Aunque los Oscar son premios del cine mundial, reducen el universo a la cartelera norteamericana.
Muestran que en las carreras artísticas la única receta es la perseverancia.
Si finalmente resultaron premiados Natalie Portman o Colin Firth, no lo fueron tanto por sus películas del año como por la trayectoria. De Natalie Portman se enamoró casi todo el mundo cuando sobresalió con aquella vampiresa en patines y gorro de lana en Beautiful girls.
Cisne negro es una película de sustos y sobresaltos, que escarba en la extenuante vocación del ballet con la misma hondura con la que Los bingueros reflexiona sobre la adicción al juego.
Colin Firth tuvo peor suerte.
La aparición más relevante de sus comienzos fue en el Valmont de Milos Forman, película humana y deliciosa, que perdió la partida frente a la versión más cínica de Stephen Frears y Christopher Hampton de la novela de Choderlos de Laclos, estrenadas el mismo curso.
Los críticos achacaron parte de la culpa del fracaso a ese protagonista soso y sin encanto que les parecía Firth.
Pero las opiniones apresuradas son papel arrugado frente a la traviesa justicia del tiempo y tanto Anette Benning como Firth, protagonistas en plena frescura de la película de Forman, se sentaba anoche en la gala de los Oscar sobre carreras bien consolidadas.
A los americanos les encanta que las películas inglesas sean muy inglesas y las francesas muy francesas y las españolas muy españolas. Y nada hay más inglés para un americano que la familia real británica y ese acento particular de la madre patria. En cuanto un actor hace de Rey o Reina de Inglaterra corren a nominarlo.
Y más si el monarca padecía autismo, tartamudez o locura. Uff, qué gusto.
La corona trajo suerte a Charles Laughton, Nigel Hawthorne, Kenneth Branagh, Judi Dench, Cate Blanchett y Helen Mirren.
Y para los que confían en que el cine es una fuente de riqueza nacional, basta recordar que El discurso del rey está cerca de ser la película más rentable del cine inglés. Costó 9 millones de libras y se espera que recaude 300 millones de dólares en el mundo, con su ingreso proporcional para el Consejo del Cine del Gobierno británico, que contribuyó con un millón de libras a su producción.
28 feb 2011
Cinco mujeres para Oscar
Por si alguien ha conseguido no enterarse, ayer se entregaron en Los Ángeles los premios Oscar. Todas las fotos, así como las tendencias de la noche, están en nuestro especial. Se vio mucha alta costura.
De Chanel, Givenchy, Elie Saab o Armani. También de Dior. Sharon Stone y Nicole Kidman (arriba, con Gwyneth Paltrow) le dieron una alegría a la casa, inmersa en el limbo de qué sucederá con John Galliano.
El diseñador fue suspendido de su cargo tras el incidente del pasado jueves. Lo que sí está confirmado es que el desfile del día 4 en París se celebrará, como estaba previsto, en el Museo Rodin.
Volviendo al cine, aquí van cinco mujeres que, por un motivo u otro, protagonizaron la noche.
Con permiso de Melissa Leo y Natalie Portman, que se llevaron a casa la estatuilla por sus interpretaciones, claro.
.
La mejor vestida: El traje plisado malva de Cate Blanchett pertenece a la colección de alta costura de esta primavera de Riccardo Tisci para Givenchy.
Se lleva con un chaleco-arnés bordado con perlas cubiertas de varias capas de chiffon en el mismo tono y también en amarillo.
Es una de las diez piezas que el diseñador presentó el pasado enero en París, inspirado por la mezcla de tradición y modernidad de la cultura japonesa. Con él, a actriz australiana confirma su gusto por las elecciones estilísticas arriesgadas. (Foto: Reuters).
La novia del Oscar: La diseñadora de vestuario Collen Atwood, colaboradora habitual de Tim Burton, se llevó su tercer Oscar por Alicia en el País de las maravillas.
Era la novena vez que estaba nominada y ya lo obtuvo por Chicago (2002) y Memorias de una geisha (2006). Estadounidense, de 60 años, tuvo su peculiar momento también en la alfombra roja.
La excéntrica Helena Bonham Carter -nominada como actriz secundaria por El discurso del rey y pareja de Burton- apareció con un traje que había ideado junto a Atwood.
A pesar de su aparente sobriedad (teniendo en cuenta los usos de la actriz), la británica escondía un guiño a su país bajo la falda. (Foto: ATP)
La anfitriona: Anne Hathaway llegó vestida de rojo Valentino y con el diseñador, retirado en 2007, como complemento definitivo.
