El lugar donde nacieron los informativos de Telecinco era un barrizal con casetas prefabricadas junto a los antiguos Estudios Roma de Televisión Española. Lo llamaban "las caracolas", estaba enfrente de un poblado chabolista, y no era fácil llegar hasta allí. Tras darme unas cuantas explicaciones por teléfono, Luis Mariñas debió perder la paciencia. "Si no sabes llegar hasta aquí, es que no eres la periodista que estoy buscando". Glups. Naturalmente que llegué: era mi primera entrevista para trabajar en televisión, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad.
Fallece a los 63 años el periodista Luis Mariñas
El Luis Mariñas que yo conocí tenía esos ataques de brusquedad que no le impedían la ternura, como jefe y como amigo. Cuando le conocí, acababa de asumir una tarea a priori imposible: crear de la nada unos informativos frente al trasatlántico que era Televisión Española; ante una Antena 3 que nacía con aires de grandeza, y con unas televisiones autonómicas que daban sus primeros pasos con frescura y ambición.
Valerio Lazarov convenció a Mariñas para que dejara la que había sido su casa desde los 19 años, TVE. Allí nació y creció como profesional: fue director territorial de TVE en su Galicia natal y, ya en Madrid, fue responsable de la sección de política, antes de presentar y dirigir la primera y segunda edición de unos telediarios que no tenían competencia, y amasaban audiencias de hasta 16 millones de españoles. Su voz profunda, la barba oscura y la mirada clara le valieron el apodo de Sandokán, aunque este gallego tuvo que bregar en otras aguas, las turbulentas de la política durante los años de la transición y los primeros pasos de la democracia.
Cuando llegó a Telecinco, en 1990, supo que no podía luchar contra sus competidores con las mismas armas y apostó por un formato inédito en la televisión española: Entre Hoy y Mañana, un informativo casi de madrugada en el que primaba la opinión -J.J. Santos, Juancho Armas Marcelo, Andrés Aberasturi, Carmen Tomás, Fernando Jáuregui o Antonio Remiro-, y una selección de temas que dejaba hundidos en la perplejidad a sus rivales. Frente a la política y el deporte predominante, mucha información social y mucho humor en el tratamiento de los temas que lo permitían, aunque no eran informativos light: los accionistas de aquella Telecinco -los kuwaitíes de KIO- se llevaban las manos a la cabeza cuando, noche sí y noche no, Remiro repartía mandobles contra Kuwait, EEUU y la opinión preponderante de que los bombardeos de la Primera Guerra del Golfo se los había ganado a pulso el propio Sadam Hussein.
Luis Mariñas jamás obligó a cambiar a sus analistas ni una sola línea de sus comentarios, ni a sus redactores el sentido de las informaciones. Con unos medios escasos, no compitió nunca por ofrecer grandes exclusivas, pero cuando olía la oportunidad, daba el campanazo. Lo hizo con la única entrevista que el citado Sadam Hussein concedió a una televisión occidental en pleno conflicto (Mariñas siempre contaría con detalle y mucha ironía los indecorosos cacheos a los que tuvo que someterse en Bagdad), o cuando obtuvo y emitió las cintas de Super8 que habría grabado Franco y en las que se escuchaba al propio dictador comentando escenas bucólicas y familiares en el Pazo de Meirás, pescando truchas, o de cacería.
Por los estudios de Telecinco, a medida que los informativos fueron creciendo de los 15 minutos iniciales para ir ocupando más horas de emisión, pasaron profesionales de cualquier adscripción ideológica, convencido como estaba Mariñas de que la información debía completarse en televisión con análisis plurales.
Felipe Mellizo, Fermín Bocos, Fernando Ónega, Miguel Ángel Aguilar, Consuelo Sánchez Vicente, Federico Jiménez Losantos, Carlos Carnicero, Martín Prieto o Iñaki Gabilondo y sus entrevistas, fueron algunos de los primeros espadas que lidiaron en esa jovencísima Telecinco.
En la redacción se curtían, entretanto, periodistas como Vicente Vallés, José Ribagorda, María José Sáez o Mariló Montero. Como periodista, Luis Mariñas fue siempre generoso.
