. .Sálvame, el magacín de Telecinco que presenta Jorge Javier Vázquez, es el programa que más quejas (26) acumula, según revela el 5º Informe de evaluación sobre la aplicación del Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia. La serie de La Sexta Qué vida más triste, con 10, ocupa el segundo lugar de la clasificación; el tercero es para el espacio Tal cual de Antena 3 y los avances de programación de laSexta , empatados a nueve reclamaciones.
Telecinco se convierte en la cadena que suma el mayor número de protestas presentadas (40), seguida de La Sexta (32), Antena 3 (27) y Cuatro (22). TVE-1, con siete, es la televisión que mejor cumple el Código. La mayor parte de las quejas son por España directo (cinco).
El Comité ha evaluado 121 quejas, a las que hay que añadir siete más remitidas a la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol) por posibles incumplimientos en los contenidos publicitarios. De ellas solo se han aceptado 22, lo que supone un 17% del total de protestas presentadas, frente al 28% del periodo anterior.
Los motivos que suscitan más descontento se refieren a comportamientos sociales inadecuados y contenidos sexuales.
23 oct 2010
Michelle Obama convierte en oro las marcas que viste
Las firmas que usa aumentan sus beneficios en 2.000 millones
¿Chaqueta? Pongamos que 180 dólares. ¿Falda? Unos 120. Pero si lo lleva la primera dama de Estados Unidos la ropa no tiene precio.
Dicen los expertos que algunos de los modelos que Michelle Obama ha lucido en los dos últimos años han reportado a las marcas de moda algo más de 2.000 millones de euros. El tirón de Michelle es tan grande que pese a que algunas firmas presentan sus colecciones con conocidas modelos, por lo que de verdad suspiran es porque la señora de Obama decida mostrar en público algunas de sus comerciales creaciones.
La gélida mañana de enero de 2009 en que Barack Obama juró su cargo en las escalinatas del Congreso de EE UU, sus dos hijas se resguardaban del frío con sendos abrigos de la marca J. Crew.
A su vez, Michelle Obama sujetaba su Biblia con unos verdes guantes de la misma casa de moda -al alcance de casi cualquiera y lejos de las altas firmas que suelen portar otras primeras damas, véase el caso de Carla Bruni y sus diseños de Dior-.
Al día siguiente, no solo esos artículos quedaron agotados en venta por Internet sino que la página web de J. Crew se colapsó por el número de intentos de acceso. Ese poder es lo que hace todavía más atractivo el tirón de Michelle Obama.
Si esta abogada de Princeton y Harvard, de 46 años, criada en los barrios bajos de Chicago, decide llevar un cinturón de Nina Ricci, la compañía experimentará unas importantes ganancias al final del año en su cuenta de resultados. No es especulación periodística. Lo dice un reciente informe publicado esta semana en la revista Harvard Business Review.
El profesor de finanzas David Yermack, autor del artículo, cita en su informe 189 apariciones públicas de la primera dama entre noviembre de 2008, cuando Obama ganó las elecciones y diciembre de 2009.
En ese periodo, Michelle Obama lució ropa y complementos de 29 compañías, entre ellas Calvin Klein, Gap o la ya nombrada J. Crew. El profesor Yermack calcula que solo con que Michelle Obama vista una vez algo de una firma se generan unas ganancias de 14 millones, ya sea para la compañía o para el conglomerado que haya detrás de ella en Bolsa. Por eso hay hasta una página web -mrs-o.org- en la que está detallada toda la ropa que tiene en su armario.
Allí se puede consultar desde quién es su creador hasta lo que cuesta.
¿Chaqueta? Pongamos que 180 dólares. ¿Falda? Unos 120. Pero si lo lleva la primera dama de Estados Unidos la ropa no tiene precio.
Dicen los expertos que algunos de los modelos que Michelle Obama ha lucido en los dos últimos años han reportado a las marcas de moda algo más de 2.000 millones de euros. El tirón de Michelle es tan grande que pese a que algunas firmas presentan sus colecciones con conocidas modelos, por lo que de verdad suspiran es porque la señora de Obama decida mostrar en público algunas de sus comerciales creaciones.