Durante la gala, que presentó con James Franco, se cambió siete veces de ropa (aquí tienes el desfile completo). Rachel Zoe, su estilista de cabecera, fue la responsable de estas elecciones.
Hubo de todo. Desde un esmoquin de Lanvin hasta un vestido azul metalizado de la colección de alta costura de Armani Privé de esta primavera.
También un Givenchy de alta costura (en la imagen) y, como cierre, un vestido de encaje y cristal en un trémulo gris y firmado por Tom Ford. Todo el ritmo y nervio que le faltó a la gala debía estar concentrado en el vestuario de Hathaway.
La elección de Penélope: L'Wren Scott (en la foto, llegando a la fiesta de Vanity Fair con Mick Jagger) firmó anoche dos vestidos. El azul de Amy Adams y, por supuesto, el de seda granate bordado de Penélope Cruz. En las últimas ediciones de los Oscar, Cruz había optado por una misma silueta: vestidos palabra de honor con faldas voluminosas. Así eran el de Versace (2007), Balmain 'vintage' (2009) o Donna Karan (2010). Esta vez, la línea era más fluida, ajustada y sencilla. También el peinado. Recordaba la época en que Penélope era imagen de Ralph Lauren. Tiene mérito, porque casi una década y un hijo -nacido hace un mes- le contemplan. (Foto: AP)
La innovación: El diseño de Francisco Costa para Calvin Klein Collection que lució Gwyneth Paltrow le daba una vuelta al manido concepto del brillo para una gala cinematográfica.
La silueta era minimalista, con un escote geométrico y original. Completamente cubierto por lentejuelas, producía el efecto de un flecha metálica.
El peinado enfatizaba la verticalidad de la pieza. Las joyas, en cambio, ofrecían un contraste más barroco.
Los pendientes, el broche y el anillo eran de Louis Vuitton.
Para interpretar el tema de Country Strong, que estaba nominado en la categoría de mejor canción, la actriz se cambió a un vestido asimétrico color maquillaje de otoño/invierno 2011 de Michael Kors. (Foto: Reuters)
De Chanel, Givenchy, Elie Saab o Armani. También de Dior. Sharon Stone y Nicole Kidman (arriba, con Gwyneth Paltrow) le dieron una alegría a la casa, inmersa en el limbo de qué sucederá con John Galliano.
El diseñador fue suspendido de su cargo tras el incidente del pasado jueves. Lo que sí está confirmado es que el desfile del día 4 en París se celebrará, como estaba previsto, en el Museo Rodin.
Volviendo al cine, aquí van cinco mujeres que, por un motivo u otro, protagonizaron la noche.
Con permiso de Melissa Leo y Natalie Portman, que se llevaron a casa la estatuilla por sus interpretaciones, claro.
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La mejor vestida: El traje plisado malva de Cate Blanchett pertenece a la colección de alta costura de esta primavera de Riccardo Tisci para Givenchy.
Se lleva con un chaleco-arnés bordado con perlas cubiertas de varias capas de chiffon en el mismo tono y también en amarillo.
Es una de las diez piezas que el diseñador presentó el pasado enero en París, inspirado por la mezcla de tradición y modernidad de la cultura japonesa. Con él, a actriz australiana confirma su gusto por las elecciones estilísticas arriesgadas. (Foto: Reuters).
La novia del Oscar: La diseñadora de vestuario Collen Atwood, colaboradora habitual de Tim Burton, se llevó su tercer Oscar por Alicia en el País de las maravillas.
Era la novena vez que estaba nominada y ya lo obtuvo por Chicago (2002) y Memorias de una geisha (2006). Estadounidense, de 60 años, tuvo su peculiar momento también en la alfombra roja.
La excéntrica Helena Bonham Carter -nominada como actriz secundaria por El discurso del rey y pareja de Burton- apareció con un traje que había ideado junto a Atwood.
A pesar de su aparente sobriedad (teniendo en cuenta los usos de la actriz), la británica escondía un guiño a su país bajo la falda. (Foto: ATP)
La anfitriona: Anne Hathaway llegó vestida de rojo Valentino y con el diseñador, retirado en 2007, como complemento definitivo.
Durante la gala, que presentó con James Franco, se cambió siete veces de ropa (aquí tienes el desfile completo). Rachel Zoe, su estilista de cabecera, fue la responsable de estas elecciones.