Siempre le gustó rodearse de los mejores, de los consagrados, y dar alas a los que empezaban y en quienes creía.
Su momento más intenso en los casi diez años que pasó en Fuencarral fue, sin duda, el segundo y definitivo debate entre el presidente González y el aspirante Aznar, que había noqueado al socialista en el primer cara a cara en Antena 3. Con la realización de su inseparable Benito Valle, el cara a cara de la noche del 31 de mayo de 1993 batió todos los récords de audiencia, y sentó las bases para unos debates que tardarían años en volver a la televisión.
Fueron, quizás, sus mejores años . El azar quiso que fuéramos competidores a primera hora de la mañana, cuando yo dirigía La Mirada Crítica en Telecinco y Mariñas Los desayunos de TVE. Me gustaba cómo preguntaba: aún le recuerdo en el plató frente a Ana Botella, que acababa de presentar un libro de cuentos clásicos que ella comentaba. "En Moncloa, ¿quién cuenta mejor los cuentos, usted o su marido cuando habla de Irak?" Dicho con retranca y la suavidad gallega que nunca le abandonó, ni siquiera Botella torció el gesto. Bien es verdad que Ana Botella le debía a Mariñas haber sido comentarista en Telecinco en la época en la que un Aznar en la oposición necesitaba cualquier apoyo mediático posible.
Casi todo lo que sé de televisión, y mucho de lo que sé sobre periodismo, lo aprendí al lado de Luis Mariñas. Era imposible no quererle. Su vida personal no fue fácil, y la profesional se le complicó en los últimos años mientras seguía dando la cara en Telemadrid, Canal Sur o colaborando con distintas radios y periódicos. El corazón ya le había dado algún susto, pero ha sido un infarto el que le ha pillado solo y desprevenido en plenas Navidades. Deja tres hijos a los que adoraba, y muchos periodistas que le debemos mucho. En la playa de Riazor, en su Coruña natal, esparcirán sus cenizas, tal y y como era su deseo.
Buen viaje, Luis.
Montserrat Domínguez es directora del programa 'A vivir que son dos días' en la cadena SER
28 dic 2010
No todo es policiaco en Escandinavia La tendencia editorial que vino del frío
El 'boom' de las letras nórdicas va más allá de los libros de intriga - La clave de su éxito es un realismo crudo que aborda sin tapujos los problemas individuales.
No todo es negro en la literatura de los países nórdicos.
Y así empieza a notarse en las librerías españolas, donde ya se huele otra vida tras el boom de lo policiaco que encarnan Stieg Larsson, Henning Mankell y Camilla Läckberg. "La propuesta tenía que cuajar porque hace ya tiempo que está consolidada en Europa", constata Diego Moreno, uno de los artífices de la lenta penetración en España de las letras escandinavas a través de Nórdica Libros.
"Los autores de novela negra no suelen escribir bien"
El generoso sistema de ayudas a la traducción tienta a muchos sellos
"Es una creación de mucha calidad, muy eficaz, emotiva y con trasunto, y esto se nota incluso en lo policiaco, donde la trama ya aborda temas de calado existencial y moral", apunta Fernando Varela, de Lengua de Trapo, que desde 2002 viene siendo de las pioneras en sembrar los anaqueles con autores impronunciables.
Las cifras son modestísimas en relación al género negro, pero ya constatan el fenómeno: "De estos libros vendíamos hace año y medio apenas 700 ejemplares; ahora esa media la hemos triplicado", aporta Moreno, que cita la tercera edición de La casa del mirador ciego, de la noruega Herbjorg Wassmo, como paradigma doble: de esa lenta pero inexorable penetración y de las características estilísticas que lo conforman. "Son autores con una técnica de frases cortas, con un contraste entre aspectos de sociedad muy desarrollada con valores más ancestrales, reflejando muy bien los sentimientos del individuo", resume Moreno, que lo concreta en una lista: "Narrativa bastante urbana, con fuerte presencia de la mujer, sin tapujos sobre temas como el alcoholismo, y con una presencia descomunal de la naturaleza".
