"Barbie Video Girl, un posible método de producción de pornografía infantil". Con este título, la sección californiana de crímenes cibernéticos del FBI ha enviado un despacho de alerta internacional, en el cual advierte de los posibles riesgos que conlleva la Barbie Video Girl, la gran apuesta navideña de Mattel.
Esta muñeca, que en EE UU se comercializó en julio y en España en septiembre, al precio de 60 euros, lleva pantalones pitillo, un vistoso collar y un atrevido chaleco brillante. La novedad consiste en el objetivo de la cámara que lleva en el collar y en la pantalla LCD en color, colocada en su espalda en lugar de la mochila. De ese modo los niños pueden usar la muñeca como una verdadera cámara, tal como reza la publicidad, y ver lo que están grabando.
La muñeca está dotada de un cable USB para descargar los vídeos, que pueden alcanzar los 30 minutos de duración, en Internet y conectarse a la web (http://es.barbie.com/) para editar y retocar las imágenes con herramientas exclusivas.
En resumen: el juguete perfecto para las Navidades, si no fuera por la sorprendente alarma lanzada por el FBI. La agencia de investigaciones estadounidense teme que los pedófilos puedan utilizar la atractiva muñeca como cebo para víctimas inconscientes.
La reacción airada de Mattel ha llegado en un comunicado donde se reitera que su prioridad es la seguridad y el bienestar de los pequeños usuarios y que no se ha dado ningún caso parecido al imaginado por el FBI en ninguna parte del mundo.
También la sucursal española de la empresa ha confirmado que la polémica Barbie con cámara está teniendo una excelente acogida. "El año pasado no tuvimos problemas en retirar del mercado unos juguetes que no satisfacían nuestro riguroso control de calidad, pero en este caso no existe el mínimo riesgo y no hay motivos de preocupación", indicó a este diario Víctor Palacio, responsable de las relaciones con la prensa de Mattel España.
La muñeca, que en Estados Unidos está nominada al premio para el mejor juguete del año 2011, en España se lanzó emplazando a las niñas a participar en un concurso de vídeos en Internet para ganar el título de intrépida reportera de Barbie.
En su 51 años de vida, Barbie, además de haber sido compañera de juego de millones de niñas, ha protagonizado algunas polémicas y ha servido de inspiración para sucesivas generaciones de artistas, desde la mirada sofisticada de fotógrafos de prestigio como David Levinthal hasta la aproximación irónica de jóvenes creativos como E. V. Day con sus Barbie momificadas, Roberto Roseano con las Barbie Suicide Series y Jen McCreight con su Atheist Barbie.
28 dic 2010
Zappa DAVID TRUEBA
El zapador era el soldado que preparaba el avance del resto de la tropa. La labor de zapa se extendió al mercado laboral e incluso a la actividad seductora, donde el trabajo previo es fundamental para cualquier conquista. Sin embargo no fue por eso por lo que se eligió el verbo zapear para describir la acción de cambiar de canales de televisión de manera compulsiva, sino por su parentesco con el inglés zapping, actividad que en Norteamérica se remontaba al año 1956 y la invención del mando a distancia.
El éxito de tal acción frente al televisor, esa especie de autoridad magnífica, terminó por contagiar nuestra forma de vivir y el zapeo es ya una seña de identidad en las relaciones, las ambiciones, las diversiones y las emociones del siglo XXI.
Pese a que el zapeo define el consumo de la televisión moderna, aún hoy la pantalla sigue ejerciendo un poder adictivo brutal y, pese a la facilidad de acción, apagar el televisor implica un esfuerzo de voluntad enorme. El zapeo propone una falsa alternativa al sabio gesto de apagar, incita a navegar durante horas en busca de algo quimérico que te aguarda escondido en algún canal.
La televisión del futuro, que ya está cerca de incorporar la ingente cantidad de material subido a la Red, permite aumentar la búsqueda e incluso empezar a conformar un carácter de programador en el mero usuario.
Enfrentado a especiales televisivos sobre Camilo Sexto, Rocío Dúrcal o Raphael, no es raro que el espectador navideño tenga la sensación de estar atrapado en el mismo bucle musical desde su infancia.
Para huir de ello nada mejor que recorrer fragmentos de un músico inasequible, Frank Zappa, que estas fiestas habría cumplido 70 años.