Hubo de todo. Desde un esmoquin de Lanvin hasta un vestido azul metalizado de la colección de alta costura de Armani Privé de esta primavera.
También un Givenchy de alta costura (en la imagen) y, como cierre, un vestido de encaje y cristal en un trémulo gris y firmado por Tom Ford. Todo el ritmo y nervio que le faltó a la gala debía estar concentrado en el vestuario de Hathaway.
La elección de Penélope: L'Wren Scott (en la foto, llegando a la fiesta de Vanity Fair con Mick Jagger) firmó anoche dos vestidos. El azul de Amy Adams y, por supuesto, el de seda granate bordado de Penélope Cruz. En las últimas ediciones de los Oscar, Cruz había optado por una misma silueta: vestidos palabra de honor con faldas voluminosas. Así eran el de Versace (2007), Balmain 'vintage' (2009) o Donna Karan (2010). Esta vez, la línea era más fluida, ajustada y sencilla. También el peinado. Recordaba la época en que Penélope era imagen de Ralph Lauren. Tiene mérito, porque casi una década y un hijo -nacido hace un mes- le contemplan. (Foto: AP)
La innovación: El diseño de Francisco Costa para Calvin Klein Collection que lució Gwyneth Paltrow le daba una vuelta al manido concepto del brillo para una gala cinematográfica.
La silueta era minimalista, con un escote geométrico y original. Completamente cubierto por lentejuelas, producía el efecto de un flecha metálica.
El peinado enfatizaba la verticalidad de la pieza. Las joyas, en cambio, ofrecían un contraste más barroco.
Los pendientes, el broche y el anillo eran de Louis Vuitton.
Para interpretar el tema de Country Strong, que estaba nominado en la categoría de mejor canción, la actriz se cambió a un vestido asimétrico color maquillaje de otoño/invierno 2011 de Michael Kors. (Foto: Reuters)
"Amparo no se reconoce en el espejo"
Un redactor de EL PAÍS que preparaba un reportaje sobre la actriz, fallecida anoche, habló con personas de su entorno en Málaga.
A la hora de la siesta, en una calle repleta de casitas bajas, cuando no se veía un alma por el barrio, se abrió un portón de madera.
Un enorme retrato de Amparo Muñoz, fallecida anoche, con la corona y la banda de miss España presidía el vestíbulo. "Yo hablo con ella, esperad un par de horas. No creo que tenga problemas en recibiros, pero primero voy a preguntarle cómo se encuentra", decía su hermano Pedro.
La actriz llevaba año y medio recluida en la casa de su madre en Málaga, desde que los médicos le habían diagnosticado la enfermedad, a la que su familia nunca ha querido poner nombre. Ni siquiera ahora que ella ya no está.
Fallece la actriz Amparo Muñoz a los 56 años
Muñoz apenas pisaba en las últimas semanas el tranco de la puerta, salvo cuando iba al hospital Carlos Haya acompañada de alguna de sus hermanas.
Pasaba también largas temporadas en el apartamento de su última pareja, en un bloque de pisos situado en el barrio de Palma-Palmilla, uno de los más degradados de la ciudad, asociado constantemente al tráfico de drogas.
Los vecinos se habían acostumbrado a ver caminar por sus calles a la que fue coronada miss Universo en un certamen celebrado en Manila (Filipinas) en julio de 1974. Tanto, que ya nadie se daba la vuelta al reconocerla.
Horas después del primer encuentro, Pedro Muñoz llamaba al teléfono: "Ya he hablado con Amparo. Estaría encantada de hablar con vosotros pero me ha dicho que no quiere que nadie la vea así. Amparo no se reconoce en el espejo.
Siempre se ha sido una persona tan hermosa y coqueta que no quiere que se le recuerde como está ahora".
Amparo Muñoz, nacida en el seno de una familia humilde y de trabajadores, llegó a convertirse en la mujer más guapa del universo.
Por el camino quedan sus problemas con las drogas, con la justicia, siempre rodeada de un ambiente viciado y destructivo que le acompañó allá donde fue.
Pero al final, como pidió a este periódico, quería ser recordada por sus años de esplendor, tiempo en la que se codeó con importantes personajes del cine y el arte. Exactamente esa es la época que retrata la pintura que cuelga en el hall de la casa sus padres, donde ha muerto esta madrugada a los 56 años de edad.
