Esta serie de Angeles y Dmonios, no tengo claro si es "o" o "y", porque de entrada ya estás haciendo la elección de uno u otro.
El Bien y el Mal. Empecé a ver la serie y los primeros capítulos los encontré bien hechos, la eterna lucha entre el mal o el bien.
Pero ahora ya todo se ha mezclado, bueno siempre hay en nosotros un algo de bondad y tb de maldad.
El caso es que todos son chicos jóvenes que los reclutan otros seres más mayores, con miles de artimañas, con lo que el Mal sale siempre ganando.Y son malos malos, eso atrae
El Lado bueno, los ángeles es un martirio porque siempre ganan los demonios y los Angeles tienen aspecto de cansados y resignados, apuesto por el Angel Natael, porque es guapo, la pobre candidata a ser Angel, protegida por lo poco que puede Natael siempre va de sorpresa en sorpresa, en cuanto tiene ese libro vida propia y la prepara para algo malo, con lo que siempre sale corriendo, digo yo que de ahí ese aspecto de cansada y de incertidumbre.
Tal como va la serie, resaltan más lo malo, quizás porque hay más recursos del lado malo de todos y porque son muchos, contra todos ellos está Valeria el ángel joven, cansada y desaliñada y la mirada triste de Natael.
Vaya que si ya cansa esa serie porque no ofrece ya nada nuevo, es un sofrito de la película de Mia Farrow esa que tiene un demonio como bebé, la madre de verónica tb lleva un bebé producto de una relación de la que ni se enteró con otro demonio.
Y a todo esto los ángeles andan de acá para allá pero sin poder ejecutar nada.
Es decir el Bien cansa, desgasta, los impulsos malos son más atractivos para la gente joven.
El Mal es más atractivo, hay jugadas para matar, para hacer daño, se dejan convencer más rapidamente. El Bien está ahí, pero cuesta tanto trabajo que acabas queriendo sacudirlos para que reaccionen porque hasta ahora el juego lo empiezan los Demonios.
22 jun 2011
21 jun 2011
Mapa Mundial
Realmente esto es una joya que vale la pena compartir
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http://www.ibge.gov.br/paisesat/main.php
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Malos y violentos ROSA MONTERO
Aburre escuchar lo malos que son los del 15-M: ah, mira lo violentos que se están volviendo, dicen los biempensantes con regodeo. Y luego añaden la cantinela habitual: "Los indignados no tienen propuestas, no saben lo que quieren".
Faltaría más que un movimiento espontáneo, juvenil y de amplísimo espectro tuviera de repente las soluciones que no supieron encontrar los profesionales.
El enorme e irreversible acierto del 15-M ha sido señalar lo que está mal en el sistema, lo que la sociedad ya no quiere seguir aguantando, y ahora tendrán que gestionar ese agujero los políticos.
Y gestionarlo con tiento, porque la protesta no acabó.
Pero hablemos de la violencia.
Cuando se levantó la acampada de Sol, dos o tres centenares de camorristas cortaron la Gran Vía. ¡Pero qué pocos! Muchos sábados hay más vándalos enfrentándose a la policía por los barrios de copas.
Una acampada tan multitudinaria como la de Sol se había retirado sin conflictos, con apenas unos pocos alborotadores residuales, y en vez de celebrar eso, sacamos a los belicosos en primera página y los consideramos los representantes del 15-M.
"Aquí a los gamberros los llamamos gudaris", decía una antigua canción de Bernardo Atxaga: sí, darles protagonismo aviva a los violentos, que ya habían empezado a infiltrarse por la imprudente tardanza del 15-M en replegarse.
¿Los sucesos de Barcelona?
Lamentables, pero me recuerdan otros actos intolerantes e intolerables cometidos anteriormente en esa ciudad, como pegar a los políticos no nacionalistas o impedir hablar a Savater.
O sea: claro que en España hay energúmenos, pero la inmensa mayoría del 15-M no tiene nada que ver con eso, por más que algunos parezcan querer engordar su agresividad incluso con falsas imágenes tomadas en Grecia, como ha hecho, alucinantemente, Telemadrid.
Faltaría más que un movimiento espontáneo, juvenil y de amplísimo espectro tuviera de repente las soluciones que no supieron encontrar los profesionales.
El enorme e irreversible acierto del 15-M ha sido señalar lo que está mal en el sistema, lo que la sociedad ya no quiere seguir aguantando, y ahora tendrán que gestionar ese agujero los políticos.
Y gestionarlo con tiento, porque la protesta no acabó.
Pero hablemos de la violencia.
Cuando se levantó la acampada de Sol, dos o tres centenares de camorristas cortaron la Gran Vía. ¡Pero qué pocos! Muchos sábados hay más vándalos enfrentándose a la policía por los barrios de copas.
Una acampada tan multitudinaria como la de Sol se había retirado sin conflictos, con apenas unos pocos alborotadores residuales, y en vez de celebrar eso, sacamos a los belicosos en primera página y los consideramos los representantes del 15-M.
"Aquí a los gamberros los llamamos gudaris", decía una antigua canción de Bernardo Atxaga: sí, darles protagonismo aviva a los violentos, que ya habían empezado a infiltrarse por la imprudente tardanza del 15-M en replegarse.
¿Los sucesos de Barcelona?
Lamentables, pero me recuerdan otros actos intolerantes e intolerables cometidos anteriormente en esa ciudad, como pegar a los políticos no nacionalistas o impedir hablar a Savater.
O sea: claro que en España hay energúmenos, pero la inmensa mayoría del 15-M no tiene nada que ver con eso, por más que algunos parezcan querer engordar su agresividad incluso con falsas imágenes tomadas en Grecia, como ha hecho, alucinantemente, Telemadrid.
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