Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 abr 2011

Joumana Haddad, la luz feminista de Oriente

La escritora publica su manifiesto 'Yo maté a Sherezade'

Yo maté a Sherezade es un espejo que dispara como haces de luz los derechos de las mujeres en todas direcciones, también hacia Occidente.
La escritora y periodista Joumana Haddad (Beirut, 1970) ha parido este ensayo (editorial Mondadori) con tanta "furia" que ha iluminado, incluso, a los que ella denomina "los oscurantistas retrógrados que pueblan los países árabes".






La libanesa es la editora de 'Jasad', única revista erótica del mundo árabe

"Es un manifiesto -ya se estudia como tal en la Universidad Americana de Beirut- de una mujer un poco loca, pero sobre todo convencida de sus ideas, que no quiere pasar fugazmente por la vida", cuenta en español esta mujer que habla otros seis idiomas. Haddad es responsable de las páginas culturales de An Nahar, uno de los periódicos más importantes de Líbano, además de redactora jefa de Jasad, única publicación erótica del mundo árabe aunque la autora la define como "revista cultural sobre el cuerpo".
 Se publica trimestralmente en Líbano, ya que "en el resto de los países árabes está censurada".



El ensayo aborda como un cuadernillo de estrategias militares las tácticas para superar la guerra por la que la autora cree que pasa cada mujer.
"Un estado necesario para conseguir una vida más rica. No podemos creer que la lucha ha acabado y echarnos a descansar porque en ese justo momento volvería a empezar nuestro retroceso".
Por eso ha pasado del entusiasmo al escepticismo con las revoluciones en Egipto y Túnez.
"Las mujeres han desaparecido.
 Creen que sus demandas son importantes pero las han dejado en un segundo plano. No se dan cuenta de que no puede haber una democracia real si no se respetan los derechos de las mujeres", exhorta.



Y aunque la actualidad es la literatura de sus últimos artículos periodísticos, en Yo maté a Sherezade aborda con firmeza aspectos que, por derrochados en papel, no deja de acentuar con cada golpecito que da sobre la mesa.
"Las mujeres son sus propias enemigas.
 Deben usar esa fuerza para cambiar su vida y no justificar contradicciones internas como el velo o el burka.
Es la libertad de no ser libre". Haddad se toca el pelo y lo desposee de su aparente erotismo: "Es humillante también para el hombre, lo convierte en un animal incapaz de controlar sus instintos".




"No estamos asistiendo a un cambio que mejore la situación de las mujeres. Internet es rápido y eficiente pero superficial", argumenta sobre el papel que juegan las redes sociales.
 "La cultura, la educación y en especial la literatura pueden provocar el verdadero tsunami.
Son una manera de independizarse, también económicamente". La esencia del libro está en su cubierta: un dibujo en espiral de la palabra libertad.
"Si hay un título para mi vida es este".



La batalla culmina con la muerte de Sherezade y la resurrección del mito de Lilith, la primera mujer antes de Eva.
"No tuvo que negociar con los hombres para conseguir lo que quería" y abandonó el paraíso para no someterse a la voluntad de Adán. "Lilith es la esencia de la identidad de la mujer. Somos fuertes pero debemos creerlo de verdad".

Postales de un tiempo confiado

El retrato en la 'belle époque' es objeto de una gran exposición en Valencia - La muestra desmiente la mala fama del género durante las vanguardias .
Una Europa optimista y confiada se dejaba arrullar por su propia decadencia, la aparente placidez de los acontecimientos, las sensacionales transformaciones tecnológicas y económicas y cierta, engañosa, estabilidad política.
 Durante la belle époque, todo un continente, ajeno al horror que se avecinaba con la Primera Guerra Mundial, se las prometía muy felices.
Se diría que fue un tiempo diletante, como viene a demostrar la exposición Retratos de la belle époque que hoy se inaugura en las rehabilitadas salas del Centro del Carmen de Valencia (a partir del 19 de julio en la sede barcelonesa de Caixaforum).
Una época obsesionada con la belleza, con la propia y la ajena.
 Unos años en los que los poderosos sentían la llamada de la posteridad y el género del retrato adquirió un inédito auge nunca igualado.






Tomás Llorens: "Aquí está el origen de la vitalidad del arte del siglo XX"

Artistas como Sargent, Sorolla, Zorn, Munch, Repin, Serov, Vrubel y Toulouse-Lautrec, Vuillard, Kokoschka, Schiele o Kirchner se beneficiaron de aquellas ansias.
 Y estos días lucen en la nómina de los 42 pintores de una muestra que reúne casi un centenar de obras prestadas por coleccionistas de todo el mundo.



Considerada durante tiempo como la "pintura mala" en unos años de eclosión de las vanguardias, Tomás Llorens plantea una nueva lectura de este periodo.
El historiador y crítico quiere devolver la dignidad a un tipo de arte devaluado, despachado con desdén por complaciente y por responder al mero encargo.
El primer argumento a favor de su tesis está contenido en la selección misma de los artistas. Son algunos de los nombres capitales del arte de su tiempo.
Incluso algunos acuden al medio en busca de un campo fértil para la experimentación. "Fue el crítico Robert Rosenblum", argumenta Llorens, "el primero en aproximarse sin prejuicios a la pintura realizada en torno a 1900.
La hipótesis que yo planteo aquí es que el origen de la vitalidad del arte en la primera mitad del siglo XX está precisamente en el naturalismo con el que trabajan estos artistas. Evolucionan luego al simbolismo y, finalmente, al expresionismo.
Para mí es evidente que no hay nada ligero ni frívolo en su forma de abordar el retrato".



