Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 nov 2010

QUIERO SER MARAVILLOSA

“No quiero hacer dinero. Yo sólo quiero ser maravillosa.”

En la crónica negra de Hollywood existen muchos casos que el paso de los años ha transformado en leyendas, pero probablemente ninguno de ellos sea más escabroso, extraño y trágico que el de Norma Jeane Mortenson, que el mundo entero conoció, y conoce, con el nombre de Marilyn Monroe, y que el 5 de agosto de 1962 no se sabe muy bien si se suicidó o la suicidaron. Al parecer, tenía no pocas razones para llevar a cabo lo primero, y sin lugar a dudas hay numerosos motivos para pensar que lo segundo es muy posible, con lo que, entre razones para suicidarse y motivos para que la suicidaran, parecía imposible que ésta, al mismo tiempo oscura y luminosa, mujer pudiera vivir más allá de los treinta y seis años, como finalmente ocurrió. Pero Marilyn existió al menos, y su vida derrochó una luz mucho más intensa de la que sus contemporáneos adivinaron.



Esta aparente “rubia tontita”, este “ángel descarriado”, era una portentosa actriz de comedia, y parece dudoso que nadie pueda arrebatarle ya la condición de “sex-symbol” supremo en la historia del cine. Pero, aunque tenía mucho de descarriado, no tenía nada de tontita. El próximo miércoles sale en España a la venta un volumen con poemas suyos completamente inéditos que vienen a demostrar, de nuevo y quizá definitivamente, que esta asombrosa mujer era mucho más de lo que la permitieron ser, que poseía una sensibilidad, una dura fragilidad y un impulso creador que trascendían, con mucho, su imagen pública. Cuando conocí que estos poemas salían a la luz, procuré leerlos en inglés (por canales poco ortodoxos, por decirlo suavemente, porque pensaba que no verían la luz en España): pocas veces he podido acceder al alma de una persona a través de sus versos y palabras como lo he hecho con el volumen ‘Fragmentos’.





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Norma Jean, que había nacido el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, vivió una infancia miserable, una adolescencia casi infernal, y una adultez llena de altibajos anímicos. No conoció a su padre, y su madre era incapaz de cuidar apropiadamente de ella, debido a problemas emocionales que conllevaban ataques nerviosos, por lo que la pequeña Norma fue una niña que se trasladaba de hogar en hogar, de los padres adoptivos de su madre, a la casa de su mejor amiga. Comenzó a sufrir abusos sexuales con ocho años, y de nuevo a los catorce. Aunque seguro aseguraba que su peor recuerdo fue cuando vio morir a su perro de varios balazos. A los dieciséis se casó para llevar una vida un poco más tranquila y para evitar ir a un orfanato. Pero pronto se quedó sola de nuevo, pues había estallado la Segunda Guerra Mundial y su marido, de veintiún años, se alistó en la marina y terminó en Australia.







Poco le importó, ya que arrancaba de manera fulgurante su carrera como modelo. Se tiñó el pelo de rubio platino y se lo alisó (lo tenía muy rizado y de un vivo color rojo), y en 1946 su belleza ya era conocida en medio país por sus portadas en revistas. Su marido fue el primero en oponerse a su carrera, y Marilyn (que ya se había cambiado el nombre por consejo de sus “dueños”) decidió divorciarse de él, pues no estaba dispuesta a abandonar su sueño de ser una gran actriz. Y aunque sus inicios fueron lentos y en roles muy pequeños, no se dejó hundir por el desánimo y perseveró. Su primera aparición fue de la mano de George Seaton y Edmong Goulding en ‘The Shocking Miss Pilgrim’ (id, 1947), protagonizada por la mítica Betty Grable, pero en la que Monroe ni siquiera salía acreditada. Tampoco fueron importantes sus papeles en dos películas tan notables como ‘La jungla de asfalto’ (id, John Huston, 1950) o ‘Eva al desnudo’ (‘All About Eve’, Joseph L. Mankiewicz, 1950), pero en la década de los cincuenta fue escalando, paso a paso, en popularidad y en fama.