La gélida mañana de enero de 2009 en que Barack Obama juró su cargo en las escalinatas del Congreso de EE UU, sus dos hijas se resguardaban del frío con sendos abrigos de la marca J. Crew.
A su vez, Michelle Obama sujetaba su Biblia con unos verdes guantes de la misma casa de moda -al alcance de casi cualquiera y lejos de las altas firmas que suelen portar otras primeras damas, véase el caso de Carla Bruni y sus diseños de Dior-.
Al día siguiente, no solo esos artículos quedaron agotados en venta por Internet sino que la página web de J. Crew se colapsó por el número de intentos de acceso. Ese poder es lo que hace todavía más atractivo el tirón de Michelle Obama.
Si esta abogada de Princeton y Harvard, de 46 años, criada en los barrios bajos de Chicago, decide llevar un cinturón de Nina Ricci, la compañía experimentará unas importantes ganancias al final del año en su cuenta de resultados. No es especulación periodística. Lo dice un reciente informe publicado esta semana en la revista Harvard Business Review.
El profesor de finanzas David Yermack, autor del artículo, cita en su informe 189 apariciones públicas de la primera dama entre noviembre de 2008, cuando Obama ganó las elecciones y diciembre de 2009.
En ese periodo, Michelle Obama lució ropa y complementos de 29 compañías, entre ellas Calvin Klein, Gap o la ya nombrada J. Crew. El profesor Yermack calcula que solo con que Michelle Obama vista una vez algo de una firma se generan unas ganancias de 14 millones, ya sea para la compañía o para el conglomerado que haya detrás de ella en Bolsa. Por eso hay hasta una página web -mrs-o.org- en la que está detallada toda la ropa que tiene en su armario.
Allí se puede consultar desde quién es su creador hasta lo que cuesta.
ELPAIS.com >Lo últimoENTREVISTA: ALMUERZO CON... MELVIN BURGESS
El novelista inglés combina críticas feroces y éxito entre adolescentes
Burgess ha cosechado elogios de la crítica y los lectores. El éxito llegó con Junk, novela sobre varios jóvenes, casi críos, adictos a la heroína, y Doing it, sobre las aventuras y obsesiones sexuales de tres adolescentes. El reconocimiento y los premios han ido acompañados de una crítica feroz por parte de ciertos sectores de la sociedad británica. El escritor inglés reconoce que le gustan las críticas y "bailar con el diablo", pero se defiende: "Me critican porque escribo sobre drogas y sexo, pero ¿cuándo empiezas a tomar drogas? Cuando eres adolescente. ¿Cuándo tienes sexo por primera vez? Cuando eres adolescente. Así que tienes que conocer estas cosas antes de que pasen, no después".
A su juicio, los medios tienen también su responsabilidad. "Una parte de la prensa británica ama este tipo de historias y les encanta decir a la gente cómo educar a los adolescentes", manifiesta mientras apela al realismo: "La gente toma drogas porque es divertido, no porque vengan de entornos desestructurados. Si vas a hablar de esto tienes que asumir que es así; si no, el enfoque no es el correcto. Y básicamente las drogas son divertidas. Ahora, también son peligrosas. Hay que ponerlo en un contexto y es lo que he hecho".
"Tendré cuidado con el vino, la última vez que comí con un periodista fue un desastre", advierte este amante confeso de la buena comida, antes de apurar su copa y rematar el tema: "La mayor parte de las críticas son políticas e hipócritas".
Polemista inagotable, el escritor trata de organizar su contraataque: "Hay dos corrientes sobre cómo tratar a los hijos: una basada en el control, defendida por la derecha, y que cree que se puede mantener la censura de la información en la época de Internet, y la otra que trata de educarles, más propia de la izquierda. El caso es que cuando tu hija decida si toma drogas o si se acuesta con su novio, no vas a estar allí. Se las va a apañar sola".
Con el postre, llegan las dudas y la sinceridad. "Sí, no es fácil dejar de ser protector cuando se es padre. La gente se preocupa mucho por los adolescentes porque justo en esa época es cuando pierdes el control sobre sus vidas y respondes intentando tener más control", confiesa.
