Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 feb 2011

'Chico y Rita' te traen dos láminas originales del diseñador Javier Mariscal

La película de animación de Fernando Trueba narra la evolución del jazz de los años cuarenta a través de una historia de amor .



En la Cuba de finales de los cuarenta, Chico y Rita inician una apasionada historia de amor.
 Chico es un joven pianista enamorado del jazz y Rita sueña con ser una gran cantante. Desde la noche en que el destino los junta en un baile de La Habana, la vida va uniéndolos y separándolos como si de la letra de un bolero se tratara, esta es la trama de Chico y Rita, la película de animación dirigida por Fernando Trueba y diseñada por Javier Mariscal , que ahora llega a la gran pantalla.
 Para señalar este estreno, EL PAÍS sortea desde el lunes 21 de febrero hasta el día 28 dos láminas realizadas y firmadas por Mariscal en exclusiva.
Para participar solo es necesario registrarse en nuestro especial y aceptar las bases.







El ganador del Oscar Fernando Trueba (Belle Epoque) conoció al aclamado diseñador y artista Javier Mariscal hace diez años cuando le encargó el cartel y la creación gráfica para su documental sobre el jazz Latino Calle 54
 A partir de allí, comenzó una fructífera colaboración: Mariscal realiza el interiorismo de la Sala Calle 54 Club en Madrid y diseña toda la imagen gráfica relacionado con la discográfica de Trueba, Calle 54 Records.
Dice Mariscal: "Fue como encontrar un nuevo hermano. Muy pronto, nos hicimos íntimos amigos."



La idea de hacer un largometraje de animación surgió de uno de los vídeos, La Negra Tomasa del músico cubano Compay Segundo. "Fernando lo vio", dice Mariscal, "y dijo: "Es fantástico, me encanta como ha captado La Habana".



El hermano menor de Mariscal, Tono Errando, es uno de los cuatro hermanos que trabajan en el Estudio Mariscal en Barcelona.
 Con formación en la música, el cine y la animación, se encarga del lado audiovisual de la empresa y fue la elección lógica a la hora de unir las energías creativas de Trueba y Mariscal.
Dice Errando: "Trueba nunca había hecho animación y Mariscal nunca había realizado una película.
 La cuestión era: ¿cómo podíamos trabajar de manera que pudiésemos aprovechar al máximo sus talentos?".



La evolución del jazz



Los directores estaban emocionados de tener la oportunidad de captar un momento concreto en la evolución del jazz. Cuenta Errando: "Fue el momento, cuando nuevos músicos de la talla de Charlie Parker y Dizzy Gillespie surgieron con una nueva clase de música, poco adecuada para el baile, llena de notas, tocado a toda velocidad, una música que hoy llamamos jazz.
Y entonces llegaron los cubanos. Gillespie ha dicho muchas veces en entrevistas que hubo un momento que fue clave para él y eso fue cuando tocó con Chano Pozo.
Chano fue el primer percusionista que tocó en un conjunto de jazz.
 Era un nuevo instrumento.
Traía todos estos ritmos latinos y africanos que eran muy nuevos para estos músicos y claro, este instrumento cambia el ritmo. El percusionista tiene que tocar de forma distinta".



Añade Trueba: "No tienes que ser un especialista en la historia cubana o el jazz americano para disfrutar de esta película. Pero si conoces el período y la época, igual te encuentras unos regalos añadidos."

Cercas responde a la Defensora del Lector

Agradezco a la Defensora del Lector que me defienda en su columna de ayer, aunque su desconcertante defensa me obligue a esta aclaración.






