La Constitución
Los americanos tuvieron desde luego una visión de futuro tremenda cuando redactaron su constitución hace más de doscientos años. Hay que tener en cuenta que la mente luminosa que la gestó fue nada menos que Thomas Jefferson, un personaje cuyas dotes intelectuales a menudo quedan eclipsadas por su enorme peso político, pero que es sin duda el gran artífice de la Revolución Americana puesta en papel. Sabía que las cosas irían cambiando y que la constitución no aguantaría tal y como ellos la redactaron. Para ello se ideó un sistema muy brillante, que es el de ir añadiendo enmiendas que invalidan lo anterior y adaptan el texto a la actualidad.
Es decir, hace dos siglos largos, los norteamericanos fueron capaces de hacer una constitución dinámica, que por eso mismo sigue en vigor y es a día de hoy una de las mas antiguas del mundo. Piénsese que en toda su historia, aunque es corta, EEUU ha tenido una sola constitución, mientras que en España en ese mismo tiempo pasan de la docena, y la que tiene el récord de permanencia es la actual, que cuenta con 32 años. Inspirada por el deseo de libertad pero asesiada por el miedo, la Constitución de 1978 fue construida con tantos mecanismos de seguridad que ahora mismo hacen casi inviable en la práctica una reforma actualizadora.
Son tan fuertes los lazos con que la amarraron, que para reformarla es necesario un consenso importante y su proceso abarcaría largos meses y dos legislaturas. Sabiendo cómo es el carácter español de ir siempre a la memoria para machacar al contrario (sostenella, no enmendalla), ahora mismo esto no es posible, y con la crispación que se toman las cosas no veo que en un próximo futuro pueda haber acuerdo para ello. En todo caso, ya es mucho para nosotros que haya aguantado 32 años, y aunque sea imperfecta (ya he dicho alguna vez que la Constitución de 1978 es inconstitucional) ojalá nos dure hasta que llegue el día en que para los partidos políticos pese más el Estado que la próxima convocatoria electoral.
Emilio González Déniz