Desde su primera aparición en el show de Steve Allen haciendo música con dos bicicletas, hasta las últimas entrevistas ya herido de muerte por el cáncer de próstata que acabaría con él a los 52 años, este experimental iconoclasta, antiautoritario, alérgico a la censura y aficionado a satirizar sobre toda raza y condición, proporciona una gran definición de sí mismo: dale una nariz larga, un pelo extraño y una cara fea a cualquier tipo y verás de lo que es capaz. Prefiero esa labor de Zappa.
Zappa y Las Madres fueron durante tiempo la B.S-O.de mi vida cotidiana, conseguiamos sus fiscos en Londres e hicimos un poster de su grupo donde pusimos la cara de mi hojo, estaba gracioso, en lugar de fotos de bebé con juguetes o familia él está en los cantantes revolucionarios en música y formas de vida.
Pude verlo en Barcelona, tuve suerte de encontrarlo y recorrer sus canciones, desde luego Frank Zappa fue una de las personas que no olvidaré.
El éxito de tal acción frente al televisor, esa especie de autoridad magnífica, terminó por contagiar nuestra forma de vivir y el zapeo es ya una seña de identidad en las relaciones, las ambiciones, las diversiones y las emociones del siglo XXI.
Pese a que el zapeo define el consumo de la televisión moderna, aún hoy la pantalla sigue ejerciendo un poder adictivo brutal y, pese a la facilidad de acción, apagar el televisor implica un esfuerzo de voluntad enorme. El zapeo propone una falsa alternativa al sabio gesto de apagar, incita a navegar durante horas en busca de algo quimérico que te aguarda escondido en algún canal.
La televisión del futuro, que ya está cerca de incorporar la ingente cantidad de material subido a la Red, permite aumentar la búsqueda e incluso empezar a conformar un carácter de programador en el mero usuario.
Enfrentado a especiales televisivos sobre Camilo Sexto, Rocío Dúrcal o Raphael, no es raro que el espectador navideño tenga la sensación de estar atrapado en el mismo bucle musical desde su infancia.
Para huir de ello nada mejor que recorrer fragmentos de un músico inasequible, Frank Zappa, que estas fiestas habría cumplido 70 años.
Desde su primera aparición en el show de Steve Allen haciendo música con dos bicicletas, hasta las últimas entrevistas ya herido de muerte por el cáncer de próstata que acabaría con él a los 52 años, este experimental iconoclasta, antiautoritario, alérgico a la censura y aficionado a satirizar sobre toda raza y condición, proporciona una gran definición de sí mismo: dale una nariz larga, un pelo extraño y una cara fea a cualquier tipo y verás de lo que es capaz. Prefiero esa labor de Zappa.
Zappa y Las Madres fueron durante tiempo la B.S-O.de mi vida cotidiana, conseguiamos sus fiscos en Londres e hicimos un poster de su grupo donde pusimos la cara de mi hojo, estaba gracioso, en lugar de fotos de bebé con juguetes o familia él está en los cantantes revolucionarios en música y formas de vida.
Pude verlo en Barcelona, tuve suerte de encontrarlo y recorrer sus canciones, desde luego Frank Zappa fue una de las personas que no olvidaré.
Maestro de televisión
El lugar donde nacieron los informativos de Telecinco era un barrizal con casetas prefabricadas junto a los antiguos Estudios Roma de Televisión Española. Lo llamaban "las caracolas", estaba enfrente de un poblado chabolista, y no era fácil llegar hasta allí. Tras darme unas cuantas explicaciones por teléfono, Luis Mariñas debió perder la paciencia. "Si no sabes llegar hasta aquí, es que no eres la periodista que estoy buscando". Glups. Naturalmente que llegué: era mi primera entrevista para trabajar en televisión, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad.
Fallece a los 63 años el periodista Luis Mariñas
El Luis Mariñas que yo conocí tenía esos ataques de brusquedad que no le impedían la ternura, como jefe y como amigo. Cuando le conocí, acababa de asumir una tarea a priori imposible: crear de la nada unos informativos frente al trasatlántico que era Televisión Española; ante una Antena 3 que nacía con aires de grandeza, y con unas televisiones autonómicas que daban sus primeros pasos con frescura y ambición.
