Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 dic 2010

Charles Aznavour-Que c'est triste Venise

Charles Aznavour - Y por tanto

Putin da la nota con Sharon Stone

El primer ministro ruso fue la estrella musical de una gala
En San Petersburgo los espectadores de un concierto de caridad disfrutaron de una singular intervención musical interpretada por el propio primer ministro ruso, Vladímir Putin.




Putín canta y toca el piano en una gala benéfica

VIDEO - AGENCIA ATLAS - 11-12-2010

Este viernes en San Petersburgo, el primer ministro ruso Vladimir Putín ha demostrado sus dotes como showman, cantando y tocando el piano en una gala benéfica. El evento tenía como objetivo recaudar dinero para niños con cáncer y enfermedades oculares. - AGENCIA ATLAS








Putin participó en esta acción de beneficencia a fin de recaudar dinero para la lucha contra enfermedades oncológicas y oftalmológicas infantiles. El político tocó una composición en piano e interpretó una canción en inglés, lo que le valió la ovación y aplausos del público.



Además del ministro ruso, la acción benéfica contó con la participación de una gran cantidad de estrellas mundiales como Sharon Stone, Monica Bellucci, Goldie Hawn, Mickey Rourke, Kurt Russell y Alen Delón.



Todas estas estrellas han sido movilizadas en apoyo a niños rusos que padecen enfermedades oncológicas y oftalmológicas.



"Consideramos que estamos en un ambiente familiar y podemos permitirnos experimentos. Pero propongo que se quede entre nosotros. Al igual que la mayor parte de las personas no sé cantar ni interpretar, pero me encanta hacerlo. Así que tendrán que aguantarlo", manifestó Putin.



Al término de la velada, el ministro tomó del brazo a Sharon Stone y subieron a la escena, junto con otros participantes de la acción para cantar a coro una canción sobre astronautas, muy popular en la época soviética.

Antihéroes de posguerra

Los tebeos se llenaron de enmascarados y huérfanos a partir de 1940 - Una muestra rescata míticas cabeceras .
Un tebeo es también un tratado de sociología y un apunte histórico. Depende del público. Un niño de la posguerra española podía fantasear con ser el Jabato e identificarse con la hambruna insaciable de Carpanta. Un investigador, como Luis Conde Martín, repara que en las publicaciones juveniles de la época proliferan los huérfanos que "encaran la vida solos" y héroes enmascarados que "ocultan vidas anteriores o purgan errores del pasado". Una expiación sobre la que se desconocían detalles y unos huérfanos que ignoraban, junto a sus lectores, por qué no tenían padres.








La guerra no estaba en aquellas viñetas que, sin embargo, estaban profundamente marcadas por lo ocurrido entre 1936 y 1939. Se puede ver en la exposición Los tebeos de la posguerra, organizada por el Centro Documental de la Memoria Histórica y que hoy se inaugura en el Palacio Episcopal de Salamanca. La muestra repasa editoriales y cabeceras míticas publicadas entre 1940 y 1960 como El Capitán Trueno -el próximo año se estrena la película sobre el personaje de Víctor Mora-, Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz -200.000 ejemplares a la semana-, Pulgarcito, TBO, Pumby, Sissi, Tio Vivo o Can Can. La muestra es una continuación natural de la dedicada a las historietas en la Guerra Civil.






En los primeros años, cuenta Luis Conde, comisario de la exposición, "se advierte el empeño por utilizar el lenguaje de la historieta con ánimo didáctico y doctrinario, con torpeza expresiva y mucha carga ideológica". El armazón censor montado por la dictadura no ignoró a unas publicaciones que poseían una evidente fuerza propagandística. Caperucita se vuelve Azul o Encarnada y Flash Gordon es rebautizado como Roldán el Temerario. "Había obsesión por los desnudos femeninos y las desviaciones político-religiosas", escribe el comisario. La mordaza aflojó algo con el tiempo, como evidencia Florita, una revista juvenil repleta de chicas en pantalones que tiraban con arco, un prototipo femenino que se habría vetado en los cuarenta.






Las mayores coacciones, según el periodista Vicent Sanchis, autor del libro Tebeos mutilados (Ediciones B), se dan a partir de los años cincuenta, cuando el Ministerio de Información y Turismo elabora las normas que debían acatar editores, dibujantes y guionistas. Se prohibía tajantemente cuestionar la autoridad paterna y se recomendaba no confundir hadas y ángeles.






No siempre esto fue a misa. Moncho Alpuente, que ha colaborado en la exposición del Ministerio de Cultura y que tuvo como primer tebeo de referencia el Pulgarcito, recuerda que la familia "no quedaba muy bien parada en la crónica costumbrista, devenida en ácida parodia, de las historietas". La emblemática familia Cebolleta, creada por Vázquez en DDT, está liderada por Rosendo, un padre "chupatintas y esclavizado". En la factoría Bruguera, casi todos los protagonistas eran seres apaleados por la vida, como la criada Petra. "Nos hicieron felices a tantos niños durante tantos años", reflexiona Alpuente, "a costa de hacer infelices a sus héroes, siempre entrañables, casi nunca modélicos, reflejo deformado en esperpento gráfico de un país trágico y vestido de luto".