De vigilante de sala en el museo del Louvre a cantante y compositora que seduce a casi todos los que la van descubriendo.
En poco más de un año, y con un único disco, esta joven marroquí que vive en París se ha convertido en un pequeño acontecimiento musical.
‘Hand made’ (Hecho a mano) está grabado en el salón del apartamento alquilado en el que Hindi Zahra se encerró durante tres meses.
Ella misma lo mezcló y lo produjo, y lo ha editado el sello de jazz Blue Note.
Hindi Zahra no es una cantante de jazz, aunque la nostálgica ‘Beautiful tango’ se mueva entre la poliritmia norteafricana y el jazz de los años treinta. Soul, blues, folk, rock, chanson, música oriental...
“En Marruecos tenemos la suerte de estar abiertos a otras culturas. Por nuestra situación geográfica, entre Occidente, África y Oriente, en una encrucijada”, dice. De Om Kalsoum, Ella Fitzgerald, Oumou Sangaré o Amalia Rodrigues a James Brown.
Ella define su música como un cuscús o una paella, “la única imagen que me parece suficientemente clara”.
Canta en inglés y en ‘tamazight’, su lengua materna.
Porque es de origen bereber, aunque ese término no les gusta y ellos prefieren la palabra ‘amazigh’, que significa “hombres libres”.
Se dice que la cultura poética 'amazigh' está próxima a los haikus japoneses. “Hay muchas metáforas.
La naturaleza es una buena transfiguración de las emociones”.
En el mes de febrero, en Les Victoires de La Musique, premios que concede cada año la industria musical francesa, obtuvo el premio al mejor disco del 2010 en la categoría de Músicas del Mundo.
Hindi Zahra actúa por primera vez en Madrid (teatro Lara) este jueves 14 de abril y estará el 15 de abril en Benicàssim (teatro Principal) y el día 16 de Santiago de Compostela (Auditorio de Galicia).
Y, ya en mayo, el 19 en San Sebastián (teatro Victoria Eugenia) y el 20 en Burgos (Centro Cultural Cordón).
11 abr 2011
10 abr 2011
ESCALERA Pepe Junco
ESCALERA
Bajando los escalones tropecé por ignorante
con la fuerza de tus ojos perdidos pero tan lejos,
con el brillo de tus labios abiertos pero tan suaves,
con el bosque variopinto de tu pelo pero triste,
con el empuje terrible de tu espuma pero ajena,
con la forma enternecida de tus brazos pero rotos,
con el quiebro enamorado de tu cuello pero ausente.
Tropecé, yo era muy viejo bajando los escalones,
ahora no sé si al caerme me desperté en el recuerdo
de una noche tibia, larga, ahora no sé pero escribo,
para mí, para mis huesos, por nada, por escribir,
por estarme demorando, por si acaso, por costumbre,
para que sin tú saberlo yo haya bajado escalones
y haya cruzado tu cuerpo con ansias pero tan lejos.
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