Valerio Lazarov convenció a Mariñas para que dejara la que había sido su casa desde los 19 años, TVE. Allí nació y creció como profesional: fue director territorial de TVE en su Galicia natal y, ya en Madrid, fue responsable de la sección de política, antes de presentar y dirigir la primera y segunda edición de unos telediarios que no tenían competencia, y amasaban audiencias de hasta 16 millones de españoles. Su voz profunda, la barba oscura y la mirada clara le valieron el apodo de Sandokán, aunque este gallego tuvo que bregar en otras aguas, las turbulentas de la política durante los años de la transición y los primeros pasos de la democracia.
Cuando llegó a Telecinco, en 1990, supo que no podía luchar contra sus competidores con las mismas armas y apostó por un formato inédito en la televisión española: Entre Hoy y Mañana, un informativo casi de madrugada en el que primaba la opinión -J.J. Santos, Juancho Armas Marcelo, Andrés Aberasturi, Carmen Tomás, Fernando Jáuregui o Antonio Remiro-, y una selección de temas que dejaba hundidos en la perplejidad a sus rivales. Frente a la política y el deporte predominante, mucha información social y mucho humor en el tratamiento de los temas que lo permitían, aunque no eran informativos light: los accionistas de aquella Telecinco -los kuwaitíes de KIO- se llevaban las manos a la cabeza cuando, noche sí y noche no, Remiro repartía mandobles contra Kuwait, EEUU y la opinión preponderante de que los bombardeos de la Primera Guerra del Golfo se los había ganado a pulso el propio Sadam Hussein.
Luis Mariñas jamás obligó a cambiar a sus analistas ni una sola línea de sus comentarios, ni a sus redactores el sentido de las informaciones. Con unos medios escasos, no compitió nunca por ofrecer grandes exclusivas, pero cuando olía la oportunidad, daba el campanazo. Lo hizo con la única entrevista que el citado Sadam Hussein concedió a una televisión occidental en pleno conflicto (Mariñas siempre contaría con detalle y mucha ironía los indecorosos cacheos a los que tuvo que someterse en Bagdad), o cuando obtuvo y emitió las cintas de Super8 que habría grabado Franco y en las que se escuchaba al propio dictador comentando escenas bucólicas y familiares en el Pazo de Meirás, pescando truchas, o de cacería.
Por los estudios de Telecinco, a medida que los informativos fueron creciendo de los 15 minutos iniciales para ir ocupando más horas de emisión, pasaron profesionales de cualquier adscripción ideológica, convencido como estaba Mariñas de que la información debía completarse en televisión con análisis plurales.
Felipe Mellizo, Fermín Bocos, Fernando Ónega, Miguel Ángel Aguilar, Consuelo Sánchez Vicente, Federico Jiménez Losantos, Carlos Carnicero, Martín Prieto o Iñaki Gabilondo y sus entrevistas, fueron algunos de los primeros espadas que lidiaron en esa jovencísima Telecinco.
En la redacción se curtían, entretanto, periodistas como Vicente Vallés, José Ribagorda, María José Sáez o Mariló Montero. Como periodista, Luis Mariñas fue siempre generoso.
Siempre le gustó rodearse de los mejores, de los consagrados, y dar alas a los que empezaban y en quienes creía.
Su momento más intenso en los casi diez años que pasó en Fuencarral fue, sin duda, el segundo y definitivo debate entre el presidente González y el aspirante Aznar, que había noqueado al socialista en el primer cara a cara en Antena 3. Con la realización de su inseparable Benito Valle, el cara a cara de la noche del 31 de mayo de 1993 batió todos los récords de audiencia, y sentó las bases para unos debates que tardarían años en volver a la televisión.
Fueron, quizás, sus mejores años . El azar quiso que fuéramos competidores a primera hora de la mañana, cuando yo dirigía La Mirada Crítica en Telecinco y Mariñas Los desayunos de TVE. Me gustaba cómo preguntaba: aún le recuerdo en el plató frente a Ana Botella, que acababa de presentar un libro de cuentos clásicos que ella comentaba. "En Moncloa, ¿quién cuenta mejor los cuentos, usted o su marido cuando habla de Irak?" Dicho con retranca y la suavidad gallega que nunca le abandonó, ni siquiera Botella torció el gesto. Bien es verdad que Ana Botella le debía a Mariñas haber sido comentarista en Telecinco en la época en la que un Aznar en la oposición necesitaba cualquier apoyo mediático posible.