"Es una literatura muy realista, cotidiana, que no está armada a partir de grandes tragedias sino de seres humanos a solas con sus problemas internos", cree Kirsti Baggethun, agregada cultural de la Embajada de Noruega, donde trabaja desde hace 25 años, y traductora al castellano, desde hace 20, con la ayuda de Asunción Lorenzo. Feliz de que en España se haya superado "el estancamiento en Ibsen, Hansum y hasta Jostein Gaarder", ella es paradigma del momento-literatura-nórdica-no-negra: "Este 2010 habré traducido tres libros, cuando como mucho hacía uno al año". Opina, como Moreno, que era cuestión de tiempo y de que cuajaran las políticas de esos países: "Hay gran cantidad y calidad de escritores, en parte por las muchísimas ayudas que reciben".
También se da un gran apoyo a la traducción, detalle que no escapa a los editores. "El sistema y las cuantías que dedican son muy buenas y eso también tienta a algunos en momentos de crisis", recuerda Moreno. "Hasta la eclosión, hemos estado pagando el 100% de una traducción, ahora oscilamos entre el 60% y el 80%", cuantifica Baggethun. Según sus cifras, el NORLA, que promueve la literatura noruega en el extranjero, ha concedido desde 1999 una cincuentena de ayudas a la traducción en castellano, una decena solo el último año. A esa labor se añade, en opinión de Varela, la de las propias editoriales nórdicas, "muy serias y que facilitan mucha información y contactos, conscientes de que el éxito en España les abre las puertas para Latinoamérica". Acaso se refiera a la expansión de su gran éxito noruego Kjell Askildsen (Los perros de Tesalónica).
La prueba definitiva estuvo en la última Feria de Fráncfort, donde había más trasiego en el área de países escandinavos que en la de anglosajones. "En la feria de Gotemburgo había más editores españoles que suecos", bromea Moreno.
Una aleatoria mirada a los catálogos recientes lo constata: ahí está Mondadori, que se hizo con el noruego Per Petterson (Yo maldigo el río del tiempo) tras la buena acogida de Salir a robar caballos (Bruguera), y que ultima La tormenta de nieve, del sueco Johan Theorin. O Salamandra, con Nosotros, los ahogados, de Carsten Jensen, éxito en su Dinamarca natal. O un poco más alejado en el tiempo, los libros en Destino del sueco Per Olov Enquist, ahora galardonado con el Premio de Literatura Europea de Austria.
"De Libros del Asteroide me preguntaban no hace mucho por la trilogía del noruego Jan Kjaerstad y Salamandra me quitó a la finlandesa Sofi Oksanen", constata, sin acritud, Moreno. Sí, la Purga de Oksanen fue uno de los libros de Fráncfort, reciente Premio Fémina en Francia y que en España se publicará en 2011. Será uno de los 33 idiomas a que se traducirá la obra. Salamandra también editará el debut en castellano del islandés Jon Kalman Stefánsson: Entre cielo y tierra.
Por esas fechas Miscelánea, sello literario de Roca Editorial, lanzará al sueco Jonas Hassen Khemiri a partir de Montecore. Moreno, a lo suyo, prepara para febrero Maravillas del crepúsculo, del islandés Sjón, y para abril, La habitación silenciosa, segunda parte de la trilogía de Wassmo. Lengua de Trapo está con el noruego Tomas Espedal, antes ya en Siruela.
Moreno no duda que el proceso culminará con un Nobel para un nórdico. Y se atreve con un nombre: Thomas Tranströmer, "el poeta más traducido al inglés tras Neruda. Y será el final del proceso".
El lector español tiene, pues, suerte: está en el principio del boom literario nórdico.
No todo es negro en la literatura de los países nórdicos.
Y así empieza a notarse en las librerías españolas, donde ya se huele otra vida tras el boom de lo policiaco que encarnan Stieg Larsson, Henning Mankell y Camilla Läckberg. "La propuesta tenía que cuajar porque hace ya tiempo que está consolidada en Europa", constata Diego Moreno, uno de los artífices de la lenta penetración en España de las letras escandinavas a través de Nórdica Libros.
