Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 nov 2010

"Aún no sé cómo demonios sigo vivo" ENTREVISTA: LOU REED Músico y escritor

. .El fundador de The Velvet Underground presenta 'El cuervo', un libro de homenaje a Edgar Allan Poe ilustrado por Lorenzo Mattoti. Parco en el escenario y en la calle, detesta las entrevistas y hablar sobre la banda que le encumbró 40 años atrás







Grandes temas de conversación estos días en Barcelona: las elecciones catalanas, la llegada del Papa, el "fin" de las obras en la Sagrada Familia y la buena disposición hacia la humanidad de Lou Reed.


"No supe lo bueno que era Poe hasta que lo recité en alto en una fiesta"



"Delmore Schwartz definió el modo en que yo escribía mis canciones"



"Cualquier conversación sobre la Velvet me suena a montón de mierda"



"No es asunto suyo ni mío que Moe Tucker apoye al Tea Party"

Un momento.



Cualquiera que conozca a Reed -leyenda del rock literario, catedrático del malditismo y plusmarquista mundial de la antipatía- sabe que "buena disposición" es en su caso un oxímoron solo comparable a "guerra humanitaria". Pero qué demonio, todos los que se lo han cruzado estos días en la ciudad con motivo de la presentación de El cuervo, su estupendo libro de homenaje a Edgar Allan Poe firmado con el ilustrador extraordinario Lorenzo Mattoti, tienen una bella anécdota que contar sobre el fundador de The Velvet Underground.



Otra cosa es que se traduzca en compasión con los periodistas. En los instantes previos a la entrevista, el representante, Tom, un grandullón con ese talento tan estadounidense para el mal rollo amistoso, manda evacuar a todo dios del bar del hotel finolis en que Reed se aloja, se acerca al periodista y murmura.



-No toque ningún tema que no esté relacionado con el libro.



Estupendo, el libro es literatura, la literatura es la base de la carrera de Lou, amén del pegamento de la vida misma, de modo que queda extendida la carta blanca, le da a uno por pensar y decir. Tom no le ve la gracia por ningún lado.



Reed, con unas gafas absurdamente enormes y una de esas camisetas que cuestan un ojo de la cara porque básicamente logran pasar por una muy usada, se sienta y pone la cara más desagradable de la que es capaz, y eso que son muchos años de ensayarla, como delatan sus arrugas, tan profundas como el caudaloso Tajo. A su lado está Mattoti, la encarnación de la falta de pretensiones y de la relajación.



Señor Mattoti, ¿cuál fue su primer contacto con la música de Lou Reed? "Bueno, ya sabe, escuchábamos rock de jóvenes y eso incluía a la Velvet Underground y la rebeldía y...".



Lou Reed. Cualquier conversación sobre The Velvet Underground le parecerá a usted una entrevista, pero a mí solo me suena a un buen montón de mierda.



P. ¿Cree en serio que hay algo en su vida más interesante que lo que hizo hace cuatro décadas?



L. R. El libro de Poe es interesante. Así que, por favor, no intente hacer preguntas sobre ese tema otra vez.



P. De acuerdo, hablemos de política. ¿Qué opina sobre Moe Tucker, batería de The Velvet Underground, apoyando al Tea Party?



L. R. Mire que se lo he advertido. Eso no es asunto suyo en absoluto. Y mucho menos, mío.



P. Charlemos pues de literatura. Sus letras siempre tuvieron una cualidad gótica, muy de Poe. Como aquella de la banda sobre la que no quiere hablar, The Velvet Underground, que recitó John Cale maravillosamente: El regalo, en la que un tipo, el pobre Waldo se mandaba a sí mismo por correo y acababa trepanado por la torpeza de su novia...



L. R. Está volviendo a hacerlo... Poe escribió sobre nuestros peores miedos... Ser enterrado vivo, traicionado por un amigo, delatado en la autoría de un crimen horrible por la cobardía de uno mismo...



P. ¿Qué hace de Poe un escritor tan interesante para usted?



L. R. Su prosa es poética... Escribía versos libres hasta cuando adoptaba formas narrativas. No supe lo bueno que era hasta que en una fiesta de Halloween lo recité en alto. Ahí te das cuenta que sus relatos son poemas. La primera vez fue en casa del productor Hal Wilmer, leí El corazón delator.



P. Un relato sobre la culpabilidad. ¿Qué problema tiene con la culpa?



L. R. El mismo que todo el mundo. El mismo que el personaje, que ha matado a alguien y escucha el corazón de su víctima enterrada tan vívidamente que se confiesa a la policía.



P. Su cuervo coincide con una nueva traducción de En los sueños empiezan las responsabilidades, de Delmore Schwartz. En una ocasión definió esa pieza: "El mejor relato que he leído", dijo.