Casi todo lo que sé de televisión, y mucho de lo que sé sobre periodismo, lo aprendí al lado de Luis Mariñas. Era imposible no quererle. Su vida personal no fue fácil, y la profesional se le complicó en los últimos años mientras seguía dando la cara en Telemadrid, Canal Sur o colaborando con distintas radios y periódicos. El corazón ya le había dado algún susto, pero ha sido un infarto el que le ha pillado solo y desprevenido en plenas Navidades. Deja tres hijos a los que adoraba, y muchos periodistas que le debemos mucho. En la playa de Riazor, en su Coruña natal, esparcirán sus cenizas, tal y y como era su deseo.
Buen viaje, Luis.
Montserrat Domínguez es directora del programa 'A vivir que son dos días' en la cadena SER
Fallece a los 63 años el periodista Luis Mariñas
El Luis Mariñas que yo conocí tenía esos ataques de brusquedad que no le impedían la ternura, como jefe y como amigo. Cuando le conocí, acababa de asumir una tarea a priori imposible: crear de la nada unos informativos frente al trasatlántico que era Televisión Española; ante una Antena 3 que nacía con aires de grandeza, y con unas televisiones autonómicas que daban sus primeros pasos con frescura y ambición.
Valerio Lazarov convenció a Mariñas para que dejara la que había sido su casa desde los 19 años, TVE. Allí nació y creció como profesional: fue director territorial de TVE en su Galicia natal y, ya en Madrid, fue responsable de la sección de política, antes de presentar y dirigir la primera y segunda edición de unos telediarios que no tenían competencia, y amasaban audiencias de hasta 16 millones de españoles. Su voz profunda, la barba oscura y la mirada clara le valieron el apodo de Sandokán, aunque este gallego tuvo que bregar en otras aguas, las turbulentas de la política durante los años de la transición y los primeros pasos de la democracia.
Cuando llegó a Telecinco, en 1990, supo que no podía luchar contra sus competidores con las mismas armas y apostó por un formato inédito en la televisión española: Entre Hoy y Mañana, un informativo casi de madrugada en el que primaba la opinión -J.J. Santos, Juancho Armas Marcelo, Andrés Aberasturi, Carmen Tomás, Fernando Jáuregui o Antonio Remiro-, y una selección de temas que dejaba hundidos en la perplejidad a sus rivales. Frente a la política y el deporte predominante, mucha información social y mucho humor en el tratamiento de los temas que lo permitían, aunque no eran informativos light: los accionistas de aquella Telecinco -los kuwaitíes de KIO- se llevaban las manos a la cabeza cuando, noche sí y noche no, Remiro repartía mandobles contra Kuwait, EEUU y la opinión preponderante de que los bombardeos de la Primera Guerra del Golfo se los había ganado a pulso el propio Sadam Hussein.
Luis Mariñas jamás obligó a cambiar a sus analistas ni una sola línea de sus comentarios, ni a sus redactores el sentido de las informaciones. Con unos medios escasos, no compitió nunca por ofrecer grandes exclusivas, pero cuando olía la oportunidad, daba el campanazo. Lo hizo con la única entrevista que el citado Sadam Hussein concedió a una televisión occidental en pleno conflicto (Mariñas siempre contaría con detalle y mucha ironía los indecorosos cacheos a los que tuvo que someterse en Bagdad), o cuando obtuvo y emitió las cintas de Super8 que habría grabado Franco y en las que se escuchaba al propio dictador comentando escenas bucólicas y familiares en el Pazo de Meirás, pescando truchas, o de cacería.
Por los estudios de Telecinco, a medida que los informativos fueron creciendo de los 15 minutos iniciales para ir ocupando más horas de emisión, pasaron profesionales de cualquier adscripción ideológica, convencido como estaba Mariñas de que la información debía completarse en televisión con análisis plurales.
Felipe Mellizo, Fermín Bocos, Fernando Ónega, Miguel Ángel Aguilar, Consuelo Sánchez Vicente, Federico Jiménez Losantos, Carlos Carnicero, Martín Prieto o Iñaki Gabilondo y sus entrevistas, fueron algunos de los primeros espadas que lidiaron en esa jovencísima Telecinco.
En la redacción se curtían, entretanto, periodistas como Vicente Vallés, José Ribagorda, María José Sáez o Mariló Montero. Como periodista, Luis Mariñas fue siempre generoso.