A la hora de la siesta, en una calle repleta de casitas bajas, cuando no se veía un alma por el barrio, se abrió un portón de madera.
Un enorme retrato de Amparo Muñoz, fallecida anoche, con la corona y la banda de miss España presidía el vestíbulo. "Yo hablo con ella, esperad un par de horas. No creo que tenga problemas en recibiros, pero primero voy a preguntarle cómo se encuentra", decía su hermano Pedro.
La actriz llevaba año y medio recluida en la casa de su madre en Málaga, desde que los médicos le habían diagnosticado la enfermedad, a la que su familia nunca ha querido poner nombre. Ni siquiera ahora que ella ya no está.
Fallece la actriz Amparo Muñoz a los 56 años
Muñoz apenas pisaba en las últimas semanas el tranco de la puerta, salvo cuando iba al hospital Carlos Haya acompañada de alguna de sus hermanas.
Pasaba también largas temporadas en el apartamento de su última pareja, en un bloque de pisos situado en el barrio de Palma-Palmilla, uno de los más degradados de la ciudad, asociado constantemente al tráfico de drogas.
Los vecinos se habían acostumbrado a ver caminar por sus calles a la que fue coronada miss Universo en un certamen celebrado en Manila (Filipinas) en julio de 1974. Tanto, que ya nadie se daba la vuelta al reconocerla.
Horas después del primer encuentro, Pedro Muñoz llamaba al teléfono: "Ya he hablado con Amparo. Estaría encantada de hablar con vosotros pero me ha dicho que no quiere que nadie la vea así. Amparo no se reconoce en el espejo.
Siempre se ha sido una persona tan hermosa y coqueta que no quiere que se le recuerde como está ahora".
Amparo Muñoz, nacida en el seno de una familia humilde y de trabajadores, llegó a convertirse en la mujer más guapa del universo.
Por el camino quedan sus problemas con las drogas, con la justicia, siempre rodeada de un ambiente viciado y destructivo que le acompañó allá donde fue.
Pero al final, como pidió a este periódico, quería ser recordada por sus años de esplendor, tiempo en la que se codeó con importantes personajes del cine y el arte. Exactamente esa es la época que retrata la pintura que cuelga en el hall de la casa sus padres, donde ha muerto esta madrugada a los 56 años de edad.
Jorge VI 'se sienta' en el trono de Hollywood
'El discurso del Rey' se lleva cuatro 'oscars': mejor película, dirección, actor y guion original.- Natalie Portman, mejor actriz por 'Cisne negro'.- Javier Bardem se queda sin estatuilla .
La lección de toda esta historia, según confesó el director de El discurso del rey, es "hazle caso a tu madre". La otra lección, aunque no la expresó nadie sobre el escenario del teatro Kodak de los Ángeles, es que basta con querer hacer la gala más joven de la historia de los Oscar para que salga la más rancia y ñoña que se recuerda. Ni el magnetismo de James Franco, ni la luminosa simpatía de Anne Hathaway fueron suficientes para levantar un guión soso y aburrido. Tampoco ayudó que en todos los premios de la noche no hubiera una sola sorpresa, ni una emoción fuera de lo previsto.
Natalie Portman triunfa también en el 'glamour' de Madrid
Discurso templado
La 83ª gala de los Oscar, resumida en un vídeo
VIDEO - CANAL+ - 28-02-2011
Disfruta de la esencia de la gran noche del cine universal con este vídeo confeccionado por Canal+
Especial: Oscars
- CANAL+
Otros vídeos
La alfombra roja de los Oscar
FOTOS - AP - 28-02-2011
Natalie Portman luce embarazo. Y favoritismo para ganar el Oscar a mejor actriz por Cisne Negro- AP
La alfombra roja de los Oscar - Natalie Portman luce embarazoLa alfombra roja de los Oscar - Reese WitherspoonLa alfombra roja de los Oscar - El gran favoritoLa alfombra roja de los Oscar - Los más esperadosLa alfombra roja de los Oscar - Hale BerryLa alfombra roja de los Oscar - Russell y su madre.Otras fotografías 1 de 18 La noticia en otros webs
El discurso del rey fue la ganadora de la 83º edición de los Oscar. Tom Hooper, el director del filme, le dedicó el Oscar a su madre, quien en 2007, después de asistir a la lectura de una obra de teatro, le llamó para decirle: "Hijo, acabo de encontrar tu próxima película".
