Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 abr 2011

Para Jose: la guardaba como una Poesía llena de encanto.

No te sorprenderás si te digo



que has pintado un sol



que ha hecho brillar, aún más,



los colores fulgurantes



de mi media tarde,



en la que me distraigo



con un pálpito de seducción



mirando tus alas.



Aún no alcanzo a comprender



la emoción interior



con la que me extasío ante ellas,



ni la atracción del misterio



hacia tu mirada oculta,



por la que pierdo la vergüenza



y el miedo para acercarme a ti



con la mano extendida



y sentir en ellas la sonrisa



de sus fascinadoras caricias.



Te he visto como la princesa



convertida en mariposa



de un cuento de hadas,



flotando a la brisa del atardecer,



y en la frágil argamasa de mi memoria



se van amontonado los recuerdos.



Pero hay un prodigio que te falta:



descubrirme los matices que se escapan



de la inmediatez de tus alas.



Sí, eso es lo que me falta,



el anhelo de poder sujetarte



trémula de ansiedades y fantasía.



Déjame que te disfrute,



déjame apurar estos instantes,



que acaso, algún día, deba recordar



desde los recovecos de la nostalgia.



Pero no hagas que,



los secretos que guardas,



se conviertan en la lluvia



que sirva de tamiz



para las primeras luces de la luna



que decora mis sueños.



Mándame desde tu crisálida



el privilegiado eco de tu voz,



hecha palabra escrita.



Mándamelos entre olores



de tomillo y romero,



extendiendo una alfombra



de aromas verdes



para mis sentimientos.



Mándamelos comenzando diciendo



que érase una vez... una princesa



desenamorada, que se hizo mariposa...



Déjame contemplarla en sus cosas,



las de siempre, las cosas buenas,



y las malas que se callaba...



Comienza así, como te digo,



y échame la culpa -que ahora asumo-,



de lo que ahora pasa.



Porque sé que me discurso...



te roba tu tiempo.



Y dime, aunque no nos encontremos,



aquellas cosas que deben calmar



mi impaciencia por degustar



los pedacitos de tus sentimientos.



Cuéntamelo, a palo seco...,



que clamo por el alivio de tu cura,



mientras las palabras...



bordan emociones en mis entretelas



que remiendas con tus palabras.



Cuéntamelo y haz que el tiempo



se pare aquí en agosto,



durante los doce atardeceres



y otros tantos mantos de estrellas



que aún le resta.



Cuéntamelo hoy,



tiñendo tu voz de ternura,



para que tu secreto resuene



en los arcos que sostienen la distancia.



Cuéntamelo en silencio



para tenerlo como un recuerdo,



y para que descansen por fin



las manillas del reloj



que no mide un tiempo que pasa,



sino el que queda...



para volver a leerte otra vez.



(JoSe 20-08-04)

Espacio Ronda - LORENZO CEREZO - Cuencos Tibetanos 5

Faltan 18 días para su enlace

La boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton tendrá 1.900 invitados y 2.000 millones de telespectadores, y se calcula que 500.000 londinenses se echarán a las calles. Pero quienes quieran recordarla para siempre también pueden hacerse con alguno de los muchos recuerdos que han salido a la venta.
Para los que deseen acordarse de la ciudad de la boda, una idea es este portafotos, uno de los muchos souvenirs con los que Londres ya hace caja. (TEXTOS: MARÍA PORCEL)

Vidas rebeldes, la leyenda fotográfica del último 'western'

Un libro recoge las míticas imágenes de Magnum de la película que clausuró las carreras de Marilyn y Clark Gable.- De Cartier Bresson a Eve Arnold: nueve fotógrafos históricos participaron en el trabajo .
A algunos rodajes les persigue la leyenda.
Al de Vidas rebeldes (The Misfits, en inglés) además, le persigue la mayor melancolía. Había tanto dolor acumulado en aquel set que todavía hoy, medio siglo después de que John Huston reuniera en el desierto de Nevada a tres estrellas en su ocaso -Clark Gable, Marilyn Monroe y Montgomery Clift- se puede palpar la fatal deriva en la que estaban sus célebres intérpretes.
 Vidas rebeldes no era un western al uso.
 Era, en palabras de su escritor, Arthur Miller, un western del este. Un oxímoron que él resolvía a lo grande: "¡El último western¡".





