Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 oct 2010

Los hombres sí lloran. Y qué

Lo raro ya no es que un líder derrame lágrimas de tristeza o alegría en público sino la reacción machista e hiriente - Ellos exhiben cada vez más sus emociones pero aún existen límitesEl reto es "que los chavales se liberen del miedo a sentir", dice un sociólogo .
."La gente me observa. Aun así lloro. Tengo el hombro de Dios para llorar. Y lloro mucho. Lloro mucho en mi trabajo. Apuesto a que he derramado más lágrimas de las que usted puede contar". Con esta naturalidad contaba en una biografía el entonces político más poderoso del mundo, George W. Bush, su facilidad para el llanto. Miguel Ángel Moratinos no está solo. Ni mucho menos. Pero el escritor Arturo Pérez-Reverte le zahirió por llorar al despedirse como ministro de Exteriores, un cese inesperado: "Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos", escribió el novelista en su Twitter el sábado a las 20.25.




Los deportistas gritan cuando ganan y lloran después

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La llantina de Bustamante en 'OT' "fue un cambio cósmico"



"Casi todos estamos hartos de gente tan procaz y zafia", recalca un activista

Y claro, los internautas reaccionaron. Noventa y tantos lo rebotaron de inmediato. Y él respondió a las dos horas con una retahíla de perlas : "No se es menos hombre (hablamos del ministro Moratinos) por llorar. Nadie habla de eso" (a las 22.49), "A la política y a los ministerios se va llorado de casa" (22.52) o "Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda" (22.53). Y el tema se convirtió en la sensación del momento en la red de microblogs. ¿Cómo gestionan los hombres sus sentimientos? ¿Cada vez se acepta mejor el llanto masculino en público? ¿Y la expresión de otras emociones? ¿El cambio ha llegado a la política?



La tradición pesa. Ya lo decían The Cure en Boys don't cry o Miguel Bosé en Los chicos no lloran . Y mucho antes, según una leyenda, se lo dijo a Boabdil su madre cuando abandonaban Granada tras la derrota: "No llores como una mujer por lo que no has sabido defender como un hombre". La tradición pesa, ahí está Pérez-Reverte, pero las actitudes cambian.



Erick Pescador Albiach, sociólogo experto en cuestiones de género, da un ejemplo de anteayer, de un grupo de discusión con adolescentes varones de 13 a 16 años en Sagunto (Valencia). El llanto fue uno de los asuntos tratados. "Reconocen que lloran, que lo hacen en presencia de amigos, por ejemplo. Y que lo admitan, que lo digan ante otros chavales... era impensable hace 10 años", asegura este especialista que da talleres en escuelas desde hace una década.



"Lloran pero con límites ¿eh? El límite anteayer era que los demás les consideren blandengues, mariquitas", cuenta. Persiste el miedo a parecer menos hombre. David Bustamante, con sus frecuentes llantinas en la primera edición de OT, "fue un cambio cósmico para los adolescentes", recalca este experto. Lo solía poner como ejemplo ante los estudiantes. Ahí estaba Bustamante, un hombre, un albañil, que se permitía el lujo de llorar en aquel programa que le descubrió como cantante. "Dejé de ponerlo como ejemplo cuando empezó a pegarse", explica.



El reto para Pescador es "conseguir que los chavales se liberen del miedo a sentir, porque así serán más libres, porque las emociones no debilitan a los hombres sino que les fortalecen". Este experto opina que el que un varón exprese en público ciertos sentimientos está mejor visto hoy, siempre y cuando la gente que representa el modelo de poder tradicional masculino -"como Pérez-Reverte", dice- no se sienta amenazada.



