conjunto de los creadores de este país, asociados..., todo esto es muy desalentador para lo que es el progreso de este país".
- Ángeles González-Sinde (ministra de Cultura y socia de la SGAE). "El primer objetivo es que se esclarezca, y por encima de todo solo puedo tener respeto por la decisión judicial. Espero que la investigación continúe. Hay que esperar, pero el ministerio velará por el interés de todos los autores". Además, recordó que Cultura no tiene competencias para vigilar a las entidades de gestión porque esa posibilidad fue transferida a las comunidades autónomas en 1997.
La ministra, que es socia de la SGAE, declaró que no había votado en las elecciones. Además, eludió pronunciarse sobre la transparencia de la sociedad: "Es algo muy personal y cada socio tiene su opinión".
- Jaume Sisa (cantante y miembro de la Junta Directiva de la SGAE). "Creo en la honestidad de Teddy y su equipo, además no sé si la gente sabe que la SGAE está sometida constantemente a controles de cuentas y se rinde toda esta información periódicamente a la junta", dice de este órgano al que pertenece.
"Detrás de todo esto hay intereses poderosísimos, enemigos de la SGAE y del derecho de autor", señala el cantautor.
- Víctor Manuel San José (productor, cantante y posible futuro presidente de la SGAE). Comentaba anoche que tenía la impresión de que todo este asunto podía convertirse en un globo de humo: "El daño mediático ya está hecho.
Todo esto empezó a rodar por ciertos medios hace tres días y esta mañana se ha adelantado en las noticias antes de que se produjese", y añade, "esto está muy preparado y algún objetivo tendrá que la SGAE desconoce. Ha habido unas elecciones impecables. Hablamos de una denuncia que el juez recibió hace cuatro años y desestimó. Y ahora Anticorrupción ha hecho caso a esos papeles.
Se están diciendo barbaridades, aparte de que hay que ser muy gilipollas para decir que han desaparecido 400 millones de euros, eso es no saber cómo funcionan las cosas".
- Víctor Domingo (presidente de los internautas).
Formó parte de la denuncia que ha dado pie al caso. Ayer acusó al Ministerio de Cultura de no haber fiscalizado correctamente las cuentas de la SGAE. "No nos alegra que haya gente que lo esté pasando mal, pero también es cierto que nosotros lo hemos pasado fatal desde 2003; hemos sido objeto de una campaña de difamaciones que ha llegado hasta lo personal: nos han llamado ladrones, piratas, perroflautas...", recordó Domingo.
- Josep Jover (abogado y firmante de la denuncia). Este abogado vinculado al mundo de los internautas se congratuló ayer de que se "airee un poco la casa". "Antes que nada está el principio de inocencia. Pero el juez y el fiscal tienen también derecho a investigar la trama que hemos denunciado.
De momento, habrá que poner unos gestores nombrados por el juez y después comparecer nosotros. Es la tercera denuncia que habíamos puesto y era vox pópuli que la SGAE funcionaba como un cortijo privado de una serie de señores, entre ellos el señor Bautista".
- Jordi Guillot (senador de ICV). Guillot responsabilizó también al Gobierno de la situación y criticó que "se haya desentendido reiteradamente de las funciones de control a las entidades de gestión de los derechos de autor" solicitada en varias mociones en las Cortes.
"Si el Gobierno hubiera actuado con responsabilidad, seguramente la situación se habría podido evitar".
- Enrique González Macho (presidente de la Academia de Cine). Pidió ayer que se respete "la presunción de inocencia, hasta que se demuestre lo contrario".
La doble vida de Teddy Bautista
Hay mucho de admirable en la trayectoria de Eduardo Bautista.
Los que se sienten encajonados por una opción profesional, los que deben seguir los carriles laborales, no pueden evitar envidiar a alguien que se reinventa a los treinta y tantos años.
Hasta entonces, y esto suele olvidarse, Teddy fue uno de los músicos esenciales del pop español, con una discografía que tocaba el beat, el soul (ahí alcanzó su apoteosis), el jazz-rock, el rock progresivo y el AOR.
Era el hombre de los teclados de última generación, producía a otros artistas, hizo cine y se implicó en los primeros musicales estrenados en España.
En términos deportivos, encarnaba al MVP, el Most Valued Player.
Fiscalía Anticorrupción investiga a la SGAE
Masiva afluencia de socios de la SGAE para renovar su junta directiva
Los socios de la SGAE eligen continuidad
Detenidos Teddy Bautista y otras ocho personas en la operación contra la SGAE
SGAE, la guerra de los 365 millones
Los denunciantes estiman en 400 millones de euros los fondos de la SGAE desviados
Un alto directivo de la SGAE desvió presuntamente decenas de miles de euros a empresas de su propiedad
Los puntos negros de la SGAE
El juez toma mañana declaración a Teddy Bautista y a dos directivos más de la SGAE
La UCO detiene a varias personas relacionadas con la SGAE como presuntos autores de delitos societarios y de apropiación indebida
Teddy Bautista, Loras y Azcoaga declaran hoy ante el juez Ruz por el caso SGAE
Así que sorprendió mucho cuando abandonó la música -aunque todavía publicaría discretamente algo de electrónica vanguardista- para entrar en algo que no sabíamos muy bien qué era: la SGAE. La Sociedad General de Autores de España parecía enquistada en el mundillo franquista del teatro, la zarzuela y la copla.