"Los autores de novela negra no suelen escribir bien"
El generoso sistema de ayudas a la traducción tienta a muchos sellos
"Es una creación de mucha calidad, muy eficaz, emotiva y con trasunto, y esto se nota incluso en lo policiaco, donde la trama ya aborda temas de calado existencial y moral", apunta Fernando Varela, de Lengua de Trapo, que desde 2002 viene siendo de las pioneras en sembrar los anaqueles con autores impronunciables.
Las cifras son modestísimas en relación al género negro, pero ya constatan el fenómeno: "De estos libros vendíamos hace año y medio apenas 700 ejemplares; ahora esa media la hemos triplicado", aporta Moreno, que cita la tercera edición de La casa del mirador ciego, de la noruega Herbjorg Wassmo, como paradigma doble: de esa lenta pero inexorable penetración y de las características estilísticas que lo conforman. "Son autores con una técnica de frases cortas, con un contraste entre aspectos de sociedad muy desarrollada con valores más ancestrales, reflejando muy bien los sentimientos del individuo", resume Moreno, que lo concreta en una lista: "Narrativa bastante urbana, con fuerte presencia de la mujer, sin tapujos sobre temas como el alcoholismo, y con una presencia descomunal de la naturaleza".
"Es una literatura muy realista, cotidiana, que no está armada a partir de grandes tragedias sino de seres humanos a solas con sus problemas internos", cree Kirsti Baggethun, agregada cultural de la Embajada de Noruega, donde trabaja desde hace 25 años, y traductora al castellano, desde hace 20, con la ayuda de Asunción Lorenzo. Feliz de que en España se haya superado "el estancamiento en Ibsen, Hansum y hasta Jostein Gaarder", ella es paradigma del momento-literatura-nórdica-no-negra: "Este 2010 habré traducido tres libros, cuando como mucho hacía uno al año". Opina, como Moreno, que era cuestión de tiempo y de que cuajaran las políticas de esos países: "Hay gran cantidad y calidad de escritores, en parte por las muchísimas ayudas que reciben".
También se da un gran apoyo a la traducción, detalle que no escapa a los editores. "El sistema y las cuantías que dedican son muy buenas y eso también tienta a algunos en momentos de crisis", recuerda Moreno. "Hasta la eclosión, hemos estado pagando el 100% de una traducción, ahora oscilamos entre el 60% y el 80%", cuantifica Baggethun. Según sus cifras, el NORLA, que promueve la literatura noruega en el extranjero, ha concedido desde 1999 una cincuentena de ayudas a la traducción en castellano, una decena solo el último año. A esa labor se añade, en opinión de Varela, la de las propias editoriales nórdicas, "muy serias y que facilitan mucha información y contactos, conscientes de que el éxito en España les abre las puertas para Latinoamérica". Acaso se refiera a la expansión de su gran éxito noruego Kjell Askildsen (Los perros de Tesalónica).
La prueba definitiva estuvo en la última Feria de Fráncfort, donde había más trasiego en el área de países escandinavos que en la de anglosajones. "En la feria de Gotemburgo había más editores españoles que suecos", bromea Moreno.
Una aleatoria mirada a los catálogos recientes lo constata: ahí está Mondadori, que se hizo con el noruego Per Petterson (Yo maldigo el río del tiempo) tras la buena acogida de Salir a robar caballos (Bruguera), y que ultima La tormenta de nieve, del sueco Johan Theorin. O Salamandra, con Nosotros, los ahogados, de Carsten Jensen, éxito en su Dinamarca natal. O un poco más alejado en el tiempo, los libros en Destino del sueco Per Olov Enquist, ahora galardonado con el Premio de Literatura Europea de Austria.
"De Libros del Asteroide me preguntaban no hace mucho por la trilogía del noruego Jan Kjaerstad y Salamandra me quitó a la finlandesa Sofi Oksanen", constata, sin acritud, Moreno. Sí, la Purga de Oksanen fue uno de los libros de Fráncfort, reciente Premio Fémina en Francia y que en España se publicará en 2011. Será uno de los 33 idiomas a que se traducirá la obra. Salamandra también editará el debut en castellano del islandés Jon Kalman Stefánsson: Entre cielo y tierra.