Jamás se me ha ocurrido decir que es legítimo el uso de la ficción o la mentira en la práctica del periodismo, como parece inferirse de su artículo; eso es un disparate.
 Lo que yo sostengo es que en determinadas secciones del periódico, como las columnas de opinión, es lícito el uso del humor, de la ironía, de la autoironía, es decir, de determinados elementos que pueden apartar al lector de la estricta verdad de los hechos, de la tiranía de lo literal, siempre y cuando nadie se llame a engaño respecto a la veracidad de lo que allí se cuenta.
Pero resulta que la Defensora también defiende algo semejante cuando asegura que la "ficción narrativa" es aceptable en las "columnas literarias".
 Admitamos que la apostilla de Rico en su artículo contra el tabaco -afirmando que no es fumador cuando es público y notorio que es un hombre a un cigarrillo pegado- está en el límite de lo tolerable, y que es comprensible que algún lector se molestase por ella; pero me gustaría saber qué relación guarda una broma inofensiva, que obviamente no atañe siquiera a la validez de los argumentos de quien la gasta (puesto que la validez de un argumento es independiente de quien lo esgrime: dos más dos son cuatro independientemente de que quien lo afirme sea matemático o torero), con la injuria que motiva la intervención de la Defensora.



Por otra parte, también sostengo que el periodismo, como la historia o la ciencia, no es una mera acumulación de datos sino una interpretación de los datos, y que toda interpretación conlleva el uso de la imaginación. Por supuesto, imaginación no significa aquí invención: significa capacidad de relacionar hechos dispares.
 Cuando Raymond Carr afirma que la historia es "un ensayo de comprensión imaginativa del pasado" no está diciendo que el historiador deba inventar hechos: está diciendo que debe interpretarlos, relacionándolos entre sí, para ofrecer una visión veraz del pasado.
Es evidente que los periodistas hacen lo mismo: los periódicos ofrecen o deberían ofrecer datos veraces sobre el presente, pero su interpretación de esos datos diverge.
Esa interpretación plural nada tiene que ver ni con la ficción ni con la mentira; mejor dicho, es -o debería ser-, lo contrario de ambas: un instrumento indispensable para alcanzar la verdad.
Como en la historia o en la ciencia.

Ellos llevan la batuta REPORTAJE: Mujeres

Un estudio critica 'sesgos sexistas' en las orquestas españolas -
 Los expertos proponen audiciones a ciegas para aumentar la contratación de mujeres .
CHARO NOGUEIRA
Techo de cristal para unos, cuestión de relevo generacional para otros.
 Las 27 orquestas sinfónicas sostenidas con dinero público en España disponen de un 32% de músicas.
Es una proporción inferior a la de alumnas que obtienen el título superior (41%, 10 puntos menos que hace una década).
Las intérpretes solo rozan la paridad en la sección de cuerda (42%). Para ellas el violín, para ellos el clarinete o, también, la batuta. No hay ninguna directora titular.




La aventura de la sinfónica femenina



Persisten pudores atávicos y aún hay quien censura a las violonchelistas

La tesis del techo de cristal que impide el avance femenino la defiende el estudio Género sinfónico. La participación de las mujeres en las orquestas profesionales españolas que ha elaborado el grupo Musyca de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense.
El director del trabajo, Javier Noya, y la música e investigadora María Setuain Belzunegui han pasado revista a los 2.000 intérpretes de las formaciones que integran la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas.
La foto fija por sexos sitúa a las orquestas españolas con veinte años de retraso respecto a las alemanas o británicas.



La situación, que ha mejorado en buena medida con la llegada de intérpretes extranjeras, dista de ser homogénea.
Existen brechas: solo dos formaciones sinfónicas tienen una participación femenina que alcanza o supera el 40% (Oviedo y Santiago).
"No sabía que fuéramos la orquesta más paritaria, pero es una buena noticia", afirma con sorpresa la gerente de Oviedo Filarmonía, María Riera. "Quizá se deba a que somos una formación joven y a que las mujeres cada vez estamos más preparadas".
De los 55 intérpretes, 31 son hombres (10 de ellos, extranjeros) y 24, mujeres (13 no españolas). "En las audiciones , cada vez hay más candidatas", asegura.



El farolillo rojo (menos del 25%) es para la Orquesta Nacional de España (ONE), dependiente del Ministerio de Cultura.
"Nunca he visto en ella discriminación por razón de sexo", asegura el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Félix Palomero, que fue gerente de la ONE durante seis años. "Los tribunales son paritarios y el 35% de las plazas convocadas desde 2005 las ocupan mujeres", puntualiza.



Palomero atribuye la diferencia a "las plantillas históricas heredadas", con gran peso masculino.
 Dada la estabilidad laboral de los músicos en sus plazas, los relevos tienen una suerte de fecha fija.
"Ahora se ve que las mujeres se incorporan con normalidad".
El avance de las músicas es "cuestión de tiempo", dice.