Siempre le gustó rodearse de los mejores, de los consagrados, y dar alas a los que empezaban y en quienes creía.
Su momento más intenso en los casi diez años que pasó en Fuencarral fue, sin duda, el segundo y definitivo debate entre el presidente González y el aspirante Aznar, que había noqueado al socialista en el primer cara a cara en Antena 3. Con la realización de su inseparable Benito Valle, el cara a cara de la noche del 31 de mayo de 1993 batió todos los récords de audiencia, y sentó las bases para unos debates que tardarían años en volver a la televisión.
Fueron, quizás, sus mejores años . El azar quiso que fuéramos competidores a primera hora de la mañana, cuando yo dirigía La Mirada Crítica en Telecinco y Mariñas Los desayunos de TVE. Me gustaba cómo preguntaba: aún le recuerdo en el plató frente a Ana Botella, que acababa de presentar un libro de cuentos clásicos que ella comentaba. "En Moncloa, ¿quién cuenta mejor los cuentos, usted o su marido cuando habla de Irak?" Dicho con retranca y la suavidad gallega que nunca le abandonó, ni siquiera Botella torció el gesto. Bien es verdad que Ana Botella le debía a Mariñas haber sido comentarista en Telecinco en la época en la que un Aznar en la oposición necesitaba cualquier apoyo mediático posible.
Casi todo lo que sé de televisión, y mucho de lo que sé sobre periodismo, lo aprendí al lado de Luis Mariñas. Era imposible no quererle. Su vida personal no fue fácil, y la profesional se le complicó en los últimos años mientras seguía dando la cara en Telemadrid, Canal Sur o colaborando con distintas radios y periódicos. El corazón ya le había dado algún susto, pero ha sido un infarto el que le ha pillado solo y desprevenido en plenas Navidades. Deja tres hijos a los que adoraba, y muchos periodistas que le debemos mucho. En la playa de Riazor, en su Coruña natal, esparcirán sus cenizas, tal y y como era su deseo.
Buen viaje, Luis.
Montserrat Domínguez es directora del programa 'A vivir que son dos días' en la cadena SER
No todo es policiaco en Escandinavia La tendencia editorial que vino del frío
El 'boom' de las letras nórdicas va más allá de los libros de intriga - La clave de su éxito es un realismo crudo que aborda sin tapujos los problemas individuales.
No todo es negro en la literatura de los países nórdicos.
Y así empieza a notarse en las librerías españolas, donde ya se huele otra vida tras el boom de lo policiaco que encarnan Stieg Larsson, Henning Mankell y Camilla Läckberg. "La propuesta tenía que cuajar porque hace ya tiempo que está consolidada en Europa", constata Diego Moreno, uno de los artífices de la lenta penetración en España de las letras escandinavas a través de Nórdica Libros.
"Los autores de novela negra no suelen escribir bien"
El generoso sistema de ayudas a la traducción tienta a muchos sellos
"Es una creación de mucha calidad, muy eficaz, emotiva y con trasunto, y esto se nota incluso en lo policiaco, donde la trama ya aborda temas de calado existencial y moral", apunta Fernando Varela, de Lengua de Trapo, que desde 2002 viene siendo de las pioneras en sembrar los anaqueles con autores impronunciables.
Las cifras son modestísimas en relación al género negro, pero ya constatan el fenómeno: "De estos libros vendíamos hace año y medio apenas 700 ejemplares; ahora esa media la hemos triplicado", aporta Moreno, que cita la tercera edición de La casa del mirador ciego, de la noruega Herbjorg Wassmo, como paradigma doble: de esa lenta pero inexorable penetración y de las características estilísticas que lo conforman. "Son autores con una técnica de frases cortas, con un contraste entre aspectos de sociedad muy desarrollada con valores más ancestrales, reflejando muy bien los sentimientos del individuo", resume Moreno, que lo concreta en una lista: "Narrativa bastante urbana, con fuerte presencia de la mujer, sin tapujos sobre temas como el alcoholismo, y con una presencia descomunal de la naturaleza".