Por esas fechas Miscelánea, sello literario de Roca Editorial, lanzará al sueco Jonas Hassen Khemiri a partir de Montecore. Moreno, a lo suyo, prepara para febrero Maravillas del crepúsculo, del islandés Sjón, y para abril, La habitación silenciosa, segunda parte de la trilogía de Wassmo. Lengua de Trapo está con el noruego Tomas Espedal, antes ya en Siruela.
Moreno no duda que el proceso culminará con un Nobel para un nórdico. Y se atreve con un nombre: Thomas Tranströmer, "el poeta más traducido al inglés tras Neruda. Y será el final del proceso".
El lector español tiene, pues, suerte: está en el principio del boom literario nórdico.
Cine cine cine...
Pues feliz navidad a todos los exhibidores de cine de España. Con las cifras provisionales en la mano, este fin de semana el público ha dejado 7.600.000 euros en la taquilla de tres jornadas que incluían el día de navidad.
Ha subido la recaudación, otra cosa es si el dinero lo han logrado las películas que lo merecían. En España se pone primera Ahora los padres son ellos (en la foto), con 1.876.000 euros, seguida de Los viajes de Gulliver con 1.530.000 euros. En EE UU + Canadá también encabeza el ránking Ahora los padres son ellos, pero con 34 millones de dólares, mucho menos de lo esperado.
Sí ha ido muy bien Valor de ley, de los hermanos Coen, con 25,6 millones, mucho más de lo que esperaban los analistas.
Ha subido la recaudación, otra cosa es si el dinero lo han logrado las películas que lo merecían. En España se pone primera Ahora los padres son ellos (en la foto), con 1.876.000 euros, seguida de Los viajes de Gulliver con 1.530.000 euros. En EE UU + Canadá también encabeza el ránking Ahora los padres son ellos, pero con 34 millones de dólares, mucho menos de lo esperado.
Sí ha ido muy bien Valor de ley, de los hermanos Coen, con 25,6 millones, mucho más de lo que esperaban los analistas.
Haneke busca dos actores españoles de 50 años
No, no es ninguna inocentada a pesar de ser hoy 28 de diciembre: Michael Haneke comienza en febrero a rodar en París su nueva película, Amor, la historia de amor de dos ancianos (el mítico Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), a los que una desgracia les pondrá a prueba. Encarnando a su hija aparecerá Isabelle Huppert (ambos en la foto) y Haneke anda estos días rematando el reparto. Y atención, porque busca una pareja de actores españoles, que aparenten de 50 a 60 años, con cara de bonachones y que hablen francés con acento para que encarnen a los conserjes inmigrantes del edificio donde vive el matrimonio protagonista.
No, no es ninguna inocentada a pesar de ser hoy 28 de diciembre: Michael Haneke comienza en febrero a rodar en París su nueva película, Amor, la historia de amor de dos ancianos (el mítico Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), a los que una desgracia les pondrá a prueba. Encarnando a su hija aparecerá Isabelle Huppert (ambos en la foto) y Haneke anda estos días rematando el reparto. Y atención, porque busca una pareja de actores españoles, que aparenten de 50 a 60 años, con cara de bonachones y que hablen francés con acento para que encarnen a los conserjes inmigrantes del edificio donde vive el matrimonio protagonista.
. El austriacoalemán Michael Haneke aprovecha las navidades para cerrar el rodaje que le tendrá ocupado a partir de febrero, Amor, su nuevo filme, que le alejará del blanco y negro y del pasado que marcó su última película, La cinta blanca.
En realidad, cambia hasta de edades de sus protagonistas: de los niños de la ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2009 pasa ahora a una pareja de octogenarios (Trintignant, que no necesita presentación, en la foto, y Emmanuelle Riva, actriz que lleva trabajando desde 1957, con 30 años, y a la que hemos podido ver en Hiroshima mon amour, Azul o Venús, salón de belleza). Son dos profesores de música jubilados, y música es también su hija, a la que da vida Isabelle Huppert.