Así que aquella conquista se vivió como una victoria de los buenos, las fuerzas de la cultura progresista en ascenso.
Teddy, que había vivido en Estados Unidos y algo conocía del funcionamiento de sociedades de gestión como BMI y ASCAP, comprendió que la SGAE era una máquina anticuada de recoger y repartir dinero.
Sin descuidar el teatro y el cine, había que volcar recursos en la explotación de la música popular. De ahí que, en un alarde de sindicalismo vertical, transformara la SGAE en Sociedad General de Autores y Editores: por su propio interés, debían convivir en un mismo techo las ovejas, los lobos y los pastores.
Al principio, parecía un PNN voluntarioso, un profesor no numerario que acudía a las citas públicas con un libro de la UNESCO, bien subrayado, de donde extraía atractivas frases sobre la importancia económica de las artes, los beneficios de la excepción cultural, la necesidad de acabar con el abuso de los creadores.
Sonaba bien la letra pero, a los interesados, les gustaba aún más la música de las cajas registradoras, que reflejaban recaudaciones asombrosas... y crecientes. Solo le criticaban autores del viejo régimen desde periódicos de derechas.
En pocos años, aquella entidad arcaica, que sonaba a Arniches y Chapí, se transformó en un crucero transoceánico, que surcaba los mares en busca de talento y recalaba, por ejemplo, en Cuba, donde una decisión castrista había acabado con el derecho de autor y muchos creadores malvivían mientras languidecían sus ingresos en todo el mundo. A la vez, SGAE se ocupaba de labores olvidadas por la desidia gubernamental, como la promoción exterior de la música española o el estudio de sus creadores. Llegaría a contar con una discográfica (que no era competencia ya que esencialmente publicaba trabajos rechazados por el resto de las compañías), fabulosos estudios de grabación y hasta una cadena de teatros.
Teddy oteaba el futuro desde su atalaya.
Mucho antes que los disqueros, fue el primero al que escuché una advertencia sobre el "gratis total" que traía Internet.
Hasta entonces, la principal amenaza al statu quo era la copia privada y lo que se daría en llamar top manta.
El y su SGAE fueron el motor de iniciativas legislativas como el canon y el castigo implacable a los vendedores de copias piratas.
Seguían pautas que ya existían en otros países pero no supieron explicarlo.
Ellos y no las discográficas o las distribuidoras de cine eran la punta de lanza de la defensa de la propiedad intelectual y pagaron por ello un precio desproporcionado.
Sospecho que Teddy no entendió las razones de que se convirtiera en una de las personas más odiadas de España.
Tenía chófer pero nunca le vi guardaespaldas (excepto en La Habana). De todos modos, resultaba imposible discutir con él: sabía más sobre los mecanismos de SGAE que cualquiera e ignoraba las percepciones públicas.
Y la Sociedad se había transformado en un monstruo tan complejo como el PRI mexicano, con un sistema de representación que garantizaba la perpetuación del clan dominante y que tapaba cualquier escándalo (que los hubo, y no precisamente los aireados por la prensa de cobro a festivales benéficos o espionaje en bodas).
En los últimos años, el matador de dragones se había transformado en otro estereotipo: el político eternizado en su puesto.
Parecía trabajar para los poderosos e ignorar a los demás.
Por ejemplo?
A su disposición tenía una bolsa de préstamos y adelantos que le permitía establecer una agradecida red clientelar.
Como un político de caricatura, decía a todos que sí y luego se olvidaba de sus promesas. Estaba tan alejado de la calle que no entendió lo hirientes que resultaban su sueldo y su (prevista) jubilación, cuando inauguró una tardía política de transparencia.
Seguramente, tampoco advirtió la confluencia en su persona de tantos vectores de sospecha e indignación. Se le iba poniendo cara de chivo expiatorio.
Quiero pensar que no es delito lo que se le imputa, que tiene las cuentas claras y que saldrá exculpado, aunque muchos ya le han condenado.
Y si se demuestra que no es culpable de nada Quién le restituye ya el honos que le han quitado?
Los que se sienten encajonados por una opción profesional, los que deben seguir los carriles laborales, no pueden evitar envidiar a alguien que se reinventa a los treinta y tantos años.
Hasta entonces, y esto suele olvidarse, Teddy fue uno de los músicos esenciales del pop español, con una discografía que tocaba el beat, el soul (ahí alcanzó su apoteosis), el jazz-rock, el rock progresivo y el AOR.
Era el hombre de los teclados de última generación, producía a otros artistas, hizo cine y se implicó en los primeros musicales estrenados en España.
En términos deportivos, encarnaba al MVP, el Most Valued Player.