Un poco más importante fue su papel en la desternillante y genial ‘Me siento rejuvenecer’ (‘Monkey Business’, Howard Hawks, 1952), pero su año, al menos en cuanto a fama, fue 1953, pues se consolidó como el gran sex-symbol de la época con la floja ‘Niágara’ (id, Henry Hathaway), repitió de manera deslumbrante con el gran Hawks en ‘Los caballeros las prefieren rubias’ (‘Gentlemen Prefer Blondes’), y puso su nombre delante del de Betty Grable en la divertida ‘Cómo casarse con un millonario’ (‘How to Marry a Millionaire’, Jean Negulesco). Dos años después, volvió loco a medio mundo con su papel de rubia atolondrada y sensual en ‘La tentación vive arriba’ (‘The Seven Year Itch’, Billy Wilder). Norma Jeane ya era Marilyn Monroe, pero no le bastaba y quería ser respetada como gran actriz. Acudió al Actor’s Studio de Lee Strasberg y participó en la fascinante ‘Bus Stop’ (id, Joshua Logan, 1956), quizá su mejor interpretación fuera de la comedia, y su papel más sincero y más autobiográfico. También en el infierno de rodaje de ‘El príncipe y la corista’ (‘The Prince and the Showgirl’, Laurence Olivier, 1956), en la que le pasaba de actriz florero de un genio egocéntrico, a robarle todos los planos por su belleza y naturalidad.



Sólo haría tres películas más, convertida ya en la actriz más taquillera de Hollywood y en una estrella de fama mundial. Pero cuanta más fama y dinero tenía, más sola y más miserable se sentía Marilyn. Su melancolía y autodestrucción fueron creciendo exponencialmente. Tras Joe DiMaggio, se casó con el dramaturgo Arthur Miller, quizá con la esperanza de estar con un hombre culto e inteligente. Se volvió adicta a los somníferos. Tomaba grandes cantidades de champán (aunque le proporcionaba terribles jaquecas) y todo tipo de alcohol. Se sentía atrapada en un rol que ella misma se había construido para triunfar, pero del que deseaba salir convertida en una buena actriz. Los directores tenían miedo a trabajar con ella, por su frecuente falta de concentración, sus retrasos en los rodajes, y Wilder hubo de darles la razón, pues al repetir con ella en ‘Con faldas y a lo loco’ (‘Some Like it Hot’, 1959), comprobó lo infernal que era trabajar con una mujer tan desorientada y desmotivada. Su interpretación fue tan brillante como siempre, pero Wilder llegó a odiarla con toda su alma.







Su sonado romance con Yves Montand, estando ambos casados, a raíz del rodaje de ‘El multimillonario’ (‘Let’s Make Love’, George Cukor, 1960), la dejó definitivamente en la ruina emocional. Le pidió que dejara a su esposa y ella haría lo mismo con Miller, pero Montand se negó. Un año después, se divorciaría de Miller, quien un tiempo más tarde relataría en su ‘Después de la caída’, los cinco años de tormentosa relación con Monroe. Todo ello, más el traumático rodaje de ‘Vidas rebeldes’ (‘The Misfits’, John Huston, 1961), terminó por hundirla en el alcohol y la depresión. Era una mujer de enorme sensibilidad que para el mundo no pasaba de objeto, de un concepto. Empezó a acostarse con docenas de hombres, la mayoría desconocidos a los que se encontraba en la calle. La ineptitud de su terapeuta Ralph Greenson, que más que ayudarla empeoró su depresión fomentando su neurosis, y su relación con los hermanos Kennedy, fueron la puntilla final a su soledad y su amargura.



En las pocas escenas que llegaron a rodarse de ‘Something’s Got to Give’ a Marilyn, que acaba de salir de una cura de desintoxicación, se la ve increíblemente bella y frágil, quizá más atractiva que nunca. Había dejado atrás la juventud y se asomaba a una espléndida madurez, rebosante de elegancia e inteligencia. Fue despedida a las pocas semanas de rodaje. Poco se sabe con certeza de su vida sexual de por aquel entonces, pero es muy probable que fuera frenética y que los Kennedy se la beneficiasen por turnos. Algunos afirman que llegó a chantajear a Robert Kennedy con tal de que no la abandonase. La mezcla de inteligencia y de dependencia emocional de Marilyn explotó con una dosis elevadísima de barbitúricos la noche del 4 al 5 de agosto de 1962. Penoso final para una mujer asombrosa, que aún tenía mucho que ofrecer como actriz. Nunca cesarán los rumores de asesinato inducido por parte de los Kennedy o de la mafia, como de la innumerable lista de amantes de la actriz.