Moratinos es solo el ejemplo más reciente. "Es que los hombres también lloran", les dijo a sus compañeros socialistas el sábado pasado sobre sus lágrimas en el Congreso de los Diputados.
Y tanto que lloran. Ahí van unos cuantos ejemplos que han dado la vuelta al mundo: el brasileño Lula da Silva lloró sin consuelo cuando Río de Janeiro ganó los Juegos Olímpicos de 2016 . Y no pudo contener el llanto por dos veces en una entrevista televisiva este verano. "Creo que estoy mayor", comentó al final. Un lagrimón sobre la mejilla de Bush hijo, en el homenaje póstumo a un héroe de una guerra, la de Irak, que él empezó -un uniformado que se echó sobre una granada para salvar a sus compañeros- fue portada en 2007.
Barack Obama lo hizo al recordar a su abuela Madelyn, muerta horas antes, justo la víspera de ganar las elecciones.
 El príncipe Federico de Dinamarca no paró de llorar el día de su boda; por fin se casaba con Mary Donaldson, que, por cierto, no derramó una lágrima. El llanto, en la victoria y también en la derrota (y esto es menos frecuente en el deporte), es una seña de identidad del tenista Roger Federer .
La Copa del Mundo convirtió a Iker Casillas en un mar de lágrimas. El presidente afgano, Hamid Karzai, lloró hace menos de un mes en un discurso televisado al explicar que si el país se pone aún más peligroso quizá tenga que enviar a su hijo Mirwais, de tres años, a vivir al extranjero. O el entonces primer ministro libanés, Fouad Siniora, en una reunión de ministros árabes en Beirut en plena guerra contra Israel. Suma y sigue.



"Debemos normalizar y no montar el espectáculo cuando un ministro llora al irse", argumenta Gaspar Hernández, periodista, escritor y presentador del programa Bricolaje emocional de la catalana TV3. Y explica por qué: "Porque cuando se está triste se llora. Y si se está alegre se ríe". Puede sonar a obviedad pero se ve que no lo es. Explica que contener el llanto "es cultural". "Es reprimir una emoción. Y para tener salud emocional es necesario gestionar y canalizar las emociones de modo adecuada".
Sostiene que los españoles tienen mucho que mejorar. E Insiste: "No somos menos hombres por llorar ni somos más hombres por insultar o usar violencia verbal". Frente al ejemplo de Federer, quien a ojos de muchos es un tipo entrañable gracias a su llantina, este periodista recuerda el ejemplo de John McEnroe, que hacía exhibicionismo de su ira mal canalizada al destrozar raquetas. Advierte que una cosa es llorar cuando te lo pide el cuerpo y otra muy distinta es "exhibir las emociones sin sentido". Pone de ejemplo al casi eterno presidente del Barça Josep Lluís Núñez, "que convirtió el llanto en una marca de la casa, que lloraba para hacerse querer más. Y esa ya no es una gestión correcta de las emociones".



Ejemplos españoles también hay, por supuesto: Manuel Fraga lloró a lágrima viva al visitar Manatí, Cuba, donde se conocieron sus padres y él vivió de crío. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no pudo evitar las lágrimas (y mira que se esforzó) al elogiar al veterano Fraga en 2007. El recién fallecido Manuel Alexandre lloraba a menudo. Javier Bardem también lo hizo, y a raudales, en la puerta de la sala donde se leyó el fallo que le dio la Concha de Plata en el festival de San Sebastián en 1994, o Alfredo Landa al recibir el Goya honorífico en 2008.



"Pérez-Reverte es una mina de comentarios machistas y misóginos, de defensa del hombre de siempre, del energúmeno de siempre", dice de entrada Hilario Sáez, miembro del movimiento Hombres por la Igualdad. No es, para nada, el único que lo opina. Sostiene que tiene "tirón en el sector masculino tradicional". "Pero el resto de la sociedad estamos hartos de gente tan procaz y zafia empeñada en los estereotipos". Para Hernández, uno de los promotores de la primera manifestación de hombres contra la violencia machista, en 2006, "lo que no nos permiten enseñar a los hombres es la vulnerabilidad". "El mundo masculino es un mundo de depredadores. Se pueden mostrar sentimientos pero en la dirección socialmente aceptada".



Eso nos lleva al terreno del deporte, a los futbolistas. "Puedes tocar a otro, tirarte encima de los compañeros cuando ganas. Pero no puedes llorar si pierdes. Si muestras vulnerabilidad, la gente te señalará como perdedor". Al sociólogo Pescador le parece que considerar los achuchones entre deportistas como reflejo del cambio es contraproducente. "Me parece contradictorio porque son cariñosos [en las celebraciones] tras ser extremadamente violentos [en el terreno de juego]".



Hernández, de Hombres por la Igualdad, define así al escritor: "No es ni neomachista. Este es machista de toda la vida. Un cartagenero chulo. Lo digo yo, que soy de Cartagena".