La lectura era de una obra que narraba la historia de cómo Jorge VI de Inglaterra tuvo que enfrentarse a una tara física, su tartamudez, para poder ser rey de una nueva era: la de la radio. El discurso del rey (una película amable sobre una rancia monarquía europea) lograba ayer el Oscar a la mejor película, al mejor director, al mejor guión original y al mejor actor protagonista, Colin Firth, sin duda un hombre de aire majestuoso y exquisitos modales.
No hubo mujer a quien el intérprete británico no cediera el paso con ese cuerpo envarado y esa contención de la que también quiso hacer gala sobre el escenario al recoger su premio. Soso, para qué negarlo, aunque Firth sea de esos hombres que hace de los defectos virtud.
Según explicó más tarde lo que ahora le apetece es cocinar: "me relaja". Tampoco estuvo muy sembrada una embarazada Natalie Portman que, llorosa y con las manos en su tripa, dijo que ahora le espera el papel más importante de su vida.
"Ahora solo quiero quitarme esta ropa, tumbarme en la cama y descansar", añadió la actriz que no, no llamará a su hijo Oscar. "¡Por dios!"
El reparto de la tarta de premios de la noche empezó precisamente en manos dos actores disfrazados de camareros de banquete.
Javier Bardem y Josh Brolin entregaron el Oscar al mejor guión adaptado y original. El primero fue para La red social (Aaron Sorkin); y el segundo, para El discurso del rey (David Seidler). "¡El discurso del escritor!", exclamó Seidler.
"Esto si que es aterrador". El autor y guionista de la película de la noche, un tipo de aire sólido y voz imponente, dedicó su Oscar a todos los tartamudos del mundo. "Esta es la historia de un ex tartamudo a otro", dijo.
"Yo lo sigo siendo, siempre lo seré, aunque ninguno de ustedes hoy pueda notarlo". Después de la gala, Seidler confesó que aunque no era un monárquico empezó esta historia hace más de 30 años con la ayuda de la Reina madre.
Fue ella quien le pidió que esperara a su muerte para contarla "Nunca pensé que viviría tanto", dijo el escritor.
Sobre la hija de Jorge VI, la actual monarca añadió: "Sabemos que la reina de Inglaterra ha visto la película y se ha sentido muy emocionada al ver el retrato que hemos hecho de su padre.
Nosotros nos alegramos enormemente por ello". Al otro guionista premiado de la noche, Aaron Sorkin (La red social), también le preguntaron por el personaje en el que se basa su historia, Mark Zuckerberg, y el rechazo que ha mostrado por el filme sobre sus años universitarios. "A ninguno de nosotros le gustaría que hicieran una película de como éramos con 19 años, y lo entiendo, pero esa y no otra era nuestra película". Los dos guionistas confesaron también entre bambalinas que viven un bromance (suma de brother -hermano- y romance: una casta pero intensa amistad entre varones heterosexuales) desde que empezó una temporada de premios que ha enfrentado una y otra vez El discurso del rey y La red social. "Es increíble, pero nos hemos hecho muy amigos".
Aunque para viejos amigos, Randy Newman.
El músico cantó por enésima vez en el show (ha sido 20 veces candidato), ganó el segundo Oscar de su carrera por Toy story 3 y fue de lejos el más divertido en el turno de agradecimientos. La película de Pixar fue, además, la mejor de animación del año. Su director, Lee Unkrich, explicó como el filme es un homenaje a su abuela, la mujer, dijo, que siempre creyó en él. "Ella murió cuando yo estaba trabajando como montador de Toy story y el día que me despedí de ella no lo olvidaré nunca.
Conté a los guionistas de la película aquel último encuentro porque quería que el final de Toy story 3 fuera un homenaje a ella".
La gala pretendió ser emotiva con sus continuos flash backs al pasado de Hollywood. Efectos virtuales o de pantalla que no lograron demasiado calor en un patio de butacas que solo se puso en pie con la aparición de Billy Cristal, que desde 2004 no volvía al escenario de los Oscar.
Las bajas temperaturas que desde hace unos días azotan California contagiaron la zona caliente de la jornada, la alfombra roja.
El paso de candidatos, invitados, publicistas, figurantes y guardaespaldas resultó largo y pesado.
Hacía frío, mucho frío, y quizá eso deslució la siempre espectacular entrada a la ceremonia.