The Misfits: la historia de un rodaje (Phaidon) es el libro que recoge, con textos de Serge Toubiana y una larga entrevista a Miller, gran parte de las 200 imágenes capturadas, entre otros, por Eve Arnold, Henri Cartier Bresson, Elliot Erwitt, Dennis Stock e Igne Morath. Es decir, palabras mayores de la historia de la fotografía.
Todos ellos quisieron buscar la verdad detrás de los protagonistas de una película en la que -quizá porque se intuía el adiós- se apoderaron como nunca de sus personajes hasta hacerlos más suyos que nunca.
 Vidas rebeldes (The Misfits) fue la última película de Gable, que la rodó gravemente enfermo y que moriría pocos días después de rodar su último plano; también fue la última de Marilyn, la actriz pasaba por uno de sus ciclos autodestructivos y que veía que su matrimonio con Miller naufragaba;
y fue unas de las últimas de Clift, cuya adicción a las drogas estaban terminando de romper el rostro de cristal que pocos años antes se había desfigurado en un accidente de tráfico.
En definitiva, se mascaba la tragedia cuando la agencia Vidas rebeldes Magnum decidió enviar a nueve de sus mejores cámaras a retratar la vida de aquella producción.



Un filme de leyenda



El trabajo de aquellos reporteros ha contribuido a agigantar la leyenda del filme.
 No solo porque Igne Morath (a la que debemos algunas de las imágenes más hermosas de una Marilyn tan inmensa como desquiciada) acabara casada con Miller sino porque pocas veces unas estrellas del cine han parecido tan de carne y hueso.
 La identificación con lo que rodaban de Gable, Monroe y Clift (que crearon entre ellos una extraña relación de padre-hija-hermano) era tan poderosa que vida-rodaje y película forman hoy parte de la misma verdad o, si se quiere, la misma ficción.



Evidentemente, a esa identificación contribuyó que el escritor de la película era Miller, el hombre que mejor conocía la inseguridad que acechaba a la mujer más deseada del planeta y el hombre que había buscado el reparto perfecto y al director perfecto para su mujer y para su historia.
En su entrevista con Toubiana, el autor de Muerte de un viajante reconoce sus sentimientos encontrados con la película.
Fue concebida como un regalo para su mujer pero se convirtió en la película que provocó su definitivo colapso.
Era, explica Miller, su gran oportunidad para demostrar que podía ser una actriz dramática. Y eso, al menos, quedó claro.
 Pero la incurable inseguridad de la actriz pudo con todo lo demás.



La historia de una chica que viaja a Reno para divorciarse y del grupo de vaqueros que allí conoce, cazadores furtivos de caballos salvajes, estaba llena de diálogos que hoy es imposible leer sin sentir un escalofrío.
Una de esas historias de perdedores que ya no tienen nada que perder.
 Gable (Gay Langland, el viejo vaquero del que es imposible no enamorarse hasta los huesos) le dice a Marilyn (Roslyn, esa chica triste capaz de hacer feliz al más miserable de los hombres):
"Algunas veces tenemos que irnos, con motivo o sin él.
Morir es tan natural como vivir. Y un hombre que tiene miedo a morir tiene miedo a vivir". Resulta difícil no intuir algo perverso en la mano de Miller, el hombre que movía los hilos de la ficción sabiendo demasiado de su trastienda.



Como resulta imposible no ver que todo aquello fue posible porque allí estaba un director que amaba la vida mucha más de lo amaba las películas.
John Huston se comportó con su célebre cinismo, pero también con una sabiduría y elegancia que ojalá no hubieran perecido con los de su raza.
Marilyn rodó una escena semidesnuda para ganar audiencia y Huston decidió cortarla ("siempre he sabido que las chicas tienen pechos", dijo el director justificando su renuncia al plano).
Solo es una pequeña decisión, pero de esas que agrandan una figura.
 Un día, fuera del rodaje, el director se fue al casino con su actriz, y allí le dio el único consejo que un hombre como él podía darle: "Cariño, no lo pienses, solo tira los dados. Esa es la historia de tu vida. No lo pienses, hazlo".