Pero todo ello no debería eclipsar su carrera y su personalidad, entre las más rebeldes y valientes de su tiempo, que ahora, con la edición de sus poemas inéditos, termina por dibujar el perfil de una trágica estrella con múltiples y diferentes gustos creativos. Una voluptuosa criatura que albergaba a una insegura y audestructiva mujer. Y una insegura mujer que escondía a una genuina y compulsiva artista.







Resumen: Artículo en torno a la carrera de la mítica Marilyn Monroe, de quien se publican sus poemas inéditos el 6 de octubre en España.
Supongo que no es fácil determinar sin atisbo de duda quién ha dirigido las mejores películas del cine español, es decir, decidir cuáles han sido las mejores películas del cine español. Pero si dijese que se trató de Luis García Berlanga con ‘El Verdugo’ o ‘Bienvenido Mr. Marshall’, entre otras, aunque pueda no estar siendo del todo justa, lo que está claro es que muy lejos no ando.



Por ese motivo, es con una enorme tristeza con la que anuncio que ha fallecido este genial cineasta esta madrugada en su casa de Pozuelo (Madrid), a los 89 años de edad, tras padecer Alzheimer desde hace varios años. Hemos comunicado muchas pérdidas de directores y de actores de nuestro cine en los últimos meses, algunas enormes, pero quizá ésta es la mayor que podría sufrir la cinematografía de nuestro país.



Nacido en Valencia, Luis García Berlanga, tras rodar varios cortometrajes, inició su carrera cinematográfica en el largo con ‘Bienvenido Mr. Marshall’ (1953), una crítica satírica al plan de ayuda para reconstruir Europa que llevaron a cabo los norteamericanos tras la II Guerra Mundial, del que España se quedó excluida. Más adelante, co-dirigió ‘Esa pareja feliz’ (1953), junto con Juan Antonio Bardem.





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La filmografía de Berlanga está repleta de innumerables premios, nacionales e internacionales, y de obras maestras. Obras como ‘Calabuch’ (1956), ‘Los jueves, milagro’ (1957),‘Plácido’ (nominada por la Academia de Hollywood para el Oscar a la mejor película extrajera en 1961), ‘El Verdugo’ (Premio de la Crítica en el Festival de Venecia en 1963 y más tarde Gran Premio del Humor Negro, concedido por la Academia Francesa del Humor) o ‘¡Vivan los novios!’ (1970) son algunos de los ejemplos.



‘Tamaño natural’ (1974) es un grandioso estudio sobre el fetichismo, pero más que nada sobre la relación de algunos hombres con las mujeres. Sobre ‘La boutique’ (1967), el propio Berlanga dijo que era uno de los mejores guiones, si no el mejor, que había tenido en sus manos.



Con un humor que se ha considerado burdo, pero al que no se le puede negar la certeza, realizó ‘La escopeta nacional’ (1978) y sus dos secuelas, unos retratos hirientes, pero acertados sobre la España de entonces… y quizá de ahora. En ese orden, dirigió ‘Moros y cristianos’ (1987) o ‘Todos a la Cárcel’, que obtuvo los Goyas a la Mejor película y a la Mejor Dirección en 1994. ‘La vaquilla’ (1985) puede ser la mejor crítica que se haya dirigido a la Guerra Civil española. Su último trabajo fue la sórdida, aunque muy divertida, ‘París-Tombuctú’ (1999).



El genial guionista Rafael Azcona, que falleció en marzo de 2008, colaboró en sus mejores obras, entre ellas la mencionada ‘La boutique’.



Luis Barcía Berlanga se casó en 1954 con María Jesús Manrique de Aragón con quien tuvo cuatro hijos: José Luis, Jorge, Fernando y Carlos, este último compositor y cantante de la movida madrileña fallecido en 2005 a los 42 años a causa de un cáncer hepático.