L. R. Solo tiene cinco páginas, pero lo que cuenta con un lenguaje asombrosamente sencillo, es increíble, me enamoró desde el principio. Definió el modo en que escribía mis canciones...



P. No es un libro que haya circulado mucho en España...



L. R. Pues debería darme las gracias.



P. Mejor démoselas a Schwartz. Le sedujo a usted cuando le daba clases en los sesenta en Siracusa y a Saul Bellow... ¡era el Humboldt que inspiró el El legado de Humboldt!



L. R. Es muy distinto. Yo era su alumno. Bellow era su contemporáneo. Debería haber visto sus clases. Leía Finnegan's Wake en alto y lo hacía divertidísimo. Recitaba de un modo asombroso. Un recital es como un concierto, solo que la gente está atenta. Delmore seguía recitando incluso cuando la campana había sonado.



P. Pese a tanta genialidad, siempre se comportó como su peor enemigo.



L. R. Puede apostar por ello. En un concurso para elegir a sus peores enemigos, Delmore habría logrado el primero, segundo y tercer puesto. ¡Ya lo creo! ¡Ten cuidado, niño salvaje! Es lo que Delmore parecía decir a sus epígonos.



P. Usted no es su peor enemigo...



L. R. Por supuesto que no. He tenido buenos maestros. Otra cosa es por qué demonios sigo vivo... Pero hace tiempo, no demasiado tiempo, cierto, que dejé de pelear conmigo mismo.



P. ¿No será, como ha proclamado hoy en su lectura a partir de uno de sus últimos poemas, porque tiene un ángel de la guarda?



L. R. Claro que lo tengo...



P. Y es Laurie Anderson, su mujer...



L. R. Eso tampoco es de su incumbencia.



P. ¿Le gustaría morir en la miseria como Edgar Allan Poe y que, 150 años después, una panda de sus lunáticos seguidores lo volviera a enterrar? Sucedió en Baltimore este verano...



L. R. ¿Se lo puede creer? Es absurdo. Pobre Edgar.



P. Dice que ya ha tenido bastante Poe... ¿Ha matado al padre?



L. R. Espero que no esté hablando en serio. Lo que ha sucedido es que ya he reescrito bastante a Poe, eso es todo.



P. Muerto Poe, ¿qué otra empresa literaria acometerá ahora?



L. R. Un libro sobre el taichi...



P. Lou Reed dando consejos a los oficinistas estresados principiantes...



L. R. No pretendo tal cosa. Nunca he dado lecciones a nadie sobre nada. Pero el taichi que yo he aprendido de varios maestros desde hace más de 20 años no tiene que ver con ancianos practicando en el parque. El taichi es un arte marcial. Y ha cambiado mi vida en todos los niveles, empezando por la salud.



P. ¿Es la clase de arte marcial que le saca a uno de una pelea?



L. R. La clase que le podría matar ahora mismo. Mis profesores siempre dicen... La primera opción es evitar la pelea. La segunda, mandar al oponente al hospital.

MEMORIAS DE LA GOMERA

A cara o cruz he lanzado

a la mar una moneda;

salió cuna y nací yo:

cuna o concha es La Gomera.

Súbete al roque más alto,

silba con todas tus fuerzas

hacia atrás, hacia la infancia,

a ver si el eco recuerda

las bordadas camisillas

que abrigaron mi inocencia.

Sílbame más, mucho más,

que oiga las primeras letras

del alba silabeando

los renglones de mis venas.

Silba, silba sin cesar,

y tráeme la escopeta,

los caballitos de caña

con sus bridas y cernejas,

el croar de los barrancos

y las palmas guaraperas.

Silba, silba sin descanso,

hasta llamar a la puerta

de los que en lucha cayeron

con la rebeldía a cuestas.

Sílbame el Garajonay,

que va siempre sin pareja

bailando el santodomingo

camino de las estrellas.

Sílbame el ritmo de fuego

con que danzan tus hogueras

dando a la noche madura

la juventud de doncella.

Sílbame el faro sus luces,

los alfileres que vuelan

a hundirse en el aceríco

redondo de las tinieblas.

Sílbame la sal y el agua,

sílbame el pan y las penas,

y la libertad que amamos

sílbala a diestra y siniestra.

Cierto que no morirás,

mas si algún día murieras

entra en el cielo silbando

y silbando pide cuentas

de por qué te condenaron

a soledades perpetuas.

Y ahora silba más hondo,

silba más alto y sin tregua,

silba una paloma blanca

que dé la vuelta a la tierra.

Escrito en Manuel Mora Morales, Memorias de La Gomera, vallehermoso

Nana de una Isla





Nana de una Isla



Ella había nacido para el mar.

Las curvas de su espalda,

desde muy pequeñita,

tenían cumpleaños de olas.