Pérez-Reverte no respondió ayer las llamadas de este periódico. El lunes escribió (a las 12.18) en su Twitter. "No esperaba este éxito. 2.000 seguidores nuevos en 24 horas, gracias al extinto ministro". Un minuto después añadió: "Si lo llego a saber, lo insulto mucho antes". Se despidió con una frase que es un guiño a los más fieles a Twitter: "Cualquier comparación con Chuck Norris es insultante. Chuck Norris no tiene ni media hostia".
 Y se fue a Italia a promocionar uno de sus libros.
A estas alturas ya nadie duda de lo chulo que es Reverte, y de paso se hace publicidad gratuita a costa de una burla insana, el que seguramente no ha escrito nada nuevo pero tiene que estar en el candelero de idiotas.
No me gustabn los insultos y menos destrozando un lenguaje uno que es de la RAE.
Usted directamente le diría a boabdil cuando llora, jodete por mariquita no?

Las frases más comentadas de 'Felipe y Letizia'

El guión de la historia de amor de los Príncipes alberga sorprendentes diálogos .
Las redes sociales demostraron la noche del lunes y la del miércoles que hubo frases del guión de Felipe y Letizia que nadie pudo dejar de comentar. A continuación, destacamos solo algunas de ellas
















En el comienzo de la serie, Letizia le comenta a su madre: "No hay hombre que pueda cambiar mi carrera".



La futura Princesa acepta la visita de Felipe a su piso nuevo: "Tengo curiosidad por ver cómo te mueves en 80 metros cuadrados". (Él le había dicho antes: "Todo tu piso cabe en mi dormitorio").



Felipe le confiesa a sus hermanas, mientras mira a su amada en la televisión: "Ella me hace sentir como un hombre".



Mientras Marichalar no para de hablar por teléfono y tras las riñas de su mujer, el Rey le dice: "Te vas a quedar sin batería". Parece una frase premonitoria.



Cuando la Reina interroga a Letizia durante la primera cena con su futura nuera, ésta le asegura: "(Mi matrimonio) es lo único que me ha salido mal en la vida".



En la primera cena a la que Letizia acude en casa de su cuñada Cristina, Iñaki Urdargarín le dice: "Emparentarse con esta familia no es nada fácil"



Paloma Rocasolano, la madre de la Princesa, también pronuncia una frase premonitoria cuando su hija le confiesa a ella y a su ex marido que está de novia con el Príncipe: "Y yo que he odiado toda la vida los cuentos de princesas".



Felipe habla con su hermana Elena (a quien llama Helen) acerca de su deseo de tener hijos pronto: "Los hombres también tenemos nuestro reloj biológico".



El Rey le aclara a la Reina que el trabajo de ambos es sacrificado, pero que tiene muchas virtudes: "Este oficio nos permite ver el fútbol desde el palco... y a ti, la ópera".



Los Reyes van en el coche y este se detiene. Suena el himno. El Rey pregunta "¿Qué pasa?". Y a Reina contesta: "Ah, es que hemos llegado".



El Príncipe se apronta a pasar todo el fin de semana en el piso de Valdebernardo de Letizia y le ofrece cocinar: "La pasta se pone en un plato, se le echa agua y aceite y se mete al microondas, ¿no?"



En esa última escena, Letizia anuncia que se va a duchar: "¿No necesitas una mano amiga para que te enjabone la espalda?", le pregunta Felipe.



La futura Princesa pierde el control y conduce hacia Asturias para ir a su casa. "Tu casa soy yo", le dice Felipe por teléfono, para evitar que se vaya.



En la reunión a solas que Letizia mantiene con la Reina, esta le pregunta por sus gustos musicales y apostilla: "El Rey no es nada aficionado a la música clásica, él es más de rancheras".



En la larga secuencia en que Felipe intenta convencer a su padre de que Letizia es la mujer de su vida, el Rey le dice: "Hay muchas mujeres en el mundo". Más tarde, reconoce: "Ser Rey es difícil, pero ser hombre lo es más". Cuando le pregunta qué opina su madre de Letizia y el Príncipe le cuenta que ella ya la ha aceptado, don Juan Carlos contesta: "Tu madre es una blanda, se le meten goles enseguida". Y, cuando finalmente acaba por aceptar la boda, le dice a su hijo: "Has jugado bien tus cartas, si se te da mal lo de reinar, puedes dedicarte al póquer".