¿Sus hijos han leído sus libros? "Sí, y he de decir que mi hija lo hizo demasiado pronto y me da rabia. Los habría disfrutado más después".
Adolescentes, drogas, armas y sexo
El Ayuntamiento de París ha adoptado una medida preventiva y sorprendente al prohibir la exposición de Larry Clark en el Museo de Arte Moderno a menores de 18 años ante el posible carácter pornográfico de algunas imágenes. "Me parece aberrante, una vez más estamos dejando a la juventud alejada de la cultura", se indigna Claire, de 27 años, tras ver la exposición. "Me resulta chocante también porque se trata de un centro público. Si fuera una galería privada podría entenderlo", añade. "Sobre todo, es absurdo porque los menores ven cosas mucho peores en la televisión y en Internet", añade su amiga Sophie.
De las 200 imágenes, algo más de una decena han motivado la prohibición. En ellas se puede ver a adolescentes desnudos, muchas jeringuillas, penes en erección y sexo explícito.
El director del centro, Fabrice Hergott, ha intentado justificar la decisión del Ayuntamiento. "A mí no me parecen pornográficas, pero hay que diferenciar el arte de la ley, y desde el punto de vista legal, algunas imágenes pueden ser consideradas como pornográficas", ha añadido.
La prohibición se basa en el Código Penal en vigor desde 2007, más restrictivo que el anterior, que define como delito el hecho de "emitir por cualquier medio o soporte un mensaje de carácter violento o pornográfico [...] susceptible de ser visto o percibido por un menor".
El Ayuntamiento, gobernado por el socialista Bertrand Delanoë, ha querido evitar al director del centro un posible acoso judicial como el que viven desde hace 10 años los organizadores de Présumé innocent, una muestra sobre arte contemporáneo e infancia que se exhibió en Burdeos en 2000. La asociación de defensa de la infancia La Muette demandó a los organizadores por mostrar imágenes pornográficas de menores.
La iniciativa ha sido tildada de "regresiva y retrógrada" por el colectivo de artistas Observatorio de la Libertad de Creación. Larry Clark calificó la "censura" de "ataque de los adultos contra los adolescentes", en una entrevista al diario Le Monde: "Es una forma de decirles: volved a vuestro cuarto, id a ver toda esa mierda en Internet. Pero no queremos que vayáis a un museo a ver arte que habla de vosotros".
- En arte casi todo vale
De las 200 imágenes, algo más de una decena han motivado la prohibición. En ellas se puede ver a adolescentes desnudos, muchas jeringuillas, penes en erección y sexo explícito.
El director del centro, Fabrice Hergott, ha intentado justificar la decisión del Ayuntamiento. "A mí no me parecen pornográficas, pero hay que diferenciar el arte de la ley, y desde el punto de vista legal, algunas imágenes pueden ser consideradas como pornográficas", ha añadido.
La prohibición se basa en el Código Penal en vigor desde 2007, más restrictivo que el anterior, que define como delito el hecho de "emitir por cualquier medio o soporte un mensaje de carácter violento o pornográfico [...] susceptible de ser visto o percibido por un menor".
El Ayuntamiento, gobernado por el socialista Bertrand Delanoë, ha querido evitar al director del centro un posible acoso judicial como el que viven desde hace 10 años los organizadores de Présumé innocent, una muestra sobre arte contemporáneo e infancia que se exhibió en Burdeos en 2000. La asociación de defensa de la infancia La Muette demandó a los organizadores por mostrar imágenes pornográficas de menores.
La iniciativa ha sido tildada de "regresiva y retrógrada" por el colectivo de artistas Observatorio de la Libertad de Creación. Larry Clark calificó la "censura" de "ataque de los adultos contra los adolescentes", en una entrevista al diario Le Monde: "Es una forma de decirles: volved a vuestro cuarto, id a ver toda esa mierda en Internet. Pero no queremos que vayáis a un museo a ver arte que habla de vosotros".
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