16 ene 2011
Fachada DAVID TRUEBA
Si tenemos en cuenta que en España hay casi 20 ministros de Cultura, sumados a autoridades culturales de Ayuntamientos, departamentos culturales de instituciones y divisiones culturales de fundaciones y empresas, cualquiera diría que España respira cultura por todos sus poros.
Es un botellón cultural, un desborde, un ansia de conocimiento y sabiduría tan soberbio que aquí vuelve a nacer Platón y se tiene que poner al día con clases particulares.
O puede que tan solo consista en que la palabra Cultura está tan pisoteada como un chicle escupido años atrás en una acera del centro. De tanto hablar de cultura nadie sabe qué es ni por dónde sale, pero por si un día le da por aparecer le hemos montado unos estupendos recintos para que se instale.
Es cansino que las únicas polémicas sobre el uso de fondos públicos vengan por infraestructuras culturales, nunca a cuenta de más autopistas de peaje, polígonos industriales o chirimbolismo urbano.
Ha vuelto a ocurrir con la inauguración de la Cidade de la Cultura en el monte Gaiás compostelano. La obra que todos los políticos quisieran inaugurar aunque nunca sepan muy bien qué ponerle dentro.
Hay mucho de fomento de un turismo laico, que reacio a seguir admirando catedrales prefiere la ruta por edificios relevantes. Por más que un nombre tan poético como ciudad de la cultura nos sugiera un espacio creativo y libre, los primeros empleos que generará no son de poeta, compositor ni escultor ni bailarín, sino de guardias jurados, bedeles y burócratas.
Habría que repensar si no valiera más poner humildes andamios a la creación por nacer. La cultura se engendra casi siempre a la sombra, en el garaje o la trasera.
Ningún futbolista nace porque el estadio sea más rutilante o tenga la tribuna cubierta, sino porque el potrero, que dicen los argentinos, o el descampado frente a casa, no tiene valla. "Mejor que lo gasten en esto que no en otra cosa", respondió una señora a la encuesta de una televisión gallega por la calle.
Como los padres que al dar la paga al hijo esperan que no se lo gaste ni en mujeres ni en vino.
Ojalá que al cuerpazo diseñado por Eisenman le pongan cerebro dentro, que la fachada no disimule el abandono del interior.
Es un botellón cultural, un desborde, un ansia de conocimiento y sabiduría tan soberbio que aquí vuelve a nacer Platón y se tiene que poner al día con clases particulares.
O puede que tan solo consista en que la palabra Cultura está tan pisoteada como un chicle escupido años atrás en una acera del centro. De tanto hablar de cultura nadie sabe qué es ni por dónde sale, pero por si un día le da por aparecer le hemos montado unos estupendos recintos para que se instale.
Es cansino que las únicas polémicas sobre el uso de fondos públicos vengan por infraestructuras culturales, nunca a cuenta de más autopistas de peaje, polígonos industriales o chirimbolismo urbano.
Ha vuelto a ocurrir con la inauguración de la Cidade de la Cultura en el monte Gaiás compostelano. La obra que todos los políticos quisieran inaugurar aunque nunca sepan muy bien qué ponerle dentro.
Hay mucho de fomento de un turismo laico, que reacio a seguir admirando catedrales prefiere la ruta por edificios relevantes. Por más que un nombre tan poético como ciudad de la cultura nos sugiera un espacio creativo y libre, los primeros empleos que generará no son de poeta, compositor ni escultor ni bailarín, sino de guardias jurados, bedeles y burócratas.
Habría que repensar si no valiera más poner humildes andamios a la creación por nacer. La cultura se engendra casi siempre a la sombra, en el garaje o la trasera.
Ningún futbolista nace porque el estadio sea más rutilante o tenga la tribuna cubierta, sino porque el potrero, que dicen los argentinos, o el descampado frente a casa, no tiene valla. "Mejor que lo gasten en esto que no en otra cosa", respondió una señora a la encuesta de una televisión gallega por la calle.
Como los padres que al dar la paga al hijo esperan que no se lo gaste ni en mujeres ni en vino.
Ojalá que al cuerpazo diseñado por Eisenman le pongan cerebro dentro, que la fachada no disimule el abandono del interior.