Justo antes de comenzar uno de los últimos informativos en que compartirían pantalla, Urdaci le dice a Letizia: "Ser princesa debe ser como ser periodista pero con muchos confidenciales".



Al volver de la presentación oficial de Letizia ante los medios, la Reina le reclama que ha hablado mucho. "Una Reina no tiene voz, se la cede al Rey. Ya no eres una periodista, eres una noticia".



El Rey se justifica ante la Reina para no ayudar en los preparativos de la boda: "Tengo mucho trabajo: Afganistán, el cambio climático...".



Tras el 11-M, la Reina felicita a Letizia tras recibir a los familiares de las víctimas: "Te has portado como una reina".



Y, en una de las escenas finales, el Rey aparece con su hijo justo antes de dirigirse ambos a la boda de este último. "Mantener un matrimonio es más difícil que reinar", le comenta al Príncipe, que responde que en su opinión, el de sus padres ha sido un matrimonio que se ha mantenido muy bien. "Eso es porque, en la Lotería de la vida, a mí me tocó la mujer perfecta", concluye un romántico don Juan Carlos.

27 oct 2010

Protéjase del cambio de hora

El retraso horario del sábado puede alterar el comportamiento humano debido a un simple proceso biológico .
El cambio de hora, que se producirá en la madrugada del sábado 30 al domingo 31 (a las 3.00 serán las 2.00), afecta a nuestro ritmo circadiano, porque hay una repentina aunque afortunadamente corta alteración de las horas de luz. Y eso influye en el comportamiento humano y animal, pero no se asusten, el organismo ha aprendido a adaptarse sin mayores problemas.
 Otra cosa sería que ese cambio horario fuera de más de tres, cuatro o cinco horas, por ejemplo. Si eso fuera así, aunque se respetaran el tiempo de sueño, algunos comportamientos, como la capacidad de atención, sufrirían alteraciones. El proceso biológico es sencillo. Lo explica Ricardo Martínez Murillo, neurobiólogo del Instituto Cajal: "Por el día la retina capta la luz y la envía al cerebro, que regula los niveles hormonales, entre otros los que se encargan del comportamiento".






Este investigador del CSIC cuenta que se tolera mejor el cambio que vamos a experimentar el sábado que el contrario, cuando perdemos una hora en la primavera. "Pero nos adaptamos, el organismo aprendió a adaptarse a un ritmo circadiano cuando era unicelular, porque debía protegerse de la luz ultravioleta para replicarse", explica. Y el que no se adapte, que encienda la luz, que es otra manera de hacerlo.



Que la luz, o la ausencia de ella, puede afectarnos gravemente es algo que detalla Martínez Murillo, acudiendo a los suicidios, que se incrementan en primavera, dice, por una simple cuestión del uso del tiempo. "La euforia de tener más horas para hacer más cosas y no poderlas llevar a buen término, por ejemplo, puede derivar en depresión", asegura.



Sin embargo, tranquiliza, el simple cambio horario que experimentaremos ahora si acaso se notaría un poco más en "individuos con alguna base patológica", quizá en "cierta melancolía por más horas de oscuridad".



Martínez Murillo pone un último ejemplo para demostrar que el cambio horario puede afectar al comportamiento: los animales de experimentación en laboratorios. "Les procuramos un ritmo circadiano estable, las mismas horas de luz, aunque artificial, que de oscuridad, porque así garantizamos que los experimentos no estarán alterados por cambios en el comportamiento del animal".



Enciendan la luz y protéjanse del cambio horario.

"Que nos devuelvan América"

La caravana Tea Party Express atraviesa EE UU para anunciar la revolución conservadora.- Los 'ultras' difunden su mensaje xenófobo pueblo a pueblo

En este inmenso país, forjado por extranjeros, existe gente que considera que los inmigrantes sin papeles viven mejor que los ciudadanos estadounidenses. "Son ellos [los inmigrantes] los que están protegidos, los que chupan del sistema, a los que se les permite todo y a quienes no se hace preguntas".
 La discutible opinión proviene de Peggy Chapman, una mujer de más de 60 años que recibe ayuda del plan gubernamental conocido como Medicare. Cuando se le hace notar el sinsentido de su razonamiento se pone a la defensiva: "La prensa siempre tuerce tus palabras". "Además, lo que a mí me paga el Estado es nada comparado con lo que se gasta en esos ilegales".




