Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 abr 2011

El revolucionario de la media melena

Una película recuerda el impacto de Vidal Sassoon en el cine de los sesenta

.La ocasión la pintan calva y nada mejor que el estreno de un documental, Vidal Sassoon: The movie, sobre este peluquero nacido en Londres en 1928 para obligar a Hollywood a rendir un homenaje al hombre que convirtió a Mia Farrow en la presa ideal para el mismísimo señor del mal y revolucionó el panorama de la moda con su visión.
Vidal Sassoon influyó incluso en el despertar social de la feminidad y marcó el principio del fin del temido rulo, aquel instrumento de tortura que vivía en las cabezas de sufridas mujeres de la época.
 Lo suyo fue un monumento a la geometría, un homenaje al estilo arquitectónico de Bauhaus y Frank Lloyd Wright que después se convertiría en un fenómeno de masas, algo que otros grandes nombres de la época como los peluqueros Gene Shacove o Jay Sebring nunca consiguieron.



Mia farrow se sometió a sus tijeras para 'la semilla del diablo'

En 1960, Vidal Sassoon ya era un estilista y hombre de negocios reconocido por estrellas que recurrían a sus manos para convertir su pelo en algo más.
La sociedad estadounidense (y por ende occidental) venía de un tiempo en el que las melenas habían sido el león que todo lo devoraba.
Cualquier mujer debía lucir con orgullo el atributo capilar, que normalmente adquiría tanta importancia como el escote.
 Cuando Sassoon sacó la cabeza decidió que aquello podía ser dibujado con otros pinceles y así, en 1963, llegó su famoso peinado, el five-point cut, que pondría de moda Grace Coddington, ahora mano derecha de Anna Wintour (inspiración para el personaje de Meryl Streep en El diablo viste de Prada) en la legendaria revista Vogue.



Su visión del estilo se completó con su trabajo para la actriz y modelo Nancy Kwan en The wild affair.
El peinado de la actriz causó una verdadera conmoción en Reino Unido y Sassoon empezó a ser imitado en todos los ámbitos del estilismo británico.
Algo de eso debió llamar la atención de Roman Polanski en 1968.
El realizador quería que Mia Farrow se moviera por el plató en un estado de perpetua fragilidad y para ello llamó a Vidal Sassoon.
El peluquero era famoso entre las gentes del cine entre otras cosas por su célebre corte para Peter O'Toole en la película Lawrence de Arabia, cuyo color y volumen estaba concebido para destacar el azul de los ojos del actor, aunque le acarreó no pocas discusiones con la productora del filme y el propio actor.



Para La semilla del diablo, Sassoon debía aplicar a la actriz un corte casi militar, sobrio pero también lúgubre, y parece que cuando Frank Sinatra vio por primera vez a Mia Farrow, su esposa en aquella época, luciendo aquel peinado de cadete montó en cólera sin acabar de decidir a quién había que castigar primero, si a Polanski o a Sassoon.



Twiggy, la primera top model de la historia, también pasó a mediados de los sesenta por las manos del londinense que ideó para ella uno de los looks más atemporales de la historia.
La modelo siempre reconoció la influencia del peluquero en su trabajo y le faltó tiempo para agradecérselo.



A partir de allí al peluquero se le abrieron las puertas del cielo y su estilo empezó a copiarse en todo el mundo confirmando aquello de que la imitación es la forma más sincera de adulación.
Sassoon se convirtió así en una multinacional y su cartera de clientas aumentó hasta adquirir dimensiones estratosféricas.
Se llegó a especular con que había sido el peluquero el que había ideado la imagen de otro icono de los setenta y ochenta, Andy Warhol.
También le ha pasado lo mismo con el peinado de la ya mencionada y muy temida Anna Wintour, un calco del trabajo del británico, a pesar de que este afirme no haber tocado ni un pelo de la ejecutiva más influyente de la moda: "¿Qué voy a hacer? ¿Llamarla y decirle que me encanta como luce mi creación?", decía Sassoon en una de las entrevistas promocionales que concedió en la penúltima edición del Festival de Sundance a cuenta del documental que retrata su carrera.



En cierto modo, y echando la vista atrás, parece como si el peluquero hubiera vendido su alma por un corte de pelo.
Vistos los resultados el diablo puede estar satisfecho.

Mujer de poesía

Juana Castro recibe el Premio de la Crítica de poesía por su libro 'Cartas de enero', inédito aunque se incluyó en su antología 'Heredad' .
Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), es una mujer que escribe poemas sobre su experiencia como mujer.
Su libro Cartas de enero, inédito aunque se incluyó en su antología Heredad (Fundación José Manuel Lara), ha recibido el Premio de la Crítica de poesía.
"Se va a conocer a una poeta que no está en ninguna antología y que ha sido un poco isla", dice Castro.
"Los antólogos siempre cogen un margen de edades y yo siempre me he quedado fuera. Además, puede ser importante para que la temática experiencial de las mujeres parezca menos marciana.
Como esa temática no está en la tradición poética, los poetas y a veces los críticos no la tienen en cuenta, parece que es algo menor".
 "Este premio me da mucha alegría", continúa, "porque, además, estoy pasando un racha mala en otros aspectos. La primavera parece muy bonita, pero no sé si con los años nos sienta mal".





