La memoria de los heterodoxos
El periodismo es una noble profesión, que se ennoblece aún más cuando quienes la ejercen traspasan la línea de lo esperable y se convierten en referentes de opinión, incluso cuando no se está de acuerdo con ellos. Tres de esas figuras, que fueron luminarias en el periodismo canario, nos han dejado en los últimos años. Me refiero a Chela, Rafael Morales y Salvador Sagaseta, heterodoxos donde los haya y escritores de pensamiento y creación más allá de la página volandera de un periódico.
Y no sé por qué me acuerdo hoy de ellos; será porque es tiempo de Navidad, porque se echa de menos el rigor, la ironía o el desparpajo que derrochaban, cada uno en su estilo, porque... Por lo que sea, es bueno acordarse de quienes han puesto mojones en nuestra sociedad, notarios hasta sin quererlo de una realidad majadera. Fueron maestros sin proponérselo, y dejaron un camino abierto como el que se dibuja en los ríos invernales detrás de un rompehielos. Pero no hay que alejarse mucho de su estela porque el río tiende a helarse de nuevo. Sí, es por eso que hoy los recuerdo, y porque ya sabemos que mientras alguien se acuerde de nosotros no moriremos del todo. Y porque fueron mis amigos.