Un día la mujer sufre un pequeño ataque y cuando vuelve del hospital parte de su cuerpo se ha quedado paralizado, una desgracia que tensará la relación con su marido.
Huppert ya trabajó con Haneke en La pianista y El tiempo del lobo, por lo que conoce muy bien el intrincado universo de uno de los cineastas más perturbadores (y si no, recordad Caché, Funny games, Código desconocido o cualquiera de los largometrajes antes mencionados).
Durante 40 días, Haneke rodará en París esa relación, que según ha declarado en algunos medios franceses, "entrará en la descomposición psíquica". Vamos, conociéndole, torturas psicológicas y sufrimiento al canto.
Probablemente estrene el filme en otoño (el director lleva desde 1995 rodando casi exactamente un trabajo cada dos años): sería una gran apuesta para Venecia o San Sebastián.
Y entre los actores secundarios, aquí está la gran sorpresa, dos porteros inmigrantes españoles. Estos días casi todos los actores veteranos españoles se han ofrecido para encarnar a los dos conserjes encargados de guardar el edificio donde vive el viejo matrimonio.
Haneke necesita que aparente de 50 a 60 años, hablen francés con acento y tengan cara de bonachones. Otra de las buenas noticias que trae Amor es la vuelta al cine de Tringtinant, que llevaba un tiempo alejado de la pantalla.
Veremos cuánto da de sí Amor.
No, no es ninguna inocentada a pesar de ser hoy 28 de diciembre: Michael Haneke comienza en febrero a rodar en París su nueva película, Amor, la historia de amor de dos ancianos (el mítico Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), a los que una desgracia les pondrá a prueba. Encarnando a su hija aparecerá Isabelle Huppert (ambos en la foto) y Haneke anda estos días rematando el reparto. Y atención, porque busca una pareja de actores españoles, que aparenten de 50 a 60 años, con cara de bonachones y que hablen francés con acento para que encarnen a los conserjes inmigrantes del edificio donde vive el matrimonio protagonista.
. El austriacoalemán Michael Haneke aprovecha las navidades para cerrar el rodaje que le tendrá ocupado a partir de febrero, Amor, su nuevo filme, que le alejará del blanco y negro y del pasado que marcó su última película, La cinta blanca.
En realidad, cambia hasta de edades de sus protagonistas: de los niños de la ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2009 pasa ahora a una pareja de octogenarios (Trintignant, que no necesita presentación, en la foto, y Emmanuelle Riva, actriz que lleva trabajando desde 1957, con 30 años, y a la que hemos podido ver en Hiroshima mon amour, Azul o Venús, salón de belleza). Son dos profesores de música jubilados, y música es también su hija, a la que da vida Isabelle Huppert.
Un día la mujer sufre un pequeño ataque y cuando vuelve del hospital parte de su cuerpo se ha quedado paralizado, una desgracia que tensará la relación con su marido.
Huppert ya trabajó con Haneke en La pianista y El tiempo del lobo, por lo que conoce muy bien el intrincado universo de uno de los cineastas más perturbadores (y si no, recordad Caché, Funny games, Código desconocido o cualquiera de los largometrajes antes mencionados).
Durante 40 días, Haneke rodará en París esa relación, que según ha declarado en algunos medios franceses, "entrará en la descomposición psíquica". Vamos, conociéndole, torturas psicológicas y sufrimiento al canto.
Probablemente estrene el filme en otoño (el director lleva desde 1995 rodando casi exactamente un trabajo cada dos años): sería una gran apuesta para Venecia o San Sebastián.
Y entre los actores secundarios, aquí está la gran sorpresa, dos porteros inmigrantes españoles. Estos días casi todos los actores veteranos españoles se han ofrecido para encarnar a los dos conserjes encargados de guardar el edificio donde vive el viejo matrimonio.
Haneke necesita que aparente de 50 a 60 años, hablen francés con acento y tengan cara de bonachones. Otra de las buenas noticias que trae Amor es la vuelta al cine de Tringtinant, que llevaba un tiempo alejado de la pantalla.
Veremos cuánto da de sí Amor.
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