"La participación femenina es menor en los escenarios de mayor prestigio, como Madrid, Cataluña o País Vasco", establece el estudio antes de añadir: "En la competencia por las plazas más difíciles, las de las orquestas de mayor prestigio, siempre pierden las mujeres, lo cual indica que hay un sesgo sexista".



"La causa de la discriminación de la mujer no es social, es musical: el conservadurismo del género sinfónico", según el estudio.
Y está en relación con la imagen de los instrumentos: "Todavía tienen connotaciones sexuales", afirma Noya. "Hasta el siglo XX estaba mal visto que las mujeres tocaran el violoncello porque se coloca entre las piernas", dice. Los instrumentos grandes -a excepción de los de salón: arpa y piano- son "coto de los intérpretes masculinos".



Además del tamaño, el timbre importa.
 "Lo grave está asociado a lo masculino y lo agudo, a lo femenino", según el estudio. La sección de cuerdas es "siempre" la más feminizada.
 En especial el violín (el 47% en manos femeninas). "Una de cada dos mujeres en las orquestas españolas es violinista", según el trabajo de la Complutense.



En el viento soplan aires diversos: solo la flauta tiene un 40% de mujeres intérpretes.
 Su presencia es mayor en los instrumentos de madera que en los de metal. "No es un asunto de capacidad pulmonar", afirma Noya.
Las percusionistas rondan el 2%.



El estudio propone mejorar la presencia femenina mediante audiciones a ciegas, para que se desconozca el sexo del candidato.
 "Eso aumenta en un 50% las probabilidades de contratar a una mujer", afirma Noya basándose en una investigación estadounidense.
Una propuesta que no gusta a otros, como el responsable del INAEM, que defiende los planteamientos "artísticos" frente a los de tinte "sociológico".

Rivalidad DAVID TRUEBA

Los publicitarios saben que la rivalidad entre dos productos mejora sus ventas.
 El deporte enseña que las grandes rivalidades fortalecen.
En el fútbol americano, los Green Bay Packers se odian con los Chicago Bears desde 1921.
En el béisbol la rivalidad entre los New York Yankees y los Red Sox de Boston deja las relaciones entre Barça y Madrid en una carantoña amistosa.
 Mis adorados Corinthians, que fueron gloriosos en los tiempos de ese cerebro con botas de fútbol llamado Sócrates, alimentan su odio hacia el Palmeiras desde 1914.






Pero la rivalidad en los medios muchas veces no estriba en hacerlo mejor, sino peor. Alimentar la información con la pasión sin matices de un Boca-River desnuda al ejercicio periodístico de toda su complejidad.
Lo llaman periodismo de trinchera, pero es más bien periodismo de barra brava, aunque el hooligan lleve corbata y tenga carrera.
 El fan da más satisfacciones que el espectador exigente.
 En esas batallas, pierden el periodista y la sociedad; uno se descalifica como árbitro; el otro se queda sin campo de juego.



La Academia de la Televisión ha homenajeado al periodista Luis Mariñas, fallecido en diciembre.
Como símbolo de su labor recordó el debate que moderó entre Felipe González y Aznar en mayo de 1993. En aquella Telecinco, Mariñas armó un rincón para poner a las rivalidades en el lugar donde más rinden, en la exigencia, el debate, la seducción.
 Quizá por culpa del resultado de aquel cara a cara, estuvimos castigados sin debate entre candidatos, hasta que Zapatero aceptó sentarse frente a Rajoy tras sus primeros cuatro años de Gobierno.
 Saquen la cuenta de los años transcurridos y del pánico al debate.



En recuerdo a Mariñas, los organizadores convocaron a González y Aznar, pero ni la agenda ni las ganas les permitieron volverse a reunir.
 Les ampara el derecho a una jubilación tranquila.
 Si las rivalidades no encuentran el terreno donde enfrentarse con limpieza, terminan por monologar para fieles y convencidos: la hinchada. La gente prefiere el fútbol, porque cada dos semanas, hasta la estrella más mimada está forzada a jugar en campo rival.