Fiscalía Anticorrupción investiga a la SGAE
Masiva afluencia de socios de la SGAE para renovar su junta directiva
Los socios de la SGAE eligen continuidad
Detenidos Teddy Bautista y otras ocho personas en la operación contra la SGAE
SGAE, la guerra de los 365 millones
Los denunciantes estiman en 400 millones de euros los fondos de la SGAE desviados
Un alto directivo de la SGAE desvió presuntamente decenas de miles de euros a empresas de su propiedad
Los puntos negros de la SGAE
El juez toma mañana declaración a Teddy Bautista y a dos directivos más de la SGAE
La UCO detiene a varias personas relacionadas con la SGAE como presuntos autores de delitos societarios y de apropiación indebida
Teddy Bautista, Loras y Azcoaga declaran hoy ante el juez Ruz por el caso SGAE
Así que sorprendió mucho cuando abandonó la música -aunque todavía publicaría discretamente algo de electrónica vanguardista- para entrar en algo que no sabíamos muy bien qué era: la SGAE. La Sociedad General de Autores de España parecía enquistada en el mundillo franquista del teatro, la zarzuela y la copla.
Así que aquella conquista se vivió como una victoria de los buenos, las fuerzas de la cultura progresista en ascenso.
Teddy, que había vivido en Estados Unidos y algo conocía del funcionamiento de sociedades de gestión como BMI y ASCAP, comprendió que la SGAE era una máquina anticuada de recoger y repartir dinero.
Sin descuidar el teatro y el cine, había que volcar recursos en la explotación de la música popular. De ahí que, en un alarde de sindicalismo vertical, transformara la SGAE en Sociedad General de Autores y Editores: por su propio interés, debían convivir en un mismo techo las ovejas, los lobos y los pastores.
Al principio, parecía un PNN voluntarioso, un profesor no numerario que acudía a las citas públicas con un libro de la UNESCO, bien subrayado, de donde extraía atractivas frases sobre la importancia económica de las artes, los beneficios de la excepción cultural, la necesidad de acabar con el abuso de los creadores.
Sonaba bien la letra pero, a los interesados, les gustaba aún más la música de las cajas registradoras, que reflejaban recaudaciones asombrosas... y crecientes. Solo le criticaban autores del viejo régimen desde periódicos de derechas.
En pocos años, aquella entidad arcaica, que sonaba a Arniches y Chapí, se transformó en un crucero transoceánico, que surcaba los mares en busca de talento y recalaba, por ejemplo, en Cuba, donde una decisión castrista había acabado con el derecho de autor y muchos creadores malvivían mientras languidecían sus ingresos en todo el mundo. A la vez, SGAE se ocupaba de labores olvidadas por la desidia gubernamental, como la promoción exterior de la música española o el estudio de sus creadores. Llegaría a contar con una discográfica (que no era competencia ya que esencialmente publicaba trabajos rechazados por el resto de las compañías), fabulosos estudios de grabación y hasta una cadena de teatros.
Teddy oteaba el futuro desde su atalaya.
Mucho antes que los disqueros, fue el primero al que escuché una advertencia sobre el "gratis total" que traía Internet.
Hasta entonces, la principal amenaza al statu quo era la copia privada y lo que se daría en llamar top manta.
El y su SGAE fueron el motor de iniciativas legislativas como el canon y el castigo implacable a los vendedores de copias piratas.
Seguían pautas que ya existían en otros países pero no supieron explicarlo.
Ellos y no las discográficas o las distribuidoras de cine eran la punta de lanza de la defensa de la propiedad intelectual y pagaron por ello un precio desproporcionado.
Sospecho que Teddy no entendió las razones de que se convirtiera en una de las personas más odiadas de España.
Tenía chófer pero nunca le vi guardaespaldas (excepto en La Habana). De todos modos, resultaba imposible discutir con él: sabía más sobre los mecanismos de SGAE que cualquiera e ignoraba las percepciones públicas.
Y la Sociedad se había transformado en un monstruo tan complejo como el PRI mexicano, con un sistema de representación que garantizaba la perpetuación del clan dominante y que tapaba cualquier escándalo (que los hubo, y no precisamente los aireados por la prensa de cobro a festivales benéficos o espionaje en bodas).
En los últimos años, el matador de dragones se había transformado en otro estereotipo: el político eternizado en su puesto.
Parecía trabajar para los poderosos e ignorar a los demás.
Por ejemplo?
A su disposición tenía una bolsa de préstamos y adelantos que le permitía establecer una agradecida red clientelar.
Como un político de caricatura, decía a todos que sí y luego se olvidaba de sus promesas. Estaba tan alejado de la calle que no entendió lo hirientes que resultaban su sueldo y su (prevista) jubilación, cuando inauguró una tardía política de transparencia.
Seguramente, tampoco advirtió la confluencia en su persona de tantos vectores de sospecha e indignación. Se le iba poniendo cara de chivo expiatorio.
Quiero pensar que no es delito lo que se le imputa, que tiene las cuentas claras y que saldrá exculpado, aunque muchos ya le han condenado.
Y si se demuestra que no es culpable de nada Quién le restituye ya el honos que le han quitado?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)