El Tea Party recorre América

Los 'Tea Party' contra Obama

Obama se vuelca en la campaña electoral



Pasó el tornado por el vecino Tennessee, pasó la lluvia y salió el sol en Kentucky. No es que las inclemencias meteorológicas hubieran mermado el entusiasmo y la convicción de los seguidores de la caravana de cuatro autobuses del Tea Party Express, que empezó en Reno (Nevada) el 18 de octubre y concluirá en Concord (New Hampshire) el 1 de noviembre, un día antes de los comicios. Más bien al contrario. Este grupo parece crecerse ante las dificultades. Se han puesto una meta y la van a cumplir, diluvie como diluvió en Nashville (Tennessee) el martes o se cuezan al sol como hoy en Paducah (Kentucky).



Las elecciones de mitad de mandato del 2 de noviembre podrían llevar hasta nueve senadores y 20 legisladores afines al Tea Party al Congreso de Estados Unidos. "El objetivo merece la pena el esfuerzo", confirma un anciano que confiesa haber pasado una mala noche en un motel a las afueras de Paducah. "Poco importa dormir mal si logro que se nos devuelva el honor perdido y recuperamos nuestro país", musita el hombre. "¡Ah!", añade el grandullón anciano, "escriba que vamos a acabar con la Administración más corrupta que ha existido en este país".



Esta es una de las fotografías del Tea Party Express. Sus seguidores han adoptado su nombre del motín del té de 1773 contra la metrópoli inglesa -los colonos lanzaron al mar todo un cargamento de té-. Niegan ser racistas, violentos o agitadores del miedo en el que se ha sumido una sociedad golpeada por la peor crisis económica desde los años veinte. Se sienten orgullosos de ser un movimiento "fresco" y "ciudadano", que carece de líderes concretos. El 14% dice querer como aglutinadora del movimiento a la ex senadora y candidata a vicepresidenta de EE UU Sarah Palin; el 7% al demagógico presentador televisivo de extrema derecha Glenn Beck; el 6% al senador de Carolina del Sur, Jim DeMint.... Aseguran que el movimiento se basa en la individualidad y la Constitución de Estados Unidos, libro que agitan a la menor oportunidad, en casi igual medida que defienden sus posiciones con otro texto: la Biblia.



"Si el Gobierno puede prohibirme que fume en un bar, ¿qué hay de malo en que el dueño de ese mismo sitio no quiera servir a afroamericanos?", pregunta Jeff Fincher, 48 años, frondosos bigotes y voz de pocos amigos.



Esto es Kentucky. La capital no oficial del movimiento del Tea Party y hogar de Rand Paul, hijo del libertario Ron Paul, que intentó la nominación republicana a la Casa Blanca en 2008. Rand Paul, aspirante a senador en Washington, abrió una caja de los truenos que se creía cerrada para siempre en este país cuando al inicio de su campaña cuestionó el Acta de Derechos Civiles de 1964, legislación que acabó con la segregación racial en EE UU.



Paul aventaja en las encuestas al demócrata Jack Conway por cinco puntos. Con bastante probabilidad, Paul tendrá una palestra privilegiada a partir de enero, cuando se forme el nuevo Congreso de EE UU, aunque ya hay quien asegura que Paul está bajo control y que rebajará el tono ultra de su mensaje para ajustarse al más convencional Partido Republicano.



"Vamos a recuperar América", vocifera Paul, bajito y blanco, tan blanco que parece que esté asustado. "El próximo martes, una ola de patriotismo va a barrer Washington", arenga a los asistentes al mitin. "¡Eso es!"; "¡a por ellos!"; "¡queremos nuestro país de vuelta!"; "¡recuperemos América!".



Dicen que están armados con sus votos. Pero por si acaso, alguno porta armas, derecho que consideran irrenunciable. Toni Martin, 35 años, lleva una camiseta en la que se lee: "Llevo un arma porque cargar con un policía es muy pesado". "Mi seguridad me la garantizo yo, no el Gobierno". ¿Por qué va armado? "Hoy puedo no necesitar mi pistola pero quiero estar preparado por lo que pueda pasar, quiero que me devuelvan mi país o de otra manera...", finaliza Martin, mientras se lleva insinuante la mano a la cintura, donde asoma una culata.