Algunos literalmente tiritaban (la niña de Valor de ley, Hailee Steinfeld); otros se frotaban los brazos para entrar en calor (Marisa Tomei y Darren Aronofsky) para entrar en calor o la espalda, como hizo la siempre sonriente Anne Hathaway al diseñador italiano Valentino.
Ni siquiera el impulsivo beso en la boca de Russell Brand a una reportera animó el patio.
El más popular fue Justin Timberlake (se escucharon aullidos desesperados a su paso); los más cariñosos, Annette Bening y Warren Beatty (siempre de la mano); la más veloz, Penélope Cruz (pasó por la alfombra roja como un suspiro); el más caballeroso, Colin Firth y el más ensimismado, Jesse Eisenberg, el cabizbajo y tímido protagonista de La red social.
Christian Bale (ganador al mejor actor de reparto por The Fighter) también superó su aversión a las multitudes.
Con su acento del norte de Inglaterra y su frondosa barba recordó a Jimi Hendrix cuando le preguntaron por su extrema entrega al trabajo.
"Le sangraban los dedos al tocar la guitarra.
Yo, como él, haría lo que sea por llegar al fondo de lo que hago. Aunque quizá ya soy mayor para ir demasiado lejos.
Ya no soy invencible como hace unos años. Ahora tengo un hijo, y más miedos". Bale añadió: "Lo que hacemos los actores es mucho más grande que nosotros mismos. Todo lo que ha rodeado a esta película es maravilloso. Pero que nadie lo olvide: los premios son algo abstracto, es mejor no hacerles demasiado caso".
La lección de toda esta historia, según confesó el director de El discurso del rey, es "hazle caso a tu madre". La otra lección, aunque no la expresó nadie sobre el escenario del teatro Kodak de los Ángeles, es que basta con querer hacer la gala más joven de la historia de los Oscar para que salga la más rancia y ñoña que se recuerda. Ni el magnetismo de James Franco, ni la luminosa simpatía de Anne Hathaway fueron suficientes para levantar un guión soso y aburrido. Tampoco ayudó que en todos los premios de la noche no hubiera una sola sorpresa, ni una emoción fuera de lo previsto.
Natalie Portman triunfa también en el 'glamour' de Madrid
Discurso templado
La 83ª gala de los Oscar, resumida en un vídeo
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La alfombra roja de los Oscar - Natalie Portman luce embarazoLa alfombra roja de los Oscar - Reese WitherspoonLa alfombra roja de los Oscar - El gran favoritoLa alfombra roja de los Oscar - Los más esperadosLa alfombra roja de los Oscar - Hale BerryLa alfombra roja de los Oscar - Russell y su madre.Otras fotografías 1 de 18 La noticia en otros webs
El discurso del rey fue la ganadora de la 83º edición de los Oscar. Tom Hooper, el director del filme, le dedicó el Oscar a su madre, quien en 2007, después de asistir a la lectura de una obra de teatro, le llamó para decirle: "Hijo, acabo de encontrar tu próxima película".
La lectura era de una obra que narraba la historia de cómo Jorge VI de Inglaterra tuvo que enfrentarse a una tara física, su tartamudez, para poder ser rey de una nueva era: la de la radio. El discurso del rey (una película amable sobre una rancia monarquía europea) lograba ayer el Oscar a la mejor película, al mejor director, al mejor guión original y al mejor actor protagonista, Colin Firth, sin duda un hombre de aire majestuoso y exquisitos modales.
No hubo mujer a quien el intérprete británico no cediera el paso con ese cuerpo envarado y esa contención de la que también quiso hacer gala sobre el escenario al recoger su premio. Soso, para qué negarlo, aunque Firth sea de esos hombres que hace de los defectos virtud.
Según explicó más tarde lo que ahora le apetece es cocinar: "me relaja". Tampoco estuvo muy sembrada una embarazada Natalie Portman que, llorosa y con las manos en su tripa, dijo que ahora le espera el papel más importante de su vida.
"Ahora solo quiero quitarme esta ropa, tumbarme en la cama y descansar", añadió la actriz que no, no llamará a su hijo Oscar. "¡Por dios!"
El reparto de la tarta de premios de la noche empezó precisamente en manos dos actores disfrazados de camareros de banquete.
Javier Bardem y Josh Brolin entregaron el Oscar al mejor guión adaptado y original. El primero fue para La red social (Aaron Sorkin); y el segundo, para El discurso del rey (David Seidler). "¡El discurso del escritor!", exclamó Seidler.