Se despertaba

con rumores de playa en los costados,

con sus cabellos de alga en las arenas

y el pez de la sonrisa

nadándole los labios.

Crecíase hacia adentro,

hacia sus libertades submarinas,

que tomaban el sol abriéndole los ojos

en tirones de sueños y resacas.

Por la noche soñaba con sirenas.

Un día se fue al mar:

iba llorando soledades.

Una lágrima fue su salvavidas.

De ella tomó volcán, intimidad y contorno.

Y se quedó flotando entre las aguas.

Ahora es una isla que llaman Tenerife.





(Vuelta a la isla, 1968)

El Papa vincula el laicismo de la España actual con el anticlericalismo de la República

Benedicto XVI concluye su visita a Santiago con una multitudinaria misa ante 8.000 fieles.- El Pontífice expresa su preocupación por el "laicismo agresivo" que existe en España .
El Papa Benedicto XVI llegó este sábado a España como peregrino, como pastor y, pese a lo asegurado por el Vaticano en los últimos días, también como líder político. En el avión que le llevó desde Roma a Santiago, al ser preguntado por "el avance del secularismo y la rápida disminución de la práctica religiosa" en Occidente, Ratzinger aseguró que es en España donde se juega la batalla decisiva entre fe y razón. Y estableció una relación entre el choque entre la fe y el "laicismo agresivo" en la España actual y el anticlericalismo de la Segunda República.




Tres visitas a España en seis años

Una noche al raso

Santiago, territorio vaticano

Algunos harán trampa para llegar

Unas 2.000 personas reciben eufóricas en Barcelona a Benedicto XVI

El negocio de la visita del Papa pincha

Los cristianos de base piden menos pompa a Ratzinger

Pantallas gigantes para evitar aglomeraciones en la Sagrada Familia

Benedicto XVI: "Europa debe abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo"

Unas 2.000 personas reciben eufóricas en Barcelona a Benedicto XVI




El Pontífice advierte de la "rápida disminución de la práctica religiosa en España"

Sin papeles ni corsés diplomáticos, hablando muy rápido, en italiano y de forma espontánea, el Papa explicó que el "problema del secularismo y la laicidad del mundo occidental" tiene en España uno de sus epicentros.
 Ratzinger opinó que hay un "desencuentro", un choque, e ilustró la situación con una explicación histórica: "España siempre fue un país generador de fe", dijo, "el renacimiento del catolicismo en la época moderna se produce sobre todo gracias a España, donde figuras como San Ignacio, Santa Teresa o San Juan de la Cruz dan forma a la fisionomía del catolicismo moderno. Pero es también verdad que en España nació una laicidad, un secularismo fuerte y agresivo, como vimos en los años treinta". Y concluyó: "Esa disputa, o mejor este choque entre fe y modernidad, ambas muy vivaces, tiene lugar de nuevo hoy en España". Por eso, añadió el Papa, "el futuro de la fe y el encuentro -¡y no el desencuentro!- entre fe y laicismo tienen su punto central en la cultura española".



Ratzinger no revelaba nada nuevo porque, como subrayó de nuevo hoy, los temas centrales de su pontificado son la "conciliación entre fe y razón", el "regreso a la simbiosis entre fe y arte" y "el problema de la renovación de la familia como núcleo central de la sociedad". "La familia", dijo el Papa en el avión, poco antes de que los cazas del Ejército español lo escoltaran hasta Santiago, "es lo que nos va a indicar hasta dónde podemos llegar". La frase sonó a algunos como un guiño a la promesa del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, de derogar la ley de matrimonios homosexuales.



Sus palabras oficializaron en cierto modo el desencuentro que la diplomacia vaticana y la española han intentado evitar durante los últimos años. Fuentes del Gobierno de Rodríguez Zapatero dijeron que el Papa no había citado al presidente ni al Gabinete y que, por tanto, no se debían interpretar sus palabras como una crítica al presidente. Pero el guardián de la fe fue suficientemente claro: "El problema existe en todos los grandes países de Occidente, pero sobre todo en España". Y remachó: "Mi visita es naturalmente un signo de amor. España es un país lleno de dinamismo, pleno de fuerza de la fe, y la fe responde a los retos que están igualmente presentes en España: he venido por casualidad, pero esta casualidad demuestra una realidad más profunda: la fuerza de la fe y la fuerza del reto por la fe".



La actitud militante del Papa alemán de 84 años, lo que se ha llamado su "amable ferocidad", quedó de manifiesto en sus gentiles y determinadas respuestas a los periodistas, y en la homilía que pronunció ante 8.000 fieles en la plaza del Obradoiro, en Santiago. Como un mantra, el laicismo y la necesidad de devolver a Dios al centro de la existencia humana aparecían en cada esquina de su discurso. Al explicar a la prensa por qué ha decidido crear el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Ratzinger dijo: "La dificultad de pensar en los conceptos de las Escrituras, de la teología, es universal, pero hay naturalmente un centro y ese centro es el mundo occidental con su secularismo, su laicidad, y la continuidad de la fe que debe intentar renovarse para ser fe actual y responder al reto de la laicidad".