Cher reaparece a petición de Christina Aguilera

A sus 64 años la artista vuelve a reinventarse para el cine
A sus 64 años, Cher vive una nueva juventud artística. La enésima, porque la diva estdaounidense lleva regresando desde los años setenta.
Volvió entonces tras su separación de Sonny Bono. Se reencarnó en los ochenta como diva rock, luciendo chaquetas de cuero y saliendo con el guitarrista Richie Sambora.
Resucitó en los noventa como diva disco gay.
Se despidió de los escenarios con una gira final que duró tres años. No se marchó, sino que regresó, con más conciertos, a Las Vegas. Y ahora vuelve a la gran pantalla con una película en la que le da lecciones de canto, de actuación y de divismo a una de sus herederas, Christina Aguilera.







Diosa de los gais le cuesta admitir el cambio de sexo de su hijo

La revista Vanity Fair honra a la veterana diva llevándola a su portada en el número de diciembre. Es la tercera que le dedica en su historia. La presenta diciendo: "¡Cher ha vuelto!". Lo cierto es que nunca se fue del todo. Su gira de despedida acabó en 2005 y tres años después comenzó una nueva serie de conciertos en el teatro Colosseum en el casino Caesar's Palace de Las Vegas, una orgía de lentejuelas, plumas, pelucas y transparencias en la que Cher lleva un traje para cada canción.




No tenía un papel de protagonista en cine desde 1999, cuando apareció en Té con Mussolini, de Franco Zeffirelli. Actuó brevemente en una película de los hermanos Farelli, Pegado a ti, en 2003. Pero desde entonces, Cher, que tiene un oscar por su papel en Hechizo de luna, de 1987, se había ausentado por voluntad propia de las carteleras. Hasta que Christina Aguilera se cruzó en su camino. Fue la joven cantante quien aceptó primero un papel en Burlesque y quien le rogó a Cher que interpretara a su maestra en la ficción.






Cher se hizo de rogar. El mítico magnate musical David Geffen, con quien Cher mantuvo un romance en los setenta, le mandó un correo: "Cariño, tienes que hacerlo". Finalmente, el productor Clint Culpepper le dijo sobre Aguilera: "Te adora. Solo lo hará si es contigo. Se bebería el agua sucia de tu bañera". La diva, finalmente, cedió.




Con motivo de su regreso, se embarcará en una nueva ronda de entrevistas por EE UU, algo que no hace desde hace un lustro. Como aperitivo, se ha sincerado con Vanity Fair, revelando los aspectos más íntimos de su vida. A pesar su éxito entre la comunidad gay, todavía le cuesta asumir el cambio de sexo de su hijo Chaz y se emociona al recordar los problemas con la heroína de su otro hijo, Elijah.
 También le ha costado perdonar a Sonny Bono, su ex marido, que falleció en un accidente en 1998: "Me trataba como si fuera la gallina de los huevos de oro".
 Luego pasó por los brazos de Geffen, de Sambora, de Tom Cruise y del actor Robert Camilletti. A este último, Cher le conoció cuando tenía 40 años.
 Él acababa de cumplir 22. Hasta en eso, salir con hombres jóvenes, Cher se adelantó.

Tres periodistas de la Cadena SER han sido retenidos y ayer los dejan ir, llegan a Las Palmas , mal dicho Las Palmas es la Provincia y ellos llegan a la Isa de Gran Canaria

Parece que han llegado muy nerviosos por las vejaciones a las que fueron sometidos, dice Angels Barceló, ella que nos hizo vivir en directo el ataque del terrorismo Islámico con las torres gemelas, ya debería saber que en Marruecos no estaban invitados a tomar el té, y que serían recibidos como cualquier otra persona que se inmiscuye en asuntos de territorios Marroquí, donde no se atreve ir Trinidad Jimenez con tacones melena al viento, traje de chaqueta rojo y que Mohamed VI le dijera salam malicú.
Parece tonta esa periodista, que nos vas a contar ahora? hace dias ue el conflicto estalló y la ser va ahora a grabar sin tener miedo sus credenciales es la criptonita de Mohamed, pues vale, ya lo verán.