"Es una literatura muy realista, cotidiana, que no está armada a partir de grandes tragedias sino de seres humanos a solas con sus problemas internos", cree Kirsti Baggethun, agregada cultural de la Embajada de Noruega, donde trabaja desde hace 25 años, y traductora al castellano, desde hace 20, con la ayuda de Asunción Lorenzo. Feliz de que en España se haya superado "el estancamiento en Ibsen, Hansum y hasta Jostein Gaarder", ella es paradigma del momento-literatura-nórdica-no-negra: "Este 2010 habré traducido tres libros, cuando como mucho hacía uno al año". Opina, como Moreno, que era cuestión de tiempo y de que cuajaran las políticas de esos países: "Hay gran cantidad y calidad de escritores, en parte por las muchísimas ayudas que reciben".
También se da un gran apoyo a la traducción, detalle que no escapa a los editores. "El sistema y las cuantías que dedican son muy buenas y eso también tienta a algunos en momentos de crisis", recuerda Moreno. "Hasta la eclosión, hemos estado pagando el 100% de una traducción, ahora oscilamos entre el 60% y el 80%", cuantifica Baggethun. Según sus cifras, el NORLA, que promueve la literatura noruega en el extranjero, ha concedido desde 1999 una cincuentena de ayudas a la traducción en castellano, una decena solo el último año. A esa labor se añade, en opinión de Varela, la de las propias editoriales nórdicas, "muy serias y que facilitan mucha información y contactos, conscientes de que el éxito en España les abre las puertas para Latinoamérica". Acaso se refiera a la expansión de su gran éxito noruego Kjell Askildsen (Los perros de Tesalónica).
La prueba definitiva estuvo en la última Feria de Fráncfort, donde había más trasiego en el área de países escandinavos que en la de anglosajones. "En la feria de Gotemburgo había más editores españoles que suecos", bromea Moreno.
Una aleatoria mirada a los catálogos recientes lo constata: ahí está Mondadori, que se hizo con el noruego Per Petterson (Yo maldigo el río del tiempo) tras la buena acogida de Salir a robar caballos (Bruguera), y que ultima La tormenta de nieve, del sueco Johan Theorin. O Salamandra, con Nosotros, los ahogados, de Carsten Jensen, éxito en su Dinamarca natal. O un poco más alejado en el tiempo, los libros en Destino del sueco Per Olov Enquist, ahora galardonado con el Premio de Literatura Europea de Austria.
"De Libros del Asteroide me preguntaban no hace mucho por la trilogía del noruego Jan Kjaerstad y Salamandra me quitó a la finlandesa Sofi Oksanen", constata, sin acritud, Moreno. Sí, la Purga de Oksanen fue uno de los libros de Fráncfort, reciente Premio Fémina en Francia y que en España se publicará en 2011. Será uno de los 33 idiomas a que se traducirá la obra. Salamandra también editará el debut en castellano del islandés Jon Kalman Stefánsson: Entre cielo y tierra.
Por esas fechas Miscelánea, sello literario de Roca Editorial, lanzará al sueco Jonas Hassen Khemiri a partir de Montecore. Moreno, a lo suyo, prepara para febrero Maravillas del crepúsculo, del islandés Sjón, y para abril, La habitación silenciosa, segunda parte de la trilogía de Wassmo. Lengua de Trapo está con el noruego Tomas Espedal, antes ya en Siruela.
Moreno no duda que el proceso culminará con un Nobel para un nórdico. Y se atreve con un nombre: Thomas Tranströmer, "el poeta más traducido al inglés tras Neruda. Y será el final del proceso".
El lector español tiene, pues, suerte: está en el principio del boom literario nórdico.
No todo es negro en la literatura de los países nórdicos.
Y así empieza a notarse en las librerías españolas, donde ya se huele otra vida tras el boom de lo policiaco que encarnan Stieg Larsson, Henning Mankell y Camilla Läckberg. "La propuesta tenía que cuajar porque hace ya tiempo que está consolidada en Europa", constata Diego Moreno, uno de los artífices de la lenta penetración en España de las letras escandinavas a través de Nórdica Libros.
"Los autores de novela negra no suelen escribir bien"
El generoso sistema de ayudas a la traducción tienta a muchos sellos
"Es una creación de mucha calidad, muy eficaz, emotiva y con trasunto, y esto se nota incluso en lo policiaco, donde la trama ya aborda temas de calado existencial y moral", apunta Fernando Varela, de Lengua de Trapo, que desde 2002 viene siendo de las pioneras en sembrar los anaqueles con autores impronunciables.