"Esto si que es aterrador". El autor y guionista de la película de la noche, un tipo de aire sólido y voz imponente, dedicó su Oscar a todos los tartamudos del mundo. "Esta es la historia de un ex tartamudo a otro", dijo.
"Yo lo sigo siendo, siempre lo seré, aunque ninguno de ustedes hoy pueda notarlo". Después de la gala, Seidler confesó que aunque no era un monárquico empezó esta historia hace más de 30 años con la ayuda de la Reina madre.
Fue ella quien le pidió que esperara a su muerte para contarla "Nunca pensé que viviría tanto", dijo el escritor.
Sobre la hija de Jorge VI, la actual monarca añadió: "Sabemos que la reina de Inglaterra ha visto la película y se ha sentido muy emocionada al ver el retrato que hemos hecho de su padre.
Nosotros nos alegramos enormemente por ello". Al otro guionista premiado de la noche, Aaron Sorkin (La red social), también le preguntaron por el personaje en el que se basa su historia, Mark Zuckerberg, y el rechazo que ha mostrado por el filme sobre sus años universitarios. "A ninguno de nosotros le gustaría que hicieran una película de como éramos con 19 años, y lo entiendo, pero esa y no otra era nuestra película". Los dos guionistas confesaron también entre bambalinas que viven un bromance (suma de brother -hermano- y romance: una casta pero intensa amistad entre varones heterosexuales) desde que empezó una temporada de premios que ha enfrentado una y otra vez El discurso del rey y La red social. "Es increíble, pero nos hemos hecho muy amigos".
Aunque para viejos amigos, Randy Newman.
El músico cantó por enésima vez en el show (ha sido 20 veces candidato), ganó el segundo Oscar de su carrera por Toy story 3 y fue de lejos el más divertido en el turno de agradecimientos. La película de Pixar fue, además, la mejor de animación del año. Su director, Lee Unkrich, explicó como el filme es un homenaje a su abuela, la mujer, dijo, que siempre creyó en él. "Ella murió cuando yo estaba trabajando como montador de Toy story y el día que me despedí de ella no lo olvidaré nunca.
Conté a los guionistas de la película aquel último encuentro porque quería que el final de Toy story 3 fuera un homenaje a ella".
La gala pretendió ser emotiva con sus continuos flash backs al pasado de Hollywood. Efectos virtuales o de pantalla que no lograron demasiado calor en un patio de butacas que solo se puso en pie con la aparición de Billy Cristal, que desde 2004 no volvía al escenario de los Oscar.
Las bajas temperaturas que desde hace unos días azotan California contagiaron la zona caliente de la jornada, la alfombra roja.
El paso de candidatos, invitados, publicistas, figurantes y guardaespaldas resultó largo y pesado.
Hacía frío, mucho frío, y quizá eso deslució la siempre espectacular entrada a la ceremonia.
Algunos literalmente tiritaban (la niña de Valor de ley, Hailee Steinfeld); otros se frotaban los brazos para entrar en calor (Marisa Tomei y Darren Aronofsky) para entrar en calor o la espalda, como hizo la siempre sonriente Anne Hathaway al diseñador italiano Valentino.
Ni siquiera el impulsivo beso en la boca de Russell Brand a una reportera animó el patio.
El más popular fue Justin Timberlake (se escucharon aullidos desesperados a su paso); los más cariñosos, Annette Bening y Warren Beatty (siempre de la mano); la más veloz, Penélope Cruz (pasó por la alfombra roja como un suspiro); el más caballeroso, Colin Firth y el más ensimismado, Jesse Eisenberg, el cabizbajo y tímido protagonista de La red social.
Christian Bale (ganador al mejor actor de reparto por The Fighter) también superó su aversión a las multitudes.
Con su acento del norte de Inglaterra y su frondosa barba recordó a Jimi Hendrix cuando le preguntaron por su extrema entrega al trabajo.
"Le sangraban los dedos al tocar la guitarra.
Yo, como él, haría lo que sea por llegar al fondo de lo que hago. Aunque quizá ya soy mayor para ir demasiado lejos.
Ya no soy invencible como hace unos años. Ahora tengo un hijo, y más miedos". Bale añadió: "Lo que hacemos los actores es mucho más grande que nosotros mismos. Todo lo que ha rodeado a esta película es maravilloso. Pero que nadie lo olvide: los premios son algo abstracto, es mejor no hacerles demasiado caso".
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