Noches de sexo y vodka para Charlie Sheen
El intérprete se monta una juerga en Las Vegas con tres actrices porno .
."Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas", asegura la publicidad de la meca del vicio.
Y aún más si te llamas Charlie Sheen. El multidivorciado, adicto, violento y siempre polémico protagonista de la serie Dos hombres y medio vuelve a dar la nota al protagonizar lo que suena a su propia convención porno en esta ciudad estadounidense. Mientras la atención internacional estaba puesta en el CES -la principal feria de la electrónica, donde se presentan los últimos avances tecnológicos-, Sheen prefirió dedicarse a la feria de la pornografía que se celebra durante las mismas fechas en Las Vegas y a organizar su propia edición. Una versión algo más íntima, con la presencia en su habitación de tres conocidas reinas del porno a su disposición. Según informa la web de cotilleos de famosos TMZ, la fiesta tuvo lugar en el hotel casino The Palms, de Hugh Heffner, dueño de Playboy, con la presencia de Bree Olson, conocida como la ganadora en 2008 del premio a la mejor secuencia de sexo anal; Michelle La bomba McGee, quien entre sus triunfos cuenta con haber puesto fin al matrimonio entre Jesse James y Sanda Bullock, y una tercera joven desconocida y cuyo cuerpo está enteramente cubierto por tatuajes.
El actor cobra 1,5 millones de euros por episodio en 'dos hombres y medio'
Tras la fiesta, se ausentó de los ensayos de la serie "por dolor de oídos"
Según esta web, el cuarteto se regaló una noche de juego, tragos de vodka y pasión. Algo que poco tiene que ver con los planes del actor mejor pagado de la televisión estadounidense de eliminar los vicios de su vida tras un 2010 más que movidito con denuncias por violencia de género y por destrozar una habitación de hotel, entre otras cosas. Escándalos que, por otro lado, han tenido una escasa repercusión en su carrera, a juzgar por el sueldo de 1,5 millones de euros que cobra por episodio de Dos hombres y medio.
"¿Qué esperan?, ¿que vaya a misa?", espetó a la prensa en su defensa otra de las mujeres en la vida de Sheen, la también polémica Heidi Fleiss, conocida como la madame de Hollywood y que supuestamente contaba con el actor entre los clientes de su red de prostitución.
"Es el intérprete mejor pagado de la televisión, protagonista de la serie más popular y que siempre llega a tiempo y lo hace a la perfección. Al tipo le encanta ir de fiestas; así que ver a Charlie Sheen con una prostituta, ¿a quién le sorprende?", añadió Fleiss, recordando que entre las conquistas del actor estuvo la estrella del porno Ginger Lynn Allen.
Pero tanta fiesta está afectado a su carrera. Sheen se ausentó esta semana de los ensayos de su serie alegando un intenso dolor de oídos, dolencia que 24 horas más tarde había desaparecido cuando regresó al rodaje conduciendo su coche de lujo.
El final de esta serie de celebraciones va a ser el ingreso, de nuevo, del actor en una clínica de rehabilitación. Sheen ya ha pasado en distintas ocasiones por este tipo de centros y por la cárcel. Sin querer dar su nombre, una fuente cercana al intérprete declaró que pese a su vida loca "está como un mulo" y sin negar sus adicciones asegura que "es alguien capaz de funcionar sin necesidad de una cura de desintoxicación".
Su agente solo se refirió a este nuevo incidente en la vida del hijo de Martin Sheen para hablar de su profesionalidad, asegurando que, "como siempre, bordó las secuencias" al regresar al plató de televisión.
Quien le tiene en el punto de mira de sus ataques es el cómico británico Ricky Gervais, quien anunció públicamente que piensa hacer del hermano de Emilio Estevez el blanco de sus ironías durante la entrega hoy de los Globos de Oro, los premios que concede la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood.
"Ha sacado los pies del plato", dijo a la también humorista Ellen DeGeneres en referencia a Sheen, candidato en tres ocasiones a este galardón, que obtuvo en 2002 a su paso por Spin City. Junto a él, Gervais también planea vilipendiar a Mel Gibson y a O. J. Simpson, otros de los chicos malos de Hollywood.
