El Día de la vergüenza
Hoy escribo este post como una rebelión interna hacia el morbo del pasado. Y es que hay regodeo morboso con el 23-F, y a estas alturas sabemos del asunto todo lo que podemos saber, deducimos lo evidente sumando dos y dos e ignoramos lo que seguramente ignoraremos siempre, que no debe ser mucho. El 23 de febrero de 1981 fue un día muy triste, pero más triste fue el 24, porque para sofocar aquella salida de madre se pactaron cosas que aún coletean. La democracia entonces en pañales ya nunca creció como debía, porque entre acuerdos inconfesables, olvidos calculados y maniobras de despiste, descafeinaron un momento precioso de nuestra historia.
Entiendo que una democracia tranquila y sosegada es menos espectacular que una dictadura estridente, y que una jornada normal de una sociedad democrática da menos titulares que un golpe de estado.
La prueba la tenemos en las mil y una películas que se han hecho sobre el nazismo, con su parafernalia imperial y su gandilocuencia plástica.
Desfiles que hubiera cantado Rubén Darío, uniformes resplandecientes, símbolos y saludos que para sí hubiera querido Georges Lucas en La guerra de las galaxias.
Pero detrás de toda esa fascinación icónica hay una espantosa miseria moral que degrada y destruye al ser humano, incluso a quienes ejecutan ese enorme poder.
Por eso se vuelve una y otra vez sobre el 23-F, como en el reestreno de una película, de la que no sólo ignoramos el guión verdadero, sino el nombre de los productores asociados y gran parte de los protagonistas, que fueron eliminados en el montaje posterior.
Nos queda un tricornio como emblema del diseño de vestuario, un bigote como trabajo de maquillaje, unos disparos al techo del Congreso como efectos especiales y poco más. El 23 de febrero debería designarse como Día de la vergüenza.
De Bardinia Texto de Emilio Gonzáles Déniz
23 feb 2011
22 feb 2011
Raimon y el paso del tiempo
El cantautor habla en Valencia de los temas de su último disco, 'Rellotge d'Emocions' .
. .Todas las nuevas canciones de Raimon hablan del paso del tiempo, y eso que el músico parece inmune a los estragos que este produce en el resto de los mortales.
El cantante de Xàtiva, que pasó a la historia de la música española hace cinco décadas con Al vent, todo un símbolo de la protesta y la lucha por las libertades, ha presentado esta mañana en el Aula Magna de la Universitat de València su último disco, Rellotge d'emocions.
"Así como el reloj marca las horas, también puede marcar unas emociones de la vida", ha explicado Raimon sobre el compendio de canciones que ofrece ahora: "El disco tiene un hilo conductor, que es el paso del tiempo, y las emociones que va produciendo sin que vayas a buscarlas".
Raimon prepara la edición de su nuevo disco 'Rellotge d'emocions'
Raimon (Xàtiva, 1940) se ha definido como "una de esas personas sensibles al tiempo". También a los saltos temporales, por lo menos los reales: "Dicen que los niños y los viejos son más sensibles a los cambios horarios, y yo, como soy un niño y un viejo a la vez puede que sea más sensible".
También ha explicado los temas que abordan sus canciones, que van desde la indignación que le produjo el "apagón" de imágenes en la guerra de Irak hasta un homenaje a Antoni Tàpies.
También hay un tema dedicado a Valencia, ciudad que aparece en algunas de sus canciones sin haberla nombrado hasta ahora.
El cantautor también ha hablado del corte de las emisiones de TV3 en la Comunidad Valenciana impuesto por el Gobierno autonómico del PP a Acció Cultural del País Valencià (ACPV). "Forma parte de un proyecto", ha manifestado Raimon, "es un nuevo intento de minorización de la lengua que hablan los valencianos".
También ha explicado que "hay unos señores que tienen un problema con el idioma, y la manera de solucionar ese problema es que no lo hable nadie", para después añadir: "El cierre es un hecho simbólico, se trata de decir: 'La única manera de ser valenciano es la mía".
. .Todas las nuevas canciones de Raimon hablan del paso del tiempo, y eso que el músico parece inmune a los estragos que este produce en el resto de los mortales.
El cantante de Xàtiva, que pasó a la historia de la música española hace cinco décadas con Al vent, todo un símbolo de la protesta y la lucha por las libertades, ha presentado esta mañana en el Aula Magna de la Universitat de València su último disco, Rellotge d'emocions.
"Así como el reloj marca las horas, también puede marcar unas emociones de la vida", ha explicado Raimon sobre el compendio de canciones que ofrece ahora: "El disco tiene un hilo conductor, que es el paso del tiempo, y las emociones que va produciendo sin que vayas a buscarlas".
Raimon prepara la edición de su nuevo disco 'Rellotge d'emocions'
Raimon (Xàtiva, 1940) se ha definido como "una de esas personas sensibles al tiempo". También a los saltos temporales, por lo menos los reales: "Dicen que los niños y los viejos son más sensibles a los cambios horarios, y yo, como soy un niño y un viejo a la vez puede que sea más sensible".
También ha explicado los temas que abordan sus canciones, que van desde la indignación que le produjo el "apagón" de imágenes en la guerra de Irak hasta un homenaje a Antoni Tàpies.
También hay un tema dedicado a Valencia, ciudad que aparece en algunas de sus canciones sin haberla nombrado hasta ahora.
El cantautor también ha hablado del corte de las emisiones de TV3 en la Comunidad Valenciana impuesto por el Gobierno autonómico del PP a Acció Cultural del País Valencià (ACPV). "Forma parte de un proyecto", ha manifestado Raimon, "es un nuevo intento de minorización de la lengua que hablan los valencianos".
También ha explicado que "hay unos señores que tienen un problema con el idioma, y la manera de solucionar ese problema es que no lo hable nadie", para después añadir: "El cierre es un hecho simbólico, se trata de decir: 'La única manera de ser valenciano es la mía".
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