Las cifras son modestísimas en relación al género negro, pero ya constatan el fenómeno: "De estos libros vendíamos hace año y medio apenas 700 ejemplares; ahora esa media la hemos triplicado", aporta Moreno, que cita la tercera edición de La casa del mirador ciego, de la noruega Herbjorg Wassmo, como paradigma doble: de esa lenta pero inexorable penetración y de las características estilísticas que lo conforman. "Son autores con una técnica de frases cortas, con un contraste entre aspectos de sociedad muy desarrollada con valores más ancestrales, reflejando muy bien los sentimientos del individuo", resume Moreno, que lo concreta en una lista: "Narrativa bastante urbana, con fuerte presencia de la mujer, sin tapujos sobre temas como el alcoholismo, y con una presencia descomunal de la naturaleza".
"Es una literatura muy realista, cotidiana, que no está armada a partir de grandes tragedias sino de seres humanos a solas con sus problemas internos", cree Kirsti Baggethun, agregada cultural de la Embajada de Noruega, donde trabaja desde hace 25 años, y traductora al castellano, desde hace 20, con la ayuda de Asunción Lorenzo. Feliz de que en España se haya superado "el estancamiento en Ibsen, Hansum y hasta Jostein Gaarder", ella es paradigma del momento-literatura-nórdica-no-negra: "Este 2010 habré traducido tres libros, cuando como mucho hacía uno al año". Opina, como Moreno, que era cuestión de tiempo y de que cuajaran las políticas de esos países: "Hay gran cantidad y calidad de escritores, en parte por las muchísimas ayudas que reciben".
También se da un gran apoyo a la traducción, detalle que no escapa a los editores. "El sistema y las cuantías que dedican son muy buenas y eso también tienta a algunos en momentos de crisis", recuerda Moreno. "Hasta la eclosión, hemos estado pagando el 100% de una traducción, ahora oscilamos entre el 60% y el 80%", cuantifica Baggethun. Según sus cifras, el NORLA, que promueve la literatura noruega en el extranjero, ha concedido desde 1999 una cincuentena de ayudas a la traducción en castellano, una decena solo el último año. A esa labor se añade, en opinión de Varela, la de las propias editoriales nórdicas, "muy serias y que facilitan mucha información y contactos, conscientes de que el éxito en España les abre las puertas para Latinoamérica". Acaso se refiera a la expansión de su gran éxito noruego Kjell Askildsen (Los perros de Tesalónica).
La prueba definitiva estuvo en la última Feria de Fráncfort, donde había más trasiego en el área de países escandinavos que en la de anglosajones. "En la feria de Gotemburgo había más editores españoles que suecos", bromea Moreno.
Una aleatoria mirada a los catálogos recientes lo constata: ahí está Mondadori, que se hizo con el noruego Per Petterson (Yo maldigo el río del tiempo) tras la buena acogida de Salir a robar caballos (Bruguera), y que ultima La tormenta de nieve, del sueco Johan Theorin. O Salamandra, con Nosotros, los ahogados, de Carsten Jensen, éxito en su Dinamarca natal. O un poco más alejado en el tiempo, los libros en Destino del sueco Per Olov Enquist, ahora galardonado con el Premio de Literatura Europea de Austria.
"De Libros del Asteroide me preguntaban no hace mucho por la trilogía del noruego Jan Kjaerstad y Salamandra me quitó a la finlandesa Sofi Oksanen", constata, sin acritud, Moreno. Sí, la Purga de Oksanen fue uno de los libros de Fráncfort, reciente Premio Fémina en Francia y que en España se publicará en 2011. Será uno de los 33 idiomas a que se traducirá la obra. Salamandra también editará el debut en castellano del islandés Jon Kalman Stefánsson: Entre cielo y tierra.
Por esas fechas Miscelánea, sello literario de Roca Editorial, lanzará al sueco Jonas Hassen Khemiri a partir de Montecore. Moreno, a lo suyo, prepara para febrero Maravillas del crepúsculo, del islandés Sjón, y para abril, La habitación silenciosa, segunda parte de la trilogía de Wassmo. Lengua de Trapo está con el noruego Tomas Espedal, antes ya en Siruela.
Moreno no duda que el proceso culminará con un Nobel para un nórdico. Y se atreve con un nombre: Thomas Tranströmer, "el poeta más traducido al inglés tras Neruda. Y será el final del proceso".
El lector español tiene, pues, suerte: está en el principio del boom literario nórdico.
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