Ratzinger aclaró que las ideas que dan sentido a su viaje a Santiago y Barcelona son dos: en el Camino de Santiago está la idea del peregrinaje, que según dijo está escrita en su biografía, fue clave en la fundación del continente europeo y ayuda a no perder el camino de la fe. En Barcelona, donde Ratzinger tiene previsto aterrizar por la noche, espera encontrarse con "el arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza".



La visita a Santiago empezó con cierto suspense. Una densa niebla cubría la ciudad y el Airbus 320 de Alitalia aterrizó a ciegas y dando un bote.
 Los príncipes de Asturias y el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, recibieron a Benedicto XVI en una carpa habilitada junto a la nueva terminal del aeropuerto. Con ellos, a pie de pista, había unas 150 personas agitando globitos blancos y amarillos y gritando "¡viva el Papa!".
Al salir del aeródromo, la sensación era de irrealidad total: por la autopista no circulaba nadie, y las calles de Santiago ofrecían un aspecto desolador. Solo se veían policías. El anunciado tsunami de la fe, que hablaba de 200.000 personas en las calles, no pareció responder a la verdad.



Ratzinger quiso llegar a la ciudad como peregrino y visitó la catedral por la mañana ante la emoción de 120 obispos españoles y unas cuantas decenas de las 50.000 monjas que hay en el país, según las últimas estadísticas vaticanas (mientras solo hay 24.000 sacerdotes). Varias familias sentadas en los bancos de la nave aplaudieron a rabiar al pontífice.



Los Millán habían llegado desde Vigo con la intención de que Ratzinger bendijera a sus cuatro hijos, todos rubios y guapos, y traían en el móvil la petición escrita en italiano. La madre no pudo leerla, pero todos se fueron encantados y doblemente bendecidos. El Papa entró en el templo como peregrino por el pasillo donde se hallaban los Millán, salió a saludar desde el Pórtico de la Gloria y luego volvió a entrar por otro pasillo donde estaba la familia viguesa. Muy cerca estaban los ocho tiraboleiros que hicieron volar el botafumeiro a conciencia, ante la mirada entre divertida y mareada del Papa, ya algo cansado tras abrazar (muy levemente) al apóstol y contemplar el altar barroco.



Por la tarde, durante la misa cantada, la megafonía pidió a los fieles que siguieran la celebración en silencio, que no gritaran consignas ni enseñaran pancartas. Ratzinger no habló en concreto de España, sino de Europa. Llamó a defender las raíces cristianas del continente y reflexionó sobre la aportación que la Iglesia debe hacer a la construcción filosófica del continente. Así, dobló la apuesta por no cejar en la batalla contra el laicismo, con argumentos teocráticos. "Solo Dios basta", dijo citando a Santa Teresa. "Es una tragedia", añadió, "que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad".

Miguel Mora
Entiendo esa frase !!Con la Iglesia  hemos topado!! hoy más que nunca, el Papa no sé que ha venido salvo para encrespar los ánimos de religiosos y agnósticos y ateos.
Los religiosos porque el Papa arremete contra Zapatero y los demás por lo mismo. He aqui una circunstancia especial en que todos estamos de acuerdo contra el Papa, o a lo mejor solo la mitad y las dos Españas nos volvemos a enfrentar.
Eso que dice en lnguaje críptico solo para avanzados papistas Paloma gómez Borrero, dice insisto, que Europa debe abrirse a Dios, y salir a su encuentro sin miedo, y por más vueltas que doy no sé explicar una idea política con argumentos religiosos. No sé por qué no dice que los Bancos abran sus créditos y que no les tengamos miedo, por ejemplo.
Solo falta que diga ya que anda por esos lares y hoy creo anda por Barcelona (Santiago y Cierra a España) pero me da que esa frase no nos abre a Europa con Dios o a dios con Europa.
Esa forma de hablar que se inmiscuye en política y pone a parir al Gobierno de qien visita, !!Que modales!! y andan la derecha, falangistas que no creo que rece porque no hay perdón para ellos, pero , contra, a parte que le chiflara el butafumeiro, ese gran incensario que se puso para evitar infecciones y olor a suciedad que traían los peregrinos de hace siglos.
Pues me va a dejar pensando este Papa tan poco cauto en Diplomacia, y como siempre, la culpa es de Zapatero, Pues vaya señora Jimenez a parte del lio de Marruecos tendrá que lidiar con la Iglesia , no le arriendo esa ganancia.