Castro es maestra, columnista de opinión, crítica literaria y activista cultural.
"Siempre escribo sobre las relaciones y las mujeres, del mundo y de las mujeres, de la vida y la mujer. Cartas de enero viene a cerrar el círculo de lo que he escrito hasta ahora. Cuando terminé de organizar la antología y añadí el libro vi que había una unidad y volvían los temas", explica.
Estos son los motivos de su perspectiva femenina: "Las personas somos diversas y para mí la primera diferencia es entre hombre y mujer, porque al habitar un cuerpo diferente quizás tengamos también una forma diferente de ver las cosas, y otras experiencias.
Todo eso está entreverado por la cultura, por la familia, por la geografía, por un montón de cosas.
Así que la poesía hecha por una mujer es diferente, pero la llamada poesía femenina no existe como tal porque también influyen otros parámetros.
 Ser mujer es una variable más, y el arte tiene la capacidad de traspasar todas las fronteras, incluida la del género".
 Precisamente su condición de poeta deriva de su condición de mujer: "Yo quería ser novelista, pero siendo maestra y madre de familia, no disponía de tiempo continuado para escribir. La poesía, como la narración corta, se adapta a un tiempo fraccionado".






Un libro áspero y certero, intenso, a veces desgarrado. "He ido pasando por diferentes temáticas durante mi trayectoria.
 En los primeros tiempos he escrito poesía más sensual, cuando trataba del amor o cuando intente crear un mito femenino en Narcisia. Ahí estaba la sensualidad, incluso el erotismo.
Pero ahora también estoy tratando el tema de la vejez, de la relación de la hija con la madre, de algunos temas que no estarían en la poesía si las mujeres no los trataran".






El premio le ha cogido en medio del festival Cosmopoética, en Córdoba, en el que participa. "Desde Góngora y el grupo Cántico, todo viene seguido. Posiblemente a los cordobeses nos viene la poesía con la luz y con el agua.
Yo con la poesía, intento desentrañar el mundo, lo que no me encaja, lo que me interpela de alguna manera. No captar la belleza, sino el conflicto".

9 abr 2011

Ingrid Bergman part 1

La voz de los 8.400 muertos de Ciudad Juárez

Judith Torrea publica un libro sobre la ciudad "más peligrosa del mundo"

Judith Torrea no se lo creía. Parpadeó varias veces. Tenía a su lado a Iñaki Gabilondo y Concha García Campoy. Sus maestros, como les llama, fueron los encargados de presentar Juárez en la sombra (Aguilar), el primer libro de esta periodista navarra que desde hace 14 años vive en Ciudad Juárez (México).
"Es un ser humano y una periodista inverosímil. Recibe el impacto de la realidad por inmersión y luego destila su experiencia en periodismo. No existe una manera más noble de vivir", afirmó Gabilondo durante la presentación del libro en el Club Siglo XXI. Anoche, los tutores se rindieron ante la alumna.



Judith Torrea es una mujer que te devuelve creer en las personas.
Una mujer , siempre lo digo de asècto fragil, pero cuando habla sale de ella esa fuerza combativa que es lo que hace creer en personas como ella, luchadora infatigable,
se expone en un pais al que llegó casualmente y allí se quedó porque supo que era lo que tenía que hacer, luchar, denunciar, combatir y que el mundo se enterase la clase de corrupción y narcos hay con el consentimiento del Presidente Calderón.
Personas como ellas nos dan ejemplo de que no somos nada, ni un grano de arena y que la vida tiene valor cuando luchas por ella y con ella.







Edmond Baudoin describe en el cómic ¡Viva la vida! la convulsa Ciudad Juárez



"Escribo para no convertirme en cómplice de ningún genocidio"

Como sucedió la primera vez que escribió un post en su blog (juarezenlasombra.blogspot.com), que le ayudó a crear una amiga periodista mexicana, Torrea llevaba tiempo esperando a un "editor valiente" que se atreviera a publicar las historias con nombres y apellidos de los más de 8.400 asesinatos que se han producido en esta ciudad fronteriza con EE UU desde que en 2008 comenzara la guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón.






Sus crónicas sobre "la ciudad más peligrosa del mundo" son la voz arrebatada de 10.000 huérfanos, algunos de los cuales juegan a contar cadáveres "acostumbrados a la normalidad del espanto". O la de los jóvenes que rapean en "un grito de resistencia a la muerte". Aunque si hay unas protagonistas en las historias de esta periodista que cambió la comodidad de Nueva York por Juaritos -como se llama en México a esta ciudad- son las mujeres. "Las madres viven en un lugar del mundo que se empeñan en borrar del mapa. Sus hijos han sido asesinados. Y los políticos se justifican diciendo que eran narcotraficantes. Aún así no han perdido la alegría", relataba Torrea.



El ejemplo de estas mujeres, que le robaron el corazón y le enseñaron a vivir para contar, ha sido su ayuda para afrontar la adversidad cuando no sabía si podría continuar. "Para no desmoralizarme leí Una mujer en guerra, de Maruja Torres.
 Pensé que si ella podía yo también.
El universo me iba a proteger. Minutos después me llamaron para decirme que había ganado el Ortega y Gasset", recordó en referencia al premio que recibió el año pasado en la categoría de Periodismo digital.






Juárez en la sombra, prologado por el periodista Juan Cruz, es otra manera de "vomitar" el genocidio de Ciudad Juárez. "Demostrar que no es un problema de imagen o de percepción como dicen las autoridades, porque los muertos son reales". Una manera de remover conciencias para descubrir personas tras las cifras. Asesinatos detrás de cada gramo de cocaína o marihuana que se consume en el mundo. "Es la paradoja de la droga", dijo Torrea.
 "Se vuelve mortífera en su camino desde Colombia hasta la frontera de México para después convertirse en pacífica cuando se consume en EE UU o España".



Aunque reconoce que siente una mezcla de amor y dolor por Ciudad Juárez, no piensa rendirse.
 Seguirá contando historias, fiel a su oficio de periodista para "no convertirme en cómplice de ninguna guerra o genocidio".
 Anoche no se cansó de repetir que no conoce otra forma de vivir.