Y Grimson se nos ha ido de Las Vegas.
."Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas", asegura la publicidad de la meca del vicio.
Y aún más si te llamas Charlie Sheen. El multidivorciado, adicto, violento y siempre polémico protagonista de la serie Dos hombres y medio vuelve a dar la nota al protagonizar lo que suena a su propia convención porno en esta ciudad estadounidense. Mientras la atención internacional estaba puesta en el CES -la principal feria de la electrónica, donde se presentan los últimos avances tecnológicos-, Sheen prefirió dedicarse a la feria de la pornografía que se celebra durante las mismas fechas en Las Vegas y a organizar su propia edición. Una versión algo más íntima, con la presencia en su habitación de tres conocidas reinas del porno a su disposición. Según informa la web de cotilleos de famosos TMZ, la fiesta tuvo lugar en el hotel casino The Palms, de Hugh Heffner, dueño de Playboy, con la presencia de Bree Olson, conocida como la ganadora en 2008 del premio a la mejor secuencia de sexo anal; Michelle La bomba McGee, quien entre sus triunfos cuenta con haber puesto fin al matrimonio entre Jesse James y Sanda Bullock, y una tercera joven desconocida y cuyo cuerpo está enteramente cubierto por tatuajes.
El actor cobra 1,5 millones de euros por episodio en 'dos hombres y medio'
Tras la fiesta, se ausentó de los ensayos de la serie "por dolor de oídos"
Según esta web, el cuarteto se regaló una noche de juego, tragos de vodka y pasión. Algo que poco tiene que ver con los planes del actor mejor pagado de la televisión estadounidense de eliminar los vicios de su vida tras un 2010 más que movidito con denuncias por violencia de género y por destrozar una habitación de hotel, entre otras cosas. Escándalos que, por otro lado, han tenido una escasa repercusión en su carrera, a juzgar por el sueldo de 1,5 millones de euros que cobra por episodio de Dos hombres y medio.
"¿Qué esperan?, ¿que vaya a misa?", espetó a la prensa en su defensa otra de las mujeres en la vida de Sheen, la también polémica Heidi Fleiss, conocida como la madame de Hollywood y que supuestamente contaba con el actor entre los clientes de su red de prostitución.
"Es el intérprete mejor pagado de la televisión, protagonista de la serie más popular y que siempre llega a tiempo y lo hace a la perfección. Al tipo le encanta ir de fiestas; así que ver a Charlie Sheen con una prostituta, ¿a quién le sorprende?", añadió Fleiss, recordando que entre las conquistas del actor estuvo la estrella del porno Ginger Lynn Allen.
Pero tanta fiesta está afectado a su carrera. Sheen se ausentó esta semana de los ensayos de su serie alegando un intenso dolor de oídos, dolencia que 24 horas más tarde había desaparecido cuando regresó al rodaje conduciendo su coche de lujo.
El final de esta serie de celebraciones va a ser el ingreso, de nuevo, del actor en una clínica de rehabilitación. Sheen ya ha pasado en distintas ocasiones por este tipo de centros y por la cárcel. Sin querer dar su nombre, una fuente cercana al intérprete declaró que pese a su vida loca "está como un mulo" y sin negar sus adicciones asegura que "es alguien capaz de funcionar sin necesidad de una cura de desintoxicación".
Su agente solo se refirió a este nuevo incidente en la vida del hijo de Martin Sheen para hablar de su profesionalidad, asegurando que, "como siempre, bordó las secuencias" al regresar al plató de televisión.
Quien le tiene en el punto de mira de sus ataques es el cómico británico Ricky Gervais, quien anunció públicamente que piensa hacer del hermano de Emilio Estevez el blanco de sus ironías durante la entrega hoy de los Globos de Oro, los premios que concede la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood.
"Ha sacado los pies del plato", dijo a la también humorista Ellen DeGeneres en referencia a Sheen, candidato en tres ocasiones a este galardón, que obtuvo en 2002 a su paso por Spin City. Junto a él, Gervais también planea vilipendiar a Mel Gibson y a O. J. Simpson, otros de los chicos malos de Hollywood.
Y Grimson se nos ha ido de Las Vegas.
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