Ningún método estilístico predomina en la muestra sobre los demás.
Llorens cita a Sargent, gran amigo de Monet, como ejemplo de retratista oficial y consolidado en el mercado, algo que durante un tiempo jugó en su propia contra. "La National Gallery llegó a pagar lo mismo por un retrato de Velázquez que por uno de Sargent en 1890. Esto puede ser tan bueno como malo", añade ante el inquietante óleo de la escritora Violette Pay pintado por el artista británico.
La temprana aceptación en el mercado de la obra de Sorolla, presente en la muestra con una docena de cuadros, también perjudicó el prestigio del pintor valenciano durante muchos años.
Por suerte, hace tiempo que este quedó fuera de duda.



Distribuidas en las dos salas de exposiciones temporales que rodean los claustros renacentista y gótico del antiguo convento, Tomás Llorens ha organizado nueve diferentes formas de abordar el retrato: los autorretratos, los retratos de sociedad; temperamento y carácter; retratos de grupo; ambientes y conversaciones; una sección monográfica dedicada a Toulouse-Lautrec; retratos al aire libre; y, por último, el retrato como símbolo y la crisis.
 Un documental con espeluznantes imágenes históricas de la Primera Guerra Mundial sirve al término del recorrido para que el visitante despierte al final del sueño, plácido y confiado de la belle époque.

Investigadores italianos buscan confirmar la identidad de la Mona Lisa

El Comité nacional para la valorización de los Bienes históricos, culturales y ambientales, comenzará el próximo 27 de abril los trabajos de exhumación de los restos de Lisa Gherardini del Giocondo .

Misterios seculares, arqueólogos cazadores de tumbas, papiros amarillentos perdidos en bibliotecas lejanas, pruebas de ADN y de carbón radiactivo.
Los ingredientes parecen adecuados para hilvanar una trama a lo Dan Brown.
Pero no se trata de ninguna novela, sino de la realidad: en Florencia arranca la búsqueda del sepulcro de la Gioconda, la mujer de la sonrisa enigmática que a principios del siglo XVI posó para Leonardo da Vinci y quedó representada en el lienzo más representativo del genio renacentista.
Un equipo de geólogos, antropólogos e historiadores del arte, todos reunidos bajo el altisonante Comité nacional para la valorización de los Bienes históricos, culturales y ambientales, comenzará el próximo 27 de abril los trabajos de exhumación de los restos de Lisa Gherardini del Giocondo, considerada la modelo de la obra conservada en el Louvre de París.




En el tiempo, han florecido hipótesis bastante fantasiosas sobre quién fuese la gentil doncella protagonista a su pesar del retrato más famoso, analizado y viviseccionado de siempre: hubo quienes pensaban reconocer el rostro de Isabel d'Este, que, según los documentos de la época, había pedido con insistencia un autorretrato al Maestro.
Otros estaban convencidos de que se trataba de una tal Gualanda, amante de Giuliano de'Medici, entonces Señor de la ciudad.
Otros -más maliciosos- difundieron la creencia de que la Mona Lisa fuera el mismo Leonardo disfrazado de mujer, en una velada alusión a su homosexualidad.
Se trata de especulaciones posteriores, que hasta ahora parecen infundadas.
Los más fiables, por supuesto, son los testigos contemporáneos al pintor e inventor florentino, como Giorgio Vasari (1511-1574), pintor, arquitecto, historiador del arte de renombre e inigualable insider de aquel vivero cultural que fue la Florencia renacentista.



Vasari, en sus biografías de los artistas escritas a mediados del siglo XVI, cuenta que Leonardo sudó la gota gorda durante cuatro años (1503-1506) pintando un retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, delfín de una de las más importantes familias florentinas, enriquecida con el comercio de seda entre Italia y Francia.
 El autor conocía y frecuentaba personalmente la casa de Gherardini y su atribución no debería dejar lugar a duda.



Por si no fuera bastante, hace dos años, se encontró en Heidelberg (Alemania) un incunable firmado por un tal Agostino Vespucci, colaborador de Machiavelo, que se había anotado la misma versión: Leonardo, cual nuevo Apeles, pintó el rostro de Lisa del Giocondo".



Esta Mona Lisa (es decir, Doña Lisa) había nacido en 1479 y en 1538, tras la muerte del marido, se encerró en el convento de Santa Úrsula, a dos pasos de su casa.
 Allí murió al cabo de cuatro años y es probable que allí mismo fuera enterrada.
Por eso, la tarea de búsqueda empezará en el antiguo convento, donde un reciente reconocimiento con técnicas de georradar ha permitido localizar una cripta escondida bajo una de sus dos iglesias, lugar en el que se cree que podrían hallarse sepulturas del siglo XVI, entre ellas la de Lisa Gherardini.
Los investigadores italianos pretenden así realizar las pruebas de ADN a los cuerpos que encuentren, para después contrastarlas con las de los restos de dos hijos de la Gioconda que se encuentran sepultados en la iglesia de la Santísima Anunciación de Florencia.
El hallazgo afortunado sería el del cráneo de la mujer: de esa forma, el equipo podría reconstruir su rostro y trazar un modelo tridimensional, como aquello, por ejemplo, de Tutankhamon.



Uno de los cold cases más intrigantes de la historia del arte, la identidad de la Monna Lisa, estaría entonces a punto de solucionarse.
Tras el cristal del museo parisino y en las miles de reproducciones en libros y camisetas, ¿seguirá su sonrisa provocando la misma fascinación cautivadora e inexplicable? ¿O, al revés, aclarar el misterio, otorgarle un nombre y un apellido cierto, humanizarla, va a banalizar su poder secular? Quizás a veces sea mejor no saberlo todo.
Dan Brown docet.